10
"Te conozco"
—Ese chico no me agrada nada—Espetó Seokjin.
—Ajá, dime tú si la razón es porque te quito a tus seguidoras "Jin lovers"—Agregó Minha.
—Aparte de eso ¡siempre está cerca de nosotros como una lacra! Tae por aquí, Tae por allá. Está en todas partes—Fulminó al que estaba solo a unos cuantos metros de nosotros con los audífonos puestos y bastante concentrado en su primera pintura que aún estaba en proceso.
—Es porque ahora es amigo nuestro—Declaré.
—Mejor dicho, suyo. Mío no lo será nunca.
Seokjin se había comportado realmente raro durante esta última semana. No soportaba entablar ni una sola palabra con Taehyung o estar cerca de él. Pero el chico castaño estaba entre nuestro grupo de amigos y club, le era imposible evitarlo todo el tiempo, por lo cual lo condujo a estar irritado varias veces.
—Chaerin—Escuché mi nombre ser mencionado.
—¿Qué ocurre Tae?—Me acerqué a él pues parecía ser que necesitaba algo.
—Tú eres buena pintando ¿Podrías enseñarme? Siento que a este paso—Miro la pintura algo disgustado—Arruinare mi obra.
—No creo que lo estés haciendo mal—Agrego Jin—Y si no te molesta, puedo ayudarte yo.
—No creo que sea lo correcto si él que parece estar molesto eres tú—Los dos se miraban con seriedad—Prefiero que ella me ayude, no te preocupes.
Sim embargo, a pesar de las miradas fulminantes que hacía Jin frente a Teahyung sin disimular, este no se mostraba disgustado ni triste, creo que de cierta manera le divertía verlo así, junto a sus pequeñas sonrisas burlonas que soltaba cada que Seokjin lo veía junto a mí.
¿Porqué solo cuando estaba junto a mí, Seokjin se enojaba más de lo normal? No lo sabía.
—La clase ya casi termina ¿puedes quedarte aquí un poco más conmigo?—Insistió Tae.
—Por mí no hay problema—Y le dediqué una sonrisa.
• • •
—Y por aquí agregas más color, tratando de mezclar y crear un degradado uniforme—Siguió mis pasos hasta lograrlo—¡Perfecto! Aprendes rápido.
Sonrió tímidamente—Todo es porque me enseñaste tú, muchas gracias.
—No es nada, y bueno...Sigamos con el brillo en el cabello—Comencé a explicarle los pasos lentamente para conseguir que me entendiese.
—Chae—Me llamó.
—¿Mmhh?—Y voltee para encararlo y de pronto, ya tenía la nariz llena de pintura blanca.
Comenzó a reírse del desastre que era mi rostro y eso lo tomé como el inicio de una guerra de pintura.
Tomando con firmeza el pincel que sostenía, agregué pintura azul a sus ropas y cabello, dando un resultado ridículamente bueno.
Aún con pintura en cualquier parte de su cuerpo, ese tipo se vería bien.
Tras seguir con la guerra durante varios minutos, paramos al ver que éramos un total desastre andante. Sucios y coloridos adolescencentes risueños.
—Debes de ver tu cara, parece que estás a punto de explotar con toda esa pintura roja—Dije entre risas, mi venganza era que él terminó realmente peor que yo.
—Pues tu no te ves muy bien con esa pintura blanca en el cabello, abuela—Se burló.
—Mira que yo no soy quién va a tener que comprar material nuevo—Sonreí al ver su cara de impacto al darse cuenta.
—Demonios, es verdad—Se lamentó al instante.
El tiempo en el club había transcurrido rápidamente, que ni yo misma me di cuenta cuando comenzó a oscurecerse más de lo debido.
Me parece que dentro de unos minutos iba a recibir el sermón de mi vida al llegar a casa.
—Perdón, pero tengo que irme ahora mismo a casa. Es demasiado tarde —Sin importarme que tan sucia estuviera, comencé a guardar mis cosas en mi mochila para irme del sitio.
—Puedo acompañarte—Oropuso.
—Pues... Está bien, no me hará mal un poco de compañía—T mi vista se poso en aquel ventanal que daba al patio escolar. El sol ya apunto de esconderse detrás de esas pálidas nubes esponjosas con el característico árbol frondoso que se mecía con tal suavidad por el viento. Mientras que la hermosa mariposa que ya había visto antes alguna vez, ingresaba por la ventaba y aleteaba delicadamente como si temiera que sus frágiles y preciosas alas se rompieran con tal movimiento. Mientras esta paso me quedé embobada con su belleza, cosa que Taehyung notó.
Y así fue como se dirigió a la mariposa de color azul brillantes tratando de ahuyentar al exterior con cuidado, fallando en el intento. Esto pareció frustrarlo y la atrapó bruscamente con sus manos.
—Mariposa traviesa, no puedes estar aquí—Hizo ademán de dejarla ser libre dirigiéndose al ventanal y abriendo sus manos para que volase.
Pero tal vez él no se había dado cuenta de que yo había observado como este aplastaba al pequeño animal entre sus manos sin piedad antes de fingir eso.
Sí, tal vez, pero no quise decir nada en ese momento.
• • •
Durante el transcurso a mi casa, la plática fluyó extraordinariamente bien, parecía como sí nos conociéramos hace años contándonos anécdotas de nuestra infancia y riéndonos al contar unas más vergonzosas que otras. El era muy agradable, podía sentir que me había vuelto más cercana a él este día.
—Y entonces me corté el cabello dejándome calva a los 5 años porque según yo, no me gustaba estar peluda—Dije mientras me unía a sus carcajadas sin importar que cualquiera que pasara nos mirase raro por ver a dos jóvenes falleciendo de la risa.
— Eres tan divertida como te imaginé—Agregó después de haberse calmado ya un poco.
—Pues gracias, me alegra que pienses eso—Le dediqué una sonrisa tímida, no era nada buena recibiendo esa clase de comentarios.
Pare frente al umbral de la puerta, volteando a su dirección para despedirme e ingresar a casa antes de que mis padres me llamaran preguntándose donde estaba.
—Tú no lo sabes pero—y volvió a hablar—Antes de que me conocieras, yo te conocía a ti.
—Supongo, estudiamos en el mismo lugar, tuviste que verme alguna vez—respondí.
—No de esa manera Chae—y se acerco sin previo aviso a mi oreja dejando que me estremeciera por el paso de su cálido aliento y susurró—Te conozco más de lo que crees.
Después de eso tomo con firmeza mi rostro con ambas manos acariciando suavemente mis mejillas mientras me miraba y sonreía dulcemente.
No supe como reaccionar ni mucho menos cuando vi como se acercaba a mi rostro y dejaba un beso rápido en mi mejilla.
—Buenas noches, espero que descanses—me miró por ultima vez y se alejo.
Me quedé congelada viendo la imagen de su ancha espalda escabullirse entre la oscuridad que ya habitaba en la calle.
• • •
Era cierto que aún no podía dejar de pensar en lo que me había dicho y era vergonzoso solo estar pensando en él. Sin dejar ingresar algún otro pensamiento que me entretuviese mientras intentaba dormir.
Nada, ya eran las tres de la mañana.
Y aún el recuerdo seguía acelerando mi corazón y tiñendo mis mejillas de un rosado intenso. Repitiendo la escena un par de veces más hasta que mi cuerpo se sintió más pesado y permitiéndome después de muchos intentos, dormir.
• • •
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro