Heridas/Cicatrices - Día de Ocio
Canon
-Kaisercito- le saludo DT entrando a su templo dando brinquitos de alegría.
-Death- el rubio lo llamó sorprendido por ver a su amigo en su templo.
-¿Qué hay con ese saludo tan seco?- le preguntó indignado por la falta de animosidad en su amigo al recibirlo-¿acaso no estas feliz de ver a mi maravilloso yo?- dijo mientras daba un par de vueltas sobre si mismo y terminaba con una pose de ballet.
-No es eso- contestó Kaiser de inmediato para calmar a su amigo- es solo que no esperaba verte hoy-
-¡¿Ah?!- exclamó el pelirrojo- ¿y eso por qué?- preguntó enojado.
-Bueno ¿hoy no es tu día libre?- preguntó Kaiser un poco nervioso.
-Si ¿y?- contestó DT levantando la barbilla pare verse aún mas "indignado".
-Pensé que aprovecharías para salir y hacer algo que te haga feliz- se explico Kaiser un poco avergonzado. Era un poco desconcertante ver a DT enojado con él.
-Pues para que te lo sepas, a mi me gusta pasar tiempo contigo, eso me hace feliz- le respondió el pelirrojo picándole el pecho con un dedo- y si no fuera porque soy increíblemente bueno para juzgar el carácter de la gente, especialmente de los hombres, y especialmente el tuyo, diría que me siento muy ofendido- dijo asintiendo varias veces con la cabeza.
-Entonces me alegra que me conozcas tan bien- Kaiser suspiro aliviado con una pequeña sonrisa.
-¿Y bien? ¿tú por qué estas aquí?- pregunto Death con una sonrisa.
-Es mi templo- respondió Kaiser extrañado por la pregunta.
-Ya lo sé bobito- se río Death- me refiero a por qué estas aquí hoy ¿no tenías que supervisar el entrenamiento de los candidatos para caballero?-
-Oh si, lo estaba, lo que pasa es que...- trató de explicar la situación sin que fuera tan abrumador para su amigo.
-Ouch- grito Death.
Kaiser entonces, buscando la causa de ese grito en su Death, vio una cabecita peluda y unos dientecitos a unos centímetros del pie de DeathToll.
-Oh no- pensó Kaiser, adiós a la explicación lenta y segura.
Death, viendo a su amigo mirando un punto fijo en el suelo, se congelo. No movió ni un musculo.
-¿Qué hay en mi píe?- pregunto con los diente rígidos, como si solo hablar bien fuera un señal de peligro.
-No te muevas- fue lo único que dijo mientras se agachaba poco a poco.
Eso asusto mas a Death.
-Quieto- dijo Kaiser sin especificar a quien le hablaba.
El rubio estiro la mano y se escucharon unos chillidos extraños.
Igual Death no se movió hasta que vio a su amigo levantrse con algo en las manos.
-Awwww- exclamó el pelirrojo con brillo en los ojos y apretando su cara entre sus manos causándole una cara graciosa.
-Esta es la razón la que termine de supervisar el entrenamiento antes de tiempo- le comentó mientras sostenía un pequeño cachorro de león con una manchita blanca en forma de rombo.
-¡Que lindo!- grito Death luchando por lazarse y estrujar al pequeño felino.
-Y no es el único- se confeso Kaiser.
-¡¿Eh?!- grito Death.
Antes de decir nada mas, Kaiser se fue afuera de si vista y cuando volvió traía otro gatito, idéntico al primero salvo porque esta no tenía una manchita en la frente.
-Que gatitos tan lindos- comentó moviendo un dedo en frente de los felinos como una forma de jugar con ellos.
-En realidad son cachorros de león- le aclaró con simpleza.
Sin embargo, Death no reacciono con calma.
-Ahhhhhhhh- gritó- ¿leones? ¿salvajes?- apenas se le logro entender.
-Y sospecho que son de una raza mas grande que los leones normales-
-¡¿Qué?!- Death no podía creer lo que escuchaba. Justamente Kaiser, su querido Kaiser decidió adoptar leones salvajes- un segundo, no se los habrás robado a su mamá ¿verdad?- le preguntó nervioso, no quería creer que su valiente y varonil Kaiser hiciera algo tan horrible.
Kaiser negó tranquilamente con la cabeza- lo paso fue...-
Así, el rubio le contó a su amigo lo sucedido con los leoncitos. De como fue Dhoko quien, al desviarse de la ruta de entrenamiento, se topo con la madre, y como Suikyo tuvo que matarla para salvar al chico imprudente. Él no pudo ver el suceso, pero logro escuchar como Shion y Suikyo le explicaban que ahora que no tenían quien los cuidara, era inevitable que murieran en estado salvaje. Es por eso que los tomo y decidió que él los cuidaría.
-Se que fue un poco impulsivo de mi parte, pero sentí que debía hacerlo y fui con el Patriarca para pedirle permiso de tenerlos y acepto así que...- Kaiser no pudo terminar al ver la cara de Death.
Tenía una expresión cómicamente triste, tratando de evitar derramar lágrimas. Obviamente estaba conmovido por la trágica historia de los bebés.
-¿No crees que es raro?- preguntó Kaiser desviando la mirada.
-Atrevido- le dijo poniendo una mano sobre su pecho- ¿cómo puedes creer que yo te diría algo por una acción tan noble como esa? Hasta pareciera que no me conoces- le dijo dándose la vuelta indignado.
