El Acto de la Primera Vez
• BSD'U
• [✨🔥✨]
• [✨🕑✨]: largo como la verga de Poe- digo
[ 승리 ]
Siente cómo, poco a poco, ese beso tan dulce empieza a adquirir intensidad. Se estremece cuando las manos de su pareja empiezan a descender lentamente por sus hombros, pecho...
- me tengo que ir. -se separa de golpe Ranpo, levantándose de la cama rápidamente y dejando un tanto confundido y sorprendido a su novio.- ya... Ya se hace tarde. -indica, señalando el reloj en la pared.
7:39 a.m.
- perdón, no sentí el tiempo. -ríe Poe, apenado, levantándose de la cama y acercándose al menor.- prepárate, yo haré café y te acompaño a la agencia, ¿Te parece?
- Me parece. -dice, dejando un casto beso en la mejilla de su novio.
Con una torpe sonrisa y sin más que decir, Poe deja al detective en su habitación.
En cuanto está solo, Ranpo deja escapar un pesado suspiro. Está algo inquieto y ansioso, pero no tiene tiempo para eso.
Se apresura al baño para empezar a prepararse para aquel tan esperado e intrigante día. Tal vez pasan diez o quince minutos hasta que hace acto de presencia en la cocina del departamento, encontrando ahí a su novio y al mapache de su novio jugando en la mesa. Nota a Poe un tanto triste.
- ¿Viene Karl con nosotros? -pregunta, tomando lugar a su lado en la mesa, tomando una de las tazas que descansaba ahí.
- No... -suspira Edgar.- lo llevaré más tarde.
Su tono es muy débil y ciertamente doloroso, pero todo sutil. Ranpo se acerca y acaricia su hombro.
- Estará bien. -le asegura.
- Lo sé. -vuelve a suspirar, levantandose de su asiento.- iré a preparame.
Le mira marchar con cierta pena.
Entiende su pesar y le duele ver a su novio con ese dolor, pero no puede hacer nada más que no insistir con el tema, porque de todas formas iba a suceder. Muchas cosas iban a suceder esa noche.
Así, en poco menos de 10 minutos, salen del lujoso departamento del americano, rumbo a la agencia, en silencio.
Ranpo no juguetea tanto en el camino, se limita a caminar al lado del castaño con mil pensamientos y sentir en él.
- ¿Sucede algo? -pregunta Poe con cuidado, cuando están en la cuadra de la agencia.
- Nada, ¿Por? -miente tranquilamente.
- Sólo... -duda en hablar, pero lo hace con preocupación.- Estás muy callado e inquieto... Siento que algo te atormenta...
Aún cuando Poe tenía sus preocupaciones, se dedicaba a Ranpo si este estaba mal. A Ranpo le gustaba eso, pero en ese instante se siente mal por aquello.
- Oh... Claro que me atormenta algo. -responde el azabache.
Y vaya que lo hacía.
Ranpo se detiene en seco cuando están a unos pasos de la Agencia, preocupando al castaño, quien se para frente a él.
- ¿Qué sucede? -pregunta Poe, temeroso.
Y Ranpo no duda en responder.
- Te extrañaré.
Poe suspira con una débil sonrisa, siento cierto alivio y ternura por esa respuesta.
- Ya me has dicho eso varias veces.
- ¡Y es verdad!
- Y volveré, lo sabes bien. -se acerca para tomar su mano.
- Lo sé...
El castaño lo atrae hacia sí y lo abraza con cuidado.
- Y también sabes que te extrañaré... -se sincera Poe en un suspiro.- Y que haré todo lo posible para volver antes.
- Lo sé... -le escucha murmurar con algo de desgano.
No le gustaba sentirse así ni Poe le gustaba verlo así, por lo que el castaño habla para animarlo.
- ¿Qué te parece si cenamos lo que tú quieras en mi apartamento? Mi vuelo es a las 11 y algo, tengo tiempo para ti. Vengo a recojerte cuando termine tu turno, compramos algunos dulces, comemos y si podemos, vemos una película.
Ranpo se separa un poco y le sonríe tan radiantemente.
- Me parece bien. -responde el menor antes de ponerse de puntillas y besar suavemente sus labios.- te esperaré aquí.
Le encanta ver el rostro colorado de su novio ante aquella muestra de cariño en público, tal vez Poe nunca se acostumbraría a ello. Sin soltar sus manos, terminan el breve trayecto a la agencia, donde solo se miran con total ternura y cariño antes de soltar sus manos.
- hasta la noche. -se despide Poe, regresando por donde habían llegado.
Y Ranpo lo ve marchar hasta que lo pierde al doblar la esquina, y es entonces que suelta un pesado suspiro. Es un manojo de pensamientos y se siente terrible por no poder hablarlo bien con Poe.
- ¡Buenos días, Ranpo! -lo reciben los más jóvenes de la Agencia en cuanto entra.
Él apenas responde con desgano mientras camina a su escritorio.
Como cada día, de la última semana, sólo se dedica a resolver casos en cuestión de segundos, comer dulces y permanecer recostado sobre su escritorio con los ánimos por el suelo y con una tormenta de pensamientos en su brillante mente. Era bastante preocupante verlo así y sus compañeros querían comprender qué sucedía.
- Entonces, -escucha la voz de la doctora a su lado.- ¿Nos dirás qué te tiene así?
Cuando Ranpo alza la mirada, encuentra el sitio casi vacío, salvo por Yosano, Dazai, Kunikida y Atsushi, siendo que los últimos tres estaban en sus respectivos escritorios.
- No es nada. -se limita a decir Ranpo, aunque sabe que es patético su intento de mentira.
- Ranpo... -frunce el ceño la doctora.
- Creo que es porque Poe se va. -se escucha la suave voz de Atsushi.- eso me dijo Lucy...
Los mayores se giran a verle, sorprendidos por aquella noticia.
- ¿Ella también se va? -no evita preguntar Dazai.
- Lucy dice que sólo irá para acompañar, extraña América. -responde Atsushi.
- Y Poe debe resolver unos asuntos en Boston, volverá en un mes, tal vez... -se limita a responder Ranpo.
Aquello no era mentira, Poe regresaba a América junto con sus excompañeros de Guild, simplemente para resolver unos asuntos y luego regresar a establecerse por completo en Japón. Y claro, ese viaje lo desanimaba, pero no era el núcleo de su malestar.
- Vaya entonces eso te deprime. -comenta la doctora, acariciando sus oscuros cabellos.- está bien que lo extrañes, pero sabes que él volverá. Te quiere y no tirará a la basura estos diez meses juntos.
- Es cierto. -habla el castaño.- tú sólo preocupate por darle una buena despedida hoy. -menciona con picardía.
Sabe a lo que de refiere y simplemente desvía la mirada, y ese gesto, no pasa desapercibido para el castaño.
- No preparaste nada para hoy, ¿Cierto?
Sí y no.
Sí tenía, torpemente, planeado tener sexo esa noche. Pero, el maldito problema era que no habían tenido sexo.
Por más que sea mal vista la palabra, pero a falta de un mejor término y para que se entienda claramente: Ranpo era virgen.
Era virgen en todos los sentidos amorosos, y con Edgar había tenido la mayoría de sus "primera vez": su primer amor, su primer confesión, su primer beso, su primera cita... Edgar los tenía. Excepto...
No sabía si era tonto considerarlo algo especial, porque sólo era sexo, pero también sería su primera vez. Porque su primer beso, su primera cita, su primer amor fue especial, entonces esto también debía de serlo... Pero era sexo. Porque por su inexperiencia tal vez no pueda satisfacerlo, tal vez lo dañe, tal vez lo vuelva incomodo, tal vez... Estaba aterrado.
Y sabe que Poe quería hacerlo.
No son pocas las ocasiones en las que el castaño es quien profundizaba un beso o acariciaba su cuerpo por sobre las telas, estremeciéndolo. Su corazón latía fuerte y se sentía tan bien por un instante antes de los nervios que lo domaran.
Pero, en cada ocasión, el castaño se detenía antes de pasar a más, se disculpaba con vergüenza y hacía como que nada había pasado. Pero para Ranpo eran tan transparente sus intenciones. Así como sabía que Poe quería hacerlo, también sabía que ya había tenido experiencias previas y que sabía bien qué hacer. Es entonces que Ranpo se sentía un mal novio por no poder satisfacerlo en eso.
Y Poe se va a ir.
Sí, se va poco más de un mes, pero... ¡Quién sabe! Tal vez en ese mes lejos, Poe se desespere, esté cansado de esperar, se aburriera y se replantee establecerse en Japón con él... Sabe que es absurdo pensar en ello, pero se siente tan egoísta de no poder dar ese paso cuando Edgar ha sido tan dedicado a él.
Iba a hacerlo esa noche, eso ya lo había decidido él en su mente, y aunque ya supiera en teoría qué iba a pasar, se sentía terriblemente nervioso y aterrado. Y por sentirse así, se sentía tan mal y estúpido por pensar demás todo aquello, porque sólo era sexo, porque él ya era una adulto, porque Poe lo amaba y... En verdad estaba tan abrumado por sus pensamientos en los últimos días.
Suspira con pesadez y deja caer su cabeza sobre su escritorio, llamando la atención de los demás.
- Ya veo... -dice Dazai con cuidado, no teniendo ni la menor idea de aquello que tormentaba a Ranpo.- ¡No te preocupes, te ayudamos con eso! Conozco un hotel dónde-
- Dazai. -se escucha el regaño de Kunikida.- No te metas en su intimidad.
"¿Cuál?" se cuestiona Ranpo internamente.
No le había confiado eso a ellos y no lo haría, le daba vergüenza tener que admitir que no sabía nada de sexo y que no habían tenido nada en los ocho meses de relación que tenían. Además, ellos eran las personas menos indicadas para hablar de eso... Excepto Kunikida, pero ni a él le confesaría aquello, sería tan vergonzoso.
- Vamos, Kunikida, -bufa Dazai.- Todos aquí somos amigos y estamos lo suficientemente grandes como para hablar de sexo, ¿No?
No, Ranpo no. Pero, por más que aquello le abrumara, no dice nada, no detiene a Dazai porque, piensa, que tal vez algo de toda la tontería que diga le serviría.
- Entonces, Ranpo, -carraspea el castaño, viéndolo.- ya que estás a distiempo, te recomiendo que consigas un lubricante con sensación de calor o con sabores- oh no, no hay tiempo... Bueno, has algo simple: calientas el ambiente, y cuando menos se lo espere, ¡Zaz! ¡Amarras sus manos por la espalda y lo montas!
- También puedes vendarle los ojos. -aporta Yosano.- eso le da un toque de misticismo al asunto~
- Apoyo la idea, -habla Dazai.- ¡Oh y consigue un anillo sexual! Oh no se puede, estas a distiempo... Entonces conformate con un buen lubricante y con lo que te dije, eso lo dejará tan-
- Paren, por dios. -suspira Kunikida con pesadez.
Internamente, agradece a Kunikida que los haya callado, porque aquello lo había abrumado demás. Había olvidado que ellos obviaban el hecho de que ya lo habían hecho.
- ¿Qué? Esto no es un tabú, -expresa Dazai.- digamos las cosas como son: el sexo es normal, sucio-
- Y atrevido. -añade Yosano.- Se disfruta más así.
- Para ustedes. -murmura el rubio, desviando la mirada hacia su trabajo.
- Ohhh, ¿Y para ti? ¿Es atrevido? ¿Duro? ¿Sado-?
- Es sagrado, Dazai. -brama el idealista.- porque no lo harás con cualquiera, porque no con cualquiera tendrás la confianza para que te vea tan vulnerable. Porque no cualquiera te tendrá el respeto que mereces.
- Ehhh, que romántico eres, Kunikida~ -canturrea con gracia la doctora.
- ¿Y si quiero que, con todo el respeto que me merezco, me monte mientras me ahorca? -cuestiona Dazai con picardía.
- Son imposibles. -se rinde tras un suspiro y regresa a su trabajo.
Pero no puede evitar que los otros le sigan molestando, con el molesto "uhhh Kunikidaaa" mientras le pica el brazo con un dedo. Había sido mala idea opinar.
Mientras los dos locos molestan al pobre cuerdo, Ranpo sigue analizando sus palabras con su rostro completamente rojo. ¿Era así como Poe quería hacerlo? ¿Cómo iba a satisfacer a alguien así?
- ¿Y no puede ser dulce?
Aquella suave voz interrumpe sus pensamientos, les llama la atención y todos se giran a ver al albino, quien hasta entonces se había mantenido al margen de toda la situación.
- ¿A qué te refieres, Sushi?
- Ya saben: tranquilo, cariñoso y sin prisas-
- Eso es para débiles. -brama Dazai.
- No todos quieren que los ahorquen Dazai. -se atreve a responderle el albino.- No todo tiene que ser rudo y sucio. Algunas veces estaría bien... Hacer saber al otro que lo tienes en consideración. Con cálidas caricias, dulces besos, tontos jugueteos...
- Vaya... ¿Así lo haces con Lucy?
- Eso no es su asunto, Dazai. -responde Nakajima con sus mejillas totalmente sonrojadas.
Pero aquello fue suficiente para que Dazai cambiara de victima. Ahora era el pobre Atsushi quien recibia comentarios picaros de Dazai, como "ayyy que romántico" o "tan joven y picaro".
La doctora suspira cuando ella nota el ceño ligeramente fruncido de Ranpo, quien intenta procesar bien la información. Porque ahora pensaba que tal vez podía ser así, pero no sabía si Poe iba a querer algo así. Genuinamente, no sabía lo que quería Poe y eso le aterraba si pensaba que tenía que satisfacerlo.
- No los escuches. -dice Yosano.- sólo preguntale a Poe si quiere hacer algo en específico, lo haces y ya está.
Y la respuesta terminó siendo simple.
- Eso haré. -asegura Ranpo.
- ¡Oh, y no se te olvide decirle que te gusta algo qué él te hace! -Exclama Dazai, volviendo a verlos.- Eso siempre motiva-
- ¡Ya ponte a trabajar, Dazai! -brama Kunikida.
Y no volvió la conversación. Cada quien regreso a su mundo mientras la tarde acababa.
A cada minuto, se sentía más y más ansioso,
Cuando baja a la entrada, encuentra a su novio, al mapache y al niño juntos, estando el niño con el animal en manos. Afuera, no notan la presencia de Ranpo, y este evita ser visto, pero se dedica a escuchar la conversación.
- ¿Cree que será amigo de Hanako II?
- Eso espero-
- ¿Y puede dormir conmigo?
- Si están cómodo-
- ¿Y podemos ir a nadar a un río?
- Claro-
- ¿Y puedo enseñarle trucos?
- Por favor-
- ¡Gracias señor Poe! -exclama emocionado el pequeño rubio.- ¡Le prometo que lo cuidaré muy bien! Ya he tenido muchos animales y todos han sobrevivido conmigo. -asegura con una sonrisa.- tuve a Hanako I, Hanako II, un buho llamado Bokuto, un gato llamado Saiki, ¡Oh y tuve a Doppo el pez dorado!
Mira a Poe sonreír con dulzura.
Le dolía dejarlo, pero sabía bien que Kenji era la mejor persona que podría cuidar al pequeño mapache. Además, Karl se veía a gusto con Kenji.
La conversación se convierte en despedidas y Ranpo ve cómo el castaño presencia al niño alejarse con su mascota. Le escucha suspirar con cierto dolor. Se apresura a aparecer en escena y abraza al castaño, asustándolo ligeramente.
- Kenji lo cuidará bien. -murmura Ranpo.
Le escucha suspirar nuevamente.
- Lo sé... Sólo que lo voy a extrañar mucho. -se sincera en un hilo de voz.
Solo escuchar su voz duele, saber que intenta no llorar ahí duele, y sentir que aun así, Poe acaricia su mano con dulzura le duele aún más.
Sin retomar el tema, regresan al hogar del castaño, hablando del día de cada uno, siendo el de Poe un poco más estresante que el de Ranpo debido a los preparativos antes de su viaje.
De camino, deciden comprar comida china en un local cerca de la mansión.
Al cabo de un rato, llegan a la mansión.
Ahí, Ranpo busca animar un poco su espíritu (y el propio) con algunas tonterías, como quejas del trabajo, un par de crímenes e incluso habla de lo genial que es su anime de espías y familia. Logra su cometido y para cuando acaban su comida, Poe ya está tranquilo y feliz con su novio.
El tiempo juntos pasa volando, y cuando menos se da cuenta, Poe ya tiene que empezar a mover sus maletas para la sala de estar.
No era mucho, pero Ranpo insiste en ayudarle con la única maleta grande o con el bolso de mano. Sea como sea, Poe acepta la ayuda y caminan a su cuarto para sacarlas.
La habitación era amplia, demasiado para una persona como él. En el centro de la habitación estaba su cama tamaño rey, con un juego de sabanas oscuras con detalles en dorado. Más de una ocasión, Poe le había comentado lo frío e incomodo que eran algunas noches cuando estaba en completa soledad, pero que con Ranpo había encontrado ese calor que le hacía falta en su vida.
Ranpo suspira, algo tenso y nervioso mientras camina por la habitación, y Poe lo nota mientras se deshace de su chaqueta. El castaño suspira con cierto pesar, pero intenta agarrar ánimo cuando se le acerca a Ranpo a abrazarlo por la espalda.
- No quiero repetir la conversación, -susurra suavemente.- solo voy a decir que me encantas, que te quiero y que te extrañaré.
Silencio, Ranpo no se atreve a decir nada, sintiendose totalmente tonto de amor y de nervios. Poe continua.
- Extrañaré abrazarte, y be-esarte... -dice por lo bajo.- y extrañaré leerte, verte, tenerte...
Ranpo suspira, ciertamente atontado por sus palabras, y sin deshacer del todo el abrazo, se da la vuelta para encarar al castaño, quien sonrie al verlo.
- Y definitivamente extrañaré tu precioso rostro. -dice con total cariño.
- No digas eso. -ríe tontamente Ranpo, con sus mejillas coloradas.
- ¿El qué? ¿Que te extrañaré o que eres precioso? -susurra.
- Ambos, porque uno duele y el otro es mentira.
- Sabes que estás mintiendo ahora. -dice con gracia.- porque sabes que eres precioso.
Ranpo lo piensa un poco, o finje hacerlo, antes de responder.
- Sí, lo soy.
Poe ríe ligeramente por su bobería.
- Claro que lo eres. Precioso, inteligente, encantador-
- Solo bésame, Poe. -le interrumpe un poco cansado del tonteo que venían haciendo desde hace rato sin ninguna acción.
El castaño ríe pero acata su petición y lo besa.
Siempre ha tenido cierta debilidad por sus besos, por más castos y suaves que estos fueran. No sabía qué tenía Poe que le hacía jamás separarse de sus labios, aún si sentía que el aire le faltase, solo quería seguir besandolo sin importar nada.
Y como era de esperarse, ese dulce y cariñoso beso comienza a cambiar su ritmo; los labios de Poe se mueven cada vez más intensos sobre los suyos y siente el agarre del mayor en sus caderas, sobresaltándolo ligeramente, sintiéndose tan bien por un instante y, antes de poder hacer cualquier cosa, Edgar rompe el beso y lo mira con algo de pena.
- ah di-isculpame, yo no-
Y Ranpo lo vuelve a besar con la misma intensidad.
Era el momento.
Si no lo pensaba mucho y sólo se dejaba guiar por ese carnal deseo, podía hacerlo de una buena vez. Sólo era sexo, se repite una y otra vez dentro de su brillante cabecilla.
- hagámoslo, Poe. -susurra sobre sus labios.
El castaño le mira con sorpresa, aún así, no duda en besarlo nuevamente y apretar ligeramente sus caderas para atraerlo a sí. Ranpo posa sus manos por detrás del cuello del mayor para profundizar el beso, para acercarse más a él.
Sin separarse, torpe y desesperadamente, avanzan hacia la cama, y en el camino, las manos del mayor ascienden hasta el chaleco del menor para desabotonarlo con delicados movimientos. Pero Ranpo no tenía tiempo para eso, ni para el cuidado ni para disfrutar ese sentimiento de placer.
Ayuda al mayor con su labor, con sus desesperadas y temblorosas manos y finalmente se deshace del chaleco. Entonces, Poe tiene la intención de desabotonar su camisa, con tranquilidad, pero Ranpo se apura a empezar a abrirla, con prisas.
Entonces, a medio camino, las manos del mayor detienen las suyas.
- e-está bien. -le escucha suspirar al tiempo que se alejaba un poco.- ¿Qué sucede?
Ranpo le mira sin comprender.
- no sé-
- contigo, ¿qué sucede?
- no sucede nada.
- entonces ¿Por qué siento que estás desesperado? Desesperado por acabar con esto y no por hacer esto... -suspira mientras suelta sus manos y camina hasta el borde de la cama, donde se sienta y palmea el sitio a su lado, invitándolo a sentarse junto a él.
Invitándolo a hablar.
Nervioso y resignado, Ranpo se acerca a la cama y se sienta a su lado.
- ¿Qué sucede? -pregunta nuevamente Poe.
- pues... Te irás y no lo hemos hecho...
- Es cierto, pero sigo sin ver el problema. Me iré pero volveré; no lo he-emos hecho pero no-
- Claro que te importa. -le interrumpe, algo rudo.- tú...
Duda, ligeramente, pero para ese punto, ya estaba cansado de todo.
- tú quieres hacer esto y yo no sé nada de esto ¿Bien? -suspira con pesadez.- Jamás hice esto con nadie y sé que tú sí lo has hecho. Sabes qué se hace, sabes qué quieres y sabes qué podrías hacerme y que me guste pero yo... Apenas sé qué se hace, pero no si te gustará o si me gustará, tampoco sé cómo es esto, porque escucho de Dazai que es sucio; de Kunikida, que es sagrado; Yosano dice que es travieso y Atsushi, que es dulce y cariñoso, y en verdad no sé cómo diablos será. No sé cómo quieres que sea. Tampoco sé cómo actuar y no quiero parecer un idiota inexperto o exagerar y que te burles o romper el ambiente o no satisfacerte ni a ti ni a mí, incluso que te decepcione mi cuerpo, porque siendo honesto, no soy la gran cosa, no estoy en forma y en serio dudo que te guste o te excite, y ni siquiera sé si yo mismo lo voy a diafrutar y... Y me siento idiota, ¿Bien? Un idiota y un mal novio. Es que en verdad no quiero arruinarte esto que tanto quieres... Y tal vez lo sobrepienso porque sólo es sexo, ¿No? pero no quiero que me veas siendo tan ignorante, débil e idiota porque... es mi primera vez... Perdón.
Lo había dicho y sentía su rostro arder de la vergüenza.
Suspira con pesadez y sólo logra girar su mirada con pena, se sentía tan débil e indefeso y odiaba verse así. Pero sabía que Poe valoraba y le gustaba cuando él era así de honesto con él.
Con delicadeza, siente como el castaño toma su mano y la acaricia.
- No te disculpes. -susurra Poe con cariño.- no eres un idiota ni un mal novio ni nada parecido, es comprensible que pienses todo eso y no sepas las respuesta, yo eso lo sé y lo entiendo, pero no pienses que arruinarás esto sólo por no saber.
- pero-
- déjame acabar. -pide con calma.
Nota que piensa bien lo que quiere decir, y antes de poder hablar, dirige sus manos a su camisa que había dejado abierta, empezando así a abotanarla con calma.
- No te tortures en saber qué tiene que ser, sólo lo sabraás hasta que llegue ese momento. -dice suavemente, pasando de botón en botón.- Y sé... Que no es tan sencillo hacerlo como decirlo y no te obligo a hacer nada si no te sientes listo. Yo no-
- pero tú quieres hacerlo. -afirma.- no digas que no te importa y que no quieres hacerlo, porque sé que quieres y estás preparado para hacerlo, no creas que no sé qué es lo que tienes en la gabeta.
- Cla-aro que quiero hacerlo. -afirma cuando termina con los botones, con cierta pena, y podría decir que de verdad lo deseaba, pero no era su momento.- pero...
- ¿Pero?
- Son dos cuestiones... Supongo que lo sabes pero, es... Es mi primera vez con un hombre, -habla sin dejar la pena y cierto miedo en su voz.- y es tu primera vez en general y yo no quiero arruinartelo porque...
- ¿Por qué?
- Yo... -suspira con pesadez.- He escuchado que no es una agradable experiencia para muchos, que es incómodo y doloroso y que apenas disfrutan y... No quiero que ese sea tu caso, no quiero dañarte cuando te haga el amor...
No pudo evitar estremecerse al escuchar aquello.
- Poe...
- por sobre todo, tampoco quiero que te sientas presionado a hacerlo.
Acuna su rostro entre sus manos para plantarle un beso en la nariz.
- Perdón si hice que te sintieras presionado... -murmura Poe con pena.
- No importa, pero tú-
- Ahora la segunda cuestión, -le interrumpe.- sí, qui-iero hacerlo. La pregunta es, ¿Qué quieres tú?
Ranpo abre la boca, quiere responder, pero no sabría el qué. Porque se había enfocado sólo en Poe y en sus propias inseguridades que no se preguntó aquello tan obvio. Y no necesitaba pensar mucho para llegar a la conclusión que necesita, pero Edgar interpretó rápido si silencio de otro modo.
- No te preocupes, puedo esperarte. -susurra el castaño, dulcemente mientras acaricia sus manos.- Y, hasta entonces, quiero que sepas y tengas en claro, que aun con todo, te deseo y no hay manera de que me decepciones, ¿entendido?
Ranpo no puede evitar sonreír débilmente antes de asentir con la cabeza antes de que Poe depositara un suave beso en la punta de su nariz.
El castaño tiene la intención de levantarse, pero Ranpo es más rápido y lo toma de la manga de su camisa para que no se vaya, y en su sorpresa, Ranpo aprovecha para acercarse y besarlo con cariño.
Disfruta sus labios con pacimornia por unos momentos, antes de subir la intensidad, con cierta torpeza cabe aclarar, sorprendiendo demás al castaño pero disfrutando aquello hasta que el azabache se separa un poco.
- quiero hacerlo Poe... -susurra el menor sobre sus labios.
- Ranpo-
- en serio, quiero hacerlo... Contigo. No-o quiero que esperemos más... Por favor.
Porque esos ligeros roces le hacían que su corazón latiera fuerte y se sentía tan bien por un instante antes de los nervios que lo domaban. Pero ese era el punto más importante para él: antes de sobrepensarlo se sentía tan bien, entonces... ¿Por qué seguir alargando aquello?
- No sé si alcance el tiempo...
No era una excusa, era verdad.
Eran las 8:56 p.m. y el vuelo de Edgar era a las 11:55 de la noche y debía estar al menos una hora y media antes del vuelo. Además, el recorrido al aeropuerto era de 30 a 45 minutos. Calculando rápidamente se daba cuenta que el tiempo juntos no era mucho.
- Pue-edes... ¿Puedes al menos tocarme? -pregunta Ranpo.- no es necesario terminar...
- Pero-
Antes que el mayor pudiera objetar, el azabache coloca sus manos tras si cuello y lo atrae y lo besa. Suave, cariñoso.
No puede evitar que sus manos tiemblen ligeramente cuando descienden por los hombros del mayor, por su pecho y abdomen, acariciándolo por sobre la tela de su blanca camisa. Escucha débiles suspiros ahogados del contrario y, cuando se separa, puede ver y apreciar el suave sonrojo del castaño junto a sus deseosos y dudosos ojos.
- ¿Qué quieres hacer? -pregunta Ranpo en un susurro.
- Quie-ero tocarte... -se sincera con vergüenza Poe.
- Hazlo.
Ve al mayor sonreír débilmente antes de volver a besarlo con cariño y pacirmonia.
Nuevamente, el beso adquiere calor e intensidad. Mientras Ranpo se encarga de terminar de desabotonar su camisa, siente cómo su novio baja sus manos, desde el cuello hasta sus hombros, adentrándose en su abierta camisa, y no duda en hacer que esta se deslizara sobre sus hombros y brazos para dejar expuesto el pálido torso del menor.
No sabe dónde queda la camisa y no tiene tiempo de sentir vergüenza, pues casi de inmediato, Edgar lo empuja suavemente hacia la cama, dejándolo acostado y justo debajo de él.
- ¿Qui-ieres que hacer algo en específico? -pregunta Ranpo en un susurro.
- ¿Tú quieres algo en específico?
- Sólo haz lo que tú quieras...
- Esto no es así, -susurra Poe, sobre sus labios.- tu placer es mi prioridad ahora. Si algo no te gusta o quieres parar, dímelo de inmediato. -pide el castaño, a lo que Ranpo asiente.
El castaño se acerca para besar sus labios, tan delicadamente por un instante antes de separarse. Los labios de Poe bajan hasta su cuello para dejar suaves y castos besos ahí.
En esos besos, siente como Poe lo desea. En esos besos, en las suaves y lentas y temblorosas caricias que dejan sus frías y tímidas manos desde los hombros, por su torso, por su abdomen hasta llegar a sus caderas, siente que Poe lo desea tanto.
Incluso cuando con la rodilla presiona ligeramente su entrepierna y cuando sus manos buscan con cierto desespero y torpeza abrir y quitarle los pantalones, sabe que Poe lo desea.
- ¡E-Espera...! -pide en un jadeo cuando las manos del castaño intentan bajar un poco su pantalón.
Sólo aquello basta para que el mayor detenga todos sus movimientos y mirara al azabache.
- ¿Qu-uieres parar ya?
- No no, sólo... Estoy nervioso... -confiesa Ranpo tras un suspiro.
Poe sólo puede mirarle con preocupación antes de acercarse a él para plantarle un casto beso en sus labios.
- Disculpa. -susurra Poe, apenado.
No hace falta ser un genio para saber porqué se disculpaba: por dejarse llevar a costa de la comodidad del menor.
- No te disculpes, -frunce ligeramente el ceño.- no has hecho nada malo. Yo propuse esto, sólo... estoy nervioso. Pero quiero seguir.
- Pero-
El castaño no logra terminar su oposición cuando Ranpo lo besa, con cariño por un instante para volver a ser intenso.
- Sigue. -suspira Ranpo.
- Está bien... -responde antes de besarlo nuevamente.
Mientras, Poe retoma con caricias por su abdomen, suaves, lentas y aún dubitando sobre su piel. Sus manos vuelven a bajar con cuidado hasta llegar al borde de su pantalón. Tantea ligeramente la zona y tiene la intensión de deshacerse de aquella prenda, y Ranpo no puede más que sentirse nervioso.
- Poe... -llama nervioso.- Quí-ítame sólo el panta-alón... Por favor...
Le mira sonreír ligeramente con cierta ternura.
- Está bien.
Entonces, lo despoja cuidadosa y lentamente de su pantalón, aprovechando de paso para acariciar sus delgadas, suaves y pálidas piernas por tan solo un instante. Cuando Ranpo queda sólo con su boxer de un azul oscuro, Poe para y se levanta un poco para poder apresiarlo mejor.
Acostado, casi desnudo, con una ligera erección, entre las piernas del castaño y una irregular respiración, está expuesto a Poe, ante su mirada que lo examinaba tan detalladamente, como si fuera la obra de arte definitiva que nadie más podría apreciar.
Bajo su mirada, Ranpo siente su rostro arder de la vergüenza, y no era para menos, esa era la primera vez que estaba en una situación así, tan vulnerable, tan indefenso, tan incómodo y tan ansioso; tanto así, que sólo puede desviar la mirada mientras con sus manos cubre su entrepierna y se remueve inquieto en su sitio, hasta que el castaño vuelve a acercarse a su rostro para plantarle un beso en la mejilla y susurrar en su oído.
- eres precioso.
El menor no evita soltar una débil y tonta risa por ese cumplido. Sus labios no pierden esa sonrisa cuando vuelve a sentir las frías y delgadas manos de Edgar acariciar su torso. Y tampoco la pierde cuando vuelve a mirar a Edgar y recibir un dulce beso.
Ahoga débiles suspiros cuando la mano del castaño baja por su torso hasta llegar su entrepierna, donde cubrían sus propias manos. Delicadamente, intenta apartarlas, y Ranpo termina cediendo sus manos para quedar expuesto a él.
Los labios del castaño abandonan los suyos y vuelven a bajar lentamente por su rostro, por su cuello, por su pecho... Suaves y húmedos besos que le roban suspiros al azabache y le hacen estremecer. Se siente un poco (bastante) nervioso mientras más van bajando los besos, y no diría que no lo disfrutaba, pero esa mezcla de sentimientos era tan abrumadora para él que no sabía bien qué sentir. Pensaba de más cuando los besos llegaron a su abdomen y, no pudo evitarlo, se le escapó una ligera risa. Y aunque ligera, Poe la logró escuchar, por lo cuál no dudo en seguir besando la zona, con rápidos y suaves besos que tocaban la fibra sensible de Ranpo que le hacía reír. Deja de pensar en los nervios y el placer para reír torpe y tiernamente por los besos que su novio dejaba por su piel. Eran rápidos y dulces, que poco a poco se detuvieron.
