Encuentro de película/acobijarse del frio.
Me siento en la obligación moral de dejar la advertencia que a pesar que Regulus NO es menor de edad en este fic si no que lo empieza con 20, por las indicaciones a seguir se hace mención a que se conocen desde que era más un niño. No, yo no apruebo esas practicas, lo escrito tampoco es algo escandaloso, más bien queda en lo que es implícito, pero por sí acaso prefiero advertir. Si no te gusta o no te sientes cómodo pasa de este capitulo.
--------------------
Suspirando Manigoldo noto como la noche se empezaba a hacer más fría, era una de esas noches donde el frio se hacía más intenso a medida que la noche se hacía más profunda. Mirando al león sentando a unos metros de él, recuperando el aliento tras un rato de entrenamiento al cual lo había invitado después de regresar de su misión. Formando una esfera con sus llamas azules las dejo moverse cerca del cuerpo de Regulus, permitiendo que su cuerpo se relaje del frio.
- Creo que es la primera vez que te veo algo descuidado. ¿Tanto te afecto esa misión? – Regulus le dijo, viéndose rodeado del calor del cosmos del cangrejo. – No sabía que las llamas infernales se podían usar así.
- Hey no seas tan atrevido que aunque me ordenaran descansar esas heridas no me hicieron la gran cosa. Se necesita más para dejarme inválido. – Se defendió arrogante, sonriendo algo enternecido por la reacción de Regulus. Aunque no se vieran diariamente, incluso limitándose a una forma más esporádica, ambos mantenían esa cercanía entre ellos donde todo se daba bastante casual, como buenos amigos, tal vez de una forma fraternal, o eso veían varios a su alrededor, por lo que no fue sorpresa que Manigoldo le pidiera a Regulus ayudarlo a calentar tras su tiempo en cama.
Solo que no era del todo así.
>> ¿Quieres que te lleve a dormir o prefieres una revancha? – La mano que ofreció fue tomada, Regulus sonrió seguro.
- Una última pero sin cosmos. – Fue lo pedido. Ambos se separaron poniéndose en posición defensiva, los ojos de Regulus parecían brillar como los de un animal cazador en la noche cuando hizo su primer movimiento, Manigoldo atrapo el puño que iba hacia él, empujando su cuerpo para dejar distancia.
- Eres todo un león. – Bromeo. Acercándose a Regulus antes de terminar saltando para quedar a sus espaldas, la fuerza que Manigoldo tenía en las piernas era conocida.
- Te sugiero que no Juegues así conmigo cangrejito. –Girando sobre sus talones empezando a intercambiar golpes con él. No obstante más parecía que estaban jugando, deteniendo una patada de parte de Manigoldo, se observaron a los ojos unos segundos y vieron por terminado ese entrenamiento.
El dorado de cáncer sonreía para sí mismo viéndolo irse de regreso a su templo, ¿Cómo ocultaba para sí mismo que en todo ese tiempo de regreso al santuario lo que más quiso en volverlo a ver? Había cambiado mucho de su relación con el joven dorado de león desde la primera vez que se vieron.
Últimamente no podía más que reír al darse cuenta como la mera presencia de Regulus le robada mucha de su atención. Ya no era una simple amistad o sentido de compañerismo entre caballeros, y era un sentimiento raro de reconocer ya que nunca creyó que algo así pasaría por su mente, de todos dentro y fuera del Santuario con los que se pudo imaginar Regulus no estaba precisamente en esa lista. Había conocido y visto mucho de él a lo largo del tiempo, haciendo que lo quiera como ahora.
Recordaba la primera vez que se vieron, no estaba muy enterado de nada relacionado a él, siendo lo más haberlo visto entrenando con Sísifo pero sin reconocerlo realmente. Solo como un aspirante a Santo más. Haciendo más irónico que este tan enamorado actualmente. Nada podía hacer más que comprobarlo, aunque si tenía ciertos nervios nunca fue cobarde para coquetear.
---
- Parece hay que hay un nuevo santo dorado de leo. – Justo después de haberle entregado la armadura, el anuncio de su nueva posición como dorado fue dado por boca de Sage esa misma noche. Algunos ya estaban conscientes de quien era, otros como él tenían cierta curiosidad, no solo por ser un nuevo integrante en la orden si no porque según tenía conocimiento hace muchos años que no había un dorado guardián de leo. Siendo el último el llamado héroe.
Aun se preguntaba que se necesitaba exactamente para ser considerado un héroe en el santuario, pregunta que nunca tuvo respuesta lastimosamente. Le pregunto a su maestro acerca de este nuevo Saint, pero al Sage no ser muy explícito en sus respuestas, Manigoldo fue con su segunda opción: Shion.
- ¿Aún no lo conoces? Al ser tu templo vecino pensé que ya estarías residiéndolo. – Shion le dijo. Si lo conocía como lo conocía era hasta raro que decidiera mejor venir a hablar con él.
- Digamos que quería saber un poco más de este nuevo león dorado. Le pregunte al viejo y no me respondió casi nada.
- ¿Puedo preguntar sus palabras exactas? – Shion inquirió, Manigoldo hizo un gesto como si lo pensara.
- Creo que es mejor que lo conozcas por tu cuenta, seguro te sorprendes. Solo te pido que tengas tacto. – En un mal intento de imitar su voz, replico lo mejor que pudo sus palabras dichas hace unas horas. - Y está de más decir que no entendí a qué se refería.
- Bueno, yo si me hago una idea. ¿Recuerdas algo del anterior Santo de leo? Es el padre del nuevo, se llama Regulus, un prodigio muy prometedor. Obtuvo su armadura bastante rápido. – Manigoldo asintió a lo que le decía, sonriendo intrigado e interesado.
- Vaya, eso no se ve seguido. Creo que iré a recibirlo, seguro solo falto yo.
- Solo te pido lo mismo que Sage, y es seguro que saldrás sorprendido. – Aseguro dejándolo solo tras eso.
Bueno, ya con eso no iba a salir decepcionado ¿Verdad? Su cara cuando noto que se trataba de un chico bastante joven fue un poema completo, en cierta parte debía esperárselo, muchos allí obtenían las armaduras desde su juventud, él no fue diferente después de todo.
- Vaya, así que tú eres el nuevo santo de leo. Un gusto conocerte chiquitín. Puedes llamarme Manigoldo. Dorado de cáncer. – Le tomo solo unos minutos asimilar lo que veía, tenían razón en que iba a salir sorprendido.
- Gracias. Soy Regulus. – Le parecía algo tierno verlo a decir verdad. Estaba muy seguro de sí, pero manteniendo cierto carácter inocente.
- Escuche que eras un prodigio, aunque creo que el hecho que vistas esa armadura habla por sí solo.
- Lo sé, me veras pequeño pero soy poderoso. Siento un orgullo llevarla puesta. – No era para menos, pensó Manigoldo.
- Espero ver ese poder en su máxima expresión, ¿Algún día me muestras?
- Tú dime cuando puedas.
- Nada mal ese entusiasmo. Te parece en unos días, no quiero que el patriarca crea que ya te estoy mal influenciando. – Regulus parpadeo confundido al escuchar eso último.
- ¿Mal influenciando? Eso significa entonces que debes de tener un historial de portarte mal. – Fue lo que le respondió, Manigoldo exclamo haciéndose el ofendido.
- No. Simplemente me gusta divertirme, ya sabrás que eso a veces trae problemas.
- Si eso dices. – Un joven bastante interesante, fue su primera impresión.
---
Parándose en las esquinas de su templo, Manigoldo miro en dirección a las escaleras que llevaban a la casa de Leo, esperando a su llegada al percatarse que no estaba en su custodia, sabiendo que no tardaría. Abriendo la palma de su mano fueron liberadas pequeñas estelas de luz azul pálido, de una apariencia similar a las almas que llevaba al yomotsu, que anunciaron su presencia mientras camino lentamente por el templo de Leo. Su custodio no tardó mucho en regresar.
- Espero mi presencia no te moleste. – Su voz galante se hizo escuchar, justo en el momento que Regulus volteo hacia él. No había tardado en notarlo. - Hace no mucho que te espera. Lamento que sea a estas horas, hubiera querido verte más temprano.
- ¿Me esperabas? Supongo que debe ser algo serio, porque si es solo que estas aburrido tan temprano me olvido que disfruto tu compañía. – Manigoldo rio con gusto ante lo dicho. Negando.
- Entonces qué suerte que mis intenciones son más serias. – Le dijo, detallando por unos escasos segundos la silueta del león en su traje de entrenamiento, sus facciones aun conservando ese carácter juvenil como el más joven de la orden dorada, el traje algo justo en la talla lo que terminaba resaltando su buena musculatura.
>> Has cambiado mucho desde la primera vez que te vi. Eso me agrada. – Extendiendo su mano, levantando su mentón con el pulgar, mirándose a los ojos. Acto que hizo sonrojar al contrario. – Te he conocido bastante aunque sea poco a poco, ha valido la pena. ¿Sabes? Eres un muchacho muy interesante.
- ¿Aun te acuerdas de eso? Supongo que eso significa que te he dado una muy buena impresión, era casi un niño cuando obtuve mi armadura.
- No te pienso negar que me sorprendió ver a un chiquillo, estando enterado de lo tu padre y siendo un prodigio pensé en alguien de más edad, pero no decepcionaste en nada.
- Supongo que gracias. Y bueno, has sido un gran amigo desde ese día. Aunque, ¿Me tengo que preguntar el porqué de esta conversación? Creo que nunca te he notado tan nostálgico. – Pregunta valida.
- ¿Tú que crees?
- Uhm... Bueno. No se me ocurre algo realmente. – Como respuesta, Manigoldo lo abrazo, tomando su rostro para terminar besando su frente.
- ¿Y ahora, pequeño rey?
- Creo que si... - Apegándose al cuerpo contrario devolvió el abrazo del contrario, pegando su cabeza a su hombro. – Si es lo que creo. Bueno, ahm... No sé qué decirte, ya que nunca he tenido una relación. Tampoco lo considere alguna vez, pero no me molestaría a decir verdad. Desde hace tiempo... Bueno. ¿Es eso? – Termino riendo traicionado por los nervios.
- Descuida. Entiendo lo que me quieres decir. - Respirando profundo Regulus retomo su postura inicial, guardando silencio por unos segundo que uso para pensar en su respuesta.
- A diferencia de ti quiero ser más directo, así que, si quieres una relación conmigo, ¿Me besarías entonces? – Regulus se saltó a sus brazos apenas sus labios se tocaron. Abrazando su cuerpo. Era inexperto, estaba de más decirlo, dejándose llevar por la experiencia que Manigoldo parecía tener. – Te quiero bastante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro