Transición personal de una cultura.
Manzu salió temprano a cazar, hacia mucho tiempo que su pueblo estaba tratando de erradicar el canibalismo por lo que ahora sólo sobrevivían con lo que daba la naturaleza, pero era hacer cambios y un poco más de trabajo a sus vidas diarias.
Esa madrugada como otras, tomo su arco y flecha para buscar un animal decente para cazar, de las frutas y verduras no se preocupaba su familia era buena para hacer sembradios, y recordaba a Francisco un misionero que dijo que era descendiente de una cultura otomí, que según eran buenos en la agricultura en un País llamado México y les enseño el arte de la hortalizas para su consumo.
De pronto, ya entrado en la sabana Africana escuchó entre la maleza un ruido, tenía que quedarse quieto para saber de que animal se trataba, ya que podía ser uno fácil de atrapar u otro que lo viera a él como presa.
Vio algo entre negro y blanco moverse entre los arbusto y arboles frente a él, su mente se apuro a pensar que animal era o podía ser, pues no quería terminar como desayuno de alguna bestia, deseaba regresar sano y salvo a su casa; abrazar a su esposa y sus cinco hijos.
Frente a él había una cebra, al verlo en un principio se quedó quieta, pero luego salio disparada cual saeta por los aires, la dejo escapar era demasiado grande y se desperdiciaría la mayoría de sus carne, ellos respetaban mucho a los animales sólo en caso de comida los mataban, pero uno que en cantidad les alcanzara y no sobrara.
Siguió su camino durante largo rato en un tramo recto, para irse a encontrar con una escena escalofriante, su vecino estaba sobre el cuerpo putrefacto de una persona desconocida, al parecer era uno de esos visitantes que llegaba a menudo tratando de cambiar la cultura o conocer más de ella para hacer libros.
Era una escena impactante, aquel sujeto semi denudo agachado a lado del occiso, arrancando para meterse tiras de carne y piel a la boca, lo peor era que aunado a eso de ese mal oliente sujeto, se desprendían diferentes tipos de bichos así como hormigas que trataban de aprovechar las partes comestibles para ellas.
Al darse cuenta que había sido descubierto el otro hombre se levantó con la lanza dispuesta a hundirla sobre Manzu, pero él muy ágilmente la esquivo, ya que era diestro en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, de la tribu era conocido como uno de los mejores guerreros.
Por la maniobra realizada y por la exaltación de su vecino junto con la torpeza de haber sido descubierto, cayo al suelo y en su dialecto se puso a pedirle disculpas por lo que había observado, se desvivió en querer excusarse.
Manu más calmado lo ayudo a levantarse y le dijo;
- no te preocupes amigo, se que esto del cambio no es fácil, has de tener alguna de esas enfermedades raras que mencionan los misioneros y doctores como: leucemia, epidemia, o pisicologia.
Rascándose la cabeza que carecía de cabellos y frunciendo el ceño, siguió hablando de cosas que ni él entendía.
Juntos volvieron a la aldea, Manu sólo pudo atrapar a un hombre en trancision de aculturación.
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