Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

—No tengo ni la menor idea de lo que estás hablando —declaré.

Por supuesto que estaba mintiendo. Y él lo supo. Sin embargo, no dijo nada al respecto.

Él también me veía en sus sueños. Por razones que no comprendía, nuestros sueños se conectaban como un puente entre nosotros. Incluso si él no lo hubiera admitido, yo habría estado segura por el simple hecho de que se veía muy cómodo a mi alrededor. Como si fuera lo más natural del mundo para él limpiar mi sangre. Su tacto era suave y delicado, como quien toca algo muy frágil. Me miraba a los ojos, como si quisiera leer cada uno de mis pensamientos.

Pero lucía tranquilo, calmado. Sabía que no había nadie a nuestro alrededor y no me preocupaba. Una parte de mí sabía que él jamás me haría daño. Y me sorprendía cuanto confiaba en ese hecho.

—¿Qué haces escondiéndote en un lugar tan peligroso? —preguntó en su lugar.

Ah, así que él también sabía lo anormal de las circunstancias.

Recordé, tardíamente, aquel comentario de Kenny de que habían encontrado a una mujer por este lugar, con una herida sospecha en su cuello. Si era cierto, entonces yo estaba arriesgando mi vida.

—No es peligroso. Siempre vengo aquí.

Mentí por segunda vez. Raven me miró, diciéndome con los ojos que no me creía nada. Se sentó a mi lado, sin reparar en que se estaría ensuciando los pantalones. Y la suciedad no se veía nada como algo a lo que él estuviera acostumbrado.

—Vienes arrastrándote por aquí, indefensa y sangrando. Eres la víctima más fácil para cualquier depredador —señaló, con tanta seriedad que sentí miedo por un segundo.

Pero no de él. Era un fenómeno particularmente fascinante. ¿Cómo era que me sentía tan confiada en que él no me lastimaría? Acababa de conocerlo.

No, realmente lo conocía de toda una vida. En mis sueños. Sueños que él también tenía.

—Estoy escondiéndome de mi hermano.

—¿Por qué?

—Porque va a enloquecer —declaré.

Él no dijo nada al respecto. Como si supiera a qué me refería. Pero no era posible que lo supiera, incluso si todo el tema de los sueños tuviera algún tipo de sentido.

No dijimos nada por unos minutos. ¿O es que habían pasado horas? No sentía la necesidad de hablar, el simple hecho de estar a su lado me producía tanta paz, tanta calma. Era como si él fuera la calma en medio de mil tormentas.

—Deberías irte.

Lo miré de repente, sintiéndome ofendida porque me estaba corriendo. No era el dueño del bosque.

—Me refiero a que deben estar buscándote por todas partes —sonrió—. No huyas.

Ya no sabía cuánto tiempo había pasado, pero sin duda era el suficiente para que alguien le avisara a mi familia que había sangrado en clases y luego me las había saltado. Jake sabía mi fascinación por el bosque, así que seguramente estuviera creando un grupo de búsqueda.

Exagerado o no, era lo más probable.

—No estaba huyendo —hice un mohín.

—Sí que lo estabas.

Ahí estaba él. Una sonrisa bailando en labios. Se veía... feliz. Como si verme en carne y huesos fuera algo que estuviera esperando por mucho tiempo.

Mi corazón latió con fuerza en mi pecho y tuve que obligarme a mí misma a calmarme.

Me ayudó a levantarme, terminando de limpiar los restos de sangre. Me trató con gran delicadeza, como si estuviera tratando con algo muy frágil.

—Y si huyes, entonces dime y huimos juntos —declaró con travesura.

No fue un chiste o un comentario al aire.

Fue una declaración firme y juguetona, como si estuviera esperando que le dijera que huyéramos juntos. No fui capaz de responderle y él no esperaba respuesta alguna.

—Ve —se despidió, dándome un pequeño empujón.

—¿Eh?

Confundida, volteé a verlo. Solo para encontrar el vacío. No había nadie a mi alrededor. Solo bosque, naturaleza y el canto de alguna ave a lo lejos.

Por un segundo, pensé que era oficial. Había perdido la cabeza y me temía que no podría regresar de eso.

—¿Raven?

No me lo había imaginado. ¿Cierto? No me había imaginado aquellos momentos a su lado con el desconocido que ya no era tan desconocido. Solo me dijo su nombre, pero yo sentí que lo conocía más profundamente.

Caminé un par de pasos, sintiendo ansiedad al no saber qué era real y que no. Ahí fue cuando escuché mi nombre entre los árboles.

—¡Julia! —escuché que alguien gritó.

—¡Justin! Estoy aquí —grité de vuelta, identificando la voz como la de mi hermano mayor.

Esperé solo unos segundos, antes de que su rostro apareciera entre los árboles, seguido de Jake. Los dos se veían alterados y preocupados, con la respiración acelerada. Me sorprendió ver a Justin, pues sabía que él no se encontraba en la ciudad.

No me había perdido tanto tiempo como para que le diera oportunidad de llegar... ¿O sí?

—¿Qué demonios haces en el bosque? —Jake maldijo mientras me abrazaba con desesperación.

Sentí los acelerados latidos de su corazón contra mí y me arrepentí de la decisión que tomé en el calor del momento. No volvería a desaparecer así, me prometí.

—No quería preocuparles...

—Si no quieres preocuparme, entonces no enloquezcas y vayas a un bosque —reprendió Justin.

Era tan particular ver a mi hermano mayor. Solo venía en las vacaciones o las festividades. Siempre aclamando que estaba ocupado. Había madurado un poco más. Su rostro había dejado atrás cualquier señal de adolescencia.

Si mis amigas enloquecían por Jake, probablemente no habían visto a Justin.

Jake era más musculoso, pero Justin tenía una pinta de empresario. Y no uno cualquiera, uno que movía muchos billetes. Casi me rio por mis pensamientos, pero mantuve mi rostro sereno.

—¿Qué haces aquí? —pregunté hacia Justin, mientras ambos me analizaban de arriba a abajo.

—¡Tú qué haces aquí! —exclamó Jake.

Por supuesto, él estaba furioso. De la preocupación no quedaba rastros y solo enojo por mis decisiones.

—Venía de camino cuando Jake me llamó —explicó Justin con voz profunda—. Sabes lo mucho que nos preocupamos por ti. ¿Cierto? Nos llamaron porque te saltaste las clases después de un incidente. Y por tu ropa, creo que sé exactamente cuál era.

—Estoy bien —solté.

—No lo estás —dijeron ambos al mismo tiempo.

Justin guio el camino de vuelta. Se manejaba por los bosques como si supiera perfectamente hacia dónde ir. Pero no había manera de que lo conociera como yo. No luego de que se marchó hacía casi diez años.

—¿Desde cuándo...?

—No —Justin negó con la cabeza, interrumpiendo el interrogatorio de Jake—. Está bien. No tienes que decirnos nada que no quieras.

La hermana menor siempre era la sobreprotegida, pero Justin no quiso indagar. Aunque estaba claramente preocupado.

Quizás porque él fue quién más estuvo atento a mamá y a nuestra hermana. Aunque era curioso que algo como eso nunca le hubiera sucedido a los chicos de la familia.

Al parecer era una enfermedad que solo afectaba a las mujeres.

—¿Te duele? —Jake me tomó de los hombros, mirándome fijamente.

—Es desagradable —confesé.

—¿Mucho?

—Es como cuando se te va una bebida por la nariz —intenté explicar con el ejemplo más parecido que se me ocurrió.

Escuché a Justin reírse por lo bajo y me avergoncé. No estaban muriendo de la preocupación como había pensado en un principio, así que ya eso me lo tomaba como una ganancia.

—No escondas esas cosas de nosotros —Me regañó con seriedad—. Me hago una idea de por qué no querías decirnos, pero estas son las cosas que les dices a tu familia, Julia.

—Lo siento —mis ojos se humedecieron—. Es que apenas mamá parece estar recuperada, aunque a veces tiene sus recaídas. Y Juliette nunca está en casa, así que no tengo idea de cómo lidiar con esto. No quería que ustedes se preocuparan.

—Pero no tienes que pasar por esto sola —terció Jake.

—Es peligroso si vas por allí sangrando, Julia. ¿Entiendes lo que queremos decirte?

No del todo, pero si ellos estaban reprimiendo todos sus instintos sobre protectores para hacerme sentir cómoda, yo podía al menos escuchar a sus palabras.

—Lo siento.

—No tienes que disculparte.

El viaje a casa fue incómodo. Podía notar como Jake quería interrogarme, saber todo lo que había estado ocultando. Pero mi mente estaba ocupada en otra cosa...

Apenas llegué a casa, me di un largo baño, intentando quitarme todo el olor a sangre que quedó impregnado en mí.

Jake ya me estaba tratando con normalidad, pero me había parecido que Justin mantuvo su distancia.

Me estaba secando el cabello cuando escuché mi celular sonar. Miré el remitente por un segundo antes de contestar.

—¿Dónde estabas? —fue lo primero que me preguntó.

No sonó enojado. Solo un poco curioso. Al parecer, mi pequeño escape había llamado la atención de las personas a mi alrededor.

—Ya estoy en casa —contesté, obviando mi extraño encuentro en el bosque.

Sabía demasiado bien que a Lucas no le parecería bien. Y no quería lidiar con sus celos. No cuando aún no entendía del todo que había pasado.

—¿Te sientes bien?

—Por supuesto, estoy como nueva —sonreí, aunque él no podía verme.

—Entonces vístete, nos vamos a una cita —ordenó con diversión.

—¿Cómo sabes que no estoy vestida? —pregunté, curiosa.

—Estoy fuera de tu casa y te estoy viendo por tu ventana —declaró.

Abrí los ojos y me acerqué corriendo hacia la ventana, viendo a Lucas recostado del automóvil. Él me saludó con la mano mientras yo me sonrojaba.

—Te espero aquí, July.

Por tercera vez en el día, comencé a arreglarme rápidamente. Opté por un vestido rosado que me quedaba como un guante, unas sandalias que tenían un poquito de tacón y metí todo mi maquillaje de mano en el bolso, para arreglarme en su auto.

—¡Vengo en un rato! —Me despedí de mi familia con un grito.

—¿A dónde crees que vas? —fui detenida por Jake justo en la puerta.

—Voy a una cita.

—Julia...

—Ya estoy bien —levanté las manos en un gesto inocente—. Vendré temprano hoy.

Él sabía que mentía. Siempre que salía con Lucas, llegaba a casa a más de las once. Le di un beso en la mejilla, intentando suavizar su enojo.

—Ten cuidado. Llámame cualquier cosa —cedió.

—¡Adiós!

Salí corriendo antes de que se arrepintiera. Vi a Lucas, aún fuera de su auto esperando por mí. Envolví mis brazos en su cuello y él me tomó de la cintura. Me besó profundamente, hasta que el aire me faltó, pero lo detuve cuando sus manos comenzaron a bajar. Sabía, sin voltear, que Jake estaría mirándome desde la puerta. Y probablemente Justin también desde alguna ventana.

—Estás preciosa —halagó.

—No me he maquillado —señalé.

—¿Tú crees que necesitas maquillaje?

Me sonrojé un poco, sintiendo mariposas en mi estómago. Lucas era... dulce. Siempre tenía las palabras para hacerme sonrojar.

—Ven, los muchachos nos están esperando.

No quise señalar que sí nos estaban esperando, entonces eso no era una cita. Hoy no quería pelear con él.

—¿A dónde vamos?

—Jugaremos a los bolos —sonrió enigmático.

No me quejé, aunque estuve a punto de decirle que esa no era la definición exacta de cita.

—Los chicos me llamaron cuando estaba en tu casa y no pude decirles que no —me miró con ojos de perrito—. Pero luego podemos pasar la noche a solas.

No me sentía de mucho ánimo para estar por allí y por allá, pero tampoco quería pensar en lo que había sucedido hoy, así que accedí. El auto me hizo marear un poco porque Lucas manejaba a toda velocidad, pero antes de darme cuenta ya estábamos en los bolos.

—¡Lucas! —Mary Anne fue la primera en mirarnos.

No era mi persona favorita en el mundo y yo tampoco era la de ella. Siempre nos veíamos a lo lejos, como midiéndonos con la mirada.

—Hola, guapa —saludó él, ignorando mi incomodidad—. ¿Ya están jugando?

—Te estábamos esperando —le hizo ojitos.

No en sorprendió que me ignorara. Tampoco era como si estuviera esperando algo más de ella. Vi a Nicole a lo lejos y me fui hacia ella, dejándolo con Anne.

—Hey. ¿Todo bien?

—¿Está mal que la odie? —pregunté, sin saber qué hacer con mis sentimientos.

—No la odias —refutó, bufando—. Si la consiguieras ahogándose en el mar y eres la única persona que pudiera salvarla... ¿La salvas o dejas que se ahogue?

—Eso es injusto —tercié.

—Vamos, tú misma sabes que no la dejarías morir. Te cae mal, que es diferente.

—No es que la dejaría morir, pero... Tampoco lloraría —señalé, siguiendo su ejemplo.

—Esa ya es otra historia —le dio un sorbo a su bebida—. Es lógico. No te respeta la cara y tu novio tampoco te da tu lugar. Por eso dicen, Dios los cría...

—Y ellos se juntan, ya lo sé. Lo dices todo el tiempo.

—Adoro a Lucas, pero no es un buen novio y creo que lo sabes.

—Es muy dulce cuando estamos a solas.

—Ya sé que tú lo amas, solo digo que pudieras tener a alguien mejor.

Como si de una fotografía se tratase, la imagen de aquel desconocido llegó a mi cabeza. Raven, el hombre con el que había soñado toda mi vida.

—Oye, Nicky. ¿Alguna vez...?

—Es mi turno —me interrumpió, yéndose rápidamente.

Me quedé sola, pensando qué hacer. No quería estar allí. Me arrepentía de haber venido, pero tampoco quería llamar a Jake para que viniera por mí. Lucas estaría enfocado con sus amigos por horas. Luego intentaría de convencerme de pasar la noche con él.

Suspiré, sintiéndome sofocada sin razón.

—¡Ayuda! —alguien gritó repentinamente, en la puerta trasera del local—. ¡Por favor, que alguien me ayude!

Todos fuimos a curiosear, solo para encontrar un cuerpo pálido tirado en la calle. La persona que gritó por ayuda era una chica que estudiaba con nosotros, la cual se encontraba sosteniendo a su amiga contra su pecho. La sangre corría lejos de su cuerpo y no parecía tener signos vitales.

Solo se veía claramente las marcas de una mordida.


Día de locos, meses de locos... Empecé a estudiar pastelería profesional y honestamente no he tenido ni un día libre desde entonces...

Pero trataré de estar aquí.

Besoooos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro