33
JiMin había empezado su mañana con el pie izquierdo como muchos solían llamarlo. Son las ocho de la mañana y su madre se encuentra en la sala esperándolo para desayunar juntos.
—Hope está lista, joven —anuncia Camile.
—Ven acá —llama Park a su sobrina la cual, a pasos tambaleantes camina hasta su tío. —Te ves hermosa —la halaga el pelinegro.
—Ga-chas —articula la rubia, recordando la manera en la que JungKook le enseña.
—Vamos, tú abuela espera por nosotros —carga a la pequeña en brazos y abandona la habitación.
—UnKook —dice la niña, señalando la habitación de la que habían salido.
—No está, te llevaré a verlo más tarde.
Hope asiente.
—Ahora saluda a tú abuela y pórtate bien —le pide dulcemente, JiMin.
—Oa —agita su mano izquierda la rubia, mirando a la señora Raven.
—Hola querida —corresponde el saludo, mientras se pone de pie.
—¿Vas a cargarla? —pregunta JiMin a su madre.
—No. Vamos desayunar —acota la castaña, se da la vuelta y camina hacia el comedor.
Camile le ayuda a su jefe a colocar a Hope en su sillita, sirven el desayuno y el pelinegro lleva su mirada hasta su madre.
—¿Ocurre algo? —la cuestiona.
—Falta el chico que compraste —responde, tomando un cubierto.
—Se marchó, no vive más en este lugar —dice Park, empezando a desayunar junto a su sobrina.
—Se marchó —repite con sarcasmo la castaña.
—Sí, madre. ¿Acaso no escuchas bien?
—No me hables de esa manera —lo señala la mujer—. No es mi culpa que ese vividor te haya abandonado.
—Por supuesto —vocifera JiMin. —Abre, Hope —le pide a su sobrina llevando la cuchara llena de avena.
—Seguro y te robó, debes revisar toda la casa y...
—Basta madre —alza su voz el pelinegro, furioso. —Detente o lárgate —le específica, sacando a su sobrina de la sillita, para sentarla en una de sus piernas.
—¿Por qué te molesta? Lo que digo es cierto —articula la mujer mientras sonríe.
—¿Entonces tú tienes algo que ver? —la confronta JiMin.
Marie se queda quieta, mastica la comida que tiene dentro de su boca y luego niega unas cuantas veces.
—Ese chico no me preocupa en lo absoluto —espeta la castaña, tomando una servilleta con la cual cubre su boca y habla—. Eres tú mi preocupación principal, hijo.
Una risita burlona se escapa de los labios de JiMin, la rubia lo mira y lo imita.
—La estas malcriando —lo reta molesta.
—Es solo una niña de dos años madre —le recuerda el pelinegro, dándole un poco más de comida a su sobrina.
Cuando todos han terminado de desayunar, JiMin y Hope cepillan sus dientes, Park mira atentamente a su madre la cual se encarga de recorrer la enorme casa cerciorándose de que el castaño no esté escondido en algún rincón de la casa de su hijo.
—Hora de irnos, madre —se dirige el pelinegro a la castaña.
—Antes podía quedarme —masculla incrédula.
—Antes, es el pasado, madre.
JiMin toma la maleta de Hope y la coloca sobre uno de sus hombros.
—¿Adónde la llevas? —pregunta curiosa la castaña, eludiendo el tema anterior.
—A mi oficina —responde Park, cargando en brazos a la rubia.
—Existen las niñeras y Camile —le recalca Marie a su hijo, intentado alcanzarlo mientras camina con sus enormes tacones de aguja.
—Y luego que —se detiene el pelinegro, frente a su camioneta. —Alguien llama a Roxanne, le dice que dejo sola a mi sobrina, que Jimin se marchó y me dejo sin darme una maldita explicación. Vendrán a mi casa, posiblemente pierda la custodia de Hope y te la entreguen a ti o a Dave, y en el mejor de los casos la lleven a un hogar adoptivo, porque he vuelto a cagarla una vez más —habla de forma rápida, Park, dejando en la parte trasera a su sobrina. —Te digo algo madre, estoy harto de la misma mierda. ¿Tú no? —la cuestiona, cerrando la puerta trasera de su camioneta, enfrentando a su madre.
—Por supuesto —susurra Marie.
—Nos vemos, madre —se despide el pelinegro, sube a la camioneta y se aleja de su casa.
Enciende la pantalla de la tableta de la camioneta para que Hope se distraiga un poco viendo caricaturas. Su celular suena, baja el volumen a la tableta y atiende.
—Tu madre me llamo —le hace saber, JungKook. —En treinta minutos, en la parte trasera de su restaurante —agrega.
—Llamaré a la esposa del fiscal, estaré ahí, todo saldrá bien.
—Claro —susurra el castaño, para luego cancelar la llamada.
Raven se comunica con la esposa del fiscal y le pide que vaya al restaurante de su madre y que espere por él dentro del auto. Cuando el millonario llega junto a su sobrina la mujer baja del auto y ambos entran al lugar.
—¿Dónde está mi madre? —le pregunta al gerente del lugar.
—En la parte trasera, pero dijo que...
—Lo que mi madre quiera no importa —lo interrumpe JiMin. —Cuídala —le ordena, entregándole a su sobrina.
El millonario y la mujer se acercan a la parte trasera, JiMin, escucha maldecir y reír a la esposa del fiscal.
—Acá esta —habla Marie, extendiendo el papel de la custodia de Anne. —Vete y no vuelvas, ¿me escuchaste? —se dirige de forma tosca a JungKook.
Sin decir nada, el menor camina hacia la castaña y el fiscal, toma la hoja y los mira fijamente.
—¿Se sienten bien haciendo este tipo de cosas a alguien como yo? —les pregunta a ambos. —Espero y su esposa lo deje —se dirige al fiscal, asustándolo un poco. —Y usted señora, Raven. Suerte —sonríe ladinamente el chico.
—¿Qué? —articula Marie.
—Quiero el divorcio y de esto se entera todo el mundo —lo señala la esposa del fiscal.
—Espera, puedo explicártelo —balbucea el fiscal.
—Explícaselo a los medios —dice la mujer, se gira y mira a JiMin. —Gracias —agradece al joven millonario.
—Marie Raven —habla el pelinegro acercándose a su madre.
—No lo planee yo —es lo único que dice la mujer.
—¿Entonces quién fue? —la interroga Park.
—Joy, tú asistente —acota la castaña.
—Sal del auto, es todo tú culpa —alza su voz Marie, desesperada.
—No lo puedo creer —espeta JungKook, viendo a Joy salir del auto de la madre de Raven.
—Voy a decirles algo a ambas y no lo voy a volver a repetir —habla JiMin, mientras se acerca a JungKook. —Él —toma una de las manos del menor. —Es mi pareja y no les estoy pidiendo su aprobación, se los estoy informando. Así que, si se meten con él, es como si lo estén haciendo conmigo también —les aclara el pelinegro—. ¿Quieres a prisión junto al fiscal, madre?
Marie niega ante la interrogante de su hijo.
—Dos de los hombres escogidos por Joy, de mi empresa de seguridad te siguieron y el hermano de JungKook grabó todo junto a su padre desde el día uno que lo amenazaste para que me dejara.
Los ojos de la castaña se llenan de lágrimas.
—Tengo todas las pruebas para acusarte con la policía.
JungKook presiona la mano de JiMin, llamando su atención.
—Pero eres mi madre y a JungKook no le agrada esa idea —añade el mayor. —Tú, Dave y yo llegamos hasta aquí, no quiero que interfieran en mi vida personal, les entregare a ambos los restaurantes que mi padre les dejo a su nombre. No los quiero en ninguna de mis propiedades, en ninguna —recalca el pelinegro—. Recibirán la misma cantidad de dinero en la que habíamos quedado la última vez, no quiero que se metan en ningún negocio utilizando el apellido Raven, si lo hacen serán demandados. ¿Estoy siendo claro, madre?
—Sí —susurra la castaña, limpiando algunas lágrimas de su rostro.
—Si tú o Dave vuelven acercarse para amenazar a JungKook, los demandaré madre. Tal vez ustedes no estén hartos de hacer lo mismo, pero yo sí.
Marie asiente, sorbe su nariz y luego se marcha.
JiMin abraza a JungKook y deja un beso sobre la sien del menor.
—Debemos ir por Anne y olvidas algo —habla en voz baja el castaño, moviendo sus ojos en dirección de Joy. —Me encargo yo —dice decidido el chico, entrelazando su mano con de la Jungkook. —Estas despedida —se dirige a la pelinegro.
—¿Así por así, Raven? —alza su voz Joy.
—Lo siento, el joven Raven no puede hablar, pero puedes hablar conmigo y yo le daré tú recado. Me presento, soy el nuevo asistente personal de Raven Corp. —el chico hace una pausa. —¿Lo dije bien? —pregunta entre susurros, JungKook, haciendo reír a Raven.
—Sí —murmura Park.
—Tengo un recado de parte de mi jefe, ve por tus cosas y márchate, gracias por todos tus servicios en estos años, ha conseguido a alguien que tiene todo incluido. Suerte en tú vida, Joy —culmina el castaño. —Llévame con Anne —le pide al millonario.
—Como digas —dice JiMin, siguiendo al castaño.
—Estas despedida, Joy —le repite con seriedad Raven.
—Hope —suelta eufórico el chico al ver a la rubia.
—UnKook —articula feliz la pequeña.
