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Episodio Dos. Más Que Magia.

Tras su primera pelea, los jóvenes y Ezekiel decidieron ir a charlar un rato.. Preferiblemente en el suelo. Con un hechizo simple de levitación, Ezekiel los bajó fácilmente. Ya en el suelo, Jack los invitó a su casa nuevamente.

A pesar de que no todos estaban convencidos, Ezekiel apresuró su paso para ir directamente a la casa de Jack, como si le fuese urgente. Los demás lo siguieron sin más remedio. Al llegar, lo vieron con la hoja de Invocación, como si lo inspeccionase arduamente.

- ¿Qué hace? - preguntó Sam. - Es como si...

- Busca algo. - asintió Día. - Sólo que parece invisible, porque yo no noto nada especial.

- Algún símbolo o algo. - alegó Iow. - Las hojas de Invocación suelen dar pistas de cómo revertir la Invocación. O quizá la está manipulando para ello.

- Sería interesante. - afirmó Jack.

Mientras los jóvenes hablaban, Ezekiel seguía mirando con intensidad esa hoja. No buscaba nada de lo que esos críos decían, si no, otra cosa. Al mover un par de signos de su mundo formaban un mapa exacto de algo.. Unas instrucciones de cómo llegar al Gran Templo Naini, un templo eregido por un ser poderoso de su mundo en el nuestro.

Naila notaba el comportamiento extraño del viajero de mundos, por lo que se acercó directamente a él para averiguar el motivo.

- Oye Ezekiel.. ¿Qué ocurre? - preguntó suavemente.

El místico ser la miró. Sus ojos parecían tan negros que daba miedo. Ante sus ojos, la armadura que envolvía al guerrero desapareció en tiritas de humo oscuro.

- Mañana mismo, Naila Carson, sabrán lo que desde niños habréis soñado. - dijo de forma misteriosa. - Mañana hablaremos sobre magia. Sin que sepan de magia, no podré pedirles ayuda contra mis enemigos aquí en Terra.

- ¿Magia real? - preguntó Día con asombro. Había estado escuchando la conversación desde atrás, y le llamó la atención la parte de "magia". - ¡Sí! Yo quiero aprender sobre esa magia.

- Mañana será. - avisó Ezekiel. - Y no lo olviden. Desde hoy, estamos en guerra con Ounuri.

- ¿Dónde dormirás? - preguntó Jack al notar esos términos de tiempo.

Los ojos del guerrero se iluminaron.

- No duermo. Si yo durmiera.. ¿Quién hará frente a las pesadillas? - preguntó en réplica.

- ¿Pesadillas? - dijo Sam.

- Sí, Sam Smith. - asintió el guerrero. - Pesadillas han sido liberadas en su mundo, y es mi deber como Cio Padar defenderlos de las mismas.

- ¿Nos explicarás todo mañana? - preguntó Iow. - Porque está llegando el ocaso.

Efectivamente, Iow acertaba. El sol caía sobre el perezoso horizonte, oscureciendo el paisaje con su paso lento y perpetuo. El guerrero pareció pensarlo un instante.

- Sí, creo que sí les explicaré. - asintió. - Los veré en algún lugar natural o muy oscuro. A ser posible, ambos.

- ¿Y dónde estarás? - preguntó Naila. - ¿O planeas recorrer toda la ciudad?

El guerrero asintió.

- Celd York ahora mismo es un punto poco estable. Buscaré bestias y pesadillas para combatirlas o convencerlas de que luchen a nuestro lado. Necesitamos un ejército contra Ounuri. - susurró Ezekiel a Naila. - Los anillos os llevarán donde yo esté. Hasta que eso no pase, quedaos calmados. No usen los anillos en público o los demonios irán a por sus seres queridos.

Todos asintieron. Luego, Ezekiel salió calmadamente por la puerta de la casa y saltó por los techos como si nada. Los 6 chicos se miraron perplejos, y decantaron por una pijamada y así hablar del tema.

Así todos se dispusieron en sacos de dormir en la sala de Jack. Habían sacado y puesto contra la pared los sofás y sillas, incluso la mesa. Se dispusieron en un círculo, con las cabezas al centro y pies al borde, y comenzaron a charlar.

