cinco
07 de octubre, 2018
—Pierdes tu tiempo llorando por chicos que no te quieren, ¿Puedes dejar de hacerlo? —gruñó el rubio a la vez que se sentaba con cuidado sobre las escaleras del porche de aquella casa. Estaba de noche y raramente podía observar el rostro de Ginna entre la oscuridad y la poca luz de los faroles de la calle, pero absolutamente podía oírle sorber su nariz.
—Lárgate —fue lo único que le dijo ella, recogió sus piernas descubiertas hacia su pecho y se abrazó a sí misma. Luke le lanzó una mirada de reojo, notando el vestido blanco con encaje y mangas largas que llevaba puesto y su cabello corto y disparejo. Ginna era un desastre, siempre lo había sido.
—Llegué a ver cómo él te rechazaba para ir a una fiesta, terrible.
—Si te acercaste solamente para ser un completo hijo de perra, entonces lárgate, no quiero lidiar contigo.
Luke se quedó en silencio, encorvadamente apoyando sus brazos de forma desganada sobre sus rodillas, se limitó a observar a la chica que tenía al lado, no entendía por qué pero Ginna parecía atraerlo siempre que le veía. No era un cobarde para admitir que le gustaba, estaba seguro que ella lo sabía, pero se hacía la desentendida.
— ¿Qué? —murmuró ella, limpiando la punta de su nariz con el dorso de su mano.
—Nada, solamente estaba pensando en que podrías ir a ese fiesta y demostrarle a ese asiático que estás bien sin él, que puedes divertirte, que no te interesa —soltó lo que estaba pensando, ganándose una mirada extrañada de ella.
—No es asiático.
— ¿En serio es lo único que dirás de todo lo que te dije? —soltó un suspiro cansado—. Sé que no lo es, pero parece uno, ¿no?
Ginna puso sus ojos en blanco, haciendo un gesto de asco hacia Luke.
—No puedes andar suponiendo o llamándole cosas por cómo luce, es ofensivo.
Esta vez fue Luke quien puso los ojos en blanco.
—Sí, bueno, cómo sea —soltó en un murmuro rápido—, ¿Entonces?
— ¿Entonces qué, Luke?
— ¿Vas a la fiesta a divertirte en frente de él o prefieres quedarte acá llorando?
Ginna volteó a verle de reojo, encogiéndose de brazos. La mirada verde de ella se detuvo en el piercing del labio que él poseía.
—No puedo presentarme a esa fiesta sola.
—Michael y yo pensábamos ir —dijo viendo hacia otra dirección, observando la calle desolada y las demás casas al otro lado.
— ¿En serio?
—No —respondió con honestidad y una sonrisa juguetona—. Pero podríamos.
Y con eso, él le sonrió otra vez mostrando su recta dentadura y los hoyuelos a ambos lados en sus mejillas. Ginna solamente asintió lento apartando la mirada de Luke.
-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro