— Entonces... ¿No estás molesto?

— ... No — el azabache sonrió de una forma bastante falsa, que el pelimorado no notó.

— ¿De verdad? Oh, eso es bueno, sabía que tú no te enojarías por algo tan minúsculo — diría para luego darle unas pequeñas palmadas en su hombro.

El azabache hacía su mejor esfuerzo por mantener la sonrisa, claro, no era tan difícil teniendo en mente lo que planeaba.

— Es más, quería aprovechar tu tiempo libre para que iniciaras tu entrenamiento con uno de los ninjas.

— ¡¿De verdad?! ¡¿Ahora?! ¡Wow, eso suena brutal!

"Pobre ingenuo..."

— Sígueme.

El azabache abrió la puerta para dirigirse al pasillo de la pagoda, siendo seguido de cerca por su alumno. Mientras que Nomi mantenía la vista hacia el frente, sabiendo perfectamente hacia donde debían ir; al contrario de Randy, quien seguía perdido sin poder descifrar el significado de los kanjis que tenía cada puerta.

— Es aquí — espetó el ojiverde, deteniéndose de golpe, provocando que el ojiazul chocara con su espalda — ¡Hey! Ten más cuidado...

— Lo siento — murmuró apenado antes de mirar la puerta que estaba frente a ellos — Y... ¿Qué se supone que hay aquí?

— No preguntes qué... Si no, quién.

El maestro del Ninjanomicón abrió la puerta de par en par, dejando entrar al pelimorado, quien se mostró algo desilusionado al ver un simple cuarto con decoración antigua; claro, lo único que destacaba era que lucía más occidental, a diferencia del resto del Nomicón.

— Debe estar afuera como siempre... — murmuró para sí mismo, antes de aclarar su garganta para anunciarse — ¿William?

De pronto, una puerta corrediza al costado de la habitación se abrió, dejando ver a un ninja. A primera vista se diferenciaba de Randy fácilmente por una notoria diferencia de altura, sin mencionar una musculatura evidente... Aunque, seguía sin ganarle al ninja que el ojiazul había conocido en su infancia; Similar a Randy, su traje lo cubría por completo exceptuando su rostro donde únicamente llevaba una mascarilla que cubría su boca y nariz, a diferencia de la mascarilla ninja actual. Aquello dejaba a la vista varios mechones de cabello rubio que enmarcaban su rostro, pero lo más llamativo eran sus fríos y distantes ojos de tonalidad azul grisáceo, los cuales no tardaron en causarle un escalofrió al menor debido a lo intimidante que lucía aquel sujeto. Traía su bufanda carmesí atada alrededor de su cuello a modo de pañuelo y usando el resto para improvisar una pequeña capucha con la que cubrir su cabeza, como toque final, llevaba por encima de su traje un antiguo abrigo militar de color azul que pertenecía al ejercito continental*.

— Randy, quisiera presentarte a William Bennet, el ninja de 1779*.

El portador de la máscara ninja abrió la boca sorprendido, estaba nada más y nada menos que frente a un ninja con más de 200 años...

"1779... Algo tiene esa fecha" trataba de forzar sus neuronas a recordar, pero le era imposible, quizás su madre tenía razón y debía de poner más atención en la clase de historia. El muchacho rubio sólo lo miró en silencio, aunque por dentro se lamentaba por el pobre sistema educacional estadounidense.

— William, estarás a cargo del entrenamiento de Randy durante los próximos días — explicó con tranquilidad el ojiesmeralda — Asegúrate de que sea lo más fructífero posible...

El mayor simplemente asintió, dándole una pequeña reverencia al azabache.

— Entendido, maestro — volteó a ver al ojiazul, dándole una mirada estoica, y simplemente le hizo una seña con su mano para que lo siguiera, para, luego, darse media vuelta e irse por la misma puerta por la que había entrado momentos atrás.

Randy tomó aire antes de mirar a Nomi y darle una pequeña sonrisa antes de seguir al misterioso ninja. Si bien estaba algo nervioso, no podía evitar sentirse emocionado, después de todo, un entrenamiento guiado por un ninja del pasado sonaba brutal.

— Em... Nomi — murmuró suavemente el portador del Tengu, algo nervioso ya que no sabía muy bien el cómo sacar el tema.

Ambos se encontraban en la pequeña habitación que le pertenecía al ojiesmeralda, estaban sentados en el suelo mientras el moreno cepillaba suavemente el cabello del maestro del Ninjanomicon.

— ¿Sí?

— Bueno, es sólo que... Sabes perfectamente que respeto tus decisiones como maestro, pero... ¿Estás seguro sobre haber dejado a Randy con William?

Nomi arqueó una ceja.

— ¿Cuál es el problema? Te recuerdo que William es uno de los mejores ninjas, además de que tiene un gran conocimiento en combate.

— Sí, pero... Digamos que la guerra lo dejó, eh... Un poco trastornado.

— Bueno, ¿y qué te esperabas? El pobre chico pasó por mucho durante sus cuatro años como ninja...

— Por eso mismo a veces eres demasiado permisivo con él.

El ojiesmeralda suspiró antes de dejar en el suelo la taza de té que estaba sosteniendo.

— Lo sé, pero no puedo evitarlo — murmuró, con cierta culpa en su voz — Pero relájate, dudo que vaya a lastimarlo... Solo será un poco duro con él, es todo.

— Si tú lo dices — terminó de cepillar el cabello de Nomi para luego recogerlo con delicadeza en una coleta alta — Ya está — le sonrió para luego extenderle un espejo de mano — Mira lo bonito que te ves.

Nomi no pudo evitar el esbozar una pequeña sonrisa debido al pequeño comentario de Fudo.

— Gracias, Hayashi — admiró durante unos segundos su peinado antes de devolverle el espejo al ojidorado — ¿Puedes ir a ver como se encuentra Cunningham? Creo que ya suficiente por hoy.

Sería un problema que el pelimorado se desvelase hasta altas horas de la noche.

— Espero que siga en una sola pieza...

(Reproducir multimedia)

Randy dejó escapar un adolorido jadeo luego de caer al suelo, si sólo su conciencia estaba en el Nomicon... ¡¿Por qué rayos sentía dolor físico?! Tal vez eso de que el dolor era psicológico si era verdad.

— Levántate.

Miró temeroso a esos ojos fríos que le observaban fijamente. Se había acostumbrado un poco a la seriedad del primer ninja luego de haberlo conocido en su pequeño viaje al pasado, pero este chico... Era completamente diferente.

Ojalá sólo fuera serio, ¡ojalá!; ¿Cuál sería la palabra adecuada para describirlo? Quizás... Despiadado.

— Dame un respiro...

Al inicio no pensó que el entrenamiento seria para tanto, William le había dicho que iban a realizar un pequeño combate cuerpo a cuerpo usando únicamente un bō como arma, según las palabras de su maestro temporal, era únicamente para analizar el estilo de batalla de Randy, algo sencillo... ¿Verdad?

Pues no, aquello parecía una batalla real en la que su contrincante no planeaba rendirse. Su adversario era demasiado ágil y rápido, Randy podía jurar que era capaz de predecir sus movimientos debido a como bloqueaba cada uno de sus ataques.

El ojigris resopló con indignación, sujetando con fuerza el bō con el que acababa de golpearlo momentos atrás, misma arma que también sostenía Randy, aún estando en el suelo. Se encontraban en la pequeña área exterior que poseía la habitación de William, era un poco extraño el estar en un lugar del Nomicón que carecía de los elementos orientales que lo caracterizaban, al contrario, aquel lugar parecía más como una especie de campo para entrenamiento militar; el jardín estaba complemente descubierto con una clara ausencia de vegetación, con el suelo compuesto simplemente por tierra e incluso lodo por todos lados, aunque claro, para un combate simple era un lugar perfecto al despejado.

— Me cuesta creer que tú eres el que derrotó al hechicero, supongo que los estándares para ser elegido como el ninja han bajado con el paso del tiempo.

Randy frunció el ceño, claramente molesto, no podía creer la altanería de ese tipo, ¡era un completo idiota altanero!

— Al menos yo logré algo — espetó con rabia mientras se ponía de pie y le miraba de forma desafiante, aunque se arrepintió un poco al notar la rabia con la que le miraba su "mentor".

— ¿Disculpa?

Cunningham pudo sentir como si estuviese pisando hielo delgado, ese tono claramente era una advertencia, pero él se negaba a retractarse, ya había cruzado la línea después de todo.

— ¡Lo que escuchaste! Sí, puedes menospreciarme, pero eso no hace menos mis méritos, y me gustaría saber qué rayos te da el derecho de hablarme así, jamás escuché hablar de ti en todo mi primer año como el ninja — a este punto no estaba controlando lo que decía, pero no le importaba, su orgullo era más importante — Por lo que yo veo, ¡eres sólo un ninja más del montón de los 200 que hubo antes de mí!

Decir todo eso se sintió bien... Hasta que, en menos de un parpadeo, William lo estaba sujetando del cuello de su camiseta, levantándolo varios centímetros, provocando de sus pies terminaran colgando en el aire.

"Ay no" instintivamente pudo sentir como su cuerpo temblaba cuando el mayor le dedicó una mirada repleta de enojo mientras que cerraba su mano libre, apretando con fuerza sus nudillos.

— Anda... Continúa si eres tan valiente.

"Otra vez mi boca insensata...".

Ya previendo lo que se avecinaba, decidió cerrar los ojos a la espera de un puñetazo... El cual nunca llegó; abrió los ojos confundido, sólo para encontrarse con Fudo, quien sostenía con fuerza el brazo del rubio mientras le miraba con bastante enfado.

— Suéltalo... Ahora — la tensión era palpable en el ambiente, la cual aumentó cuando el ojigris se quedó callado sin intención de obedecerlo — Estoy hablando en serio William, suéltalo.

El mayor simplemente chasqueó la lengua antes de soltar de golpe a Cunningham, provocando que este cayese al suelo.

— Ay... — murmuró adolorido, de por sí ya le dolía todo su cuerpo debido al entrenamiento.

— ... ¿Qué? — cuestionó William al sentir como el azabache le juzgaba en silencio — Dijiste "Suéltalo", pero nunca dijiste nada sobre hacerlo con cuidado... A la próxima trata de ser más especifico, Hayashi — soltó aquella frase con un ligero tono burlón mientras se inclinaba para poder estar a la altura del moreno.

El ojidorado simplemente rodó los ojos con fastidio antes de ayudar a Randy a ponerse de pie.

— Ya fue suficiente por hoy — el rubio iba a reprochar, pero fue interrumpido de inmediato — Es una orden directa de tu maestro... Además, Shiroko te estaba buscando de todas formas.

Aquello pareció cambiar algo en la actitud del ojigris, provocando que su mirara se relajase y los contrarios pudieron notar el cómo su cuerpo dejaba de estar tenso. Aunque trató de disimularlo, desviando la mirada mientras chasqueaba la lengua con una fingida molestia.

— ¿Qué querrá ahora...? Bien, de todas formas, ya estaba aburrido, es demasiado fácil vencer a Cunningham — el mencionado frunció el ceño con molestia mientras observaba como William se alejaba, dándole la espalda — Pero debo admitirlo niño... Tienes agallas.

Y sin más, salió del lugar, dejando al portador de la máscara ninja completamente boquiabierto.

— Eso... ¿Fue una especie de cumplido?

— Es la cosa más amable que te dirá en la vida, así que diría que sí.

— ... Oye, ¿Y quién es Shiroko?

— Ah, olvidaba que eres bien chismoso — murmuró antes de dejar escapar una pequeña risita, mirándolo con cierta complicidad — Ya la conocerás, probablemente la próxima vez que hagas enfadar a Nomi.

— ¿Eh?

— ¿De verdad pensaste que te envió con William sólo porque sí?

— ... ¡Agh! — se dio a sí mismo un golpe en la frente por no haberlo visto venir, debió saber que era mentira que no estaba molesto, ¡Él siempre estaba molesto! — Me siento como un idiota.

— Oye, no es por apresurarte, pero... Deberíamos irnos, la verdad es que le mentí a William y se va a enfadar cuando se entere.

Rápidamente sujetó la muñeca del ojiazul y prácticamente lo arrastró fuera de la habitación del ninja del siglo XVIII.

— ¡¿Espera, qué?!

— Sí... Era mentira que Shiroko lo buscaba, pero en mi defensa, ella y Nomi son los únicos que pueden calmar ese carácter horrendo que tiene.

Sacó al pelimorado de la pagoda, asegurándose de que no les estaban siguiendo, por lo que Fudo dejó escapar un suspiro de alivio antes de soltar el brazo de Cunningham.

— Listo... No nos va a seguir hasta aquí — volteó a ver a Randy, quien simplemente asintió mientras miraba al suelo, parecía distraído — Hey, ¿estás bien?

— Ah... Sí, sí — se rascó la nuca algo nervioso — Es sólo que... — tomó aire antes de mirar al moreno — Digamos que... Hay algo que ha estado dando vueltas en mi mente y... ¡Ugh! Todo es culpa de Howard por meterme sus ideas en mi cabeza.

El azabache ladeó la cabeza, luciendo algo preocupado por el rumbo que estaba tomando la conversación.

— Puedes decirme, podría ayudarte — el ojiazul levantó la mirada, pero se mordió el labio inferior como si estuviese dudando de hablar — No te preocupes... Si es algo que prefieres mantener en secreto, te prometo que no le diré a nadie.

Aquello pareció aliviar a Cunningham, quien se rascó la cabeza antes de tomar la iniciativa para hablar del tema.

— Bueno... Verás, ayer después de que salí de casa me dirigí al foso de los videojuegos para reunirme con Howard y...

Entonces comenzaría a narrarle al ojidorado los sucesos del día anterior, mientras este le escuchaba con atención; le habló tanto de la chica misteriosa que había conocido al igual de una conversación en específico que había tenido con su mejor amigo.

— A ver, a ver... — el pelirrojo miró la fotografía que Randy señalaba con tanto entusiasmo antes de mirar a su amigo con cierto escepticismo — ¿Estás diciendo que esta chica habló contigo hoy?

— Aja.

— ... ¿Esa chica atractiva de rasgos asiáticos y ojos verdes?

— Exactamente.

— ¿Y dijiste que era misteriosa y no sabes mucho de ella?

— Más o menos... Sí.

— ... ¿Cómo la hechicera? — le cuestionó mientras arqueaba una ceja.

— Sí- — se quedó en silencio durante unos segundos analizando lo que Howard acababa de preguntar — Espera, ¿Qué?

Howard rodó los ojos con molestia mientras introducía una ficha en uno de los juegos.

— Vamos Cunningham, la última vez que te habló una chica atractiva, resultó ser una loca que quería liberar al hechicero de su prisión — murmuro mientras sujetaba la palanca de la máquina de arcade para empezar a jugar — Y que convirtió a mi hermana en un perro del mal, aunque bueno, no es como si no lo fuera.

— H-Hey, hey... Esto no es así, ella no es la hechicera.

— ¿Ah sí? — respondió con cierta incredulidad y escepticismo — ¿Tienes pruebas?

— Pues... — apretó sus labios, tratando de pensar en una respuesta convincente — ¡No es una impostora! Yo... ¡Vi a su padre! Significa que tiene familia, eso no se puede falsificar, ¡ja!

— ¿Y tú hablaste con él?

Randy abrió la boca sólo para pasar de una expresión de seguridad a una de incertidumbre.

