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Capítulo 51°: Una antigua leyenda china

Una antigua leyenda china 

Hay un punto muerto en la noche, la hora más negra y fría, cuando el mundo se ha olvidado del atardecer y el alba no es todavía ninguna promesa. Un momento en que es demasiado pronto para levantarse, pero tan tarde que irse a la cama no tiene sentido.

Robin Hobb.

La sala está vacía y en la televisión algún programa de lotería está anunciando a sus ganadores con una ovación animada que suena como alguna especie de ritual satánico. De alguna manera pienso que, en la vida, todos queremos ganarnos la lotería incluso si no la compramos.

La sala vacía y oscura me genera somnolencia, pero no quiero dormir y mientras espero que los dedos fríos de Morfeo me dejen en paz, la puerta suena con un toque calmo y casi inexistente que me sorprende poder escuchar, como dos pequeñas caricias a la madera blanca, pausadas y bajas.

Salgo disparado del sofá antes de darme cuenta de lo que estoy haciendo y, mientras mi cerebro decide ponerse al día con mis movimientos, descubro que ya he llegado a la puerta.

Es extraño que alguien toque de esta manera así que me asomo por el ojo de la puerta, poniéndome de puntas porque, ha decir verdad, está un poco demasiado alto.

—¿Quién es? —murmuro al tiempo.

La imagen es distorsionada por la forma convexa del vidrio de la mirilla y la forma de mi estrella del otro lado de la puerta se ve borrosa. Una sonrisa inmediata tira de las comisuras de mis labios sin siquiera poder notarlo.

—Gi...—susurra con voz quebrada, haciendo que la sonrisa en mi rostro desaparezca —He olvidado las llaves.

Jin no ha terminado su frase cuando la puerta ya ha sido abierta por mí de un tirón, al tiempo que mi mano libre sale disparada hacia él, tomándolo con fuerza y llevándolo conmigo a la seguridad de nuestro pequeño apartamento, a la seguridad de mi abrazo.

Mi estrella se aferra a mi cintura, ocultando su rostro en mi cuello donde siento la pequeña humedad que comienza a formarse en el cuello de mi camiseta blanca, su cuerpo delgado que puedo sostener fácilmente está temblando haciendo que mi corazón caiga al suelo, revotando por las paredes de mi caja torácica cuando está de regreso.

—¿Qué-?

Mi pregunta se queda en el aire cuando me doy cuenta de que Jin no está solo llorando, él está riendo, es por eso por lo que su cuerpo tiembla, es por eso que escucho pequeños sonidos bajos desde su garganta. Y él dice, en un susurro encaprichado, conteniendo sus emociones explosivas:

—Se ha cumplido, Gi, la primera tarea se ha cumplido.

Abro mucho mis ojos, porque quizá aún estoy muy dormido, quizá no he entendido bien o quizá me he vuelto muy estúpido para entender.

¿Primera tarea?

¿Se ha cumplido?

¿Cómo?

¿Por qué?

El calor que se genera en mi pecho es instantáneo y mi sonrisa regresa como con fuerza de revote.

La primera tarea.

Se ha cumplido.

Y mi risa se vuelve casi tan fuerte como la suya cuando alcanzo a elevarlo por la cintura —¡¿Lo has hecho?! ¡Lo has hecho! —mi risa burbujea, mi risa sale a jugar, mi risa explota con un viento de alivio que me azota los cabellos cuando comienzo a girar con mi estrella en brazos. Jin se sostiene de mis hombros, levantándose a sí mismo por encima de mí, aferrándose más fuerte y haciéndome posible poder escuchar más claramente su risa.

Su risa equipara los sonidos de los truenos en el exterior cuando la tormenta que se avecina esta noche comienza a dar señales de aviso, y poco me importa, incluso si estuviésemos en este momento por debajo de la lluvia, no me importaría mojarme con él mientras seguimos dando vueltas como planetas enloquecidos saliéndose de su órbita.

