No soporto la barrera que nos divide
entre el hambre y la carne. Lo confieso.
Sentís lo mismo y me ayudás a deshacerla.
Las sábanas se alzan al viento y desaparecen.

Me muevo.
Una mirada avisa que estoy en el sitio adecuado.
Las respiraciones se ralentizan
y Cronos nos sede poder.

Mis labios sobornan al cielo por jugo de luna.
Las luces se fueron huyendo,
mis manos aprisionan tus muslos
y suben y suben.

Aumento la presión,
cambio las maniobras.
Acelero.
Saciar es alcanzar al azar.
Palpita, tirita, el mundo tiembla.

Aceptás mi dominio y gobierno.
Soy el dueño en el duelo.
Arranco todo, como un caníbal.
Desprendo y lo vuelvo a unir, indeciso.

Al fin la fiesta cesa y las aguas se calman
en un sutil estallido de dicha.