19
"No puedes evitar lo inevitable"
Después de aquel suceso en el parque donde no me esperaba encontrar otra imagen completamente diferente a la que había formado de aquellos sujetos, mientras la curiosidad me invadía y comprobé lo cierto que era el dicho: "La curiosidad mató al gato".
Pero de cierta forma esto no me mató a mí, sino que mato aquella imagen pura y dulce que mantenía dentro de mi corazón tratando de unir las piezas del rompecabezas, tratando de encontrar una explicación que me diera certeza a lo que ellos habían dicho, que fue decir cosas con imprudencia ante una situación nada convincente para ellos según lo que escuché.
Me sentí realmente extraña, pues no sabía si dejarme guiar por lo que había visto y me había dejado con un mal presentimiento de lo que se avecinaba más pronto de lo que pensaba. O dar paso a mis sentimientos ya formados hacía ellos y dejarlo pasar, estos sentimientos los cuales se crearon con sinceridad, amor, confianza y amistad. Realmente me había encariñado con ellos, con sus fantásticas personalidades.
Me dejaría cegar por mis sentimientos o confiar en mi mal presentimiento. Cualquiera era un camino diferente, creando cosas completamente diferentes. Sin embargo ¿Qué era lo correcto?
Eso era lo que había pensado durante estos últimos días, en los cuales evite cualquier contacto con ese par. Porque enfrentarlos y fingir como si nada hubiera ocurrido no funcionaba, mi cabeza dolía y me exigía decir la verdad. Tal vez disculparme por haberles escuchado de más sobre temas que no eran para nada de mi incumbencia.
Y durante mi lapso en ignorarlos, también estaban las preguntas de Minha, quien cuestionaba mis acciones y no recibía ninguna respuesta. Todo era confuso para ella.
Todo era un dolor de cabeza. Ignorar a mis amigos por cobarde, era difícil.
— ¿No vas a comer nuevamente?—Preguntó mi madre al ver como picoteaba con el tenedor las verduras que se hallaban en el plato, una y otra vez sin llevar ni un bocado a mi boca.
Ella también estaba preocupada por mi comportamiento pero no me preguntaba ni me reprendía por ello. De hecho nuestra relación no era de lo más buena o cercana. Se mantenía en lo neutro.
—No tengo hambre pero comí en la escuela—Excusé y todo se quedó en silencio, solo sentía su mirada sobre mi cabeza gacha—Me voy a dormir ahora.
Me levanté de la mesa para dirigirme rápidamente a mi habitación, ignorando el llamado de mi madre para que volviera a la mesa a comer un poco.
Al llegar, cambié mi ropa por algo más abrigador y me lavé los dientes.
Me tumbe boca arriba sintiendo como mi cuerpo se hundía en la calidez de mi cama sintiéndome ligeramente mejor y cerrando los ojos para disfrutar lo bien que se sentía descansar de todo.
Y dejé el sueño se apoderara de mí cuerpo y mente.
Dentro de poco, mis ojos se abrieron en un espacio completamente diferente, en una habitación sucia, con prendas rasgadas sobre el piso y con la poca iluminación que brindaba la luna con escaso brillo. Mis manos y pies se sintieron sometidas por algo duro y frío que impedían moverme con facilidad en la cama nada cómoda y sucia de lo que parecían ser manchas oscuras sobre el edredón.
Luche contra las cadenas tratando de soltarme pero solo sentía arder mis extremidades entre tanto forcejeo. Y ahí mismo, escuche el chirrido de la puerta abriéndose y dando paso a un ente desconocido que al caminar hacia mí, lentamente su bello rostro fue bañado con la luz de la luna.
Mantenía su mirada atenta a todo lo que yo hacía, incluso de mi agitada respiración. Todo esto al ver su mandíbula apretada y llamativos ojos color rojo escarlata que provocaban en mi cuerpo el deseo sobre él. Solamente sobre él.
