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━━━Capítulo 06 | Regalos y Torpezas

Jeon Jungkook se encontraba en su rancho. Su camisa de mezclilla, ligeramente desgastada, mostraba su figura robusta y su cabello oscuro caía desordenadamente sobre su frente. Con un par de pañuelos de seda bordados y un delicado juego de té bajo el brazo, decidió que era el momento de hacer una visita especial.

—Voy a impresionarlo, eso es —murmuró para sí mismo, ajustando su sombrero mientras montaba a su caballo.

Al llegar a la mansión Sobong, Jungkook sintió un cosquilleo en el estómago. El lugar era todo lo contrario a su rústica granja: grandes columnas, jardines perfectamente cuidados y, sobre todo, la presencia del refinado Minsiuk.

Cuando tocó la puerta, un mayordomo de mirada severa, el señor Baek, lo recibió con desdén.

—¿Qué quiere, señor Jeon? —preguntó, cruzando los brazos.

—Vengo a ver al señorito Minsiuk —respondió Jungkook, tratando de sonar firme a pesar de la tensión en su pecho.

El señor Baek lo miró con desprecio, pero hizo un gesto para que pasara. En el interior, Minsiuk estaba sentado en un elegante sillón, con un libro entre las manos y la luz del sol resaltando su belleza.

—¡Señor Jeon! —exclamó Minsiuk, levantándose con una sonrisa—. ¿Qué sorpresa le trae por aquí?

—Uh, bueno… —Jungkook tartamudeó, sintiendo cómo la confianza se desvanecía—. He traído algo para usted.

Minsiuk frunció el ceño, curioso, mientras Jungkook dejaba los pañuelos y el juego de té sobre la mesa de café.

—¿Para mí? —preguntó, su voz llena de emoción—. Oh, pero esto es… ¡maravilloso! —Se acercó a observar el juego de té, sus ojos brillando al ver la fina porcelana.

—¿Es… es bueno? —preguntó Jungkook, sin saber exactamente qué decir.

—¡Es exquisito! —exclamó Minsiuk, tocando delicadamente las piezas—. De la marca Ming. ¡No puedo creer que haya hecho esto por mí, señor Jeon!

—Solo quise hacer algo especial —respondió Jungkook, sintiendo el calor en sus mejillas—. Y estos pañuelos son…

El omega se rió, la alegría iluminando su rostro.

—¡Son preciosos! Nunca he tenido algo tan lindo y tierno.

El señor Baek, observando desde la puerta, frunció el ceño. Su desagrado por Jungkook era evidente, y no podía soportar la idea de que Minsiuk se sintiera tan emocionado por un simple vaquero.

—Esto es una locura, señorito Minsiuk. No debería aceptar regalos de un hombre como él —protestó, señalando a Jungkook con desdén.

—¿Por qué no? —replicó Minsiuk, desafiando al mayordomo con la mirada—. El señor Jeon es… encantador.

Jungkook, sonrojado, se sintió un poco más seguro. La sonrisa de Minsiuk era un bálsamo para su corazón.

—Solo quise hacer algo especial —dijo Jungkook, mirándolo a los ojos.

Mientras Minsiuk examinaba los pañuelos, Jungkook decidió servirse él mismo el té. Sin embargo, su torpeza natural se manifestó de inmediato. Con movimientos torpes, intentó servir el agua caliente, pero terminó derramando un poco sobre la mesa.

—¡Oh! —gritó, intentando limpiar el desastre—. Lo siento, lo siento mucho.

Minsiuk rió, disfrutando del espectáculo.

—No se preocupe, señor Jeon. —Sus risas llenaron el aire—. A veces, un poco de desorden es divertido.

Justo cuando Jungkook se inclinó para recoger una taza, su codo golpeó un jarrón antiguo, que había pertenecido a varias generaciones de la familia Sobong. El jarrón se tambaleó y, antes de que pudiera reaccionar, se estrelló contra el suelo en mil pedazos.

Un silencio tenso llenó la habitación.

—¡Ay no! —exclamó Jungkook, aterrorizado—. ¡Lo siento! ¡No era mi intención!

Minsiuk se echó a reír a carcajadas, mientras Jungkook intentaba recoger los pedazos, su rostro enrojecido de vergüenza.

—¡Eso fue un gran espectáculo! —dijo Minsiuk entre risas, su mirada brillante—. ¡Nunca había visto algo así!

