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3. Cita | besarse

Rarepair week 2023 - Día 3

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Prompt: Cita | besarse

Pareja: Shiryu x Shura

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Cita | besarse

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Templo de la Corona, Grecia

Shiryu llego puntual al lugar que ambos habían quedado días antes: el hermoso mirador que estaba ubicado en los límites entre el Santuario y el templo Corona. Aquel sitio que parecía pertenecer a un mundo alejado entre los dos recintos, como si estuviese localizado en un mundo alternativo que nada tuviera que ver con dos dioses hermandados y enemigos.

—Me pregunto... —pensaba el dragón lavanda observando el bello firmamento delante de él— ¿cuánto tiempo tardara en llegar?

Lanzó un suspiro breve tomando asiento en una columna derruida mientras el viento mecía levemente sus cabellos largos y oscuros. Su mente trajo el recuerdo del hombre que le había pedido pasar la tarde a su lado en un sitio especial: Shura de capricornio. Quien fuera su enemigo en el pasado, pero que, al final, terminó regalandole uno de sus dones más preciados: Excalibur.

La técnica que a Shura le costara tanto trabajo aprender, la había otorgado al santo de bronce tras demostrarle ser digno de ella.

Shiryu observó su antebrazo derecho por unos instantes deslizando los dedos de la mano derecha con ilusión, como si pudiese tocar excalibur con su propia mano así como las pocas veces que había sentido el tacto de Shura, la delicada aspereza de su piel y la imagen que vivía en su recuerdo al verlo trabajar en su templo sin camisa. Solo habían tenido un ligero roce que hizo que el custodio del décimo recinto no pudiera apartarle de su mirada y sus atenciones.

Shura iba con paso rápido hacia el mirador ya que estaba retrasado por varios minutos. Habrase visto semejante caballero dorado desconsiderado, se dijo molesto dando saltos para poder llegar más rápido, haber pedido una cita al dragon de bronce fue toda una proeza como para estropearlo con su impuntualidad.

Y todo por querer lucir lo mejor posible en esa primera salida. La que le vino a la mente apenas tuvo un ligero roce de su mano con la del asiático, la que le hizo desear tocar su piel, deslizar sus dedos delicadamente por el rostro del chico, sentir sus labios y otra serie de emociones que le brindaban esas imágenes mentales que revoloteaban en la intimidad de sus pensamientos.

—¡Rayos, debo correr o capaz Shiryu decide marcharse!

Shura llego agotado al lugar de reunion encontrando al dragon sentado en una columna gozando de la paz del momento, parecía tener los ojos cerrados y estaba profundamente sumergido en sus meditaciones; el santo de capricornio se aproximó con pasos lentos apreciando cada detalle de la escena.

El dragon lavanda era una imagen atemporal salida de la imaginación de una divinidad, pensó el custodio del décimo templo sintiendo los furiosos latidos de su corazón, deteniéndose pocos pasos antes de llegar a la columna donde Shiryu reposaba.

—Tardaste un poco —comentó el dragón con los ojos cerrados dibujando una sonrisa en sus labios—, pensé que no vendrías.

—Lo siento —Shura tomo asiento a su lado excusándose por su impuntualidad—, de ninguna forma te dejaría plantado cuando fui yo quien pidio este encuentro.

—Siempre tan considerado.

Shiryu se giro encontrándose con la mirada de ojos verdes del español posada en él, así mismo a la nariz del santo de bronce llego una combinación de aromas cuyo origen alegró el momento: shampoo, jabón y, el más interesante, loción para después de afeitar. El dragón quedó sorprendido por la preparación que el caballero dorado tuvo antes de presentarse en esa cita pues, se notaba a leguas que se tomo su tiempo en ducharse y afeitarse.

—¿Y bien, que actividades haremos hoy? —pregunto el jovencito de bronce tratando de no ponerse nervioso.

—Pensaba en charlar y caminar un poco. Me gustaría conocerte un poco mejor, Shiryu. Sé que fuimos contrincantes en el pasado y recién nuestro trato nos ha acercado más, pero... —guardó silencio de pronto meditando sus palabras mientras Shiryu lo observaba en silencio esperando a que continuara.

—¿Pero...?

—Hay algo en ti —continuó al fin— que me atrae mucho —Shura siempre había sido directo, cuando sentía algo lo decía sin más aunque la presencia de la otra persona lo intimidara, hacía acopio de su valor.

—Ya veo... —aquello confirmaba lo que el dragón pensaba y sentía aunque estaba deseoso por saber qué tanto haría Shura en esa primera cita juntos, ¿que tan realmente interesado estaría en él?— Asi que esto es una cita a fin de cuentas.

—Si quieres verlo así. Espero dejar en ti una buena impresión luego de este día y espero consideres darme una oportunidad.

—Bien pues... vamos allá.

Shiryu observó lo bien vestido que iba su acompañante pues, a pesar de llevar ropa de entrenamiento, se le veía formal para una salida. Ese era un punto a su favor pese a que el dragón no era fijado en esa clase de detalles, lo tuvo en consideración. Su camino los llevo escaleras abajo en las que Shura hizo acopio de su caballerosidad, ofreciendo su mano al dragón para ayudarle a bajar las escaleras.

—Todo un caballero —dijo el joven asiático complacido aceptando la mano y la ayuda.

Shura solo sonrió, empezaba a ponerse nervioso y no quería perder el control de la situación ya que, lo que menos deseaba, era que el santo de bronce lo viese vulnerable cuando intentaba ser galante con él. Para capricornio, Shiryu era una visión excelsa vestido con un atuendo típico de la zona donde comúnmente vivía aunque, lo que más le gustaba del jovencito, además de eso, era su personalidad.

La determinación del dragón y sus ideales de justicia eran algo que los dos compartían; claramente, Shura podía simpatizar con varios aspectos del pensamiento del caballero de bronce: ambos defendían a la misma diosa, los dos compartían una técnica secreta heredada solo a los mejores y más fieles a ella además de su estricto sentido de la rectitud.

—¿Qué opinas de este lugar?

—No conocía este poblado.

Al cruzar el camino que separaba el templo Corona del Santuario, se llegaba a un amplio y vasto parque nacional que daba a otro pueblo más allá de los límites de Atenas. El custodio del décimo templo narró a Shiryu como era que conocía dicho lugar desde que era aprendiz.

—Después de lo de Aioros, decidí que prefería estar solo y así busque un sitio para entrenar lejos de los demás llegando a este lugar apartado de todo y todos —confesó Shura con calma mientras Shiryu lo tomaba de la mano.

—Este lugar es silencioso y perfecto para una larga sesión de entrenamiento.

El parque nacional estaba considerado una reserva natural griega, en realidad nadie podría tener acceso a él, pero Shura se las ingenio, en su momento, para ingresar sin ser descubierto y hacerlo su sitio secreto del día a día; nadie lo conocía más que él y, en caso de que alguna persona llegara a pasar por ahí, bastaba con mantenerse en silencio para que cualquier invasor no deseado se marchara.

—Pensé que habías traído aquí a algún amigo que tuvieras —los dos tomaron asiento en una zona llena de árboles cuyos troncos crecían de forma irregular en el terreno, tanto así que uno de ellos tenía la forma perfecta para sentarse.

—No, eres el primero al que traigo a este lugar, un poco más adelante está mi área favorita. Creo que te gustará ya que es un tipo de zona con la que estás familiarizado.

—¿De verdad?

Antes de trasladarse a la otra parte del parque que Shura pretendía mostrarle, se quedaron varios minutos sentados charlando y gozando de la mutua compañía. Intercambiaron un poco de sus vidas privadas narrando sus entrenamientos, sus experiencias desde que se conocieron y las muchas cosas que tenían en común.

Shura disfrutaba mucho escucharle hablar y hablar sobre su vida en China, region que ahora deseaba conocer, las costumbres de allá y demás; sobretodo, deseaba conocer el sitio exacto donde el dragón residia preguntándose ¿cómo era a puertas cerradas?, ¿qué clase de persona era en su vida privada?

—¿Alguna vez me llevarás a conocer tu tierra? —pregunto capricornio clavando en él sus ojos verdes que parecían desarmar a Shiryu pues, aunque fue por pocos instantes, le pareció que se sonrojaba.

—Por supuesto... —Shiryu sentía que comenzaba a flaquear y perder control de sí mismo tratando de recuperarse lo antes posible— Iremos cuando gustes. El sitio donde vivo tiene poco que ofrecer, pero en los poblados cercanos hay amenidades, restaurantes y teatros. Dentro de poco habrá un espectáculo montado por la ópera de Beijing. Podríamos asistir juntos si quieres.

—¡Me encantaría! —respondió Shura animado mientras su mirada resplandecía ante la expectativa de un viaje hasta China, lo cual no le importaba en absoluto, con tal de estar con Shiryu y conocerlo mejor— Confirmame la fecha y ahí estaré. Conozco muy poco sobre opera, pero lo disfrutaré, te lo aseguro.

—Bueno... la ópera tradicional china no se parece a otras asi que sugiero estudies un poco antes de que asistamos —Shiryu rio un poco ante el comentario sintiendo como Shura lo tomaba de la mano dejando un beso en ella.

La mano en la que Shura dejo un prolongado beso, era en la que estaba Excalibur, la técnica que los unía como el lazo de sangre entre hermanos o el acto sexual entre amantes. Shiryu sentía el rostro encendido sin saber qué decir, algo cálido nacía en su interior complementando la atracción inicial por su acompañante.

—¿Cuál es otro sitio que deseabas mostrarme? —no quería romper el encanto del momento, pero sus nervios no lo dejaban ni un segundo y más ahora que Shura dejaba beso tras beso desde sus manos dirigiéndose a su antebrazo y hacía arriba.

Shiryu sentía que su corazón estallaría en pedazos y su rostro ardería de lo encendido que estaba. Quería pedirle a Shura que bajara la velocidad e intensidad, pero, al mismo tiempo, no deseaba hacerlo ya que las descargas eléctricas que recorrían su cuerpo eran demasiado placenteras como para parar. No obstante, el dragón sabía que de un momento a otro, algo en su cuerpo reaccionaría ocasionando una inesperada vergüenza.

—Vamos —Shura lo tomó suavemente de la mano poniéndose de pie para conducirlo a ese otro sitio secreto y especial.

Tomados de la mano caminaron otro poco internándose en la reserva natural que, en esos momentos, les pertenecía pues nadie más había salido por el camino haciendo de esa cita algo casi secreto; un momento íntimo y memorable para ambos.

—Es aquí.

Delante de ambos se escuchaba la caída de agua de una alta cascada al mismo tiempo que la sensación de humedad se hacía cada vez más y más evidente y pesada envolviendo el ambiente.

—Se que no se compara a la cascada de Rozan donde entrenaste, pero este lugar me recuerda ese sitio y tu técnica de "Los cien dragones". La historia de cómo lograste cambiar el curso de la cascada siempre la he tenido en mente desde que me la narraste.

—¿De verdad? Honestamente creí que no habrías prestado atención.

—En absoluto, todas las historias y experiencias que has compartido conmigo las llevo grabadas en mi memoria. Estoy ansioso por compartir más a tu lado.

Shiryu sonrió ampliamente al escuchar esas palabras, no se esperaba tantas revelaciones e interacciones con Shura en esa primera cita pensando que sería algo más bien austero solo para tantear el terreno, pero el custodio del décimo templo se dejó ir con todo para atraer al dragón a él.

—¿Entonces Shiryu, me darás una oportunidad? —pregunto de nuevo suavemente— ¿crees que pueda ser merecedor de eso?

—Esta primera salida ha superado mis expectativas, es cierto —el dragón sonrió tímidamente—. Mereces esa oportunidad

—¡¿Lo dices en serio?!

—Si, ya lo había considerado solo quería estar seguro de que querías lo mismo y estábamos en la misma página.

—Lo estamos.

Shura tomo suavemente el rostro de Shiryu entre sus manos mientras el sonido de la cascada detrás de ambos disipaba todos sus pensamientos dejándose llevar por la ternura del momento: dejo en los labios de Shiryu un prolongado beso que formaba parte de la continuidad del lazo que ya compartían.

Excalibur los acercó de un modo que nadie más podría y ese beso los unió a partir de ese momento.

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FIN

*Notas: Dedicado a Nene, gracias por la inspiración. 

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