Me movía incómoda de un lado a otro, mi cuerpo estaba hirviendo y me sentía completamente desesperada y fuera de mí misma.
Taehyung permaneció frente a mi observándome escasos segundos y se arrodillo para quedar frente a mí, tan cerca como para acariciar con el dorso de su mano mi rostro. Suavemente como si apreciara cada segundo y parte de mi cara.
Acuno mi rostro con sus palmas mientras sentía su peso hundirse a lado de la cama. Todo sin dejar de verme y ocasionar más calor en mi cuerpo. Estaba comenzando a sudar y quería desprenderme de mi pijama que ahora me parecía realmente innecesaria.
Pareció darse cuenta, pues las cadenas que me sostenían, por arte de magia, desaparecieron repentinamente.
—Por favor, ayúdame...ayúdame con esto, me siento arder—Supliqué ansiosa entre jadeos.
—Claro que estás ardiendo—Agregó mientras apartaba las manos de mi rostro y se dedicaba a desabrochar los botones de mi camisa—Pero todavía no es suficiente, quiero escucharte implorar—Detuvo su acción en el antepenúltimo botón mirándome con gracia.
—Joder—Sentí como el calor aumentaba y estaba comenzando a desesperarme—No puedo, no puedo más... Ayúdame por favor, te lo imploro enserio, por favor quítame esto de encima, ayuda.
Finalmente, me despojó de mi camisa lanzándola a algún lugar de la habitación y mirando con deleite cada parte de mi cuerpo, haciendo un recorrido de mi cintura hacía mis clavículas, rozando con la yema de sus dedos.
—Eres simplemente perfecta, tan correcta para mí. Cada pecado ha valido la pena ahora que estás frente a mí más deseosa que nunca, implorando con ganas el más simple de mis toques, ansiando mis labios y deseándome desde lo profundo de tu corazón. Ruega hasta que lo sienta correcto—Se lanzó desesperadamente a mis labios por largos minutos hasta quedar totalmente debajo de él, quien en mi cavidad bucal dio paso a su lengua, creando un juego sucio y excitante para ambos que saciábamos nuestras necesidades y deseos. Comiéndonos con ganas mutuamente.
El único sonido que se podía escuchar eran provenientes de nuestras bocas: sonidos húmedos, jadeos y gemidos. Y una que otra vez, nuestros nombres también.
Bajo en toque desesperado de él, mi piel ardía y sabía que esto no era suficiente para calmarme. Necesitaba cada vez más. Y en instantes podía observar como su piel bronceada sudaba y se notaba desde lejos lo afectado que estaba al igual que yo.
—Tócame más, te necesito— Insistía en colocar susmanos sobre mis pechos y observaba como sus ojos brillaban todavía más bajo la oscuridad que nos abrazaba.
—Será un placer, cariño—Se distrajo en desabrochar mi sujetador para remplazarlo con las suaves caricias de sus grandes manos.
Me estaba volviendo loca. Perdiéndome en el sonido de su ronca voz, el dulce sabor de su boca, la tersa piel que ardía y los maravillosos ojos llenos de deseo. Cada parte era un completo disfrute para mí.
—Tan preciosa, tan pura—Susurró en mi oído dándome escalofríos por su voz- Pero eso no durará mucho, llegarás a saciar mi sed y a su vez, te corromperé de la forma que quiera.
Dentro de todo el delirio que sentía, estas fueron las únicas palabras que lograron despertarme, además de sentir como bajaba la parte inferior de mi pijama junto a mi ropa interior. Ahora estaba expuesta a su merced.
—¿Sabes cuánto me tuve que contener de esto?—Volvió a susurrar con su ronca voz—Después de esto, no podrás apartarme de tu vida, pensaras en mí a cualquier hora del día y rogaras que esté a tu lado.
Yo solo era un manto de gemidos, jadeos y suspiros. Quería hablar pero mi voz entrecortada era un asco. Esto era una pesadilla que hacía estremecer mi cuerpo. Deseaba despertar pero no podía, se sentía tan real.