El señor Baek, furioso, se cruzó de brazos.

—Esto es inaceptable, señor Jeon. ¡Usted es un desastre!

Minsiuk, aún riendo, defendió al vaquero.

—Deje que el señor Jeon se divierta, Baek. —Giró su cabeza hacia Jungkook—. A veces, la torpeza puede ser encantadora.

Jungkook sonrió, sintiéndose un poco más en casa a pesar del lío. La conexión entre ellos crecía, y en medio de los fragmentos de cerámica, había un destello de algo más.

—Prometo ser más cuidadoso, señorito Minsiuk. No quiero romper nada más… especialmente no su corazón.

El omega se sonrojó, su risa aún resonando en el aire, y por un momento, el desorden se olvidó.

—¿Qué tiene ahí, señor Jeon? —preguntó el omega viendo un paquete en brazos del alfa.

—Nada. ¿Podría hablar con su padre?

—¿Mi padre? —preguntó el omega y asintió confundido—. Claro. Señora Kim lleve al señor Jeon a la oficina de mi padre —le dijo el omega a la criada que asintió.

—Pase, señor Jeon —respondió ella, guiándolo hacia un elegante estudio.

El señor Sobong Jun, un alfa de mirada astuta, levantó la vista cuando vio al alfa.

—¡Oh! Bienvenido señor Jeon. ¿Qué te trae por aquí?

—Señor Jun, vine a hablarle de su hijo, Minsiuk —empezó JungKook, sintiéndose un poco incómodo.

—¿Minsiuk? ¿Y qué deseas? —preguntó Jun, con una ceja alzada.

—Quiero pedirle permiso para cortejar a Minsiuk —afirmó JungKook, sacando un pequeño paquete envuelto con cuidado—. Y le traje un regalo —desenrolló el papel, revelando un elegante lazo de caballo—. Es para el caballo que le di, Eros.

Jun lo observó con interés.

—¿Y por qué crees que soy yo quien debe darte permiso?

—Porque... Minsiuk y yo nos llevamos bien. Él sonríe cuando estoy cerca, y usted es su padre y es lo más correcto —dijo JungKook, sintiéndose más seguro.

—Eso es lindo, pero dime, ¿qué sabes de literatura o de té? Minsiuk disfruta de esas cosas —preguntó Jun, con una mirada inquisitiva.

—Eh… literatura… he leído algunas cosas sobre ganado —respondió JungKook, sintiéndose torpe—. Pero no tengo idea de libros elegantes o de fiestas de té. En el rancho, nos reunimos alrededor de la fogata y contamos historias. A veces hacemos carne asada, es muy divertido.

Jun se quedó en silencio, pensativo.

—¿Y cómo harías para llevar a Minsiuk a una gala? ¿Sabes vestirte adecuadamente?

—Uh... podría ponerme un traje. No tengo mucha experiencia, pero puedo aprender, —dijo JungKook, rascándose la cabeza—. No sé bailar, pero puedo intentar no pisarle los pies.

El señor Sobong soltó una risita.

—¿Y qué harías si a Minsiuk no le gusta la vida de rancho?

—Le enseñaría a ver lo bueno en el rancho. Hay algo especial en correr al aire libre, bajo el cielo estrellado. Es como sentirse libre —insistió JungKook, entusiasmándose con sus propias palabras.

—Suena bien, pero no creo que eso sea suficiente. A veces, Minsiuk necesita un compañero que lo entienda —continuó Jun, frunciendo el ceño.

Finalmente, después de un largo silencio, Jun se inclinó hacia adelante.

—Está bien, JungKook. Te daré una oportunidad. Pero debo advertirte que aún habrá un chaperón presente: el señor Baek.

Jungkook frunció el ceño.

—¿El señor Baek? ¿Ese que me odia a muerte?

—Exactamente. Así que prepárate para eso —respondió Jun con una sonrisa divertida.

—Fantástico —murmuró JungKook, sintiéndose un poco.

—Espero que te guste el té, vaquero. Te va a hacer falta —dijo Jun con un guiño.

Con una mezcla de nerviosismo y emoción, JungKook estaba listo para cortejar al bonito omega. Sabía que tendría que lidiar con el odioso señor Baek, pero estaba preparado para enfrentar cualquier desafío en nombre del omega que le había robado el corazón.

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