— N-No... De hecho, actuaba algo raro — Howard resopló con superioridad — ¡Eso no prueba nada! No es sólo una chica extraña que se coló en la escuela, ha estado en más de un sólo lugar en Norrisville.

— Cunningham, Amanda Levay literalmente hizo un club falso en el centro de la ciudad, sigues sin probar nada — se encogió de hombros, con la vista fija en el videojuego.

El pelimorado frunció el ceño, claramente molesto por la insistencia de su amigo.

— ¡Ella no apesta, al contrario, huele bien!

Lamentablemente dijo eso bastante alto, por lo que la mayoría de las personas que se encontraban en la tienda voltearon a verlo, e incluso a juzgarlo con la mirada.

— ... Oigan, es grosero escuchar conversaciones ajenas — trató de excusarse, viendo como Howard se reía de la situación — Yo no le veo la gracia.

— Oye, pero... ¿En serio sabes a qué huele? Eres un rarito, Cunningham.

El pelimorado sintió como su cara de tornaba de color carmesí hasta la punta de sus orejas.

— ¡N-No estabas ahí, necesitas saber el contexto primero! — tosió, tratando de regular el volumen de su propia voz — D-De todas formas, dejemos ese tema de lado... Vine a pasar el rato, no a que me metas ideas raras en la cabeza.

— Sí, adelante, evade la realidad... Eso me beneficia porque no te vas a enfocar en los juegos.

El ojicastaño dejó escapar una carcajada maliciosa mientras que Randy simplemente rodó los ojos; por más que tratase de distraerse, no podía dejar de sentir un horrible nudo en su estómago debido a la incertidumbre.

— ¿Así que eso es lo que te preocupa? — le cuestionó el moreno mientras ladeaba la cabeza.

— Sí... Sé que es estúpido preocuparme por eso, pero... Si yo, Howard y Julián logramos escapar de la tierra de las sombras, ¿qué impediría que ella también lo haga? P-Pero también tengo razones para estar seguro de que no es ella, es decir... Además de que huele bien...

— ¿A qué huele?

— ... ¿Eso qué importa? — preguntó, mientras arqueaba una ceja.

— Nada, pero tenía curiosidad.

Cunningham lo miró con fastidio antes de continuar.

— También está el hecho de que no se parecen mucho... Es decir, no tienen la misma altura, ni cara, ni cabello... Y la hechicera sólo puede tomar la forma de Amanda, después de todo, es el cuerpo al que fue confinada por el primer ninja y... — se calló de golpe al notar una expresión de shock en el rostro de Fudo — ¿Q-Qué sucede?

— Randy... ¿Quién te dijo esto? — el tono de seriedad con el que hablaba el azabache fue más que suficiente para provocar que una ola de nervios de apoderase del cuerpo del ojiazul.

— E-Ella me lo dijo... La primera vez que nos enfrentamos... ¿P-Por qué me lo preguntas?

— Porque el primer ninja jamás hizo eso... Ni ningún otro ninja.

¡Buenas buenas!

He aquí el capitulo 3, junto con la introducción de William, uno de los ninjas del pasado.

Para quienes me sigan en instagram, sabrán perfectamente el porque se apresuro esta publicación jaja, ¡Y lo logramos! Yay.

*1779: Hace referencia a la guerra de independencia que ocurrió entre 1775 a 1783, por lo que William vivió su época de ninja durante los últimos 4 años de la guerra.

*Ejercito continental: Era el ejercito independentista estadounidense conformado por las 13 colonias durante la guerra.

¡Plot twist al final! ¿Qué sucedió con la hechicera hace 800 años? Sigan leyendo para saber.

Los personajes de Fudo, Shiroko y la versión humanoide de Nomicon utilizada en este fanfic son propiedad de MissGalassia.

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¡Eso ha sido todo por hoy, espero que hayan disfrutado el capitulo!

¡Bye bye!

Fecha de publicación: 27/07/2024