JiMin sonríe, saca a su pareja y a su sobrina del restaurante y van por la hermanita menor de Jeon.
—Sana y Chanyeol, dijeron que prepararían una fiesta sorpresa —le comenta JungKook a JiMin.
—Eso suena genial —dice el mayor mientras conduce.
Al llegar con la tutora de Anne, el castaño le muestra la hoja, la tutora la firma y le entrega a su hermana.
—Estaremos juntos des ahora, Ann —le asegura el castaño a su hermanita—. Te presentaré a Hope, es muy linda como tú.
Anne asiente mientras continúa hipando.
—Al parecer serán muy buenas amigas —dice el millonario mirando a través del retrovisor a ambas niñas.
—Tenlo por seguro —sonríe el menor.
Cuando llegan a la casa color beige que Raven a comprado, las primeras en entrar son Anne y Hope tomadas de la mano, todos las reciben con globos y dulces.
La familia de JungKook se acerca a Raven para mostrarle lo agradecidos que se sienten con el millonario.
El castaño se acerca al pelinegro cuando se percata que su familia lo ha dejado solo.
—Hola —lo saluda JungKook, sonriendo.
—Hola —repite JiMin, alzando sus cejas y sonriendo ladinamente.
—Ven —dice el chico, tomando una de las manos del mayor.
Salen de la casa y llegan al pequeño jardín frente a la casa, Park toma asiento sobre una silla y el menor sin dudarlo se sienta en el regazo del pelinegro.
—Háblame —le pide JungKook—. Dime como te sientes.
—Debería de estar acostumbrado a las actitudes de mi madre, pero aun me afectan un poco —contesta el millonario.
—Es normal, luego de tantos años aun no me acostumbro a que mi padre nos trate a Sana y a mí como lo hacía con mamá —le comenta JungKook. —Nos afecta porque son personas importantes para nosotros, pero depende de nosotros cuanto deseamos que esas actitudes nos afecten —añade el menor.
—Tienes razón, corderito —dice JiMin, abrazando la cintura del castaño.
—Lo sé, amorcito —articula JungKook, alborotando el cabello del mayor.
—Olvide decirte que deje las escrituras de la casa en el cajón de tú habitación —musita Park.
—¿Qué? —murmura el castaño.
—Compre esta casa para ti. Es tuya, la pondré a tu nombre y al de Anne.
—JiMin —lo llama JungKook.
—Ya sé, no estas acostumbrado a este tipo de obsequios, pero te acostumbraras te lo aseguro —dice el mayor, dejando besos sobre el cuello del menor.
—Una casa, ¿en serio? —balbucea el chico.
—A la próxima te daré un hotel, o un restaurante, o...
—Cállate —le suplica JungKook mientras sonríe.
El menor besa los labios del millonario para hacer que guarde silencio.
—Es injusto y lo sabes —habla en voz el castaño.
—¿Por qué? —lo cuestiona Raven.
—No puedo darte ese tipo de obsequios —acota el chico.
—Yo solo te quiero a ti a mi lado, sonriéndome mientras acaricias mi cabello y me permites quererte.
—Amorcito —murmura JungKook, besando nuevamente los labios del millonario. —Existen regalos más pequeños e igual de bonitos —le comenta el menor.
—¿Cómo cuáles?
—Las flores.
—¿Qué tipo de flores?
—Jazmines azules —responde el menor. —Miles de jazmines azules —añade alzando su ceja izquierda, rodeando el cuello del mayor con sus brazos.
—Miles es mucho —susurra JiMin, rozando la nariz de Jimin con la suya.
—Tienes razón, miles son muchas —se recompone el menor. —Recuerdo haber visto un campo lleno de jazmines en uno de mis sueños —confiesa entre risas el castaño.
—¿De casualidad no me viste a mí en tus sueños? —pregunta coquetamente Raven.
—En mis sueños no, pero en la vida real te veo a mi lado por mucho tiempo.
—Voy a besarte —anuncia el mayor.
Permanecen fuera por un corto tiempo.
—Debo aclarar algunas cosas con el abogado, firmar y leer algunas cosas, dejare a Hope contigo —le explica JiMin.
—Cuidaré de ella.
—Lo sé.
—Te veo mañana en mi casa.
El menor alza sus cejas.
—No, no vivirás lejos de mí, todo menos eso —le aclara JiMin, empezando a fruncir su entrecejo
—Está bien, ya entendí —dice JungKook.
—Te quiero, corderito —susurra Jungkook sobre los labios del castaño.
Se dan un par de besos mientras sonríen como adolescentes hormonales.
—También te quiero, amorcito —se despide JungKook, alzando su voz haciendo reír al millonario mientras sube a la camioneta.
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Se imaginan semejante risa millonaria que se ha de hechar JiMin JAJAJAAJJAJA, ya la eh escuchado, es muy linda🥺💞
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