Giramos con tanta fuerza que Jin debe abrazarme con sus piernas también, colgándose de mí mientras asiente fervorosamente una vez comenzamos a perder impulso, jadeando por aire con remanentes del sismo que quedó en la superficie de nuestros cuerpos provocado por la risa.

—¿Cómo ha sido? ¿Qué ha pasado?

Afuera, las pequeñas gotas de lluvia que se escapan sin permiso de las nubes cargadas que se golpean entre sí, hacen un sonido de chapoteo diminuto en el vidrio de la gran ventana que da al balcón. Jin se separa un poco de mí, permitiéndome ver su rostro que aún está húmedo con su propio rocío de primavera, con una suave sonrisa adornando las curvas delicadas de su rostro y sus cejas oscuras levemente arqueadas.

—No estoy seguro, yo...yo creí que la tarea se cumpliría si sucedía de forma literal lo que me habían propuesto —deja ir el aliento —pero creo que, como dijo Ji-Hye noona, son ambiguas, y se refieren más al propósito.

—¿Propósito?

—Creo que la importancia de la primera tarea no era hacer que Kook se fuera, sino...sino que él se sintiera capaz de tomar sus propias decisiones.

Poco a poco, Jin vuelve a recostarse sobre mi pecho, dejando que su respiración juegue con la piel de mi cuello, enviando piel de gallina por todas partes —Fue algo que le quité cuando prácticamente le obligué a vivir su vida por otros, a no hacer nada sin pensar primero en ti y en otros...al final fue mi culpa, así que cumplir esta tarea me causa mucha felicidad.

Eleva su rostro demasiado cerca del mío y sus ojitos brillan, conteniendo cosas que no es posible que sean contenidas, como una galaxia entera en expansión constante, casi eclipsando la inmensidad de su sonrisa que cada vez parece crecer más y más.

Me derrito solo un poquito —Amor...

—Shh, no digas nada, ahora solo quiero que me beses y me digas que vamos a poder lograrlo.

Sonrío, sin poder contener todo aquel amor que es imposible que sea contenido, casi cerrando mis ojos que lo observan con veneración —Lo lograremos.

Su brazo derecho se desliza de mi cuello como en cámara lenta, dejando que sus dedos jueguen con la poca piel descubierta hasta que roza mi mandíbula con sus yemas y es casi un ritual, una costumbre que puedo describir de memoria cada vez, la piel tersa de sus manos acariciando mi rostro y sus labios acercándose a los míos con lentitud, pero hay algo que nunca puedo anticipar, que incluso después de un millón más uno de besos no puedo predecir y que cada vez que entramos en contacto es diferente, y es la intensidad, el sentimiento.

Es diferente en cada ocasión que sus labios como pétalos tocan los míos como si fuese la primera tímida vez, se siente más intenso, más efervescente en la sangre que recorre todo el camino hasta mi cerebro, y cuando su lengua con incertidumbre pide permiso se siente como si mis pulmones expulsaran de carrera todo el oxígeno y el escalofrío en mi columna, ese es ya conocido, parece dejarme incapacitado.

Jin va perdiendo timidez con cada movimiento audaz de su lengua, recorriendo mis labios con ella, dejando un rastro humedecido que deja entrar el frío de la noche, usando sus dientes, apretando sus piernas y brazos, acaparando todo en el espacio que no sea él y nada más que él y la sensación de felicidad y euforia que a veces no sé de dónde proviene, pero que siempre aparece de formas distintas.

Respirando con dificultad, su rostro y el mío se separan, no demasiado, solo lo suficiente como para poder ver sus ojos ambarinos, sus labios entreabiertos y el color rojo salvaje que salpica lo más alto de sus mejillas.

—Gi, yo...—susurra casi inaudible, temblando ligeramente cuando mis manos que sostienen su cintura se mueven solo un poco más abajo —Yo... —su voz muere con un tinte de suplica que parece no saber cómo dejar escapar, como una tortura lenta que lo hace aferrarse con más fuerza a mi cuerpo del que cuelga por sus cuatro extremidades.