Y Poe se apoya en sus codos para levantarse un poco y mirar al azabache.
- No sabía que tenías cosquillas. -comenta con ternura.
- Yo tampoco sabía, -ríe tontamente.- nadie me toca así...
- ¿En serio? -pregunta con una débil sonrisa.
Su sonrisa es tan preciosa y Ranpo sabe el sentir del castaño como para sonreír así.
Esa sonrisa no desaparece cuando vuelve a bajar a su abdomen para besarlo dulce y calmamente, robandole al azabache débiles suspiros y risas por igual, bajando por su piel, dejando un camino de besos hasta llegar a su pelvis, tan cerca de su boxer, tan cerca del bulto bajo esa prenda. Y es ahí cuando los besos se detienen.
El azabache siente sus manos acariciar su silueta y acercarse cada vez más y más al borde de su boxer, tan cerca y no sabe lo que hará.
Se apoya en sus codos para levantarse ligeramente y ver mejor al castaño, cómo se levanta un poco, cómo está nervioso y dudoso y totalmente apenado.
Con sólo verlo, sabe lo que quiere y sabe cómo se siente, así mismo, también sabía qué decir.
- Poe... -llama suavemente y, hasta que el mencionado alza su mirada para verlo, le sonríe ligeramente y pide:- to-ocame... por favor...
Con solo decir aquello, lo mira sonrisa débilmente.
Mira como la diestra de Poe, que hasta entonces jugueteaba con el borde de la oscura tela, desciende lentamente sobre la misma hasta ese bulto ya mencionado. El azabache suelta un débil jadeo cuando siente, por sobre la tela, el tacto delicado y temeroso de su pareja.
Sus caricias son suaves por toda esa superficie, explorando sin explorar esa parte de él que nadie más conocía. No sabría describir exactamente ese sentir sin ocupar la frase "tan malditamente bien", ¡Pero era verdad! Ese ligero tacto se sentía tan grato y cómo gradualmente acariciaba con más seguridad y deseo por la zona le daba mil sensaciones.
Entonces, la mano del castaño sube hasta el borde de la tela y sus dedos juguetean con ésta.
- ¿Puedo? -pregunta Poe débilmente, mirando al contrario.
- Sí-í... -jadea Ranpo.
Con el permiso, Poe baja aquella tela oscura lo suficiente para liberar su erección.
Ranpo desvía la mirada, con un fuerte sonrojo, dejandose caer sobre el colchon.
No lo ve, pero siente cuando los dígitos del castaño acarician por primera vez su miembro. Poe tantea un poco en la punta hasta que se anima a bajar más para acariciar toda la extensión de su miembro con calma, robándole débiles y suaves gemidos. Ranpo sentía su tacto caliente en aquellos movimientos, de arriba a abajo con total parcimonia, brindándole un placer que jamás había experimentado hasta ese momento. Y eso no iba a ser todo.
Pensaba que Poe solo iba a complacerlo estimulando su erección, que solo estaba ese modo, hasta que los labios de su amante se dirigen hacia el pecho del menor para comenzar a repartir delicados besos por la zona, enfocándose principalmente en los pezones.
- ¡A-Ah, Poe...! -exclama dulcemente el menor, al sentir cómo el contrario lamía lentamente uno de sus sensibles pezones.
Como respuesta a su exclamación, el contrario, al mismo tiempo, aprieta ligeramente su erección y muerde suavemente su pezón. No era rudo, en absoluto, sólo jugueteaba ligeramente con el menor y eso lo estaba volviendo loco. Ranpo sólo deja escapar sonoros gemidos mientras disfrutaba aquel placer.
Pero por más que se sintiera tan bien todo aquello, sentía demasiada vergüenza al ser tan escandaloso. Con el rostro ardiendo, Ranpo se retorcía del placer y hacía un inútil intento por controlar sus torpes gemidos. Al no lograrlo, dirige su diestra a sus labios para acallar todo sonido vulgar que intentase escapar de él.
Entonces, los labios del castaño abandonan los humedos pezones de Ranpo y, sin dejar de estimular su erección, Poe acerca su rostro al contrario.
- Me-e encantas. -susurra el castaño.
Un susurro que, junto al placer de la estimulación y el calor de sus palabras, hace estremecer a Ranpo. Jamás había escuchado ese tono en él.
- Me encanta verte disfrutar esto... -murmura Poe.- pero...
Era ligeramente ronco, sensual y dulce. No sabe cómo diablos puede su voz ser así, expresandose como ai fuera un oxímoron. No lo sabe en absoluto.
- Me encantaría más poder escucharte...-jadea.
Sólo sabe que le fascina su tono.
El azabache, con cierto desespero y cediendo ante aquel tono, es quien rompe la distancia entre ambos para besarlo. A diferencia de los besos anteriores que sí bien eran algo subidos, seguían siendo dulces, este era diferente. Intenso, atrevido, con la lengua del castaño animándose a explorar un poco más de su cavidad bucal. Ranpo no podía seguir el ritmo de sus labios ni de su lengua, aquello era mucho para él, pero eso no era impedimento a disfrutar sus labios, su tacto, todo, mientras ahoga dulces y torpes gemidos a medida que se sentía más y más húmedo.
Y cuando menos lo espera, todas esas sensaciones se maximizan, todo se siente tan malditamente bien y caliente y genial. Mueve sus caderas con ansias de aprovechar ese momento de extasis, y agradece que su novio haya notado su estado y aumenta el ritmo de su diestra para así darle más placer. Son solo unos segundos los que se siente en la gloria, aferrandose a los hombros de su novio y gimiendo sin filtro alguno. Se estremece ligeramente y por fin, tras un cosquilleo y un dulce gemido, se corre en la mano del mayor.
Finalmente, la húmeda mano del castaño se detiene.
Su rostro arde de vergüenza y su respiración quiere calmarse mientras su excitación baja.
- lo-o siento... -jadea Ranpo, soltándo sus hombros y desvíando la mirada.
Con la cabeza un poco más fresca, se da cuenta de lo que acaba de pasar: acaba de correrse en la mano de su novio y, no puede evitarlo, se averguenza por aquello al sentirlo "muy rápido", aunque en verdad no sabía bien cuál era el promedio de cuánto un hombre podía durar así.
- está bien. -le escucha susurrar dulcemente antes de recibir un casto beso en su mejilla.
Aún en ese susurro y ese beso se siente deseado y ese sentir... Le encantaba.
El castaño se estira hasta una de las cómodas al lado de la cama para sacar un paquete de toallas desechables, toma un par y con ello, limpia su mano y la piel del contrario con cuidado.
Ranpo solo lo mira mientras busca una respuesta a cómo es que Poe podía ser tan cariñoso y delicado. Cómo con simples roces y palabras, Poe lo deseaba. Era una maldita maravilla que lo dejaba indefenso.
Y ve que cuando termina su tarea, Poe tiene intensión de levantarse, pero Ranpo alcanza a tomarlo de la manga.
- quie-ero seguir, un poco más. -jadea en cuanto tiene la atención de Edgar.- qui-iero esta-ar arriba...
Sentirse deseado era una maravilla que quería que Poe sintiera también.
El castaño, aunque sorprendido, no duda en cumplir la petición del menor. Arroja hábilmente los sucios papeles a la papelera del cuarto, para inmediatamente después tomar asiento sobre el colchón, ayudando al azabache a colocarse en su regazo, teniendo ambas rodillas a los costados del mayor y quedando tan cerca del marcado bulto en su entrepierna.
Él en verdad se contenía por Ranpo.
El japonés no sabe exáctamente que diablos hacer. Había dicho lo anterior sólo por decir, sólo por el deseo, pero hasta ahora caía en cuenta que no tenía ni idea de qué hacer. Traga duro mientras sus manos jugueteaban torpemente con la camisa del mayor y vuelve a sentirse abrumado por sus pensamientos, y eso lo nota el castaño.
Poe aprovecha la cercanía para dejar un casto beso en la comisura de sus labios, sorprendiendo ligeramente al menor.
- Tranquilo... -susurra el castaño con calma sobre sus labios.- no es necesario que hagas nada, podemos dejarlo-
- Quiero hacerte sentir bien. -le interrumpe el detective, con un fuerte sonrojo en su precioso rostro.- Quiero... Quiero tocarte.
El castaño sonríe ligeramente y no dice más, solo lo vuelve a besar con cariño. Aprovechando la posición, Poe dirige sus manos a los muslos del menor y acariciarlos, con mayor parcimonia que la vez anterior.
Sin saber cómo empezar bien y sin dejar de besarlo, Ranpo acerca sus manos, tan dubitativas, al cuello del mayor para acariciarlo, al tiempo que ligeramente mueve sus caderas sobre la entrepierna del mayor. Por aquel movimiento, Poe jadea contra sus labios y acaricia con cierto desespero sus muslos.
Él en verdad quería hacerlo.
No puede creer que pueda excitarlo de aquel modo, con tan solo unos movimientos, con tan poco a su parecer, incluso sin tocarlo directamente, sin hacer nada especial. Es increíble lo que causaba en Poe, y le fascinaba aquello. Con ese gratificante sentir y queriendo causar más en Poe, Ranpo se anima a seguir. Sus manos descienden por su cuello hasta encontrarse con sus prendas, dónde con cierta impaciencia, termina de desabotonar la blanca camisa, hasta tenerla por completo abierta y la desliza por sus hombros y brazos hasta despojar al castaño de esta.
Y Ranpo detiene sus movimientos para sentarse correctamente sobre el mayor.
Mira su torzo, tan pálido y delgado, pero no grotesco o enfermo, simplemente normal pero con algo que le hacía desearlo, y no sabe qué es. Tal vez es su forma más cuidada que la propia, o tal vez son esos lunares esparcidos por su piel. No lo sabe, y aun así atreve a acariciarlo desde los hombros hasta el abdomen, con total tranquilidad y admiración.
Edgar desvía levemente la mirada, sintiendo cierta vergüenza, hasta que el menor toma su rostro entre sus manos y lo obliga a mirarlo. No alcanza a decir algo cuando Ranpo lo besa con tanto cariño y deseo, por tan sólo unos instantes, antes que el menor se alejara un poco y susurrara sobre sus labios.
- eres precioso.
Mira al mayor sonreír tontamente bajo un suave sonrojo.
Lentamente, retoma ese travieso y algo torpe moviento de sus caderas, frotándose contra la entrepierna del mayor, soltando ambos un jadeo. Aún tembloroso, aleja sus caderas de su entrepierna para así guiar sus manos hacia la bragueta del pantalón del castaño, desabrochándolo con algo de torpeza.
No sabe bien lo que hace, sólo intenta hacer lo mismo que había hecho su amante y desliza un poco sus prendas, lo suficiente como para liberar su erección, escuchando un aliviado suspiro por parte del mayor.
"Grande", pensó, lleno de vergüenza.
Siente la mirada del mayor sobre él, ansiando su próximo movimiento, por el contrario, su verde mirada permanecía baja, y su mano duda ligeramente, pero se decide a, con torpeza, acariciar ligeramente el glande con su diestra, obteniendo un dulce y débil gemido por parte del castaño, sonido que le fascina al menor y sólo le anima a tomar más confianza en su tacto y tocar el tronco y la base de su erección, para así, seguir escuchando sus placenteros gemidos. Y no sólo era aquello lo que le gustaba, eran también las expresiones del contrario que veía desde arriba: sus ojos cerrados, su sonrojo, sus cabellos desordenados, sus labios separados tan sólo un poco para dejar escapar jadeos y gemidos. Se veía precioso.
Sólo quiere seguir brindádole placer.
Sigue estimulando la humeda erección del mayor y, al cabo de un rato, siente las manos del mayor bajar hasta sus caderas, tomándolo con un poco de fuerza y atrayéndolo hasta rozar sus erecciones.
Ranpo se acerca para besar sus labios tan dulce y delicado, para después ser profundo e intenso, mientras el castaño retoma las traviesas caricias por su piel, sobresaltándo ligeramente al menor.
Los labios del castaño abandonan los suyos para bajar y atacar su cuello con húmedos besos.
Ranpo sólo puede dedicarse a gemir y mover sus caderas para aumentar la fricción entre sus erecciónes mientras su amante acaricia su piel. Se sentía demasiado bien.
El menor gira su rostro para que el contrario besara más de él. Inevitablemente, su mirada recae en el reloj de la mesita de noche.
9:16 p.m.
- Po-oe... -llama el menor en un pesado jadeo.- se-e hace tarde...
- Mmm ¿sí? -le escucha decir sin mucho interés, sin dejar de besar su cuello.
- Tu-u vue-elo...
- Compraré otro.
Se estaba dejando llevar por todo aquello, por el calor de ese instante y su deseo de tocarlo, Ranpo lo sabía y parecía que Poe se percató de eso mismo justo después de decir aquello.
Deja de besar su cuello y se aleja un poco para mirar, con algo de pena, al azabache.
- ¿Qui-ieres-?
- Sigamos. -se apura a decir antes de volver a besarlo con cierto desespero, haciendo que por el impulso, Poe cayera recostado sobre las almohadas, aún así, no paró de besarlo.
Se sentía tan bien que no quería y no iba a detenerse en ese punto.
No sabe cómo pasaron de ser tan tímidos a ese momento tan apasionado. Tampoco sabe cuánto tiempo pasan entre jadeos ahogados, débiles gemidos, besos húmedos y sucios, roces tan torpes como provocativos y manoseos por todo sus cuerpos, solo disfruta de todo ello, disfruta del tacto (ahora seguro) de su novio por todo su cuerpo.
Siente a Poe estirar su diestra hacia su derecha hasta alcanzar la mesita de noche. Escucha como abre el cajón y se gira para ver cómo sacaba un bote de lubricante. Un bote que nota ya usado.
Ranpo frunce suavemente el ceño mientras se sienta correctamente sobre el mayor. Aún en aquella sitiación, no evita extrañarse por ese detalle e intenta deducir la razón, siendo difícil por la excitación que lo cegaba en ese instante. Y Edgar, mientras deja un par de gotas en sus dedos, nota ese deje de confunsión en su rostro.
Adelantándose a los pensamientos del detective y sin dejar que este diga nada, no duda en volver a tomar la erección del menor con la diestra que tenía las gotas de lubricante, escuchando como respuesta un placentero gemido.
- Se-e siente bien... -jadea Ranpo, mientras cierra sus ojos y echa su cabeza hacia atrás.
No tenía la menor idea que aquello estimulara de esa manera también, pero se sentía de maravillas y entiende porqué Poe lo tenía. Mueve un poco sus caderas para seguir disfrutando el fresco tacto en su miembro hasta que su amante deja su erección tras unos segundos. El azabache suelta un ligero quejido por ello.
- Podías haberlo sacado antes... -se queja Ranpo.
- No se me ocurrió en ese momento, perdón... -susurra con algo de pena.
- Sólo sigue.
El castaño asiente en silencio y, bajo la mirada del azabache, vuelve a dejar una cantidad considerable de lubricante en su dedo índice y corazón mientras se sentaba correctamente, sin bajar a Ranpo de su regazo, sólo para tenerlo más cerca.
Y baja sus húmedos dedos hasta su cavidad.
- I-Intenta relajarte. -pide Poe en un susurro.
Ranpo suelta un ligero quejido y esconde su rostro en el hombro del mayor cuando el primer y húmedo dedo entra en su cavidad. Se removía ligeramente, incómodo y con algo de vergüenza por la zona en la que lo trataba. Además de eso, no diría que doliera, sólo era... Muy incómodo cómo entraba y se movía dentro de él con ese viscozo y fresco líquido.
- ngh Poe... -gimoteo por lo bajo cuando el castaño mete el segundo dedo.
Se remueve más incómodo que antes, esta vez dolía, poco pero dolía. Y eso lo nota su novio.
El castaño, en espera a que el contrario se acostumbre a sus dos dígitos, besa su cuello dulcemente y acaricia su pecho. Sólo se escuchan los débiles jadeos del menor hasta que deja de esconder su rostro y mira al contrario.
- Po-or favor, sigue... -jadea débilmente.
Con aquello y sin dejar de besar su cuello, Poe retoma la estimulación en su cavidad sin dejar de besar y tocar su cuerpo con su mano libre. Con cuidado, él estira sus paredes, moviendo sus dedos en círculos y separándolos de vez en cuando, entrando y saliendo a su antojo. Ranpo sólo se aferraba a sus hombros, dejandose hacer totalmente por el castaño. Suspira y gime suavemente mientras sus digitos se mueven dentro de él. Pronto, la incomodidad inicial es reemplazada por el placer de sentirse lleno.