Kaiser lo miro sorprendido.
-Lo único que espero que si hagas hecho es castigar a Dohko por la enorme tontería que hizo ese niño- le dijo volteando la cabeza con una sonrisa llena de complicidad.
Kaiser entonces sonrió. Aunque él no se hubiera dado cuenta de ese detalle hasta ese momento, su respiración había estado contenida. A pesar de que DeathToll siempre mostro su apoyo, Kaiser temió que no lo entendiera con este asunto. La ultima vez que hubo leones involucrados entre ellos, no salió bien, nada bien.
-Tranquilo, hare que entrene hasta que colapse y mas allá por un mes entero- le aseguro volviendo a su estado normal de estoicismo.
-Pues que bueno- comentó acariciando la cabeza de uno de los leoncitos- pobres pequeños, no han de tener mas de unas semanas- dijo cargando a uno y tanteando que tan pesado era. No debía pesar mas de 2 kilos y todavía tenía pelaje esponjocito de recién nacido- ¿ya tienes algún plan para cuidarlos?-
-Apenas pude tener el permiso del Patriarca, así que no he tenido tiempo de buscar comida y eso-
-Bueno, tienes suerte de que este aquí para ayudarte- afirmo con las manos en la cintura.
Kaiser lo miro sin entender a que e refería.
-Si mis conocimientos no son erróneos, necesitan leche y carne, iré por un poco al pueblo, mas bien comprare bastante porque deben comer cada pocas horas- pensó en voz alta, listo para irse.
-Espera, no tienes que...-
-Shu shu- le chisto Death poniéndole un dedo en sus labios para callarlo- voy a ir a comprar carne para estos bebés porque quiero hacerlo ¿te quedó claro?- le dijo con calma pero firme.
En respuesta, Kaiser solo pudo asentir.
-Bien, entonces voy de una vez- anuncio feliz- ¿no necesitas nada mas?-
-No, estoy bien abastecido por ahora-
-¿Y qué me dices de tu? Ya sabes- preguntó el caballero de cáncer de manera no verbal colocando su mano en su pecho.
-No te preocupes, ayer, conseguí mas fruto de Corleone- le contestó el rubio al entender su indirecta- me servirán por un tiempo- le aseguro para que se fuera tranquilo.
-Bien, entonces vuelvo en un rato- le dijo en dirección a la salida.
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Cuando DeathToll regreso, Kaiser estaba leyendo unas bitácoras sobre la vida silvestre que rodeaba el Santuario con la esperanza de encontrar información útil.
-Ya volví Kaicercito- se anuncio el pelirrojo.
-Bienvenido de vuelta- contestó mientras cargaba al leoncito sin la mancha en la frente para intentar llevar a la practica lo que leyó.
-Creo que con esto bastara para una semana...espero- dijo tratando de no sonar preocupado.
-Bueno, si hace falta más, luego voy- le comentó sin dejar de hacer los ejercicios en el leoncito.
-O puedes enviar a un sirviente- le sugirió acercándose a su amigo.
-No, prefiero hacerlo yo-
-No deberías sobre esforzarte- le comentó preocupado.
-Creo que eres tú quien se preocupa demasiado- le refuto- mi corazón esta bien, ha cicatrizado bien y los frutos han hecho bien su trabajo, así que no te estreses por eso-
-Pero ya no esta Oddyseus, cualquier daño a tu cicatriz y no habrá forma de curarte y yo no puedo, no quiero perderte otra vez- dijo empezando a llorar de la frustración y desesperación.
Todavía podía recordar vívidamente la imagen de Kaiser ese fatídico día, acostado en el suelo, con el pecho reventado, con sangre a todas partes y con los ojos vidriosos. Fue tan horrible, y lo peor de todo, es que no pudo hacer nada para salvarlo. Apenas tuvieron suerte de que ese león gigante ofreciera su corazón para salvarle la vida.
-Lo sé y lo entiendo- le dijo sosteniéndolo por los hombros para tranquilizarlo- lamento haberte asustado Death, nunca podre retribuirte lo suficiente por ese dolor- le dijo dándole un abrazo.
-No me abandones por favor- le pidió Death correspondiendo el abrazo-
-No puedo prometerte que no sucederá, porque nuestra vida le pertenece a Athena y a la paz del mundo- le dijo acercándose lo mas posible para darle consuelo- sin embargo, te prometo que no moriré fácilmente- termino su promesa con una sonrisa que Death solo podría describir como varonil.
-Awww deja de ser tan perfecto, hombre hermoso- chillo de emoción mientras lo abrazaba y tallaba su cara en el pecho del rubio.
-Death, por favor- comentó Kaiser con las mejillas sonrojadas- vamos a terminar aplastando al cachorro- alegó al mismo tiempo que el leoncito daba un ruido de molestia.
-Ay, perdón, perdón- se disculpó separándose del hombre y dándole una caricia al bebé con un dedo.
-Mejor vamos a darle de comer a estos dos ¿no crees?- sugirió para cambiar de tema y calmar el fuerte latido de su corazón.
-Siiiiiii- gritó el pelirrojo todo emocionado.
Kaiser entonces dio una pequeña sonrisa en respuesta. DeathToll ciertamente es una bendición para su vida entera.
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