Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 54°: Para siempre

Para siempre

Ven, tú, dulce y amorosa noche, dame a mi Romeo; y cuando muera, hazlo tuyo y compártelo en pequeñas estrellas: la faz del cielo será por él tan embellecida que el mundo entero se apasionará de la noche y no rendirá más culto al sol esplendente.

William Shakespeare.

En la constelación de Cassiopeia hay dos estrellas cuya luminosidad supera a casi todas las estrellas de la galaxia, observándose a simple vista.

Rho Cassiopeiae y V509 Cassiopeiae.

Son estrellas particulares, hipergigantes amarillas. La primera con una luminosidad equivalente a 550.000 soles y la otra unas 400 veces más grande que el diámetro del sol.

Así de magnificas. Es por esto por lo que suelen utilizarse como una guía en la oscuridad para buscar el norte cuando se ha perdido.

Tengo la sensación de que, si papá y mamá brillaran en el cielo, serían estas dos estrellas.

—Entonces ¿Cómo lo supieron todo este tiempo? —Mi pregunta es un poco vacilante, como si tuviera miedo de perturbar el espacio-tiempo y que esta burbuja se rompiera.

Supongo que hacen falta enfrentarse a situaciones adversas por algún tiempo antes de dejar de tenerles miedo.

Papá y mamá se miran, como si hubiese un entendimiento tácito entre ellos, antes de sonreírse con suavidad. Mi madre sostiene las manos de Tae en su regazo y mi padre pasa sus dedos con lentitud por mi cabeza, examinando mis cabellos de plata como si le parecieran la cosa más curiosa del universo.

—Al principio —comienza mamá con su tono delicado, tan calma como las aguas de un lago tranquilo cuyas hondas apenas y llegan a tocar la superficie de la tierra —fue muy difícil atravesar el duelo. Fueron algunos años tenebrosos, incluso la señora Min...una mujer que conocimos antes de tu nacimiento, ella intentó por mucho tiempo mantenernos a flote, pero era difícil moverse hacia un lado o hacia el otro.

—Fue después de eso —continuó papá —que la nieta mayor de la señora Han ¿Recuerdas a la señora Han? Trabajaba en la casa de tu tío Sang, bueno... ella llegó a vernos un día.

—Y nos lo contó todo.

Los colores, de repente, abandonan mi rostro, y puedo ver la confusión en la mirada de Taehyung y la expectación en las miradas de mis padres que no estoy seguro de saber qué es lo que esperan de mí.

Me siento extraño, con una creciente incomodidad en mi pecho que no se va por más fuerte que respire.

—¿Q-Qué?

La expresión de mamá cambia de repente, sus cejas se fruncen y sus ojos se vuelven tormentosos.

—Casi arranco su cabeza. No miento. Estuve a esto, mira, a esto de arrancarle su cabeza —ella hace un movimiento con sus dedos señalando un diminuto espacio entre su índice y pulgar —No quise escucharla después de que...nos contó lo que había pasado esa noche, así que la lancé fuera de la casa.

Papá asiente —Ella vino esa noche otra vez, y luego la siguiente y la siguiente. Era solo una adolescente, pero ella era muy tenaz, esperaba hasta que salía el sol en la entrada de la casa. Día tras día, incluso si llovía, o si era invierno. Lo hizo cada día durante siete meses. No hubo un solo día en el que no viniera y esperara, a veces solo unas horas, a veces la noche entera.

—Un día hubo esta gran tormenta. No sabemos cómo siquiera hizo para llegar hasta aquí. Le dije a Hani: corazón, no podemos dejarla afuera esta vez.

—Ya sabes cómo es tu padre, ¡Es tan blando!

—Es el normal sentido de generosidad.

—Generosidad mis inexistentes bo- —tose, recuperando su postura sencilla y su expresión tranquila —La cosa es que...decidimos escucharla por completo en ese momento y ella...bueno, desde entonces viene de vez en cuando.

—Es una mujer arrepentida.

—Pero es orgullosa, ella nunca te lo dirá, no te pedirá perdón de rodillas y llorando. Pero su corazón está lo suficientemente arrepentido como para romper sus reglas todo el tiempo y soportar muchos más castigos por venir a vernos y contarnos de ti.