Podía sentir sus dedos en partes donde nunca me había tocado junto a sus pequeñas risas sin razón y perturbadora sonrisa que me causaban miedo.
Todo lo sentía como una invasión, me sentía como una marioneta que no podía decir ni hacer nada, estaba siendo usada y quería pararlo. Y seguí intentando ser escuchada.
—Bebé ¿Por qué lloras?—Retiró las lágrimas que resbalaban de mis mejillas— Esto terminará pronto, tranquila.
Y oí el sonido de su cinturón de metal, su pantalón siendo desabrochado y vi como retiraba su ropa interior.
—Espera...No, no...Para, esto no está bien— Agregue al sentir mi intimidad rozar con algo caliente.
Mi cuerpo estaba reaccionando, sentía el frío de la habitación en conjunto con sus heladas manos tomándome. Estaba aterrada pues yo no quería esto, pero entre más forcejeaba con mi débil cuerpo, él me sometía con sus manos sosteniendo fuertemente mis muñecas. Mi mente me exigía que huyera, que gritara por ayuda hasta ser escuchada.
¿Pero quién podría escucharme?
—¡PARA! ¡POR FAVOR NO LO HAGAS! ¡NO ME TOQUES MÁS, POR FAVOR!—Exigía con gritos pero él no se detenía, seguía tocándome una y otra vez en conjunto con su sonrisa que demostraba lo contento que estaba de esto.
—Chaerin, aún no hemos finalizado el pacto—Respondió mirándome fijamente con sus brillosos ojos, llenándome de temor— Aun no te he profanado y lo voy hacer. Estamos destinados desde el día de tu nacimiento, nada de esto ha sido una coincidencia.
—Detente...Por favor Taehyung— Las lágrimas se hicieron más abundantes y me sentía totalmente débil, incluso el hablar era difícil para mí. Pero quería que me ayudara alguien.
Soltó mis manos al ver lo débil que me encontré repentinamente y estaba preparado para cometer su acto, tan cerca de hacerlo.
Cerré mis ojos con fuerza.
Desperté alterada, con la respiración pesada visualizando mi recámara aún oscura y rapidamente toque mi cuerpo para verificar la ropa puesta en mi cuerpo. También estaba sudando pero no parecía ser por calor porque la gran ventana que tenía en mí habitación se encontraba abierta de par en par, dejando ingresar el frío viento y dejándome confundida ante los recientes recuerdos de mi sueño.
Se sintió jodidamente real, cada toque, cada respiro, el miedo recorrer mi miedo y la incertidumbre que me enloqueció al final. Eso había sido de las peores pesadillas que había tenido en mis cortos años de vida.
Y comencé a llorar al recordar lo sola que estaba ahí, haciendo algo que yo no queria siendo sometida con lo que parecía ser manipulación. Me aterraba vivir eso en carne propia.
Ante el sonido de mis sollozos se instaló una voz en mi cabeza...
"Pronto seré al único que podrás amar"
Y como si el sentimiento de una presencia me hubiera hecho voltear a mi izquierda, visualicé el cuadro que hace tiempo pinté con tanta inspiración, retratando a la persona de mis sueños pero esta vez poseía unos ojos profundamente rojos y me observaba como si vida propia tuviera. Además de que la expresión en su rostro cambió por una más seria, tan temible para que comenzara a temblar y refugiarme en mis rodillas evitando verlo más.
¿Aún estaba soñando?
• • •
¡Hola!
Antes de que piensen que me gustan las historias donde la mujer es sometida y romantiza este tipo de acciones violentas, para nada, es por eso que escribo como si esto perturbara a la protagonista en todas las ocasiones. Esto es como una especie de aclaración que sentía necesaria para que no piensen que esta es la finalidad de la historia, no lo es. Tengo en mente hacerles una pregunta muy importante pronto, que determinará el final de la historia y las consecuencias de sus propias decisiones.
Eso es todo, sigan leyendo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro