Detrás de esos ojos
una enorme posibilidad.

Te atreviste a ocultar
todo eso para el resto.
No era un acto de egoísmo,
ni de celos.

Era comprensible,
ya que no estaban preparados
para la inmensidad.
Todos temen lo nuevo,
lo intenso,
lo misterioso.

Todos temen el color de tus ojos.
Era un color extraño.
Nada que se haya visto antes.

Para mirarte tenía que estar preparado,
como un soldado que va a la guerra,
o un aventurero al Everest.

Para mirarte debía estar descubierto,
listo para morir,
listo para enamorarme.