Le regalo media sonrisa cuando me doy cuenta de aquellas palabras que jamás salen de sus labios un poco hinchados, llevándolo conmigo en dirección a la habitación —Vamos.

La confusión en sus ojos dura solo unos pocos segundos antes de que el sonrojo se intensifique y su rostro se oculte en mi cuello, casi con vergüenza y yo río bajo, apretándolo más contra mi cuerpo —Gi...

—Shh, déjame cuidar de ti esta noche.

★★★

Es viernes por la mañana y el café ha estado abierto solo una hora exacta cuando Namjoon hyung entra por las puertas transparentes haciendo que la pequeña campana suene baja en medio del bullicioso lugar.

Su rostro está adornado con una sonrisa que cierra sus ojos y su cabello rubio cenizo parecido al de mi hermano ha crecido mucho a los costados y en la parte posterior, sus hoyuelos aparecen profundos y, aunque está vestido solo con la camisa blanca rotulada de uniforme remangada hasta los codos y los pantalones negros, luce como un ejecutivo muy elegante que ha venido a desayunar antes de ir a su oficina.

—¡Hyung! —grito desde la caja, agitando mi brazo como si no estuviésemos a tan solo unos metros de distancia y él no pudiera encontrarme entre la multitud.

La verdad es que estaba esperando verlo pronto.

La verdad es que estoy bastante feliz de haberlo hecho.

—¡Pequeño Kim! —Como siempre, Namjoon es bastante impredecible en cuanto a sus reacciones y bastante indescifrable en cuanto a sus expresiones y es por ello que no sé si está fingiendo que entre todos nosotros no ha pasado nada o si solo también está feliz de verme a pesar de ello.

Se acerca, inclinándose en saludo hacia los clientes que están cerca y siendo correspondido por todos excepto por la maestra, ella está peleando nuevamente consigo misma y no lo ha notado llegar.

—¿Qué haces aquí? —Detrás de mí escucho el susurro de Jackson hyung y es bastante bajo como para que solo nosotros lo escuchemos y bastante hostil como si las palabras supiesen a veneno, sin embargo, cuando le miro, su expresión es bastante desolada, sus manos aprietan una servilleta cerca de su pecho como si estuviese a la defensiva y sus ojos se ven dos veces de su tamaño normal, con las cejas caídas y fruncidas, dándole una imagen bastante afligida.

—¿Hyung? ¿Estás bien?

—Y-Yo —se aclara la garganta, despegando con dificultad la mirada del hombre que se ha quedado saludando a algunos clientes frecuentes —sí, es solo que pensé que se tomaría más tiempo antes de volver, siempre se toma más tiempo.

—¿No estaba preparado para verlo? Es su mejor amigo.

—Sé que es mi mejor amigo, muchacho —escupe de forma incomoda, como si fuese una frase aprendida de memoria —por eso mismo lo digo. Por lo general soy yo quien lo busca luego de que hemos discutido.

Lo pienso, porque no logro entenderlo, ¿las discusiones son una rutina? ¿siempre debe ser la misma persona quien ceda? ¿siempre debe ser de la misma manera?

Lo pienso y lo pienso, pero realmente no han pasado más de dos segundos.

—Quizá pensó que usted se estaba demorando demasiado tiempo.

Decido que, si Yoongi y yo discutimos, no quiero tener tiempos de enfriamiento tan largos. Y, si alguien tiene que ceder, puede ser cualquiera de los dos.

—¿Ya se te pasó el enojo? —Namjoon llega por fin a la caja, aun sonriendo brillante, pero con la mirada evaluativa que tiene en ocasiones. Jackson afila su mirada, cruzando los brazos sobre su pecho, luciendo aun más a la defensiva, quitando su imagen descorazonada por una indiferente.

—¿De qué hablas? —dice despacio, demasiado bajo —Tú fuiste quien se fue —y con esa última frase, sonando entristecida y con un significado más profundo del que puedo descifrar, Jackson hyung desaparece por la puerta de la bodega.

Miro hacia Namjoon, cuya sonrisa se ha congelado luciendo incómodamente pegada en su rostro, y él solo se enoje de hombros, aún más forzado —Es testarudo —dice como la excusa de siempre —No le hagas caso.

Pasan solo 3,85 segundos para que su sonrisa se borre por completo y, en el bolsillo izquierdo de mi delantal, la pequeña esfera de cristal se siente bastante fría.



Jackson no aparece por el resto de la mañana y, nuevamente, estamos en la hora en la que el café queda vacío y la maestra vuelve de sus clases y empieza a tipear con furia, clamando en voz alta por un asistente casi como si lo hiciera adrede de una forma muy poco sutil.

Escucho un sonido de goteo mientras observo a Namjoon hyung limpiar una mesa y tarde un poco en darme cuenta de que ha venido de mi cuerpo. Es una notificación del nuevo teléfono.

Blueberry Muffin

¿Cómo va el trabajo? 11:05 a.m.

Me quedo observando la pantalla antes de darme cuenta de que Jungkook ha guardado el nombre de contacto de Yoongi de esta manera.

Sonrío porque me parece adorable y solo puedo imaginar con qué clase de nombre he sido agendado yo.

Strawberry Muffin

Tranquilo. Tengo hambre, también sueño. ¿tú? 11:08 a.m.

Me tardo bastante en poder escribir de forma decente, coordinar mis dedos para alcanzar las letras y descubrir la forma de enviar el mensaje. No es tan difícil como pensé que sería. Solo segundos después, la notificación vuelve a sonar.

Blueberry Muffin

Falta poco para el descanso, cariño. El mío bastante agitado. 11:08 a.m.

Ahora estoy solo en la oficina. 11:08 a.m.

¿Podemos vernos en una hora para almorzar? 11:09 a.m.

Strawberry Muffin

¿Vienes a mí? 11:10 a.m.

Blueberry Muffin

Siempre. 11:10 a.m.

Vuelvo a guardar el aparato con el rostro caliente y una sonrisa tonta que intento difuminar.

Me sacudo cuando veo a Namjoon caminar del otro lado de la barra, deteniéndose con la mano levantada frente a la puerta del almacén, sin embargo, retrocediendo en el último momento, solo para darse la vuelta y caminar hacia las mesas que ha limpiado unas dos o tres veces ya.

Yo camino detrás suyo, sosteniendo un café en mi mano, solo cuando me aseguro de que no hay ningún cliente en la cafetería y lo sorprendo sentado en una de las mesas más alejadas justo junto a la ventana que da a la calle principal, su expresión cerrada y aún más inaccesible que antes.

—Primo Joonie —susurro y él ni siquiera parpadea cuando responde.

—Jinnie.

—¿Por qué no entraste?

Me siento frente suyo incluso si no me lo ha pedido y él sigue mirando por encima de mí hacia la puerta de la bodega como si solo estuviese cansado —Es complicado.

—Todo es complicado para los seres humanos. En especial cuando se trata de las almas gemelas ¿No lo crees?

Solo es en ese momento cuando Namjoon decide mirarme, con una sonrisa pequeña alzada a media hasta —Tú debes saberlo mejor que nadie.

Me encojo de hombros, bebiendo un trago de café, aun si el comentario fue dicho un poco mordazmente, sé que no ha tenido demasiadas intensiones, así que le devuelvo la sonrisa triste.

Almas gemelas no siempre significa amantes. Las palabras de la luna pasan de nuevo por mi cabeza y es una duda que me persigue, y entonces ¿Qué significa esta tarea? Ellos deberían haber comenzado su propia historia juntos hace tiempo. ¿Quizá ese juntos tenía otro significado? O, como con Jungkook, ¿la tarea en sí no es importante sino el propósito?

Pero ¿Cuál es el propósito?

—¿Sabías que piensas demasiado fuerte? Pregunta lo que quieras preguntar en lugar de mirarme como si quisieras llorar por mí —Esta vez, su sonrisa es un poco más grande y yo me siento algo avergonzado, bajando mi mirada nuevamente.

Jackson hyung, él... tiene una marca igual a la tuya, en su clavícula, la vi hace unos días.

Jackson hyung a veces me llama por tu nombre cuando no estás aquí.

Jackson hyung mira hacia la calle constantemente como si esperara que llegaras justo de la misma forma en que miras hacia la puerta del almacén esperando que él salga.

Lo pienso todo en mi cabeza, pero no digo nada por un tiempo.

—He visto la forma en que se miran —susurro calmo, el café sigue en silencio, solo con los sonidos de tecleo de fondo —a veces dentro de toda la exasperación y la frustración, y las pequeñas peleas que tienen sobre cosas sin sentido, puedo verlo y no sé si ustedes lo hacen. Su mirada siempre es divertida cuando lo regaña, y la tuya está cargada de adoración mientras hyung habla de las cosas que sabe...almas gemelas no siempre significa amantes, pero ustedes se miran como si ya estuviesen casados.

La sonrisa ha desaparecido casi por completo para cuando he terminado de hablar y en su lugar una mirada brillante reemplaza los témpanos de hielo que generalmente son sus pupilas —Eres bastante audaz al decir que somos almas gemelas. No puedes decir que lo somos.

—¿Puedo decir que se aman, entonces?

Namjoon bufa una risa —¿Ahora eres experto? —me río también.

—Bueno, yo tengo novio.

—Que bajo, Jinnie —Mi primo apoya su rostro en una de sus manos, flexionando el codo sobre la mesa, pareciendo un poco solitario incluso si estoy frente suyo.

—Quizá es porque aun soy demasiado ignorante. Creo que en algunos aspectos sigo teniendo seis años, pero, no entiendo si...si se aman, ¿Qué es lo que parece alejarlos cada vez más?

Suspira —¿Él te contó por qué discutimos?

Niego —Solo dijo que estaban en periodo de enfriamiento.

Como los asesinos en serie. Tomo otro sorbo de café mientras siento que preguntar por qué habían discutido es demasiado invasivo.

—Peleamos porque sigo aplazando nuestro compromiso.

Me ahogo con el café y necesito más segundos de los que puedo contar tosiendo en un intento por mantener el oxígeno en mi cuerpo.

—¿Está todo bien? —grita la maestra desde el otro lado de la cafetería y solo me las puedo arreglar para mostrarle mi pulgar elevado, manifestando que estoy bien incluso si sigo tosiendo.

Namjoon se ríe, estirándose por encima de la mesa para darme golpecitos en la espalda.

—P-Pero...Pero, pensé que...ustedes dijeron que... yo creí que no...

—No sé supone que nadie más lo sepa.

—Aún así yo...pero entonces...

Silencio.

Encogiéndose de hombros, Namjoon se recuesta en la silla, bajando la voz —Hay una antigua leyenda china que escuché una vez de su madre llamada los amantes mariposa — pasando una mano incómodamente por su nuca, toma varias respiraciones profundas —contaba la historia de dos jóvenes que se enamoraban, pero que su relación se ve truncada por un compromiso concretado para la chica. El chico sufre tanto que muere de tristeza y, cuando a ella la llevan a su matrimonio, se da cuenta, estando frente a un ataúd, que su esposo iba a ser aquel chico que amaba. No recuerdo los detalles, pero dicen que el ataúd se abrió cuando ella llegó, lanzándose dentro, para luego aparecer dos mariposas que representaban sus almas, muy juntas desapareciendo en la lejanía.

—Es una leyenda trágica.

Asiente —Por mucho tiempo, gracias a ella que, sin importar cuan imposible fuese un amor, la persona indicada para ti siempre estaría destinada a ti, pero...Jackson, él, no está hecho para esperar a convertirse en mariposa.

Frunzo el ceño —¿Y usted?

La tristeza que tiñe los ojos de Namjoon es casi palpable cuando levanta la mirada de sus manos hacia mí —Fue por eso que discutimos.

—No lo entiendo, primo Joon, si...si se aman.

—Algunas personas no podemos vivir solo de amor, Jinnie, no es tan fácil, y algún día quizá te darás cuenta de que no siempre es suficiente. Yo... entre Jackson y yo, lo que hay está prohibido. Incluso cuando le pedí que se casara conmigo, ambos lo sabíamos, siempre lo hemos sabido, que más que privacidad será vivir en secreto.

—Pero, los secretos a la larga hacen daño.

—Lo sé. Y es lo último que quiero. Pero entre mis padres y yo aun existe esa brecha de decepción que se creó cuando deserté al puesto de presidencia y si se enteraran...si se enteraran que estoy comprometido con otro hombre-

—¿Qué crees que pasaría?

Más silencio, algunas respiraciones se pierden entre nosotros y sus ojos brillantes ya no brillan por el sol sino por humedad, y es curioso el contraste entre el verano y la lluvia —Es que no estoy preparado para saberlo. Yo...no quiero perder a mi familia.

—¿Y a Jackson?

—No estás siendo justo.

—Solo estoy preguntando.

Es cuando lo entiendo.

Namjoon siempre fue alguien que le gustaba complacer a otros y su último, y quizá su único, acto de rebeldía fue el rechazar su puesto en la empresa de arquitectura de la familia Kim, lo cual lo dejó perdido y quizá demasiado asustado de hacer algo más que fuese en contra de lo que otros esperaran de él, como confesarle sus profundos y muy antiguos y arraigados sentimientos a Jackson hyung.

—¿Tiene miedo de ser rechazado por el tío?

—Por papá y por todo el mundo, Jinnie...no conoces del todo bien esta sociedad y lo último que quiero es llevarme conmigo a Jackson, él no se lo merece.

Namjoon lleva su mano a uno de los bolsillos de su pantalón, bajando la mirada al tiempo que saca una pequeña sortija plateada, delicada y delgada, pero hermosa, colocándola en el dedo anular de su mano izquierda, para luego mirarlo con devoción contenida.

Mi corazón duele un poco y suspira al tiempo, observando su postura derrotada cuando da vuelta al anillo, perdido en sus pensamientos y tan vulnerable como jamás lo había visto antes.

—Tal vez... —Namjoon levanta la mirada con una especie de súplica, como esperando que pueda entender —hyung, tal vez no conozco del todo bien la sociedad, pero si algo he aprendido durante mi estadía en la tierra es que a veces, las cosas que valen la pena son las que más miedo dan, las que más suponen retos y sacrificios.

Me quedo callado, pensando en qué decir porque hay tantas palabras atoradas en mi garganta haciendo bola mi lengua e impidiéndome hablar con sentido, sin embargo, Namjoon me observa con interés.

—A-A veces —continúo vacilante —a veces no puedes saber si algo saldrá bien al final o no, tampoco puedes saber si es lo correcto o no, pero hay algo que siempre tienes que dar por seguro y es que las personas que te aman van a estar contigo en el camino y siempre van a querer verte feliz, van a querer lo mejor para ti —suspiro —dale una oportunidad al tío ¿Sí? No puedo asegurarte qué pueda pasar, pero estoy seguro de que, incluso si al comienzo no está de acuerdo, no se enojará contigo para siempre. Creo que es un pequeño precio a pagar ¿No? La familia debería apoyarse, quienes no lo hagan no son tu familia. Y...en cuanto a las otras personas, estoy bastante seguro de que Jackson hyung golpeará a cualquiera que se atreva a ofenderte.

Nam ríe un poco roto —Eso suena como algo que él haría.

Sonrío, porque tampoco tengo mucho más qué decir y mucho menos entiendo. Así que solo asiento y tomo otro trago de café, despacio.

—Si deciden arreglarlo conozco una aplicación que tiene ideas de decoración para bodas y cumpleaños. Creo que se llama Pinterest.

★★★

Es mediodía cuando atravieso por la puerta de cristal de la Cafétéria des Champs-Élysées, cuyo nombre aún me esfuerzo por pronunciar.

Mi estómago ruge y tengo una sonrisa que tira de mi rostro cuando entro al local con el diminuto sonido de campana y el bullicioso interior propio de las horas en las que todo el mundo sale del trabajo para almorzar.

Veo a Jin charlando con una chica joven en una mesa cercana, de espaldas a mí en el café totalmente lleno y a lo lejos veo a Namjoon llevando una bandeja de tazas de porcelana por las que temo por su vida.

El único lugar vacío es uno de los taburetes altos de la barra y allí es donde me dirijo, sacando mi celular casi de inmediato.

Blueberry Muffin

Que gran espalda. Ñam-Ñam 12:17 p.m.

Observo desde donde estoy cómo Jin se aleja de la mesa, sacando el celular nuevo de su delantal. No puedo ver su rostro, pero si sus orejas que rápidamente toman un tinte rojo fuerte antes de verlo girar locamente observando el local, hasta que su mirada se posa en la mía.

Recostado con los codos en la barra elevo una de mis manos en saludo y Jin rompe en una sonrisa que cierra sus ojos, antes de caminar rápidamente hacia mí.

—¡Gi! ¿Cómo te ha ido hoy? Seré todo tuyo en unos minutos, ¡Has llegado justo a tiempo!

—Ha sido un día tranquilo, pero tu hermano el señor papa cocida sigue siendo una interrupción en mi labor.

—¿Papa cocida?

—Mmm. ¿Por qué justo a tiempo? ¿Qué haremos?

El rostro de Jin se ilumina rápidamente mientras traza su camino del otro lado de la barra, haciendo que me dé vuelta para poder observarlo mientras me prepara un café que ni siquiera he pedido. Volviendo a mí, luce incluso más emocionado —¡Mira hacia allá! ¡Mira!

Siguiendo la dirección de su dedo y tomando la taza humeante al mismo tiempo, observo del otro lado de la barra, casi al final de ésta, como Namjoon se acerca a pasos temblorosos a la puerta del almacén donde Jin pasa gran parte del día en ocasiones. Sus pasos van y vienen, su pobre dedo da a parar a sus dientes una y otra vez y desde lejos se ve como si hubiese comenzado a sudar de repente, incluso si el verano aún no ha iniciado.

—¿Qué está haciendo?

—Está esperando el cambio de turno en unos minutos, es cuando Jackson hyung sale del almacén para reemplazarme.

—Ah —asiento tomando un sorbo caliente de café. Es solo en ese momento que pienso en el por qué una charla entre esos dos personajes emocionaría a mi estrella.

La segunda tarea.

—¡No es cierto! ¿Está pasando? ¿Admitió sus sentimientos? ¿Se va a declarar?

Mi estrella se acerca más a mi rostro, solo con la barra separando nuestros cuerpos cuando susurra, con la emoción más bonita cubriendo su rostro, mostrándome una sonrisa pura y cálida —Va a pedirle matrimonio una vez más.

El café casi se cae de mis manos.

—¿N-Nuevamente?

Jin ríe, aún cerca, rozando su nariz con la mía fruncida en un beso esquimal que hace que mi corazón se sienta extasiado y demasiado agitado, provocándome ganas de gritar y revolcarme en el suelo mientras lloro.

—Te lo explicaré todo más tarde, ahora veamos si mi larga charla con mi primo habrá servido de algo.

—¿Se cumplirá la tarea?

—No lo sé, Gi, pero si hubieses visto su sonrisa mientras lo llenaba de valor, realmente tampoco te importaría.

La sinceridad en su voz me llena de un sentimiento cálido el pecho, como mil mariposas aleteando por crear aire en unos pulmones que se han quedado paralizados. Es su mirada pura, su sonrisa inocente, su corazón noble, y yo me siento cayendo cada vez más y más hondo, más y más fuerte, que ni siquiera me importa el impacto si en algún momento llego a encontrar un tope.

La puerta del almacén se abre con un chasquido que solo podemos oír porque estamos prestando atención.

Jackson sale mirando hacia su delantal que está acomodando con dedicación en su cintura, sin darse cuenta del hombre alto que lo acaba de mirar como si estuviese presenciando un milagro.

¡Jackson ha salido de la oscuridad! ¡Ha salido! ¡Todos, no es un simulacro!

No podemos escuchar desde la distancia, pero si vemos el pequeño sobresalto del mas bajo cuando la mano de Namjoon toma su brazo. La mirada de Jackson se posa en esta y parece congelarse. Por un momento yo también me congelo.

¡Hay una sortija en ese dedo! ¡¡Hay una sortija en ese dedo!!

Jackson vuelve su mirada a Namjoon y sus ojos, desde donde estamos, se ven de repente más grandes, como asombrados, y sus cejas en una curva hacia arriba lo hacen lucir medio atontado, medio triste, medio sorprendido.

Yo creo que tengo mi boca abierta en concentración porque lo siguiente que sé es que Jin me está acariciando la barbilla, soltando una risilla.

Tampoco estoy seguro de qué pasa después, solo sé que ambos han entrado a la bodega y cerrando la puerta tras de sí.

¡Entró con él, gente! ¡Han entrado juntos!

—La única falla de mi plan, es que ahora tendré yo solo que atender el café —giro mi rostro hacia Jin quien tiene la boca curva hacia abajo en un exagerado puchero —Perdóname Gi, no podré almorzar contigo hasta que no salgan de allí.

Sonrío, porque no sé qué otra cosa más hacer cuando Jin me deja un beso en la frente y se va a atender a las personas que siguen en el local.

No sé cuantos minutos pasan mientras lo observo ir y venir, robando miradas furtivas hacia la puerta del almacén para luego mirarme a mí y sonreír amplio.

En ocasiones se acerca, robando un roce de mi mano, intentando guiñar uno de sus ojos como yo le hago, pero acabando cerrando los dos y riendo al final.

Cuando, por fin, todo parece atendido, es que se sienta a mi lado, suspirando con cansancio y recostándose en mi hombro.

—Tengo tanta hambre, Gi, ¿Qué deberíamos hacer?

Le observo con vehemencia, acariciando la curvatura de su mejilla sin importarme que otras personas me vean, incluso cuando escucho el suspiro sonoro de la chica de la computadora que siempre le pregunta cosas a Jin, incluso cuando siento que, de repente, solo somos él y yo en el espacio.

Jin me sonríe, como siempre hace, y abre la boca como a punto de decir algo, pero se calla abruptamente.

Hay una lágrima delgada deslizándose por su mejilla derecha y una mirada de incredulidad y asombro en ambos rostros.



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Cheers por los ocho meses de Ramé cumplidos el 23, mis 201 años cumplidos el 24, y todo lo bonito que esté pasando en sus días.

Recuerden, el capítulo no está editado, así que, si ven errores, pueden señalarlos.

Les tengo una propuesta para quienes tengan twitter.

Miren este dibujito picioso hecho por catumrr:

¿Qué les parece si hacemos dibujitos así?

Pueden montarlos en twitter y tagearme @Andy_Mar24, o usando el hashtag #DrawingsForRamé (Uy sí, re imaginativa esta chica ahora desocupada)

Dibujitos en papel, con lapicero, plumero, colores, lápiz, de cualquier escena, en palitos, bolitas, diagramas, una imagen, una escena, un personaje, una idea, un nombre, lo que quieran. Me haría feliz. Si no se animan, no se preocupen, igual si me los quieren solo enviar, yo sería feliz.

¡Tengan días maravillosos!

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