Mi corazón hace esa cosa extraña que consiste en saltarse algunos latidos, o latir demasiado rápido que no puedo sentirlo y los miro con los ojos demasiado abiertos y creo que mi rostro aún no ha recuperado sus colores.

—L-Les... ¿Les ha contado todo?

Miro a mi padre y él tiene esa mirada comprensiva que me da ganas de llorar, sigue sobando mi cabeza y su sonrisa es bastante conocedora —Sí, nos ha contado algunas cosas. Solo estábamos esperando a que estuvieras listo, sabíamos que no podíamos intervenir.

Mamá, frente nuestro, acaricia la mejilla de mi hermano con extrema ternura y su expresión llena de amor contenido —Mis pequeños han sufrido tanto. Pero esos tiempos quedarán en el pasado, ahora solo sonreiremos incluso cuando haya oscuridad. Ya nada va a lastimarnos.

Ta-Ta le sonríe —Yo sigo sin entender nada.





Blueberry Muffin

¿Cómo estás? ¿Ha ido todo bien? 18:45 p.m.

Strawberry Muffin

¡Perfecto, perfecto! 18:50 p.m.

Estoy yendo a casa 18:50 p.m.

Blueberry Muffin

Estoy esperando *Kiss* 18:51 p.m.

La noche cubre la ciudad para el momento en que bajo del auto. Taehyung baja conmigo y me abraza por los hombros. Él es mucho más alto que yo, y los años que nos llevamos a veces son más notorios, pero sus ojos, a pesar de todo, siguen siendo los mismos de hace más de veinte años.

—Veámonos seguido ¿Sí? Intentaré acomodar mis horarios. Quiero pasar más tiempo con mi familia.

—Puedes dejar a Woo-Jin conmigo cuando no tengas tiempo. O solo cuando quieras, podemos hacer eso.

Despedirse es extraño y aun es incómodo. Sin embargo, Tae hace su papel de hermano mayor e intenta que todo fluya más simple.

Cuando entro al edificio, Ji-Hye está hablando con el señor Lee en la recepción, ambos me observan cuando me inclino en saludo y hacen lo mismo, ella rehuyendo de mi mirada y él sonriendo.

De alguna manera, a pesar de todo, en mi corazón siento que ya he perdonado a Ji-Hye noona desde hace mucho tiempo. Y espero que llegue el día en el que ella pueda perdonarse a sí misma.

Mi anticipación crece mientras subo por el ascensor que a veces se me hace demasiado pequeño, porque no he visto a Gi desde esta mañana y siento que tengo muchas cosas que contarle. Siento que... necesito que me abrace para calmarme y que me diga que esto no va a desaparecer cuando abra mis ojos por la mañana.

De alguna manera, dentro del todo y de la nada, él es lo único de lo que puedo estar completamente seguro.

Cuando abro la puerta, me recibe una casa a medias oscura.

¿Uh? Que extraño.

Cuando me giro, hay un papel pegado con cinta adhesiva del otro lado de la puerta que no había notado antes, escrito con la letra fuerte de Yoongi:

¿Qué te parece una segunda cita? Sube al tejado. ¡vamos, vamos!

Sonrío antes de cerrar la puerta sin pensar y dirigirme nuevamente al ascensor, quizá un poco ruborizado.

Segunda cita. Nuestra primera cita real fue en su cumpleaños, en el invernadero, y el solo recuerdo de lo que sucedió ese día me llena de un sentimiento cálido en el pecho y una tormenta que baja por mi estómago.

—Ah, Min Yoongi.

Una vez que las puertas del ascensor se abren no hay manera en la tierra de que pueda evitar la sonrisa que se expande en mi rostro.

Frente a mí hay pequeños recipientes de velas por el piso, rodeados de pétalos de flor blanca en posiciones aleatorias, invadiendo todo el pido de la azotea exceptuando un pequeño camino en el centro que lleva directamente a una pequeña mesa circular.

La mesa tiene un mantel blanco que cuelga en puntas irregulares y se ve de un tono cálido por el fulgor de las velas, encima, el frasco de deseos de Yoongi reposa en medio de esta con las pequeñas luces rebotando por las paredes de cristal. Hay dos copas altas, dos velas altas, y muchos más pétalos blancos y rojos. Junto a la mesa, un banco alto sostiene el recipiente con la botella de vino tinto.

Yoongi está de pie con las manos en los bolsillos de su pantalón. Su camisa favorita negra está enrollada pulcramente hasta sus codos y los algunos botones en su cuello están deshechos, revelando la luz de mi energía de color azul que brilla sobre su pecho con fuerza.

Él me sonríe, su cabello está peinado un poco hacia atrás revelando su frente y el fondo de la ciudad con sus luces de colores y las estrellas curiosas brillando en el cielo me hacen sentir mareado y enamorado que mi corazón hace esa cosa que siempre sucede cuando lo veo, y es que se detiene por completo.

Me río y corro la pequeña distancia que nos separa, lanzándome a sus brazos sin previo aviso y él, más que acostumbrado, me atrapa a medio camino, como siempre.

—¿Qué es esto? ¿Qué es esto?

—Pinterest.

Me río con fuerza, envolviéndome a mí mismo en sus brazos y dejándome invadir por el olor de su colonia y la suavidad de su toque, cierro mis ojos y me apoyo en él.

—Es hermoso. En serio, ¿Por qué es esto?

La sonrisa de Yoongi es tierna cuando me separo de sus brazos y me ve —Es por ambos, y por ti, más que todo, por lo que has logrado por tu cuenta estos días. Me siento realmente orgulloso. Quería hacer algo para celebrar.

Yoongi no lo dice, pero hay algo en su mirada que refleja premura, una que yo también siento, y todo se resume en un "sé que se nos está acabando el tiempo"

Mi mirada cae en su rostro. Si me estiro un poco, yo podría ser más alto que Yoongi, y si crezco un poco más, yo podría protegerlo de todo.

De repente tengo ganas de ser yo quien lo proteja de todo.

Tomando la iniciativa, sostengo sus mejillas en mis manos y atrapo sus labios en un beso desordenado y profundo, esperando que sepa cuan grande me siento cuando estoy con él.

Sus manos, sin perder tiempo, envuelven mi cintura y, en medio del beso, sonríe, dejando picos sobre mis labios una vez nos hemos separado.

Es solo en ese momento que me doy cuenta de que, a lo lejos, no demasiado, hay música que llega de alguna parte, y la melodía me es familiar, con un aleteo incierto en mi pecho.

Tal vez sea porque soy algo mayor. Quizá sea por todo por lo que he pasado. Me gustaría pensar que es por cómo te apoyas en mi hombro, y cómo me veo a mí mismo contigo.

Yoongi me mira sonriendo, su rostro demasiado cerca del mío, dejándome abrazar sus hombros con mis brazos y atrayéndome más a sí mismo por mi cintura.

No digo ni una sola palabra, pero, aun así, me dejas sin aliento y me arrebatas las cosas que conozco. Ahí estás tú, salvándome del frío de afuera.

Una de sus manos sube por mi espalda hasta que da a parar a mi mejilla, acariciando con la yema de su pulgar mi pómulo con adoración.

Fuego sobre fuego.

—¿Acaso esa es...?

Asiente —Es la canción que sonaba ese día —golpea su nariz con la mía de forma juguetona —El día que nos besamos por primera vez.

Se balancea, y la música sigue sonando a nuestro alrededor como esa vez, dejando de lado todo el ruido de afuera.

Fuego sobre fuego que normalmente nos mataría, pero todo este deseo, juntos somos ganadores. Dicen que estamos descontrolados, y algunos dicen que somos pecadores. Pero no dejemos que arruinen nuestro hermoso ritmo, porque cuando me desenvuelves, y me dices que me amas y me miras a los ojos, tú eres perfección, mi única dirección, es fuego sobre fuego.

Pronto, nuestro baile se descontrola un poco porque a ninguno de los dos le importa mucho aprender a bailar correctamente. Giramos, él me inclina hacia atrás y luego me devuelve a la tierra, pateamos algunos pétalos y sonreímos a las diversas nubes de tormenta que ocultan la luna en el cielo, como protegiéndonos de miradas curiosas.

Pronto, Yoongi sirve una cena improvisada a la que realmente no le prestamos atención, y el vino burbujea en nuestro sistema y las velas van muriendo en los pequeños candelabros y el hielo del recipiente se derrite y nosotros seguimos en el tejado con la brisa fría que no sentimos.

Reímos.

Pronto, el vino se acaba, y la música se repite, y nos levantamos a bailar de nuevo porque estamos juntos y nos gusta hacerlo.

Las mejillas de Yoongi están extremadamente rojas y su cabello se ha desordenado cuando me mira con el reflejo de todas las pequeñas luces en sus ojos, suspirando.

—De verdad se nos está acabando el tiempo ¿Eh? —sé que el vino ha soltado un poco su lengua y ha mermado un poco mis sentidos, sin embargo, sus palabras suenan firmes con su susurro ronco cerca de mi rostro donde su frente y la mía están juntas —Quizá tengo un poco de miedo.

—No tienes que temer, Gi —murmuro de vuelta, besando la punta de su nariz fría —Sé que vamos a resolverlo.

La música se vuelve lenta, solo melodía sin letra, y bailamos hasta que es demasiado tarde para seguir contando el tiempo. Entonces, de repente, él se detiene, alejándose un poco de mí para mirarme.

Yoongi lleva su mano a su pecho, tocando el cristal con mi energía y sonríe —Cuando me diste esto... ¿Recuerdas lo que me dijiste?

Asiento con lentitud —Te dije que era una representación física de mi alma, y que me llevarías contigo a donde quiera que vayas si lo llevas a tu lado.

Yoongi sonríe y esa sonrisa tiembla en los bordes. Él no aparta su mirada de mí cuando deja ir el colgante —Pero después de eso...dijiste: "Es lo mejor que podré darte antes de conseguirte un anillo de promesa"

El viento pasa frío entre nosotros y todo el ruido a nuestro alrededor parece morir en alguna parte lejana de nuestros oídos. Mi sonrisa se congela, mi mirada se desenfoca...porque es cuando noto que Yoongi sostiene ahora en una de sus manos dos anillos delgados en su palma temblorosa.

Anillos de promesa.

Mi corazón late tan rápido que se ha averiado y mis pulmones dejan de recibir oxigeno mientras lo veo descender en una sola rodilla, totalmente enrojecido, con la mirada asustada, inclinada hacia arriba.

—Kim Seokjin —cada palabra es un disparo a mi cuerpo ya inerte que no sabe cómo reaccionar y sé que estoy temblando y sé que estoy a punto de desplomarme y sé que quizá es un sueño porque no puedo sentir ya mi corazón ni mi propia respiración —Si la vida nos lo permite... si la vida nos deja, me gustaría algún día casarme contigo, con todos los detalles que te mereces, y todo el amor que pueda darte hasta el último de mis días. Mientras puedo cumplir eso, me gustaría darte este anillo de promesa y...y saber si quieres contemplar un para siempre conmigo...si quieres...quieres casarte conmigo.

Mi cuerpo se siente totalmente frío y antes de que pueda procesarlo, he caído.

He caído total, completa y profundamente por Min Yoongi.

★★★

Para siempre.

¿Para siempre será el tiempo suficiente cuando tenemos solo un par de días?

Estoy temblando y está oscuro y Jin es la única luz que puedo ver.

¿Fue demasiado? ¿Es demasiado pronto?

El pánico fluctúa ante su silencio y de repente me siento avergonzado. Quizá no fue el mejor momento.

No lo pensé correctamente.

Quizá no debí...

Intento sonreír, pero mis labios tiemblan demasiado, mi corazón late demasiado rápido y estoy sintiendo el golpe del frío —Y-Yo...sé que quizá es demasiado apresurado, no tienes que responder si no... yo-

Antes de poder terminar de hablar, Jin ha caído de rodillas frente a mí, con un millón de lágrimas brotando de sus ojos como lluvia y una mirada anhelante que realmente no había visto —¿A-Apresurado? Min Yoongi, Ah, Min Yoongi...He estado esperando por ti durante veinte años.

Jin se arrastra hasta mí, abriendo sus brazos como ofreciendo un nuevo hogar donde instalarme y yo no me doy cuenta de que estoy riendo y llorando al mismo tiempo cuando lo abrazo y lo aprieto contra mí.

De repente, como un click, me doy cuenta de que, en algún momento de este último tiempo, he perdido el miedo de apretar demasiado y dejar ir, he perdido el miedo de apagar la luz de alguien que brilla incluso si ya no es más una estrella.

Jin es mi bonita luciérnaga en la oscuridad, mi estrella en el firmamento que ha caído a la tierra y que justo ahora está repitiendo la palabra como si yo no pudiese escucharlo tan cerca de mi oído.

Incluso si cierro los ojos, Jin está ahí.

Incluso si tapo mis oídos, puedo escuchar su voz.

Incluso si lo intento, mi corazón está abierto y sangrando a su disposición.

—Podemos entrenar a Cebolla para que nos lleve los anillos al altar —susurra, rodeando mis hombros con sus brazos y pegando su cabeza a la mía, sollozando lejos las lágrimas, abrazándome con fuerza.

Me río, apoyándome completamente en su cuerpo, provocando que caigamos en el suelo frío y terminemos rodando hasta quedar mirando las estrellas. Extiendo mi mando para tomar la mano izquierda de Jin, colocando la argolla delgada de plata en su dedo anular y colocando el propio casi de inmediato.

—Podemos hacer lo que tú quieras.

—No lancemos linternas al aire, podemos causar un incendio. ¿Qué tal si nos casamos en un globo aerostático? ¿O lanzarnos en paracaídas? Ya sabes, como que eso de caer a la tierra desde el cielo cada tanto puede ser nuestra tradición.

—Podemos hacer que Hoseok oficie nuestra boda y si llora o se ríe en medio de la ceremonia, lo hacemos pagar la luna de miel.

—Oh, esa es una buena idea de ahorro.





Cuando bajamos por el ascensor, Jin observa el anillo en su mano derecha con una sonrisa suave —Tiene una Y y una J.

—Pensé poner una S, pero sé que prefieres que te llame Jin.

—Yoon y Jin...Yoonjin —ríe —sonamos bien juntos.

No presto atención al trayecto, ni al pasillo, ni cuando él abre la puerta y luego la cierra y nos quedamos mirando a los ojos fijamente. Mi espalda está pegada a la puerta cerrada y él se cierne sobre mí con una mirada de ojos brillantes.

—Gi...puedo...podemos...

Lo veo dudar, moviendo sus ojos por todo mi rostro y yo sonrío cuando sus mejillas comienzan a enrojecer y luce hermoso e inocente y asustado, pero resuelto a la vez. Sin dejarlo dudar por más tiempo, me lanzo a sus labios, pareciendo ser esto lo único que él necesitaba para dar el siguiente paso.

El beso se siente diferente esta vez,. Es Jin quien toma mi rostro entre sus manos y abre mis labios para profundizar el beso con su lengua, haciéndome temblar como un pequeño trozo de gelatina que se ha caído al suelo. Él muerde mis labios sin compasión y el beso es caótico, con fuerza, diferente y apasionado, sin rastros de la duda que había visto previamente en sus ojos.

Yo solo puedo aferrarme a la tela de su camisa esperando no caerme de culo por la fuerza de ese beso.

Cuando nos separamos, estoy a punto de desmayarme por la falta de aire. Hay un delgado hilo de saliva que conecta nuestros labios y, cuando alzo la mirada, los ojos de Jin se ven completamente oscurecidos, provocando otro estremecimiento de mi cuerpo.

—Jin-

El beso que sigue es incluso más agresivo que el anterior, y yo solo puedo saber que me está volando la mente.

★★★

La forma en la que mi cuerpo se siente es extraña y en mi cabeza solo giran palabras que, si bien no es la primera vez que pasan delante de mis ojos, no les había regalado atención.

Yoongi se aferra a mí como si fuese una balsa salvavidas.

Más.

Y cuando nos separamos, su pecho enloquece buscando oxigeno en el aire y pegándose al mío con su propio frenesí.

Mío.

Él siempre ha sido más fuerte que yo, pero ahora, luciendo totalmente vulnerable, me las arreglo para jalarlo conmigo a la habitación, apoyándonos el uno en el otro con la insignificante fuerza que queda en nuestras piernas temblorosas.

Yoongi se deja hacer, pareciendo todavía en otra orbita, totalmente a mi disposición y es la primera vez que sucede, que deja que mis manos viajen sin restricción, que deja que sea yo quien domine el beso, y es una clase diferente de poder que no había sentido.

