Una enorme figura portando una armadura de un color morado oscuro, un hombre con un cosmos agresivo, contrarrestando con su rostro serio mirándolo con condescendencia mientras se reponía de su ataque. La armadura de su enemigo extendió sus alas, levantando su brazo para atacarlo desde al aire.
- Te odio... - Murmuro. Sus ojos eran los de un felino, un cazador prodigioso, en ese momento buscando la sangre de quien siempre fue su presa principal. Cada día más cerca de buscar su cabeza. Alzando su brazo en un potente puño deteniendo el ataque que iba hacia él a base de un contraataque, seguidamente su enemigo se lanzó hacia su dirección de la misma forma que hizo con su padre, buscando clavar sus cuernos en su pecho.
Parecía que todo a su alrededor se volvía más y más negro a medida que pasaba el tiempo, el escenario siendo ruinas de un templo siendo consumidas por un bosque, la vegetación parecía incendiarse producto del choque de cada ataque que era realizado, aunque no le prestara verdadera atención, solo tenía un objetivo en mente.
- Padre... - El cuerpo de su progenitor, cayo interne frente a él. Dejando su cuerpo inmóvil por el shock, viendo frente a frente a su enemigo, esperando lo peor.
- ¿¡Pequeño rey!? – Despertando de golpe su pecho saltaba respirando frenéticamente. Lo primero con lo que se encontró era a Manigoldo tomándolo de los hombros, preocupado por todo lo que acaba de presenciar.
El shock en el cuerpo de Regulus pasó a combinarse con vergüenza, esperaba que no pasara algo así.
>> Regulus... Ah... ¿Qué paso? - Había sido despertado por el movimiento errático en su pareja, escuchándolo maldiciendo y llamando a su padre ¿Qué clase de pesadilla tenía para todo? Era lo que no encontraba forma de decir, hace unas horas había subido hacia el templo de Leo para pasar la noche con él, habían conversado terminando la noche quitándose la ropa para tener sexo antes de dormir, lo que sería la descripción de una noche tranquila y ahora lo veía muerto del susto.
- Mani... - Lagrimas salieron de su rostro, se sentía apenado y débil en ese momento. Siendo abrazado por el contrario, mientras pasaba todo lo que tenía encima. – Esperaba que esto no pasara a decir verdad. – Le admitió separándose de él, acariciando su pecho suavemente. Ni quería verlo de frente.
- Pequeño rey, me estas asustando y eso no es fácil. – Tomando su mentón hizo que lo viera de frente, sonriéndole, quería hacerlo sentir seguro.
- Perdona. – Suspiro, tomando fuerza para lo que venía. - Desde hace años tengo estas pesadillas de forma frecuente, todas en torno al mismo momento de mi vida; El momento que mi padre fue asesinado por el juez del inframundo, espectro de Wyevern.
>> Es algo que tuve que presenciar sin la capacidad de poder hacer nada. Ese momento se repite en mis sueños, con la diferencia que término peleando yo después de mi padre. Quiero ser capaz de vengar su muerte, así sea un deseo completamente egoísta deseo tanto vengar la muerte de mi padre. Como dije esperaba que nunca se notara al grado de alarmarte. Solo quiero decirte, que nunca te dije nada porque nunca me sentí cómodo hablando del tema. Es como una cicatriz personal que yo mismo quiero solucionar, solo mi tío y Aldebarán sabían del tema.
- ¿Tus entrenamientos estos días tienen que ver con eso? Sage hace unos pocos días me llamo, hablando acerca del movimiento de los espectros. Y sé que no fui el único. - Regulus asintió.
- Quería prepararme si llegaba el momento. Confió mucho en cada una de mis habilidades para cuando logre verlo y darle caza hasta lograr mi objetivo. - Manigoldo guardo silencio por un segundo, recordando la conversación que hace poco tuvo con Hasgard, cayendo en cuenta que posiblemente el toro tenía una doble intención en sus palabras.
- Bueno. No te culpo. ¿Cómo era tu papá? Nunca supe nada de él, cuando estaba entrenando supe de su fama, supe que era considerado un héroe, y claramente el anuncio de su muerte más nada de él como persona. Pero tú lo amas, y no solo por ser tu padre.
- Si... Recuerdo que muchas veces me enseño acerca del poder de la naturaleza, una habilidad que él tenía. Creo que una vez dijo que era algo que le enseño mi madre, pero no recuerdo realmente, era muy pequeño. Para mis ojos era un hombre fuerte y sabio, quería llegar a ser como él. – Sonrió con bastante nostalgia, eran recuerdos borrosos opacados por la tragedia pero eran gratos para él.
- Eso es noble de tu parte. Yo recuerdo con aprecio a los míos también.
- ¿Uhm? – Por un momento se sintió bastante avergonzado, cayendo en cuenta que nunca se preguntó por esa parte en la historia de su pareja. – Perdona, nunca me vi cuenta o me puse a pensar sobre eso.
- No te preocupes. Tampoco es que hable mucho de eso, creo que si alguien te va a entender soy yo, aunque personalmente dudo que alguien te juzgue igual, para cualquiera la muerte es dolorosa.
>> También quise simplemente tomar venganza, aparte de mis padres tenía 2 hermanos. Y como veras, fui el único sobreviviente antes de que Sage fuera a buscarme. – Extendiendo su palma los hilos del fuego fatuo se reunieron encima de ella, momentos antes de cerrar su palma. – Recuerdo que la primera vez que note las almas a mí alrededor me pareció las voces de mis padres. Me asuste, pero también me hizo sentir extrañamente acompañado. No sé explicarlo.
- Vaya... Lamento escuchar eso. Con razón mi tío me dijo que era importante la comunicación en una relación, me hubiera gustado saber esto antes.
- Nada que lamentar. Yo no siento que estés haciendo algo mal, desde mi punto de vista es normal que te sientas así. Total, es seguro que como espectros tengamos que enfrentarlos hasta morir alguno, ¿Seguro que eso te pondría tranquilo? - Con seguridad Regulus asintió. - Si en algún puntos te encuentras con Wyevern, ¿Aceptarías mi ayuda entonces?
- Es lindo de tu parte querer ayudarme, pero es algo personal que preferiría hacer yo solo. ¿Está de más decir qué mi padre también fue dorado de Leo? Nací bajo su misma estrella. – Por primera vez en la noche, sonrió. Sonriendo de medio lado al decirle eso, apretando su puño a la altura de su pecho. – Es raro, a pesar de las pesadillas cuando uso la armadura siento parte de su presencia, aunque débil. No sé si serán ideas mías.
- Respeto tus intereses pero lastimosamente si yo me encuentro con ese tipo antes que tu yo no voy a dudar en dejarlo humillado de tener la oportunidad. Sobre lo otro, no es malo pensar que si lo derrotas tendrás a tu padre acompañante en la victoria. Una armadura nunca olvida el cosmos de sus portadores, eso me lo enseño Hakurei.
- Cierto. Y sobre lo primero... No negare que de solo imaginarlo, sería interesante verlo.
- ¿Mejor?
- Gracias. – Regulus lo abrazo, sus cuerpos semidesnudos se dejaron caer en la cama mientras se besaban.
- Aún falta algo de tiempo para que amanezca, ¿Quieres volver a dormir o prefieres un rato de mi compañía?
- La verdad no tengo sueño. ¿Te molesta decirme más de tus padres?
- Con gusto. Pero, después quisiera aprovechar que aún falta para que amanezca. – Besando su rostro, paso su mano por debajo de su pantalón. Sus intenciones eran claras y Regulus sin problemas las acepto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro