Say Not To This
• BSD'U
• [✨🎶✨]: Say Not To This - Hamilton.
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[ 승리 ]
Terrible aquella noche de verano, en la que por las calles se podía oler el peligro, y Poe lo iba a conocer.
Había dormido tan poco (o nada) en la última semana, estaba débil y despierto, dedicandose a escribir y escribir tantas cosas que lo traían mal: sus propios escritos y trabajos para el renacer de Guild.
Había tenido suerte de que no se le guardara rencor por su traición y que le pidieran su ayuda para sus próximos proyectos. Él encantado accedió con tal de tener algo que hacer, ganar dinero y ayudar a Fitzgerald, pues pese a todo, se sentía en deuda con él por aquella traición. Claro que el trabajo venía con una sola condición: cero relaciones con la Agencia Armada de Detectives.
Accedió y ahora se arrepiente, porque eran esos proyectos los que lo estaban matando.
Dios, necesitaba un descanso.
Y en aquella noche tocan a su puerta de su hogar, extrañando demasiado al castaño. Decide abrir y termina encontrándose con el detective de oscuros cabellos que llegó a odiar y que ahora no podía hacer más que admirar y estimar.
- ¿Ranpo?
Parecía tan debastado.
- yo... Sé que estás ocupado y lamento por molestarte pero... No sabía a dónde ir y vine solo, no-o sé cómo y... Y...
No duda en dejarlo pasar al verlo desarreglado, asustado e indefeso. Si bien iba contra la condición que Fitzgerald le había impuesto, no iba a dejar a Ranpo allí afuera ni le haría el feo aun cuando no se hubieran visto en meses. Además, Fitzgerald no tenía porqué enterarse si no hacía nada malo.
Lo hace sentarse en uno de sus sillones y le ofrece agua.
- ¿Qué te pasó? -pregunta con cuidado.
- es... Complicado...
- ¿Quieres hablarlo?
- sería increíble si no, pero ya que me acogite, es lo menos que puedo hacer.
Suspira pesadamente.
- el novio de Yukichi me trata mal... Me golpea, menosprecia y cosas así. -cuenta con algo de molestia.
- ¿Pero y Fuku-?
- no lo sabe. Y no quiero que sepa. Él... Él lo quiere mucho, y de hecho Mori lo trata bien, no quiero romper su ilusión... Además, no lo hace siempre, son pocas veces y puedo soportarlo, pero hace unos días se fueron sin decir nada y en verdad no sabía a dónde ir o si podré estar yo solo...
- ¿Y tús compañeros?
- ya tienen sus propios problemas como para encargarse de un idiota de 26 años. -ríe avergonzado.
Todo aquello conmueve el corazón del americano, lo derrite y por ello ofrece a ayudarle de algún modo. Porque no había nada de malo ek ayudarle. Pero antes, le pide unos momentos para ir a arreglarse.
Se coloca sus zapatos, su saco y capa para salir.
Vuelve a la sala y no encuentra a Ranpo. Por un momento se asusta, pero se calma al ver la puerta de su estudio abierta y, al entrar allí, se da cuenta que adentro estaba Ranpo.
Mirando los documentos de Guild.
- ¡Ranpo! -corre a quitarle los papeles de las manos.- eso no-
- ¿Vuelves a ser de Guild?
- sí-í. -responde, guardando los papeles en un cajón.- me encargo de-
- de su base y planes, ¿No?
Dios, lo leyó.
- Ranpo-
- no diré nada, tranquilo. -suspira.
- por favor... Ahora, vamonos. -habla, sacándolo de la casa.
Se ofrece a acompañarlo a su apartamento
- eres tan amable, Poe...
En el camino, Poe le ofrece un poco de dinero que sabía que le podría servir, y aunque Ranpo se negó un momento a aceptarle los dos mil yenes que le ofreció, terminó aceptándolos.
Y al cabo de un rato en el que caminaron juntos, llegan a su hogar a unas cuadras de distancia.
- este es mío. -dice cuando están frente a la puerta de su departamento.
- oh bueno... -mira como Ranpo abre la puerta, y también lo mira dudar.- yo... Debería irme ya.
Ranpo se sonroja pero, decidido, lo toma del brazo y lo mete a su hogar.
Lo guió a su habitación.
Y lo jala consigo a la cama, quedando Edgar sobre él y entre sus piernas abiertas, poniendolo nervioso.
- quédate. -suspira Ranpo.- por favor, quédate conmigo.
Es allí cuando Edgar comienza a rezar.
"Señor, muestrame cómo decir que no a esto"
Torpemente se levanta y de aleja, quiere salir de allí, pero el azabache se levanta y lo arrincona entre él y la puerta.
- Edgar... -susurra sobre sus labios y acaricia su pecho por sobre las telas.
Él no sabía cómo decir que no a ese hombre, pero, por dios, se veía tan indefenso, y su cuerpo decía "joder, sí".
¿Cómo decir que no a eso?
Su mente caótica y cansada le gritaba que no debía estar allí, que no debía estar con Ranpo, con su antiguo rival, que ese era un límite que no debía pasar, que ya mucho hacía con él sin que Guild se entere, que aquello no era correcto de ningún modo. Su mente solo quería irse.
Pero cuando su boca está sobre la suya no podía decir que no.
No iba a decir que no.
Se deja llevar por esos labios desesperados, por esas manos que lo guían a la cama y esa fricción en su entrepierna.
El calor entre ellos crece demasiado rápido, necesitan más contacto y Poe no sabe en qué momento logra desnudar al detective. Sólo para él.
Se toma su tiempo de besarlo, de tocarlo por dónde él quisiera, robándole suspiros al más joven. Sus manos recorren su cuerpo entero hasta llegar a la erección de Ranpo, dedicándose a tocarlo como él quisiera, desde la base hasta la punta con movimientos rápidos.
Lo escucha suplicar por más, por tenerlo ya dentró de él con desespero, intentando quitarle sus propias prendas. Y Edgar cumpliría sus deseos, pero para eso, debía dejar de tocarlo y levantarse de la cama.
- mierda. -brama Ranpo, mirándole con el ceño fruncido.- Edgar-
- tócate. -ordena, de pie y despojándose de su saco con lentitud.
Sin perder el tiempo, Ranpo se estira hasta una pequeña cómoda al lado de la cama, sacándo de uno de sus cajones un pequeño de lubricante, bajo la atenta mirada de Edgar.
Mientras se deshace de su chaleco, mira como abre el bote y echa un cantidad considerable en su diestra para luego dirigirla a su cavidad. Edgar se desviste lentamente mientras mira como abre las piernas y se introduce dos de sus húmedos dedos, soltando además un sonoro gemido. Los mete y los saca con desespero y rapidez, incluso llega a un tercer dedo que lo vuelve loco, que le hace mover su cadera em busca de llegar más profundo. Y esa imagen le fascina a Poe mientras él mismo se tocaba.
No puede más.
Ya sin prenda alguna, vuelve a subirse a la cama y queda sobre Ranpo, deteniéndo su mano y recibiendo un quejido por ello, pero lo calla con un húmedo beso.
Se acomoda entre sus piernas y siente al menos estremecerse cuando su erección comienza a penetrar su húmeda cavidad, lenta y tortuosamente.
- ¡Dio-os Edgar! -gime sonoramente al sentirlo dentro de él, arqueando la espalda.- te necesito, Edgar... Ne-ecesito má-ás....
¿Alguien podría decir que no a eso?
No, claro que no.
Y se deleita con los gemidos ahogados de su amante, con su cavidad tan apretada y húmeda, con sus súplicas en cada dura estocada y el sonido de sus pieles chocar.
Tan rápidas y rudas aquellas embestidas.
Edgar deja escapar un jadeo cuando siente la cavidad más apretada. Las embestidas son más salvajes, Ranpo se aferra a él, siendo un desastre de gemidos y suplicas cegado por el orgasmo, gritando su nombre sin importar si alguien lo escuchara, solo necesitaba a Edgar.
Su amante llega antes al orgasmo, corriéndose entre ambos y apretando tan esquisitamente la erección del castaño, quien da unas pocas estocadas más hasta que finalente se corre dentro del detective.
Sus respiesciones son irregulares y tratan de limpiarse, sintiéndose tan malditamente bien.
Edgar deseaba decir que esa fue la última vez, se suponía que sería la última vez pero sin darse cuenta, se volvió un pasatiempo.
Escribir, dormir y coger con Ranpo.
¿Era aquello sano? No lo sabía, solamente disfrutaba esos encuentros meramente carnales que tenían y lograban hacerlo sentir un poco más vivo y menos estresado.
Claro que debía tener cuidado de que Guild no se diera cuenta, algo que le explicó a Ranpo en su momento y accedió a esa peligrosa y excitante aventura, encontrándose a veces en su departamento o en el de Edgar. Y claro que a veces descuidaba el trabajo por él pero si podía estar con el detective, no le importaba sus contratiempos.
Todo parecía mejor para Edgar.
A un mes de empezar aquel enredo, recibió una carta de un tal Mori Ougai. Aún mejor, decía:
"Estimado señor Poe, espero que esta carta lo encuentre con buena salud y lo suficientemente prospero para poner dinero dentro de los bolsillos de gente como yo, que pasa por un mal momento en su compañía.
No hablamos de menos de veinte millones de wones.
¿Y por qué debería usted colaborar?
Vera, ese es mi hijastro al que decidiste-"
- mierda...
"¡Oh no! Parece que no le importa para nada Guild. Nunca lo hizo, pero ahora tiene un contrato y está por tirar todo a la basura, no solo usted, si no Guild y su reputación, ¿Se imagina? El rumor que crecería antes que ésta pudiera renacer: caliente amorío con un detective, evadiendo sus responsabilidades con Guild y al mismo tiempo, dando los puntos débiles de ésta y siendo una amenaza directa que Guild puede y apartará de su camino sin mucho esfuerzo... Pero al menos cogió.
Así que ahora, pague por esos pantalones que desabrochó.
Y si le sirve de consuelo, puede seguir viendo a Ranpo. Mientras el precio sea correcto, no le diré a tu superior."
Dinero, reputación, Guild... Sabía cuál era su talón de Aquiles y es talón solo lo conocía una persona: Ranpo.
Pánico y molestia.
Escondió la carta en uno de sus cajones, tomó sus cosas y corrió a su apartamento.
La puerta se abre y ve que Ranpo tiene una sonrisa.
- Edgar-
- ¿Estás solo? -pregunta, pasando a su lado y entrando a su casa para hablar con mayor privacidad.
- oh claro que sí~ -responde juguetonamente, cerrando la puerta y acercándose a él.- te extrañé tan-
- ¿Cómo pudiste? -dice en un tono duro y su ceño fruncido, ignorando su coqueteo.
- ¿Qué-?
- la carta.
- sinceramente, no entiendo a qué te refieres.
- la carta de Ougai que me exige veinte millones de wones por esta relación o Guild se enterará y nos irá mal a los dos, ¿Ahora entienedes a lo que me refiero? ¿Cómo sabe él de lo nuestro y mi punto débil?
Ranpo lo mira sorprendido y no dice nada.
- ¿Tú sabías todo esto? Desde el primer momento, ¿Tú sabías que me iban a extorsionar?
- no... No pensé que Mori en serio-
- ¡Entonces lo sabía!
- ¡No, Edgar!
Estaba medio vestido, avergonzado. Un desastre, se veía patético.
- ¡No te vayas, por favor! -solloza, cayendo de rodillas, rogándole.
- ¿Entonces toda tu historia fue un engaño?
- ¡Yo no sé de ninguna carta!
- ¡Deja de llorar, maldita sea! ¡Levántate!
- no sabía lo que hacía.
- estoy arruinado...
- por favor, no me dejes aquí indefenso-
- ¡Yo estoy indefenso! -grita frustrado.- ¿Cómo pude hacer esto?
- sólo dale lo que te pide, -dice y toma su mano, su temblorosa mano.- y podrás tenerme.
- no te quiero... -se suelta de su agarre y comienza a alejarse de él, dirigiéndose a la salida.
- Edga-ar, lo que sea que él quiera... -insiste, mirándolo desde su lugar.- si le pagas...
- no te quiero. Yo no...
- ¡Podrás quedarte!
¡Dios, ¿Por qué no podía decir que no a él?! La situación ya está demasiado arruinada y el tacto de Ranpo en su pecho lo hace estremecer. Tan débil como siempre se gira a ver el deastre que es Ranpo, ese desastre que lo vuelve loco, ese cuerpo que grita "joder sí".
Quería decir que no cuando Ranpo lo guía a uno de los sillones y lo sienta allí, ¡Jura que quería decir que no! Pero no tenía a dónde ir y cuando el cuepo de Ranpo está sobre el suyo, él no dice no.
El beso que le da es de desespero y frustración, así como el movimiento de sus manos que lo juntan más y recorre su piel.
Una última vez, una última vez como las veces anteriores.
- sí... -jadea por esos brinquitos sobre su entrepierna.
- ¿Así, cariño? -gime Ranpo sin detener sus movimientos.
- sí... Quítate la ropa.
Ranpo obedece sin perder el tiempo, deshaciendose de las pocas prendas que lo cubrían y quedando a su merced. A la merced de un molesto, frustrado y deseoso Poe.
Sus caricias no son cariñosas ni delicadas, sus manos buscan dominio en su piel, demanda contacto de inmediato.
Necesitaba cogerlo ya o se volvería loco.
Pero es Ranpo quien está más desesperado en ese momento.
Es él quien desabrocha los pantalones de Poe y libera su erección, es él quien se agacha a lamerlo y chuparlo con deseo y es él quien termina montando al castaño con movimientos rápidos.
- sí... -jadea tan plancenteramente el castaño, bajando sus manos a sus caderas para tener el control de sus embestidas.
Rápidas y duras.
- ¡Dios, sí! -grita Ranpo cuando alcanza ese punto que lo vuelve loco a las pocas estocadas.
En él, en las embestidas y en su toque, Poe desquita la frustración y molestia que lo consumían, dandose el lujo de olvidarse todo el conflicto que lo llevó ahí, que irónicamente estaba en esa misma situación. No es cariñoso al besar sus labios y su piel, al punto que más que besos, eran mordidas ligeras que cargaban parte de su frustración, marcando su piel.
Sus estocadas se vuelven más erráticas y salvajes a medida que se acercaban al orgasmo. Ahoga un jadeo en la piel del contrario cuando su erección es apretada tan deliciosamente por la cavidad del menor que, al cabo de unas estocadas más, termina dentro del menor y poco después, Ranpo lo hace entre ellos.
Son un maldito desastre mientras recuperan el aire e intenta calmarse, entre caricias y delicados besos.
- ¿Te tienes que ir? -cuestiona Ranpo cuando Poe hace un intento de levantarse.
- tengo que, sí. -suspira sobre sus labios.
- quédate... -pide el detective.
- no puedo-
- ¿Volverás? -pregunta con cuidado.
- Ranpo-
- ¿Volverás, Edgar? -vuelve a preguntar con un tono de desespero en su voz.
El castaño suspira pesadamente y desvía la mirada.
- bájate.
- Edgar-
- bájate, por favor.
Con el ceño fruncido se levanta, con cuidado y mientras él se coloca su bóxer, mira como el castaño arregla sus prendas en silencio y con sus manos temblándoles.
- oye-
- escucha, Ranpo, -dice tras suspirar y ponerse de pie.- no puedo seguir así-
- Edgar-
- tengo un compromiso con Guild.
- ¡Y lo hemos evadido!
- ¿Por cuánto más? -cuestiona con molestia.- el jefe de la Port Mafia sabe de lo nuestro-
- entonces págale y quédate-
- ¿Tengo que pagar para estar contigo? -frunce el ceño.- ¿Qué es esto? ¿Qué eres tú, una puta? ¿Todo esto ha sido un simple servicio?
- no, -le responde con molestia.- pero ahora tienes que hacerlo, es solo un sacrificio el que harás por mi y-
- por ti, me he estado jugando mi trabajo, ¿Tú que has hecho? ¿Esperarme con las piernas abiertas?
Ranpo calla y lo mira con rabia y dolor. Edgar sigue:
- tú sabías bien lo que arriesgaba, sabías que estabamos jodidos si Guild se daba cuenta y sabías que ese era mi temor. Ahora resulta que yo, que estoy jodido, ¿Debo sacrificarme por ti?
- ¿Y por qué no? -su voz suena inestable.- ¿No me quieres para algo que no sea coger?
- ¿Y acaso tú quieres algo más? Tú desde el primer momento quisiste coger, tú empezaste-
- ¡Tú me seguiste!
- ¡Tú no me detuviste jamás! ¡Nunca buscaste algo más que coger!
- ¿Y qué mierda buscaste tú?
- busqué ayudarte-
- no, buscaste quitarte el estrés cuando sabías lo que podía pasar-
- ¿¡Y qué querías que hiciera!? -grita frustrado.- ¿¡Dejarte afuera aquella noche!? ¿Ser un hijo de puta contigo? ¿Decirte que no a tus sobrias seducciones? ¿¡El qué!?
- ¡No sé!
- ¿¡Entonces!?
- ¡Sólo quédate! -grita al borde del llanto.- por favor... Te necesito...
- ¿Qué necesitas exáctamente? -cuestiona duramente.- ¿Que te cojan o a mí?
- yo... No sé.
Está cansado de suspirar, pero más cansado está de todo eso.
- sabes que cuéntas conmigo si estás en problemas. -empieza su conclusión.- pero esto no es sano, no está bien y... Lo lamento.
- Edgar-
- no, Ranpo, -detiene lo que intuía que era una última súplica.- no más.
Ve como Ranpo se gira con el ceño fruncido y los ojos apunto de llorar, pero no le importa. No quería caer de nuevo, si no, no podría decir que no.
En silencio, sale del apartamento, dejándo sólo a Ranpo.
- buenas noches, Poe.
Se gira asustado al estar en la calle y se encuentra con aquel peligroso hombre de cabellos oscuros que le miraba con burla.
- ¿La pasaste bien con Ranpo? -pregunta con gracia.
Poe solo frunce el ceño.
- ah no hablas mucho... -suspira y se acerca a él.- ¿Entonces?
Entiende a lo que se refería.
Poe suspira y rebusca entre sus bolsillos un sobre blanco y grueso que le tiende al mafioso.
- ¿Está completo?
- son treinta millones. -le informa, sorprendiendo al mafioso, quien quiso preguntar a qué se refería pero Poe se adelanta:- no vuelva a dañar a Ranpo.
- es un trato. -sonríe cínicamente, tomando el sobre.- ¿Y entonces-?
- nadie tiene que saber.
Y así, se aleja sin mirar atrás.
[ f i n ]
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.
Tengo mucho que decir
Uno, canción tan maldita y canción tan genial! Esa esta en mi Top5 de las canciones de Hamilton osi jsjs espero haberla representado bien... Y escúchense Hamilton!
Dos, siento que no estoy hecha para escribir sexo
Tres, siento que estoy pensando mucho esto. Tengo muchos borradores y me estoy abrumando un poco porque no sé si lo hago bien
Cuatro, el coreano es difícil de aprender
Nos vemos luego!
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