No pasa mucho hasta que, sin previo aviso, Edgar encuentra ese punto exacto de placer que Ranpo desconocía y que en ese momento lo hizo estremecerse del placer y aferrarse más al castaño.
- ¡Poe- ah! -gime en alto, al tiempo que movía sus caderas.
No sabía de ese punto, de ese placer que podía sentir, y ahora tenía cierto desespero por tener mayor contacto y volver a tocar ese punto, y eso lo nota el castaño, quien fascinado por las expresiones de su novio, por sus gemidos y sus movimientos, no duda en agregar un tercer dedo y aumentar el ritmo de su diestra.
No sabría como describir ese instante, ese punto exacto que lo hacía estremecer. "Placentero" es una palabra muy común y que se queda muy corta en cuanto a su sentir, no quería ocuparla; y rebuscando entre alguna palabra que no fuera tan comun o vulgar, tal vez diría delicioso. Raro era referirse a eso pero le gustaba decirlo y sentirlo.
Sólo podían escucharse gemidos y húmedos sonidos en aquella habitación.
Odia cuando, al cabo de un rato, los dedos del castaño abandonan su interior y lo invade una sensación de vacío que detestó.
- Sigue. -demanda esta vez el azabache, mirando con el ceño fruncido y la respiración irregular.
Lo ve sonreír suavemente mientras acariciaba sus muslos.
- Sigamos entonces. -susurra antes de plantarle un casto beso en sus labios.- acuéstate.
A petición del castaño, cambia de lugar, quedando recostado sobre las almohadas. Mira al castaño levantarse para despojarse de su pantalón junto a su ropa interior, para inmediatamente volver a la cama a colocarse sobre el menor, acomodandose entre sus piernas y se estira hacia el cajón, de nuevo, esta vez sacando un condón.
- ¿E-Es necesario eso? -pregunta el azabache.- Di-igo... Yo-o no puedo... Ya sabes...
El castaño detiene sus movimientos y lo mira, no con molestia ni burla por su ignorancia, sino con cierta ternura.
- Sé que no puedes quedar embarazado. -responde con cierta gracia.- y a parte de eso, sé que no tienes ninguna enfermedad, ¿Me equivoco?
- En absoluto... Pero entonces...
- No es por nada grave, -se apresura a decir.- y si fuera así por mí, te lo diría. Solo... Ésta lubricado, así no dolerá mucho... -explica con un poco de pena.
- Oh... -es lo único que puede decir.
Y es entonces que Ranpo cae en cuenta de lo que sucederá, lo que hará y ya no había vuelta atrás. Los malditos nervios regresan e intenta no pensar en eso en todo lo que el castaño se coloca el condón y se posiciona mejor entre sus piernas.
- ¿Listo? -cuestiona Poe en un susurro cuando lo vuelve a ver.
Y la mirada que le dedica es suficiente para disipar los nervios al menor.
- sí. -responde sin dudarlo.
Y así, el castaño empieza a empujar su miembro por su entrada.
El cuerpo del japonés se tensa, deja salir un sonoro jadeo y cierra los ojos con fuerza a medida que el castaño entra sin mayor problema en su cavidad. Así mismo, escucha al castaño soltar un ligero gruñido cuando su erección es apretada por su humeda cavidad.
- Mie-erda... -jadea Ranpo.
Dolía, claro que dolía, pero no al grado de arrepentirse o llorar, pero sí lo suficiente para enfriar todo su cuerpo y pedir un momento de tranquilidad, momento que su novio le da al no moverse. Agradece fuertemente su consideración y los suaves besos que recibe en el cuello y las caricias por su cuerpo que calmaban ese dolor.
- Di-isculpame... -le escucha murmurar sobre su cuello.
Su murmuro es nervioso y apenado. Ranpo suspira y conduce sus manos a los hombros del mayor para empujarlo ligeramente, obligándole a verle.
- Estoy bien... -susurra Ranpo.
- Pero-
- Estoy bien porque estoy contigo... -murmura dulcemente, lo que provoca una boba sonrisa en el castaño. Y antes que este pudiera replicar, Ranpo jadea:- Bé-ésame...
El castaño no duda en cumplir su petición y lo besa con el mismo cariño y cuidado de antes. Vuelve a cerrar sus ojos y pasa sus brazos por detrás del cuello del castaño mientras se deja llevar por sus labios. Es ahí cuando Ranpo se siente totalmente amado por el castaño y cuando entiende que no es simplemente sexo para ninguno de los dos.
No pasa mucho hasta que se acostumbra al tamaño de su novio y jadea:
- Mue-evete...
Sabe y nota que Poe duda antes de moverse ligeramente, obteniendo un suave jadeo del azabache. Seguía doliendo un poco, pero se aquello se había sentido tan bien. No sabe cómo diablos podía ser aquello posible pero tampoco lo iba a pensar mucho, solo deja escapar débiles y torpes gemidos por cada movimiento suave y constante, sin mencionar los tímidos pero dulces cumplidos que Poe susurraba en su oído.
Aquel dolor que llegó a sufrir al inicio de los movimientos, pronto desaparece y lo invade un inexplicable placer al sentirse lleno por su amante en cada estocada, en cada movimiento que él hacía.
- Ahhh~ Poe... -llama en un jadeo, mientras acaricia su espalda.- se-e siente bien~
- ¿Sí?
- Sí... -jadea con cierta sensualidad que no sabía que podía expresar.
Y por un instante, sintió un poco más de intensidad en sus movimientos, intensidad que apenas duro un par de momentos antes de retomar a esas suaves pero placenteras embestidas. Por ese instante, sintió el cielo y, aparte, las transparentes intenciones de su amante.
- Poe, -llama en un jadeo.- detente.
Sin dudar, obedece y detiene cada movimiento para mirarlo con temor y miedo.
- ¿Te due-ele-?
- Hazlo a tu ritmo.
El rostro de Poe pasa de confusión a la vergüenza más pura con un toque de deseo en sus orbes.
- Tú...
- Estoy seguro de esto. -susurra Ranpo.- ¿Y sabes por qué?
- ¿Por qué?
- Porque confío en ti.
Eso es suficiente para que a Poe se le derrita el corazón y lo vuelva a besar con cariño. Aquel pequeño gesto no dura mucho cuando el castaño se acomoda mejor, alzando un poco más las caderas del azabache, robándole un jadeo en el proceso. Sin perder mucho el tiempo, Poe retoma los movimientos con algo suave que comienza a adquirir velocidad e intensidad.
No era rudo, en absoluto, pero esas firmes y rápidas estocadas le robaban un sin fin de sonoros gemidos al japonés que solo aumentan cuando vuelve a tocar ese punto que lo hace estremecer.
- ¡Ah~ Poe! -gime sin vergüenza, aferrándose a la espalda del castaño.
No sabe qué diablos hacer en ese instante, no sabe si debe hacer algo que no sea retorcerse del placer y deshacer en gemido a medida que el castaño lo embiste y le brinda un placer que jamás imaginó sentir. No lo sabe, solo se deja llevar por ese maravilloso momento.
Puede tomar un breve respiro en los momentos en que su amante retoma las suaves pero profundas embestidas, pero esos mismos movimientos le desesperan para ese punto.
- Rá-ápido... -gime con un ligero desespero.
Escucha una débil risa por parte de su amante, pero no duda en volver a esos firmes y rápidos movimientos.
Entonces, siente como una de las manos del contrario vuelve a acariciar su miembro casi al mismo ritmo de las embestidas.
- ¡Oh mierda, Poe, -jadea sobre sus labios.- no-o pares!
En ese momento, la vergüenza se había ido. Mañana tendría tiempo de avergonzarse de las palabras malsonantes que se le escapaban con gemidos. Por mientras, solo se dejaría hacer lo que el castaño quisiera y disfrutaría de aquel sentir que lo enloquecía.
Todos sus sentir se maximizan nuevamente, se siente totalmente vulnerable y sensible y solo puede dejarselo saber a su amante con un desastre de gemidos y jadeos en los que estaba su nombre, ciertas suplicas y exclamaciones de placer. Nota que los movimientos de su amante son un poco más rápidos y que sus jadeos son más pesados, dejando notar que también estaba en su extasís.
Su cuerpo tiembla cuando llega finalmente a ese dulce y placentero orgasmo en un sonoro gemido, eyaculando en su abdomen y apretando la erección del contrario con las paredes de su cavidad, ayudandole a que eyaculara a las pocas embestidas después de él.
Es cuando por fin recupera el aliento.