- Oye.. Jack.. - dijo Sam. - Si eres el Ranger Rojo.. ¿Nos guías tú?

La pregunta había sido planteada con cuidado. No era desafiante ni retadora, sólo una curiosidad vaga pero importante.

- Algo me dice que cualquiera puede ser líder. - opinó el cuestionado. - Sólo puedo rogar que el líder esté listo para eso. Entre las películas que vi de los Power Rangers, un mal líder los puede llevar a morir.

Naila puso los ojos en blanco.

- Deberíamos pensar en cómo ser más fuertes. Ya somos buenas personas, confiables. - dijo para calmarlos. - No debemos pensar mucho en líder o no. Debemos ganar ésta guerra. ¿No recuerdan lo que dijo Ezekiel? Es una guerra contra demonios reales, y con bastante pinta de poderosos.

- Pues sí. - exclamó Día. - Pero técnicamente nosotros los hemos invocado.

- Sólo fue uno. - recordó Iow. - Debe de haber tenido otra hoja para Invocar otros, o usó su propia magia para ello.

Esa observación les hizo reflexionar. Era cierto que habían más demonios y bestias, pero sólo había salido uno de su hoja. ¿De dónde habrían salido los otros?

- Oye Iow. - dijo Mía. - ¿Crees que hayan otras hojas de Invocación?

- Eso implicaría que hay más seres poderosos por ahí. - dijo él. - Ezekiel dijo que sólo seres así tendrían tales hojas.

- ¿Pero quién? - diría Iow.

- Tengo miedo de que Ounuri haya obtenido otro medio de traerlos... - murmuró Jack. - Significaría una posible lucha sin fin, donde sus fuerzas no podrían doblegarse...

- Qué miedo. - asintió Naila.

- Ya durmamos. A éste paso tendremos pesadillas. - pidió Sam.

Nuevamente, todos cerraron los ojos y se desearon buenas noches. La noche se tornó más oscura aún. Algunas criaturas empezaron a surgir de las sombras con formas bastante peculiares. Muchos sin forma, otros siendo monstruos..

Se trataba de las Pesadillas, bestias oscuras hechas de los miedos de todos. Cada pesadilla correspondía a un servivo, y el único capaz de verlos era el mismo que los convocaba de forma indeseable. Ezekiel Black sacó su espada. Él veía esas criaturas horripilantes.

- No pienso dejarlas por aquí. - gruñó furioso. - Me siguen desde la dimensión Oscura pese a todo. ¿Eh? Pues los eliminaré.

Él arremete contra esas bestias constantemente. Recorre la ciudad de un punto a otro, pero a diferencia de Antigua, su mundo, Cled York no era el límite de su aparición. Empezaron a salir en New York, Hamsterdan y más lugares estadounidenses. Incluso más allá. Japón empezó en Tokio, China en Shangái y Francia en plena Paris.

Ningún sitio de la tierra sería libre de esas bestias. Sólo el sol las hacía desaparecer. Ezekiel lo sabía, pero también sabía que los Rangers deberían estar a la altura. Una vez se deshizo de las bestias de Celd York, se posó en un techo, exhausto. Su arma llena de polvo de monstruo y sus ropas llenas de rasguños, más sus ojos se enfocaron en la luna.

- Necesitaré ayuda.. - diría cansado. - ¿Qué héroe sería ideal para ayudarme? ¿Jack o quizá Nía?

Pensativo, suspiraba. Debía actuar ya, y la hoja de Invocación estaba enfriándose, lo que implicaba que ésa noche debía trabajar sólo. Gruñó, sabiendo que lo que estaba por hacer sería en contra de todo principio. Extendió su mano, y su sombra se agrandó más allá de lo imaginable, sin parar. Su sombra creció, y cuando se detuvo, simplemente los monstruos desaparecieron. En su lugar salieron guerreros invisibles, cargados con armaduras y armas. Ezekiel había formado un ejército de sombras en Terra, algo prohibido pero necesario. Los soldados cargaron contra los monstruos al rededor del mundo, cada noche. Al ser pura sombra no se cansaban, y podían correr sin ningún esfuerzo. De hecho, hacerlo era una buena idea pese a su falta de moral.

