Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 49°: Ojos color sol



Ojos color sol



Y me gusta por la noche escuchar a las estrellas, que suenan como quinientos millones de cascabeles.

Antoine de Saint Exupéry



Esta noche sueño con lluvia que se convierte en granizo sobre mi cabeza y una pequeña sombrilla de papel de aceite color azul como la flor del invernadero me protege los cabellos de la fuerte tormenta. Incluso si parece estar hecha de papel corrugado y su esqueleto de palitos de paleta, los pesados copos de nieve que caen con furia no aterrizan en mi cuerpo, sino que me rodean.

Me siento pequeño y a mi alrededor el pasto me saca varias cabezas de altura y los pesados copos de nieve que caen con furia son del tamaño de los cuencos de sopa. Mi sombrilla de papel azul me protege mientras abrazo mis rodillas que están raspadas.

Soy apenas un diminuto pedazo de ser en la tierra y la nieve se acumula y el petricor me marea.

A lo lejos, veo un punto brillante, que se ve distante, imposible de llegar a él en un día o dos, y la tormenta se hace más fuerte y los copos más grandes y mi sombrilla de papel azul parece querer romperse con el viento.

¿Puede ser oro?

Mis rodillas se han raspado, soy pequeño y vulnerable, hace frío y hace viento, mi ropa está húmeda y arrugada mientras me aferro a mi pequeña sombrilla. Y quizá no es una sombrilla porque no necesito sombra si no hay sol, quizá deba llamarlo paraguas, pero la nieve está congelada y pasarán días antes de que se haga líquido.

Si camino hasta el brillo que me ciega puedo morir ahogado si ocurre el deshielo de un momento a otro, y quizá entre la hierba haya monstruos de papel que mi paraguas azul no pueda combatir, y quizá si voy me cansaré, rasparé aún más mis rodillas, no tendré comida o me perderé.

Pero brilla tan fuerte que pienso que no importa y camino en medio de los truenos y los rayos que caen cerca de mí.

Me hundiré, es lo único que pienso, pero algo me grita, en algún lugar de mi mente, que tengo que atravesar la tormenta sin importar qué.

Apoyo mi paraguas contra el viento que intenta lanzarme por los aires y sus palitos de paleta están a punto de quebrarse en trozos milimétricos, el papel se agita en mi mano derecha mientras la izquierda intenta en vano proteger mis ojos de la tormenta. Avanzo poco cada vez, creyendo que he consumido kilómetros y kilómetros de distancia y mis pasos se hacen agujeritos que desaparecen tan pronto han aparecido y estoy a punto de darme por vencido cuando el sonido de lo que parece ser una caja musical llega hasta mí.

Mis dedos se despegan de mi frente y, en el horizonte, es una caja de cristal la que produce el brillo que me ciega.

Seokjin la sostiene entre sus manos.

Cuando mis ojos captan su sonrisa y el hermoso resplandor ambarino en su mirada, el viento cambia de dirección, elevando mi paraguas de papel de aceite por el que pobremente puedo aferrarme, gritando y lanzando mis piernas por los aires, y yendo tan alto que ahora puedo mirar el pasto desde arriba.

La risa de mi estrella me llega desde algún lugar en la tierra sonando como el lugar seguro en el que quiero estar, pero el viento no me deja descender, llevándome cada vez más alto, más lejos.

—¡Seokjin! ¡Seokjin!

Mis brazos duelen y bajo mis pies cada vez hay más distancia.

—¡Jinnie!

Me agito y creo que pataleo, pero realmente es poco lo que mis piernas se mueven sin la ayuda del viento.

Hasta que el paraguas se rompe.

—¡Ah! —cierro mis ojos con fuerza

Despierto con rayos de sol sobre mi rostro y totalmente solo en la habitación.

Mis manos pasan por la superficie de las sabanas, alisando una y otra vez mientras mi corazón, mi cuerpo y mi cerebro deciden la hora de ponerse al día.

—¿Jin? —Mi voz suena agresiva y ronca, doliendo todo su camino por mi garganta demasiado seca.

No tengo respuesta.

Sin embargo, en algún lugar de la sala puedo escuchar murmullos y tarareos, demasiado lejanos como si aun me encontrase flotando con la brisa sobre mi cabeza.

Bajo de la cama y aun me siento un poco mareado, los recuerdos de la noche anterior tornándose un poco borrosos en mi memoria siendo la mirada triste de mi estrella luego de ver a su hermano lo ultimo que se pasa acariciando mi memoria.

Bostezo con fuerza, al punto de que mi mandíbula cruje, mientras camino arrastrando los pies por toda la alfombra. Golpeo mi hombro con el marco de la puerta, tropiezo con el borde del felpudo por tener mis ojos medio cerrados, sin estar demasiado seguro del camino que tomo y solo guiándome por los pequeños sonidos que provienen de algún lugar de la casa.

—Oh, ¡Estás despierto! Ya iba a buscarte o se nos hará tarde para ir a trabajar.

La voz de Jin suena demasiado enérgica para ser tan temprano por la mañana y termina por despertar los diminutos muy diminutos rezagos de sueño en mi cuerpo.

Mi estrella está en la cocina, preparando lo que parece ser un desayuno a base de un millón de carbohidratos. Se ve animado, con una sonrisa resplandeciente que le hace competencia al mismo sol que se filtra por la ventana entreabierta. Sin embargo, puedo ver con claridad los oscuros círculos que rodean sus ojos y la línea rojiza en sus parpados inferiores que delatan su falta de sueño.

Me acerco hasta donde se encuentra en la barra de la cocina, abrazándolo por la cintura desde sus espaldas y dejando un beso pequeño en su sien.

—No pudiste dormir.

—Oh, sí lo hice.

—No era una pregunta, cariño, sé que no has dormido, todo tu cuerpo grita: falta de sueño.

Río un poco luego de la última palabra, esperando que así, aunque mi voz sonase ronca y agresiva, supiera que no estoy regañándole ni reprochándole nada. Lo aprieto contra mi cuerpo, esperando que los remanentes de mi sueño se desvanezcan con la fuerza del abrazo y el olor de mi shampoo en su cabello me coloca una sonrisa perezosa en la boca.

Jin gruñe y se gira, alejándome un poco de su cuerpo para luego apretujar mi rostro entre sus manos, provocando que mis mejillas hagan sobresalir mis labios y dificultándome hablar.

—Tenemos que apresurarnos o llegaremos tarde a trabajar

—No me cambies de tema —murmuro, o creo que eso hago porque la presión de sus dedos en mi rostro hace que mis palabras suenen como una distorsión de sí mismas.

Jin se queda en silencio, solo mirándome a los ojos y yo puedo ver cómo el sol hace que sus irises luzcan cristalinos, como dos piedras preciosas, y aunque extraño ver las pequeñas luces de galaxia en ellos, sigo pudiendo ver el cielo en su mirada.

Sus manos se desplazan de a poco por mi cuello y en algún lugar de la casa, la segunda alarma suena indicándonos que si tardamos un poco más se hará irreversiblemente tarde, sin embargo, ninguno de los dos se mueve un centímetro.

Entonces, sus ojos color sol tiemblan como lo hace la tierra.

—Me habría hecho tan feliz conocerte hace diez años.

Puedo sentir sus dedos jugando con el cabello en mi nuca y el escalofrío recorre mi columna todo el camino hasta ese lugar —¿Por qué tan de repente? Dime... ¿Ha sucedido algo? Creo que puedo decir que te conozco lo suficiente como para saber que algo pasó.

Él no dice nada, no obstante, su silencio no es como aquella ausencia de sonido que tanto aborrezco, su silencio es la contemplación de su mirada dubitativa, sus respiraciones profundas, las pequeñas manías de sus labios y su presencia en general que elimina todos los vacíos.

Mordiendo despacio su labio inferior, dejándolo ir con paciencia, murmura —Fui a verla anoche.

Mi agarre en su cintura se tensa solo por un segundo hasta que logro controlar mis impulsos y no tengo que preguntar a quién se refiere.

—¿Te tocó? ¿Te hizo algo? ¿Te dijo alguna gran mentira que ahora te hará odiarme por el resto de tu vida hasta que te des cuenta del error que has cometido y decidas vengar mi muerte?

—No es lo... ¿Muerte?

—Olvídalo, no estoy escuchándome a mí mismo. Deberías hacerte responsable de darme estas noticias cuando aun estoy algo dormido, puedes infartarme.

—Pero...ni siquiera te he dicho de qué hemos hablado.

—Nada que salga de su boca puede ser bueno.

—Dale un poco de crédito, Gi.

Me enfurruño, y sé que sueno ridículo, pero no retrocedo en mi posición porque tengo suficientes razones para creer que algo malo sucede, empero, mi estrella me sonríe suavemente, levantando las comisuras de sus labios como si erigiera en el cielo un asteroide capaz de eclipsar a la luna.

—Bien, voy a necesitar resumirlo todo en cinco minutos si no quiero que Jackson hyung vuelva a intentar despedirme.

Mientras desayuno, Seokjin, con su voz calma y fluida, me cuenta sobre una marca simbólica al tiempo que acaricia mi muñeca con la punta de sus dedos, delineando formas que no entiendo y transmitiendo su calidez hacia mi cuerpo.

—Así que las fotos son hipotéticas ¿Eh?

—Así es.

—Fascinante.

—Eso mismo dijo ella.

—Jin, no.

—Está bien, está bien.

—Entonces, Kim Namjoon y Jackson Wang también son hijos del cielo.

—Básicamente hay tantos hijos del cielo, como estrellas con alma y algunos de ellos nos hemos encontrado fácilmente en el mismo espacio y tiempo.

—Y, además, yo no poseo una marca porque Hyo-Joo no significa nada para mí...eso suena horrible.

—Eso mismo dije yo.

Termino de comer con un suspiro, deslizando el plato lejos de mi cuerpo y en algún lugar de la casa, suena la tercera alarma que nos indica que tenemos menos de media hora para salir. Jin se ríe un poco por mi sistema de puntualidad cuando aleja su propio plato una vez ha terminado.

—¿Ha sido eso lo que no te ha dejado dormir? —niega —¿Entonces...?

Como si esa pregunta fuese lo que había estado esperando, Jin se levanta de un salto y corre hacia la sala, regresando tan pronto que apenas y he tenido tiempo de pensar en que se ha ido, con las manos detrás de la espalda y una mirada emocionada como la que tienen los niños pequeños cuando están a punto de mostrar un dibujo merecedor de ser colgado en la puerta de la nevera.

—Hemos hablado sobre mis tareas, de solo tres, realmente. Las tres primeras. Y ella me ha dicho algunas cosas interesantes —balanceándose en sus pies por unos segundos, camina hacia mí de nuevo dando zancadas largas —Ella cree que son tareas estúpidas y que no deberían tener ningún grado de relevancia en la condición de mi estadía en la tierra —dice rápido, rodando los ojos en el proceso —eso no es lo importante. Esto es lo importante.

Suspirando, Jin coloca sus manos juntas frente a su cuerpo, ocultando entre sus palmas lo que sea que sostiene en ellas y sonriendo con ilusión. Lentamente, sus dedos van descubriendo el pequeño secreto que guardan hasta que a la vista surge una pequeña esfera transparente.

—¿Qué es?

—Mira un poco de cerca.

Me inclino, y la bolita parece estar hecha de algún líquido, sin embargo, Jin puede sostenerla como si fuese de vidrio. Un poco más cerca y logro ver cinco solitarios y diminutos copos de nieve que flotan en medio del objeto de cristal, bailando de un lado a otro como si aquello fuese un pequeño ecosistema que albergara su propia corriente de aire.

—¿Cómo puede...?

—Me lo ha dado en préstamo. Es un organizador.

—¿Un...? ¿Qué clase de organizador es?

—Uno de estrellas, por supuesto —Jin me mira como si aquello fuese lo más obvio del mundo y de alguna manera me digo por supuesto que es un organizador de estrellas, ¿Cómo no podría existir una cosa así? Incluso si sigue sin tener sentido en mi cabeza —Había escuchado sobre ellos, pero jamás había visto uno. Ella me ha dicho que, al ser mis tareas tan ambiguas y confusas, jamás sabre cuándo realmente estarán cumplidas para poder avanzar, así que el organizador me ayudará a saber cuándo suceda.

—¿Cómo es eso? ¿Cómo funciona?

Sentándose a mi lado, enlazando sus piernas con las mías y sosteniendo frente a sus ojos, casi sobre su nariz, el pequeño objeto, Jin sonríe brillante para luego hablar con voz solemne —¿Recuerda usted, mi querido Yoongi-ssi, la mecánica de los deseos?

—Uh... pido un algo que realmente desee mi corazón y... ¿lo cumples?

—Pero ¿Qué sucede después? ¡Recuerda, recuerda!

—Mmm, llorabas luz.

—¡Ajá! Energía en retribución, así era como sabía que el deseo se había cumplido. Algo parecido sucede con el organizador de estrellas. No están hechos de deseos, están hechos de tareas. Cuando una tarea es cumplida, un copo se derrite y la estrella despide su esencia a través de una lágrima. Así sabremos si una tarea ha sido cumplida o no. ¡Imagina cuántos malentendidos nos podríamos ahorrar!

Se ríe, como si acabase de ganarse la lotería, abrazando el extraño objeto contra su pecho antes de lanzarse hacia mí desde su silla. Tengo que luchar contra mi propia inestabilidad para poder atraparlo y sostenerlo con la fuerza suficiente que requiera para no caer, mientras siento como su risa va abandonando su cuerpo de a poco y sus brazos rodean nuevamente mi cuello, dejando un pequeño beso sobre sus cabellos.

—¿No te emociona, Gi? —Pregunta con su voz pequeña y suave y yo solo puedo suspirar con alivio.

—Me hace muy feliz.

Luego de que la cuarta alarma suena, salimos disparados hacia el baño porque es la última advertencia.

—No creo que sea buena idea que vayas conmigo hoy, quizá Jackson decida despedirte de verdad si no te presentas —digo en voz alta mientras me lavo el cabello. Jin, del otro lado de la cortina, se cepilla los dientes, por eso demora algunos segundos en responder.

—También lo pensé, pero realmente me gustaría hablar con mi hermano, yo...no quiero que me odie.

—¿Por qué te odiaría?

—No lo sé, ¿Por qué no lo haría? He estado aquí tanto tiempo y nunca lo busqué.

—Ni siquiera estabas seguro de tener un hermano, no supimos que era él realmente hasta... esa noche.

—Lo sé, lo sé.

—En todo caso, deberíamos concentrarnos en las tareas en primer lugar, si las realizamos rápido, mayor certeza tendrás de que cumplirás la promesa que le hiciste.

Esta vez no escucho respuesta y tomo el silencio como su ausencia, pensando que ha terminado y ha salido del cuarto de baño.

No es así.

Cuando salgo, envolviendo la toalla en mi cintura, Jin está totalmente quieto, con el cepillo de dientes ahora limpio aun en su mano, apoyando su cadera en el mueble y mirando hacia la pared. Cuando me ve, parece aun más pensativo que un segundo atrás mientras observa sin vergüenza alguna mi pecho descubierto que comienza a sentir calor.

—La tarea de Jungkook es confusa —dice simplemente.

—¿Por qué lo crees?

—No sé si tengo que hacer que se matricule en la universidad de la capital o si solo tengo que lograr que se vaya de la ciudad o, por otro lado, que solo haga lo que quiere hacer sin pensar en nadie más, ¿A esto se refería Ji-Hye al decir que eran tareas sin sentido?

Caminamos juntos hasta la habitación, tomando cada uno nuestras ropas de trabajo del armario en la pared.

—¿Tú qué crees que deberíamos hacer? —Volteo hacia Jin, con mi pantalón ya en su lugar, y lo descubro observando las pequeñas luces del frasco transparente en el buró. El responde incluso sin dejar de mirar.

—Creo que... Jungkook debería poder elegir, hacer lo que él realmente quiera hacer, y yo no debería tener que interferir en ello.

Acercándome, con mi camisa ya puesta y los zapatos en mi mano izquierda, extiendo hacia él mi celular, pegando una sonrisa en mi rostro.

Jin me mira con las cejas fruncidas y yo suelto el aire, colocando en palabras lo que he estado pensando desde que la conversación inició.

—Llámalo. Hoy tiene clases temprano así que debe estar ya despierto. Sé que quieres averiguar primero qué es lo que le haría feliz a mi hermano y yo no podría estar más agradecido contigo por eso. Así que, ¿Qué mejor manera de saberlo que por la misma boca de Jungkook?

—¿Crees que debería salir con él?

—Salir en plan de amigos, por supuesto.

Jin se ríe, tomando el celular de mi mano y murmurando como para él mismo —Celoso de su propio hermano, increíble.

—Como sea, te esperaré en la sala.

Escucho su risa incluso cuando ya me he sentado en el sofá a colocarme los zapatos, y no pasan muchos minutos para escuchar su voz emocionada y aun más alta mientras conversa con mi hermano.

Sonrío y niego, porque estoy innegablemente perdido por él y, mirando el reloj, tenemos diez minutos de atraso que no pueden importarme menos si estoy escuchándolo reir.

No puedo creer que en serio esté faltando a mi principio de puntualidad y que no me importe en absoluto.

Suspiro rendido y pienso en mi conversación con Jin acerca de las tareas y Ji-hye cuando el timbre suena tres veces y luego hay un pequeño golpe en la puerta.

—Por favor, que no sea ella. Tiene la decencia de siempre aparecer cuando menos quiero verle.

Me levanto, primero verificando que Jin siga hablando por teléfono para poder despedirla sin tener que ser educado y camino hacia la puerta con decisión, adoptando en mi rostro mi mejor expresión de agotamiento y preparado para dar respuestas frías.

Sin embargo, cuando abro la puerta, Ji-Hye no me saluda con sus típicos ojos fríos y voz melodiosa.

Porque del otro lado de la puerta, está Kim Taehyung.


★★★


Jungkook dice cosas como: si vamos a comer, tú deberías pagar y ¿Estás seguro de que no quieres escapar de tu trabajo justo ahora? Así yo tendría una excusa para no ir a clase.

Y yo me río poquito y bajito, espero, porque solo le he pedido que me acompañe a comprarme un teléfono celular algún día de esta semana.

Hyung, le has pedido consejo al mejor, por supuesto que voy a ayudarte a escoger el celular que necesitas.

—No te he pedido consejo, solo quiero que me acompañes.

Claro que soy el mejor en esto, hyung, no te arrepentirás de pagar mi cena en recompensa —Y como siempre, Jungkook hace solo su propia conversación y yo solo puedo terminar de estar de acuerdo con lo que dice.

—Solo no te escapes de clases, ¿De acuerdo?

Por supuesto hyung, jamás sugeriría algo como eso.

Cuando corta la llamada, un nuevo sentimiento de nervios se apodera de mi cuerpo, preguntándome si seré capaz de mirar a la cara a Jungkook y escuchar todos sus deseos y esperar el poder convencerlo de algo más si estos difieren del plan estipulado.

Tengo miedo porque no quiero lastimarlo.

La luz del sol se filtra por la persiana americana de la habitación cuando escucho pasos que se acercan por el pasillo.

Sonrío inconsciente e inmediatamente pienso en excusarme por haber tardado tanto en la llamada conociendo los hábitos de puntualidad de Yoongi, no obstante, cuando su rostro se asoma por el umbral de la puerta, noto que se encuentra pálido y un poco tembloroso.

—¿Gi? ¿Te sientes bien?

Yoongi no dice nada, solo extiende su mano hacia mí y yo no dudo ni un segundo en tomarla, esto lo hace sonreí a medias. Sin embargo, sigue sin decir nada, jalando mi mano sin demasiada fuerza para salir de la habitación, caminando delante de mí como si su espalda fuese el fuerte que necesito para protegerme de alguna tormenta.

Cuando llegamos a la sala es que lo entiendo.

El hombre en medio de nuestra cálida salita se ve demasiado grande e incómodo entre las cosas que le rodean. De pie en toda su estatura y su postura rígida y grácil, su cabello ordenado, su rostro estoico, su piel desprovista de todo color como si acabara de llevarse el susto de su vida.

Mi corazón se acelera y salta y hace una fiesta ruidosa por todas partes de mi cuerpo, al punto de que creo que se ha salido de mi pecho y está volando por la sala, jalando las esquinas de mi boca para hacerme sonreír sin reparo hasta casi cerrar mis ojos.

Cuando sus orbes mieles se cruzan con los míos ambarinos, me doy cuenta de que he estado temblando todo el pequeño trayecto hasta que quedamos frente a frente.

Yoongi carraspea.

Luce un poco demasiado serio, pero no tengo idea de qué sucede hasta que habla con voz ronca y oscura, amenazante y mortalmente seria —El señor Kim ha... ha venido a disculparse.

—A... ¿Disculparse? —estoy confundido.

—Creo que no hemos tenido la oportunidad de presentarnos adecuadamente, señor...Kim —su voz es incluso más oscura que la de Yoongi, pero donde esta ultima tenía un toque protector y amenazante, la de Taehyung suena forzada y triste.

—¿Qué...quieres decir, hyung?

