5. Comida | llorar
Rarepair week 2023 - Día 5
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Prompt: Comida | llorar
Pareja: Minos x Lune
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Comida | llorar
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En una casa de verano
Radamanthys y Aiacos llegaron puntualmente al comedor temerosos por el momento en que tuvieran que probar el desayuno pues ese día, marzo 25, era cumpleaños de Minos exigiendo ser él quien se encargara del desayuno ya que, desde hacía varias semanas, había practicado sus artes culinarias deseoso por ponerlas en práctica con las dos únicas personas a su alcance.
Los dos jueces insistieron en que aquel gesto no era necesario, al ser grifón el festejado, bien podrían salir a buscar donde almorzar copiosa y decentemente ocasionando que el juez de cabellos grises se molestara ante tal falta de tacto a sus sentimientos. Minos deseaba que ellos dos probaran su comida ahí y ahora.
—¡Escuchen! —indicó molesto observandolos tomar asiento a la mesa— ¡Hoy es mi cumpleaños, hoy soy la reina y mi voluntad es que coman todo lo que he cocinado para ustedes!, ¿les quedo claro?
Tras perforarlos con la mirada, procedió a retirar la tapa a los sartenes y cacerolas que humeaban mientras los dos jueces tragaban duro ya que, era un hecho, que sería una experiencia dolorosa para ambos. Los dos jóvenes tomaron aire mientras Minos servia un par de platos copiosos colocándolos delante de ambos.
Tanto Aiacos como Radamanthys se quedaron atónitos ante aquel espectáctulo pues, claramente, notaban como su amigo había hecho un esfuerzo enorme; no obstante, fracasado pues lo que estaba sobre los platos era de un color entre café oscuro y negro que despedía un claro olor a quemado.
Radamanthys adoptó una actitud pensativa apartando el plato con desdén un segundo después.
—Tengo dieta especial, no como chatarra —replicó el dragón heráldico con toda calma observando a Minos con molestia.
—Seguro que Aiacos tiene una opinión más objetiva que la tuya —Minos dedicó una mirada casi suplicante a la garuda mientras este hacía acopio de todo su valor para probar la comida de su jefe.
—Bien pues... seguro no tiene mal sabor —Aiacos se acercó el tenedor observando la comida con escepticismo aunque sin deseos de ofender al cocinero que había dejado un caos en cada mueble de cocina dispuesto—. Creo que se te pasó la sal o la pimienta y empleaste mal algunos condimentos además de que todo se quemó —dijo al fin mirando al grifón con timidez tratando de ocultar varias lágrimas que salían solas a causa de los espantosos alimentos.
—¡Oh vaya, todos aqui son críticos de gastronomía! —refunfuño Minos muy molesto— ¡Estuve cocinando toda la mañana para ustedes y así me agradecen!
Sin darles oportunidad a responder, Minos salio rápidamente de la cocina buscando su chaqueta, acto seguido los dos ocupantes en la mesa dieron un respingo al escuchar la puerta de la casa cerrarse con violencia. Tras dedicarse una mirada de fastidio, observaron con detalle el caos a su alrededor.
—Minos se largó dejándo un caos en la cocina —comento Aiacos observando las cacerolas abiertas aun humeantes, los utensilios de cocina sucios arrojados aqui y allá, la mugre en la estufa y demás—. Por cierto, hoy es su cumpleaños, ¿lo recuerdas?
—Si, ayer compre una tarta para él, pero después de este desplante infantil, se merece una buena paliza por inmaduro.
Los dos se quedaron un momento más analizando los platos frente a ellos antes de tomar una decisión sobre qué hacer con la comida estropeada.
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Minos iba en su auto buscando calmarse luego del amargo trago pasado con sus dos compañeros del tribunal del silencio. Iba tan metido en sus pensamientos que no se fijo que por poco atropella como a tres personas por conducir imprudentemente, el grifón solía ser una amenaza al volante siempre que tomaba el automóvil empeorando cuando estaba enfadado.
—¡Son un par de malagradecidos! —gritoneaba dentro del automóvil sin saber ni a donde se dirigía deteniendose en la ladera de un camino poco transitado en las afueras de alguna ciudad cercana— Necesito buscar a alguien que si aprecie mis cualidades gastronómicas —Hyoga paso por sus pensamientos sin embargo, el santo del cisne estaría muy enfadado luego de que lo dejara botado en un hotelucho después de haber tenido sexo con él—. Hyoga es mala idea por ahora —se dijo esbozando una sonrisa irónica.
Fue entonces que otra persona realmente especial paso por su mente. El era alguien por quien Minos sentía algo sin quererlo reconocer abiertamente pues, por el momento, prefería tener compañía casual que no le diera problemas y esa persona en particular estaba más allá de lo "casual" pues le veía a diario el rostro en el tribunal.
—Seguramente estará ocupado, pero soy su jefe así que podrá tomarse unos minutos libres —Minos lanzó una risita usando su cosmos para invocar a ese chico especial hasta su presencia.
Se recargó un momento en una de las puertas del vehículo esperando pacientemente a que su cita llegara, la única persona que podría sacarle el mal trago de la mañana y su férrea mano derecha. Estaba seguro de que Lune le daría el gusto de probar su comida pues, ni en sueños, iba a permitir que se desperdiciara o, peor aun, que los dos que se quedaron en casa la echaran al basurero.
—Señor Minos —Lune iba sobre el camino aproximándose a él con su expresion nerviosa de siempre—, perdon por tardar no pensé que me necesitaría hoy. Estaba llenando varios reportes.
—No te preocupes por eso, amigo —respondió Minos—. Apenas volvamos, estaré contigo ayudándote con el molesto papeleo. Acompáñame, necesito pedirte algo.
—De acuerdo.
No obstante, Lune se sintió presa de un ataque de pánico apenas vio a Minos ponerse detrás del volante; nada había que le causara semejante terror que el ser el copiloto de su jefe quien tenía serios problemas para conducir. Tras tomar asiento en el vehículo, no pudo más que elevar una plegaría a cualquier deidad que lo escuchara rogando que ambos llegaran a su destino sin contratiempos.
—Encomiéndate amigo porque debo acelerar para volver cuanto antes —indicó Minos un poco sarcástico aunque de buen humor dedicando una sonrisa a su acompañante.
—Lo entiendo, Señor Minos —Lune se colocó el cinturón de seguridad orando en su cabeza.
El chico mantuvo los ojos cerrados con aprehensión durante todo el trayecto.
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Radamanthys y Aiacos terminaron de limpiar el caos apocalíptico en la cocina cuando escucharon la puerta abrirse y dos voces alegres cruzaron la estancia. Por lo menos Minos se escuchaba de mejor humor y menos enfadado.
—¿Lune está aquí? —preguntó Aiacos con sorpresa— Era su turno de estar de guardia en el tribunal conciliando la información de esta semana.
—Minos es su jefe asi que... —el wyvern se encogió de hombros mientras los dos recién llegados entraban en la estancia.
Lune saludó educadamente sintiendose más relajado al estar en suelo firme.
—Lune está aqui para probar lo que cocine en la mañana —indicó Minos autoritario observando impasible a sus dos colegas—, ¿donde lo guardaron? —no recibió una respuesta inmediata dedicándoles una mirada furiosa— Lo echaron a la basura, ¿verdad? ¡Confiesen!
—No amigo —Aiacos señaló un par de recipientes sobre la mesa recién ordenada—, los dejamos ahí, pero ¿harás que Lune coma de eso ahora?
—Sí claro. Es mi cumpleaños —repitió molesto mientras Lune tomaba asiento tímidamente a la mesa dejando a su jefe lanzar maldiciones a los otros dos jueces—. Ahora te sirvo, Lune.
—Si, Señor.
Lune sabía, y de sobra, que Minos era el peor cocinero sobre la tierra. no era necesario que se lo recordaran pues todo, absolutamente todo, lo que el grifón trataba de cocinar aunque fuera con esmero, quedaba particularmente espantoso. No obstante, los dos jueces se quedaron pensativos por un momento ante los reclamos de Minos.
—Aqui nadie valora mi esfuerzo —reclamó molesto lanzando a los dos miradas perforantes—, ¿que comerían si no estuviera yo?
—Bien —Radamanthys lo cortó en seco ya que comenzaba a cansarse de sus quejas—. Hagamos esto, nos comeremos todo lo que cocinaste a cambio de que comas el postre que compramos.
Aiacos sacó de la nevera una gran y redonda tarta cuya cobertura blanca estaba adornada con fresas que colocó en la mesa delante de Minos, e incluso Lune quien observó el gesto francamente conmovido, olvidando al espantoso sabor de la comida quemada que Minos le obligo a ingerir tras calentarlo por un rato.
—No imaginamos que te ofendería de esa forma el que no quisieramos lo que nos diste de almuerzo —comenzó a decir el juez de la garuda tratando de excusarse lo mejor que podía—, sabes que a veces bromeamos pesado, pero jamás con ánimos de insultarte.
—Si Minos, pareciera que no nos conoces —Radamanthys lo dijo de la mejor forma posible, Minos lo sabía pese al poco tacto que siempre mostraba.
—Esta bien... —Minos lo tomo de mejor forma mientras sus dos amigos llevaban otros platos a la mesa.
—Le daremos una oportunidad a esto, ¿bien? —Radamanthys lo observó con una expresión que se podría considerar cándida para sus estándares que fue recibida por Minos afirmativamente—, pero hoy no. Saldremos un rato y volveremos más tarde para la tarta.
Ambos los dejaron a solas por un momento mientras Lune hacía su mejor esfuerzo en comer ya que Minos esperaba ansioso sus comentarios al respecto. Sorprendentemente, Lune no encontró el plato tan terrible como habría esperado, a pesar de haberse quemado, la combinación de sabores era interesante e incluso original.
—No sabe mal, Señor Minos y no lo digo solo por quedar bien —el joven de los ojos violáceos lo observó por unos momentos.
Minos dibujó una sonrisa honesta mientras lo acompañaba a comer notando por qué, tanto Aiacos como Radamanthys se quejaron, pues efectivamente su comida tenía un sabor terrible.
—Dioses... esto es espantoso, ¿estás seguro de que te agrada? —Minos lo miró incrédulo recibiendo una afirmación por respuesta.
—Me agradan los sabores fuertes —el joven sonrió de vuelta.
—Gracias por darme una oportunidad, Lune. Prácticamente, tuve que rogar a los otros dos que siquiera probaran un bocado, pero ya los conoces. A veces no sé como logro convivir con ellos todos los días.
—Creo que, en el fondo, los otros dos le tienen aprecio —respondió honesto—. De no ser así, creo que ya se hubieran matado entre los tres.
—Es cierto, ¿que te parece si busco alguna música que amenice el ambiente?
—Lo que usted quiera.
Minos salio de la cocina buscando el reproductor de música pensando en lo afortunado que era al tener a Lune a su lado en momentos de tristeza, gozar del placer de su compañía era algo invaluable y deseaba que en algun futuro pudiera haber algo más, pero tenía miedo a perderlo si es que aquello salía mal. El grifón desechó esos pensamientos volviendo su atención al disco de rock clásico que apareció entre la compilación de vinilos colocándolo en una tornamesa que había por ahí. Asi los sonidos de diferentes melodías llenaron el ambiente.
—Señor Minos —comentó Lune de pronto—, eres el festejado. Hoy es tu cumpleaños, ¿por qué no me permites ser yo quien te sirva la comida?
—No Lune, soy la reina pero tú eres mi invitado y, al menos por hoy, ocupas un lugar más elevado. Soy el anfitrión y debo estar a la altura de las circunstancias.
—Siendo asi, comeré otro plato, por favor.
Minos sonrió ampliamente al escuchar esas palabras comportándose como todo un servicial caballero abriendo una botella de buen vino espumoso, el favorito de su invitado, mientras servía dos copas grandes arreglando la mesa lo mejor que podía lamentando no haberlo hecho antes. La culpa era de los otros dos jueces por molestarlo con sus tonterias, asi que ahora debía enmendar su mala educación preparando para Lune la mejor mesa disponible.
—Gracias, Señor Minos —Lune se sintió complacido ante aquel gesto pues, además, Minos busco un candelabro de dos brazos encendiendo las velas para dar un ambiente más acogedor e íntimo.
—Al contrario, gracias a ti.
Compartieron aquel almuerzo, que paso a ser merienda, charlando de cosas ajenas al trabajo y el inframundo. La música que agradaba a Minos fue la que aderezó el ambiente pues del rock clásico pasaron a "Madame Butterfly" de Puccini dando un recorrido por diferentes piezas musicales las cuales también eran del agrado de Lune.
—Déje ayudarlo a ordenar la cocina —comento Lune deseoso por sentirse un poco más útil y no solo permanecer ahí sin embargo, Minos no se lo permitió.
Radamanthys y Aiacos volvieron a casa un poco más tarde ya que habían decidido buscar donde comer algo decente, a su regreso fue que partieron la tarta mientras Minos salía un momento de la cocina dirigiéndose a la habitación más cercana. Dejo salir un par de lágrimas mientras sonreía ya que, finalmente, sus amigos compartieron su cumpleaños, le llevaron una tarta y Lune dio una oportunidad a su cocina.
—Fue un buen cumpleaños, después de todo —se dijo sonriente retirando aquellas lágrimas de felicidad.
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FIN
*Notas: Quería usar otra pareja pero, principalmente, a Minos. Pensaba que podría ser Hyoga pero ya lo usé en el evento pasado y acabo de terminar una historia suya asi que decidi recurrir a la vieja confiable e incluir a Lune en este relato.
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