Hacerlo costaba muchas fuerzas, y Ezekiel cayó al suelo, inconsciente. Apenas salió el sol y un rayo le dio, éste despertó. Perezoso, se levantó nuevamente, sintiendo un cansancio abrumador.

- Ay ay ay.. - diría. - Debo tener más cuidado al hacer ése ejército fuera de mi mundo.. - frunce el ceño. - De día. Seguramente los rangers han despertado. Espero. - observa grandes incendios en Celd York, provocados por un demonio nuevo. - Deben estar preparados para ir en solitario..

Unas horas más tarde.

Ezekiel yacía comiendo unas hamburguesas en un parque, donde Jack y sus amigos lo vieron. Ellos se acercaron al viajero interdimensional, y se sentaron con él.

- ¿Qué hiciste en la noche? Oí muchos ruidos. - dijo Iow. - Incluso observé cómo destruías algunas bestias.

Ezekiel dio un mordisco a una hamburguesa.

- Sólo estuve laburando, algo que tendréis que hacer pronto si quieren salvar su mundo. Sois seis, pronto necesitaremos otros dos usuarios. - diría con simplicidad.

Ésto sorprendió a los chicos.

- ¿Más rangers? - preguntó Mia. - ¿Es seguro?

- Es necesario. - corrigió el viajero. - Indiscutible. Portan anillos de Necrorium, Ford, Insh, Helt, Finn y Pólux. Es difícil decirles si necesitarán o no más ayuda, pero algo es seguro. Ounuri ha formado su ejército y ya lo ha mandado a invadir. Irán país por país, sin detenerse.

- Significa que somos 6 contra un ejército entero de demonios. - dijo un Jack bastante desanimado.

- Eso me temo. Pero no estaréis solos. - prometió. - Cada armadura tiene la habilidad de invocar a un héroe arcano antiguo, mis viejos compañeros de armas. Ahora mismo, yo no puedo hacer nada. - suspiró. - Y me temo tendréis que hacer caso a sus nuevos mentores. Ellos les enseñarán a usar adecuadamente su magia. Las habilidades arcanas son físicas.. Pero la magia va más allá.

- En pocas palabras, estamos usando habilidades físicas y no mágicas... - admiró Sam. - Interesante..

- Debemos darnos prisa. - dijo Día. - Algo me dice que hemos perdido ciudades hablando.

- Aún no. - señaló el guerrero, mientras dio un mordisco. - Mis poderes les han dado 3 días a lo mucho para proteger las ciudades del mundo, pero tendréis que ir rápidamente a salvar Terra.

- Entonces no perderemos tiempo. ¿Las armaduras tienen tiempo de recarga? - preguntó Iow. - ¿O podemos usarlas por cuanto necesitamos?

Ésto hizo que Ezekiel sonría.

- Qué observador, Iow. Las armaduras no gastan energía alguna. No se recargan. Su sistema es imposible de agotar. Pero una sobreexposición de su poder a un cuerpo mortal suele ser.. Mortal. - explicó. - Podrías sobrecalentarte y morir cocinado.

Iow sólo abrió mucho los ojos. Alzó las manos como diciendo "qué perturbador". Día, por otro lado, asintió con seriedad.

- Además podrán comunicarse unos con otros. Son 7 continentes. ¿No? - preguntó el guerrero.

- Ehh sí. - diría Jack tan perturbado como Iow. - América, Europa, Asia, África, Oceanía, Antártida y la Antártica.

Ésto hizo reflexionar un poco a Ezekiel. - América lo dividirán en dos zonas, norte y sur. Jack y Iow, hacéos cargo de América. Día a Europa. Sam, a África. Naila, ve a Asia. Mía, hazte cargo de Oceanía.

- ¿Lo planeaste? - preguntaría Sam. - Sonó muy.. Seguro.

Ezekiel le Sonríe. - Cuando eres guerrero, ya has evaluado a tus aliafos y a tus enemigos por igual. Sus armaduras los llevarán, y no olviden invocar a sus mentores. No lo duden ni un momento si la armadura advierte sobrecalentamiento.

Los jóvenes asintieron, algo tensos. Esas palabras serían las últimas de su mentor Ezekiel, pero no podían perder tiempo. Debían ir y salvar su planeta. Se transformaron, y salieron volando o corriendo a toda velocidad hacia sus ubicaciones.

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