Relaja su espalda sobre el colchon, mira a su novio quien no duda en acercarse lo suficiente para besarlo castamente.
- me encantas. -susurra Poe sobre sus labios.
El azabache sonríe.
Vuelve a sentir los labios del castaño sobre los suyos, moviéndose suavemente. Al mismo tiempo, siente las manos del castaño acariciar su piel, sin intenciones de calentarlo nuevamente, solo de sentirlo.
Aprecia ese momento con toda su alma, porque se siente tan bien, porque le brinda ese calor y cariño que jamás había sentido con nadie más. Solo con Edgar.
Y suena el grito de un cuervo.
Invitablemente dejan de besarse al sobresaltarse. Ranpo ríe ligeramente por aquella interrupción, mientras que Edgar gruñe sobre sus labios antes de levantarse y acercarse al celular que estaba en la mesa, bajo la atenta mirada del detective.
- ¿Qué-? -su propia pregunta es interrumpida cuando una ruidosa voz se escucha al otro lado de la línea.
Ranpo no lo entiende, pero sabe que debía ser alguien de Guild al escuchar que Poe le respondía en un nervioso inglés. Y así ve cómo el castaño palidece y responde alguna cosa que él no entendió para colgar. Lo mira recoger su ropa interior e ir al baño.
Mientras regresa el castaño, Ranpo se sienta en su sitio y ve el reloj, eran las 9:40 p.m.
- era Twain... Vendrán. -dice Poe, entrando a la habitación sólo con su ropa interior, y comenzando a levantar las prendas que están en el suelo.- Guild estará aquí en unos minutos e iremos al aeropuerto y no estoy listo y- damn it...
Lo ve correr al baño de su habitación, otra vez, pero regresa rápidamente para acercarse al menor, con un par de toallitas húmedas. Ranpo vuelve a sentirse un poco cohibido en cuando empieza a limpiarle los restos de su propio semen que habían quedado por su abdomen. Tan delicado y con cuidado.
En cuánto acaba su labor, Poe le planta un dulce beso en su frente para después levantarse y regresar a su crisis.
Poe toma una ducha tan rápida que le sorprende que haya salido en dos minutos, se viste simple y se arregla para su partida. Y, aún en su desorden, le pasa prendas limpias y cómodas para que se vista. Mientras, Ranpo se dedicaba a verlo en silencio, a vestirse en silencio.
Se sorprende que en tan poco tiempo (10 minutos si queremos ser exactos) estén listos y ya afuera de la casa del mayor, en espera de Guild.
- en verdad, lamento dejarte tan rápido, -escucha decir al castaño, a su lado.- no era así como debía ser... -murmura con pena.- Ya es tarde, deberías quedarte aquí hoy y llamar a Fukuzawa para que no se preocupe ¿Bien? Hay comida en el refrigerador, o si quieres pedir una pizza, dejo dinero en el cajón derecho de mi escritorio, y una tarjeta de crédito bajo mi almohada, y puedes quedarte todo lo que quieras, ¿Bien? También hay pastillas para el dolor en mi baño, por si-i... Ya sabe-es, duele... Y puedes ocupar todo lo que quieras. Y lo lamento, en serio no-
- está bien, lo entiendo. -le interrumpe el menor, tomándo sus manos para calmarlo.- lo entiendo.
Mira al mayor suspirar nuevamente con un poco de alivio.
- No sabía que te irías con Guild. -comenta Ranpo.
- Yo tampoco... -rié ligeramente.- Intente decirles que iría después, en otro vuelo, pero Twain insistió en ir todos juntos.
- ¿Llegarás a tiempo?
- Creo que sí, -suspira.- Twain me dijo que conducía Steinbeck y él...
- ¿Condude bien?
- Es temerario. -dice con pesar.- supongo que llegaremos a tiempo si él conduce, pero no sé si vivos. -bromea ligeramente.
El japonés ríe ligeramente antes de acercarse y abrazarlo.
- Por favor, -suspira Poe al tiempo que pasaba sus brazos por la espalda del menor.- no digas lo que ya me has dicho durante todo este día.
- Porque lo sabes, lo sé. -susurra Ranpo.- Está bien, déjame decirte algo más.
Ranpo apenas se separa un poco, se pone de puntitas y estira para besar casta y rápidamente al castaño.
- Me encantó. -confiesa el azabache en un susurro y su rostro completamente rojo.
Tal vez podría decir más que solo eso para dar una conclusión a su primera vez, pero aún estaba algo avergonzado y, para ser honestos, con aquello le bastaba para expresarse.
Tal vez, más adelante le expresa lo feliz que le hacía saber que Poe lo amara y deseara, que lo esperara y cuidara, que lo hiciera sentir tan bien.
Por sobre todo, estaba tan feliz de que Poe tuviera su primera.
- Me alegra saber eso. -le mira sonreír ligeramente.- porque a mí, me encantas.
El azabache no evita reir tontamente antes de volver a acercarse para besarlo. Con cariño, con amor lo besaba y volvía a hacerlo sentir deseado y querido. Quería que ese momento durara para siempre.
- ¡Uhhh! Edgar has boyfriend!
- ¡Uhhh!
Escucha al mayor soltar un quejido levemente al separarse y girarse para ver una van que estaba esperando por Edgar. Por la ventanas, se podían ver a buena parte de Guild, vitorearle a la parejita.
- When is the wedding?
- Can I be the Pastor?
- Long live for the boyfriends!
No entienden lo que dicen, solo sabe que Edgar estar avergonzado al ver su rostro completamente rojo.
- ¿Qué dicen? -pregunta Ranpo.
- Tonterías. -los ignora antes de volver a ver al menor.- me debo ir ya...
Ese era el momento que más le atemorizaba de la noche, luego de la primera vez. Ranpo sonríe con desgano antes de acercarse y abrazarlo fuertemente, sabiendo que procedía el adiós.
- Estoy cansado de decir que te extrañaré. -se sincera el japonés.
- También te extrañaré... -le escucha susurrar.- Pero te llamaré cuando llegue y cada día, compraré cosas para tí y volveré pronto y te concentiré todo lo que quieras y-
- We don't have your time, Edgar. -le escuchan decir al jefe del grupo.
- Just a minute, Fitzgerald. -se gira a mirarle con el ceño fruncido antes de volver a ver al detective.- Te veré en un mes...
- En un mes... -repite en un murmuro.- te quiero, Poe...
El castaño sonríe y, con vergüenza, le roba un pequeño y rápido beso al azabache. Y de fondo se escucha el molesto corito "uhhh". Con un pesar en su pecho y su rostro ardiendo, Poe se camina al vehículo.
Ranpo se queda en su sitio, viendo como Edgar metía su maleta en el baúl del auto para luego subirse en uno de los asientos de atrás. El vehículo avanza mientras Poe se despide con su mano.
Y así, lo ve marchar.
[ f i n ]
.
.
.
Y entre las cenizas del caos, resurgí como un felicano- así era, no?
Como sea
Aqui LittleCrazyX3, alias la Viii, sobreviviente del covid, desgraciada que escapó de latinoamerica y víctima del amor prohibido más grande que sufrido.
Tanto tiempo, eh?
No he estado tan bien. Hace un año seguia sufriendo la cuarentena, me mude a California, empece casi de cero y ahora... Creo que estoy bien. No sé, son altos y bajos pero creo que al final, estoy bien, porque intento retomar esto que tanto me apasiona.
Si llegaron hasta aqui, gracias por esperarme, gracias por seguir aqui. Prometo pagarles de vuelta.
Continuando con lo que quiero decir.
Finalmente he escrito un sEXO no tan duro, más amoroso, más dulce- no como los sucios que he hecho.
No como aquel sexchat que ahora tanto me atormenta- pido perdon por aquello -cry-
Esto fue difícil, porque es LA PRIMERA VEZ, yo de eso no sé un culo. Investigué en fuentes confiables, y por fuentes confiables me refiero a buscar fanfics de primera vez en Wattpad, y nADA.
Les resumo tODAS las primeras veces que leí:
josé: prometo ser gentil... *lo penetra de una sola y le rompe la columna vertebral*
pedro: oj sí papi! otra vez!
Sólo encontré UNA historia que va poco a poco en esto de la primera vez, y esa me ayudó bastante y asi.
Como sea, gente mía, prometo regresar pronto- tal vez en Halloween, quién sabe~
Ahora si me disculpan, me debo ir a trabajar! Nos leemos pronto!
LittleCrazyX3-
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