Sus ojos se nublan, mirándome lastimado —Mi nombre es Kim Taehyung, soy el director ejecutivo de KA&D. Vine aquí a disculparme personalmente por los inconvenientes de la otra noche. Realmente no lo recuerdo con exactitud, pero creo que les hice pasar un mal rato —Taehyung se inclina, provocando que su cabello cubra sus ojos —No quiero excusarme, solo no me encontraba en mi mejor estado mental, por favor, disculpen mi conducta.

Cada palabra incierta se siente como un herida que se abre desde dentro, como un río de sangre que pierde su cauce y termina inundando un pequeño pueblo en la orilla, ahogándolo todo a su paso.

Veo a Yoongi apretar la mandíbula con fuerza, como en cámara lenta separándose de mí para guiar a Taehyung hacia la puerta, dirigiendo su salida como si esta fuese la última vez que nos veríamos en la vida y me duele todo el cuerpo y la cabeza y el espíritu mientras veo a Yoongi apretar los puños, a punto de abrir la boca, a punto de explotar como una bomba molotov mal diseñada.

—¡Espera!

Pasan 3,65 segundos antes de que pueda darme cuenta de que el grito ha venido de mí.

Taehyung se congela en la puerta, dándome la espalda, con la cabeza enterrada en su pecho y sus puños apretados. Yoongi me mira del otro lado de la sala, sus ojos volviéndose dóciles y preocupados, con sus cejas curvadas y sus labios atrapados entre sus dientes, y creo que es porque mi cuerpo ha comenzado a temblar o porque creo que luzco como alguien que va a desvanecerse en el suelo con cualquier movimiento brusco.

Intento controlar mi cuerpo y mi voz, no queriendo desatar una tormenta, intentando entender que ha ocurrido de un momento a otro.

—Ta-Ta... N-No tienes que creerme, yo tengo suficiente fe por los dos-

—No sé de que me habla, señor Kim.

—Incluso si dices que no me crees ahora, sé que en tu corazón estás seguro, es solo tu miedo el que habla, y yo puedo entenderlo, yo puedo, Ta-Ta, puedo entenderlo.

—Señor Kim, espero que tenga un buen día.

—Incluso si me odias por haberte dejado solo y no quieres volver a verme

—Señor Kim

—No importa si tengo que esperar el resto de mi vida, y todas las que sigan.

—Señor-

—Ta-Ta yo puedo esperar, te lo juro, lo juro con todos mis dedos. Y algún día tendré todas las fuerzas para sanar todas las heridas que te provoqué, y te demostraré que pude aprender a atarme los zapatos y voy a correr hasta ti tan rápido como las estrellas fugaces y no te dejaré solo nunca más, lo prometo...Ta-Ta ¿Me oyes? Lo prometo. Solo no salgas por esa puerta pensando que nunca más vas a verme de nuevo...No voy a detenerte, no voy a hacer nada que no quieras que haga, solo no me alejes para siempre. Por favor, no salgas y cierres la puerta para siempre.

La casa se queda completamente en silencio, o quizá es que mi sangre corre los suficientemente fuerte como para taparme los oídos, o quizá es que realmente me he desvanecido y no me he dado cuenta.

Yoongi me mira con el gesto más triste que le he visto alguna vez y tengo tanto miedo de verle salir por esa puerta, y tengo tanto miedo de no poder escuchar su voz alguna vez, y tengo tanto miedo de no cumplir ninguna promesa y al final del día no tener nada que ofrecerle al cielo.

—Hyung yo-

—El sábado —dice bajo y ronco —Woo-Jin se gradúa del jardín de niños este sábado. Celebraremos solo los dos en mi apartamento. Calle de las Flores #501. Quizá...quizá deberías ir.

La puerta se abre y se cierra con tanta rapidez que ni siquiera puedo decir que alguna vez pasó. 




——————————————————————————————————————————————————

¡Lamento haberme desaparecido tanto!

¿Cómo están siendo sus días? 

Aun mi vida no se ha normalizado y estoy haciendo lo mejor que puedo, así que espero que el capítulo no haya sido muy brusco porque han pasado algunas semanas desde que me había sentado a escribir algo. 

Este capítulo originalmente iba a ser más largo, pero por alguna razón decidí dividirlo, así que espero que la otra parte esté lista pronto y que esta haya sido de su agrado. 

Pronto, pronto, ¡Me huele a nudos desatados y desenlaces!

¡Tengan días maravillosos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro