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El viejo faro.

Estaba decidido se soltaría de la baranda, el último rayo de sol estaba por perderse en la oscuridad y lo invitaba a acompañarlo a las penumbras que se anunciaban sin vacilación.

De pronto unos brazos los afianzaron mientras resbalaba de la cornisa sin caer, una voz angelical pero decidida le dijo:

- ayudate, ayudame, impulsate para atrás - y sintió un jalón de unos suaves brazos con el que cayo en aquel piso frío y crujiente de latón.

No podía haber aparición más hermosa que la de aquellos ojos cafés que reflejaban la constelación misma, pensó qué no se había dado cuenta y cayó, ahora veía un ángel; mudo sin saber que hacer o decir se intento levantar pero por la conmoción de lo sucedido no pudo y volvió a caer, esta vez yéndose de bruces sobre ella quien sonrió y en ese momento lo supo.

Se quedaron un rato solo callados observando las estrellas, de vez en cuando intentaban verse por el rabillo del ojo.

Después de un largo rato hablaron, poco a poco las palabras fueron fluyendo, en un instante ya estaban sonriendo como grandes amigos.

Se despidieron pero pactaron con la mirada suave pero decidida, que todas las noches se verían en aquel lugar a la misma hora teniendo como únicos testigos el estrellado cielo y la bella luna.

Noche tras noche su encuentro era prioritario no faltaba ninguno de los dos, platicaban y reían juntos; en ocasiones se contaban hasta sus más grandes miedos, sus tristezas y frustraciones.

Él que su padre fuera tan exigente y lo quisiera al frente de su compañía y ella que su familia no superara la muerte de su hermanito menor y por sentirse culpable su padre tomará todas las tardes.

Siguieron las semanas y los meses haciendo el mismo proceso se conocían tan bien que no necesitaban hablar, juntos estaban superando sus mayores miedos y planeando decidir por ellos mismos.

Ya estaba decidido ganaría el último juego y solicitaría una beca, estudiaría lo que el deseaba, su padre ya no sería dueño de su vida.

Ella sólo sonreía y le recordaba que no podía abandonarlos, por su parte él sólo la abrazaba fuertemente, sin decir una sola palabra.

Curioso como en aquel lugar eran uno, pero en la escuela era diferente ella respetaba su espacio de chico popular y él solo le sonreía cuando la veía al cruzar los pasillos y encontrar sus miradas; guardando como la piedra más preciosa sus encuentros secretos.

No podía faltar quien se diera cuenta de aquellas mágicas miradas llenas de brillo y emoción acompañadas de una sonrisa que describía a la perfección la felicidad absoluta.

Habiendo tantos jóvenes y otras personas no pudo ser más que la exnovia de aquel joven, la cuál además se ser súper popular podía ser la peor persona en este mundo teniendo las más terribles cualidades humanas, ella era de las que quería las cosas a su modo y a su tiempo; y si bien había perdido su noviazgo no sería por "esa cosa insignificante" ella no perdía de ninguna manera.

Unos días más y seria el juego final ella había prometido ir a verle; él en silencio decidió declararse después del partido.

Una noche antes se vieron él estaba nervioso y ella ausente al tocarle el hombro ella se quejó sutilmente, enseguida destapó su espalda dándose cuenta de las marcas que tenía recién hechas, paso sus manos delicadamente intentando apropiarse de ellas y luego poso sus labios dándole suaves besos.

Eso dio paso a los besos más intensos que habían contenido tanto tiempo lo demás fue puro sentimiento. A lo lejos una silueta agazapada observaba aquellos jóvenes amantes mientras planeaba su cruel plan.

El día llego el partido final la emoción de declararle su amor había llegado, ella sabría del gran sentimientos que había nacido en él y ahora lo quemaba por dentro.

Pasaron los minutos y las horas, pero esos luceros matutinos no aparecían, la desesperación se apoderaba de él pero no podía fallar dependía de ganar para el futuro deseado; sonó el final del juego y justamente con su dolor el cielo derramo su llanto en una gran lluvia.

No se dio cuenta cuando en las regaderas lo alcanzó, mientras tomaba una ducha unas manos recorrieron su cuerpo suavemente, había algo raro y al voltear lo descubrió era su ex que sin darle tiempo lo beso.

Justo es ese momento alguien apareció en el lugar y al ver la escena no pudo más que retroceder, al hacerlo boto algunas cosas por lo que la pareja bajo la ducha la vio.

Como pudo se vistió para ir a buscarla explicarle lo que había pasado, él la amaba y no podía, no quería vivir sin ella, debía escucharlo saber la verdad, la amaba más que a nada en el mundo.

Manejó hasta su casa pero ella ya no estaba, su madre le contó que había ido a la ciudad a inscribirse para estudiar la universidad y
ese día aunque deseaba estar con él debió ir a tramitar todo y sorprenderlo.

Por eso días antes su padre la había golpeado cuando confeso que se iría, porque ella también lo amaba, quería confesarle su amor aunque no fuera correspondido pero ahora hacia unos minutos había llegado llorando y solo le dijo que no volvería jamas, que los amaba pero no soportaba quedarse ahí.

Esos ojos que habían sido su salvación antes, ahora solo eran un recuerdo, la imagen de lo mejor en su vida y de lo que había perdido.

Subió al auto y aceleró al fondo, poco le importaba el vendaval desatado. Mientras en la radio sonaba la siguiente melodía..

🎶🎵🎶🎵
-Hay tanto que un hombre puede decirte
Tanto que puede decir
Sigues siendo mi energía, mi placer mi dolor
Nena, para mí, eres como una creciente
Adicción que no se puede negar
¿No me dirás, que es sano, nena?
Pero ¿Sabías que cuando nieva
Mis ojos llegan a ser más grandes
Y la luz que irradias no se puede ver?
🎶🎵🎶🎵🎶🎶

Junto con la melodía a todo volumen, la ventisca chocando el auto y las lágrimas nublando su visibilidad, muy tarde se dio cuenta; una luz destellante en la curva detiene con un golpe sórdido y contundente el acelerado auto, mientras imágenes de ella recorrían su mente, cual rollo de velados negativos.

Todas las noches un lujoso auto se detiene, desciende un caballero que sube y se cuelga de la barandilla, aun sabiendo que en nada ayuda su pierna reconstruida, no le importa, solo tiene una meta durante estos últimos 15 años, sigue esperando que su ángel salvador vuelva a aquel...

viejo faro.

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