El caballero volvió con su damisela,  a continuar con su cuidado.

Era el amanecer, y la encontró recostada con un libro en la cama y ella profundamente dormida. Quitó el libro, lo puso en el buró y se acostó a su lado

La chica se despertó exaltada al sentir sus brazos alrededor de su cintura.

-Shhhh, tranquila-la calmó acariciándola-Soy yo, Reiji, no te preocupes.

Los rayos del sol penetraron en el lugar mostrando el hermoso vestido de novia.

-¿Y ese vestido?-preguntó el vampiro

-L,lo trajo tu, tu padre-dijo con miedo

-No me molesta si tu no deseas hacerlo, no es tu culpa-le besó en la cabeza.

-Pero yo deseo estar contigo-se giró para mirar el rostro de Reiji

-Lo se. yo también-acarició su rostro-Ahora descansa, ese vestido lucirá hermoso en tí.

El la abrazó hasta que se quedó dormida en su pecho.

-Pase lo que pase, seras mía-susurró a su oído