Caemos en un desastre encima de la cama, rodando como si lucháramos uno contra el otro y, en el camino, algunos botones salen volando por la agitación y algunas marcas de dedos quedan pintadas en la piel.

Encima suyo, me separo de nuestro beso cuando siento que el aire se ha escapado por completo y algo dentro de mi pecho tiembla con descontrol cuando le veo.

En algún punto, mis manos han atrapado sus muñecas por encima de su cabeza y la mayoría de los botones que han volado han sido los de su camisa, revelando su pecho liso y de piel prístina. El rostro de Yoongi es un desastre, sus labios ahora rojos están hinchados y entreabiertos jadeando por aire y sus mejillas sonrosadas furiosamente le dan un aspecto febril. El cabello oscuro cae desordenado por la almohada y sus pupilas dilatas en su mirada perdida viajan por mi rostro como quien difícilmente se aferra a la consciencia.

Hace calor en la habitación.

Hace demasiado calor.

—Jin...Jin —la voz de Yoongi es ronca y sus ojos se entrecierran tormentosos mientras me observan.

No estoy seguro de qué debería hacer ahora, pero tampoco quiero detenerme.

Aún apresado por sus muñecas, Yoongi parece fuera de sí, buscando crear mayor contacto cuando levanta sus caderas hacia mí, al tiempo que yo bajo mi cuerpo. La fricción crea una corriente de placer que se extiende por todo mi cuerpo cuando él arquea su espalda y muerde su labio inferior con tanta fuerza que parece que va a rasgarlo para acallar el sonido que crepita por su garganta.

Respirando con dificultad, dejo ir una de sus muñecas, llevando mi mano a su rostro para acunar su mejilla, llevando mi pulgar a su labio para llevarlo conmigo y deshacer la prisión de sus dientes —No te hagas daño —susurro a milímetros de su boca, y él parece estremecerse nuevamente.

Bajo lentamente, apoyando todo mi cuerpo en el suyo hasta que nuestros labios logran acariciarse, y con mi lengua recorro el camino de se labio inferior húmedo, intentando que la sensación borre el maltrato de su propia mordida.

Yoongi suelta un suspiro caliente contra mi boca —D-Deja de...jugar conmigo.

Esta vez es él quien se lanza en el beso, sin embargo, aún me deja ser a mí quien le domine, quien cuide de él.

Yoongi me deja arrancar con brusquedad su camisa favorita de su cuerpo y me deja deshacerme de mi propia ropa mientras rasguño su piel impoluta y muerdo sus pezones, su cuello, su abdomen.

Yoongi me deja quitar el resto de su ropa mientras jadea y grita toca su cuerpo como si la sensación de calor fuese demasiado asfixiante y me besa y deja tantas marcas como puede con su boca por todas partes.

Yoongi me deja morder sus muslos y me deja abrazar su cintura y me deja besar las pequeñas lagrimas que se escapan de sus ojos cuando mis dedos comienzan a jugar con él cómo me ha enseñado a hacerlo.

Y tengo miedo de lastimarlo. Tengo miedo de no hacer esto bien. Pero Yoongi me sonríe y me besa y me dice —Por favor —antes de que pueda entrar en él.

Y es nuevo, todo es nuevo.

Sus manos en mi espalda y en mis hombros, y su boca en mi oreja y sus piernas apresando mi cintura.

Yoongi no deja de hablar y hacer ruido, tampoco deja de besarme.

Y cuando tocamos el cielo con los dedos, parece como si toda la tierra tuviera sentido. 





——————————————————————————————————————————————————

¡Gracias por las 40k lecturas! UwU

Creo que el capítulo ha quedado corto (?) pero ha sido lo justo y necesario.

Sepan perdonar, tampoco lo he editado. De hecho, no he editado ningún capítulo y es probable que pase mucho tiempo antes de que lo haga *emoji decepcionado*

Espero que les haya gustado. Les amo un montón.

Y sí, Ramé cada vez está más cerca del final. Ya toda la estructura está finalizada.

¡Tengan días maravillosos! Este espacio está abierto a cualquier comentario o mensaje que quieran dejar. Love'u all. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro