Capítulo 33°: Conexiones Pt. III
Conexiones Pt. III
La pura y simple verdad, raramente es pura y nunca es simple.
—Oscar Wild
Algunas veces, pensar en desprenderme de mi humanidad no es tan difícil, porque si me permito ser sincero conmigo mismo, es algo que no poseo, así que dejarlo ir no debería doler. Pero, en ocasiones, la realidad se construye de una forma diferente, y hay cosas que no sostienes con las manos, hay cosas de las que se aferra tu corazón, y eso no es pertenencia, es solo una simple conexión unilateral que existe, y como existe, también es difícil de dejar ir. Es por eso que duele.
Mi vista está fija en la piscina comunitaria que puedo observar desde el patio trasero de la abuela Min. Estoy sentado en el piso con las piernas pegadas a mi pecho y la cabeza recostada junto al reposabrazos de la mecedora donde ella está sentada, tarareando una canción infantil con sus largos dedos peinando mi cabello. Ambos estamos mirando hacia el mismo sitio, con solo el sonido del viento y el tiempo bailando entre nosotros.
—Yo no estaba ahí realmente, tampoco era consciente de que de verdad podías verme —susurra —pero supongo que mi alma nunca había dejado de buscarte.
Sus palabras, tan marcadas de melancolía, inundan mi pecho de agua salada, estremeciéndome y haciendo que me apegue más a su toque, que me aferre más a su agarre, sintiéndome perdido y esperando que me diera algún tipo de guía.
—Necesito explicaciones abuelita —murmuro yo de vuelta. Tan vulnerable, tan asustado, pero respirando con tranquilidad, aunque me sienta ahogado.
Los segundos mueren entre nosotros y me descubro, por primera vez, deseando que Yoongi no vuelva pronto, esperando poder encontrar las respuestas que no sabía que debía buscar, rogando porque todo el entretejido del universo me diese tregua.
—Ah, Seokjinnie —suspira, con su voz de repente volviéndose formal, dándole un toque de solemnidad a sus palabras, como si contara un cuento para dormir —vengo de una familia gitana ¿Sabías eso? Creo haberte dicho algo similar.
—Puedo recordarlo.
—Bien, el pueblo gitano tiene muchas creencias, muchas costumbres y muchos conocimientos que la mayoría de las personas ignora. Mi padre...él, solía contarme una historia que, por mucho tiempo, creí que era solo eso, una historia.
» En nuestra familia, mi abuela, ella tenía la extraña habilidad de poder comunicarse con las estrellas. O eso decía mi padre. Y las estrellas solían contarle historias sobre el cielo. Es que la abuela no se explicaba cómo era que la felicidad en nuestra familia siempre se saltaba una generación, era como una maldición sobre nosotros, pero las estrellas le dijeron, que era culpa de la hermosa luna.
» Las estrellas le contaron que el universo ahora era impar por culpa del egoísmo de una diosa, y lastimosamente, un mortal siempre tendría que pagar. Cuando la luna, llena de sentimientos humanos oscurecidos, apresó un alma del cielo y dejó a la otra que le pertenecía, desaparecer en las estrellas, se creó un desbalance porque, entonces, siempre habría un alma demás. Y el universo, tan sabio y estricto, tuvo que ingeniarse una solución.
—Supongo que la solución era que un alma siempre quedaría incompleta —aventuro y ella asiente.
—Mi padre lo vivió. Él nunca encontró a su otra alma, nunca fue realmente feliz, aunque siempre vivía su vida como una fiesta, enseñándonos siempre a encontrar fácilmente las raíces buenas entre la maleza. No fue hasta que cumplí los quince años que descubrí que yo también tenía una conexión con las estrellas, a veces les hablaba y ellas me contestaban a mí. A veces solo me gustaba mirarlas y de alguna manera, ellas me explicaron aún más sobre lo que yo aseguraba que era fantasía.
» Entonces, me enteré de que la condición no era tan estricta, que la regla solo se saltaba un alma, no una generación completa ¿Comprendes lo que quiero decir?
Me quedo en silencio, sopesando un poco, hasta que siento que creo poder entender a pesar de que la historia de la abuela remonte a tantos años atrás y sienta que se ha saltado más detalles de los que creo comprender.
—Quizá que, si su padre hubiese tenido un hermano mayor, habría sido él quien no encontrara su otra alma ¿Estoy en lo correcto?
—Exacto, es como si al universo se le hubiesen acabado los hijos y tuviera que reciclarlos... es que, Seokjinnie, las almas son irremplazables, cuando aquella alma murió sin su compañera y decidió no volver a la tierra, todo se desequilibró... No había manera. No en ese momento.
Pasan 16,87 segundos más mientras sigo analizando cada una de sus palabras antes de preguntar: —¿A qué se refiere con eso? ¿No en ese momento?
Ella suspira, con su mano sobre mi cabeza retomando las pequeñas caricias que no sé decir en qué momento se habían detenido.
—Cuando cumplí los dieciséis —continúa ella, haciendo caso omiso de mí. La abuela lanza un suspiro al aire, uno tembloroso y roto —Sí, tenía dieciséis cuando conocí al padre de Yoon-Jae y supe, en ese preciso instante, sin ninguna duda, que yo sería feliz. Yo estaba hecha para él al igual que él estaba hecho para mí. Fue algo más que amor a primera vista, fue como si, con solo mirarnos a los ojos ambos supiéramos que haríamos cualquier cosa por enamorarnos...y así fue.
La abuela Min tiene una hermosa sonrisa que curva sus labios y tanta añoranza en sus ojos grises que me hace soltar el aliento casi de la misma manera que ella lo ha hecho, suspirando por el peso de los años en su mirada, por todos los sentimientos grabados en su sonrisa, en su pecho, en su piel, en su alma, solo esperando por volver.
—¿Fueron felices?
—¡Los más felices! —y su sonrisa tiembla —pero entonces, yo no quería tener hijos, no quería condenar a otra persona a la nostalgia y la melancolía que siempre vi en los ojos de mi padre. Él lo sabía, creía en mi palabra, estábamos de acuerdo. Solo que, en aquella época, eso de los métodos anti-lo-que-sea y la planificación no era algo que se viera a menudo. Ni siquiera supe que estaba embarazada hasta el primer trimestre.
—¿El señor Yoon-Jae?
—¡Jae-nie! Ah, me dio tanta ilusión a pesar de todo. Los tiempos habían cambiado y mi esposo, ¡Ese hombre terco! siempre diciéndome lo que creía que era correcto. Me convencí a mí misma de que los tiempos habían cambiado, que quizá el amor no era lo más importante, que él podía ser feliz, que yo me aseguraría de que lo fuera.
» Pero, las estrellas, de nuevo se aparecieron en mis sueños, fue mucho antes de que Jae se casara con la madre de Yoongi. Y ellos me dijeron que, por fin, un alma nueva nacería, porque aquella alma que había ocasionado todo el revuelo desde un comienzo volvería, y que así se cerraría el ciclo. No más generaciones con almas incompletas, esas almas estaban hechas la una para la otra, que digo, ¡El amor fue hecho para esas almas!
» Ah, estaba tan emocionada, sabía que Jae se casaría con la chica que habían sido novios. Quizá no eran los más felices, pero funcionaban bien. Ellos tendrían un pequeño o una pequeña con conexión con el cielo al igual que yo, que encontraría a su alma incompleta y serían felices. Lo podía sentir en mis huesos, mi esposo lo sabía.
» Y un día, estando cerca del hospital, pude sentirlo... Oh, era una mañana tan bonita de diciembre, Yoon-Jae había salido con su novia y nosotros habíamos ido al centro cuando el cielo me gritó en el oído que había nacido. Aquella alma hermosa de ojos ámbar que siempre se presentaba en mis sueños, ¡Por fin había nacido!
La abuela Min ríe con los recuerdos inundando sus memorias envejecidas, tan intactas, tan exactas, que creo que incluso puedo ver a lo lejos las imágenes reproduciéndose frente a nuestros ojos.
—No sé cómo hizo mi esposo para alcanzarme, porque ni siquiera me había dado cuenta de la carrera que había emprendido hacia el hospital, guiándome por mi instinto, ¡Un hijo del cielo! ¡Del padre sol, decían! Y es que incluso alumbraba tan bello que nadie por la calle podía parar de sonreír —La abuela Min ríe un poco más y yo me remuevo incomodo en la hierba.
—¿Usted los conoció? ¿A los padres de ese niño?
—¡Nos hicimos amigos! Oh, fue tan gracioso, ni siquiera recuerdo todas las mentiras que dije para explicar por qué había irrumpido en el pabellón de maternidad. De alguna manera... creo que ellos también lo sabían. Todo cuadraba. Ellos, los padres de la pequeña alma de sol eran almas gemelas de la tierra y ellos tenían un hijo mayor sin un alma compañera porque los hilos de los humanos funcionan un poco diferentes — suspira —Las almas de los humanos que ignoran el cielo a veces son así, pueden encontrar felicidad o quizá no.
Un hermano mayor... Un hermano mayor.
Me siento mareado de repente y creo que la abuela lo sabe. Estuve tanto tiempo intentando ignorar esa parte de mí, intentando fingir que la vida que no había logrado vivir realmente no me interesaba que, escuchar pequeños detalles de ella me revuelven el estómago.
Un hermano mayor. Unos padres que se amaban. Una vida que no me pertenece.
El ambiente se vuelve mucho más frío cuando decido preguntar: —¿Qué sucedió después?
—¿Después?...creo que lo sabes ¿Me equivoco? Cuando iba camino al hospital porque mi nieto había nacido, sentí como si la tierra se partiera en dos y me tragara, fue uno de los dolores más horribles que he sentido en el alma. Lo sentí por todas partes cuando... cuando.
—Cayó al agua.
—Cayó al agua —repite, en un susurro entrecortado y más minutos mueren, se destruyen, se evaporizan, y nosotros en el mismo lugar, como si el tiempo no importara, no doliera, no quemara las pocas energías que me quedan. Y ella vuelve a susurrar, como si mi tristeza no pudiese encontrar fondo —Ellos todavía esperan que regreses.
Y yo juro, por los dedos de mis manos, por las estrellas en el cielo, que no pensé que fuese posible que un corazón pudiese romperse tantas veces.
—¿Usted sabe lo que soy?
—Por supuesto que lo sé —dice, como si fuese la cosa más normal de la tierra —Incluso el día que volviste a caer pude sentirlo. Ellos no lo saben, por supuesto. Siguieron sus vidas a través de su dolor, continuaron visitándonos, a pesar de la brecha de edad que nos separaba seguimos siendo amigos, no los he vuelto a ver, pero supongo que deben lucir igual que Yoon-Jae, tenían casi la misma edad. Ellos, no obstante, mantienen viva la fe, me envían las flores cada año, cuando se acerca el aniversario del fallecimiento de su hijo porque, supongo, que son para él. Por alguna razón, esas flores se marchitan rápido, supongo que es alguna clase de metáfora de su vida.
—¿Por qué creen que su hijo volverá? —pregunto simplemente, porque no me creo capaz de crear oraciones demasiado complejas y ella parece pensárselo un poco.
—Una vez les pregunté, yo sabía por qué guardaba mi esperanza, después de todo aun podía sentirte en contra de todo pronóstico. Tu padre... él me respondió: Solo lo sé. Y no pude cuestionarlo, nadie debería poder cuestionar tu dolor. Creo que en este mundo existen conexiones más allá del amor romántico. Lo he visto con los amigos, lo he visto con la familia. Creo que, si te aparecieses por su puerta cualquier día, ellos no necesitarían saber ninguna explicación, ellos solo te abrazarían y te darían la bienvenida de vuelta a casa.
La mano que ha estado sobre mi cabello todo este tiempo se desplaza a mi rostro, limpiando las lágrimas que no sabía que había estado derramando. La abuela Min me sonríe, pero yo no soy capaz de devolver su sonrisa. Así que ella solo continúa.
—Siempre he sabido lo del lazo, también. No sé quién fue la otra alma cuya vida se enlazó erróneamente con mi Yoonie, solo sé que eso dejaba otra alma incompleta, abriendo nuevamente el ciclo que había creído cerrado, pero cayendo sobre alguien más y dejando tres almas infelices.
—¿T-Tres? Pero, si el lazo se creó entre ellos, están destinado a amarse —Una parte de mí pensó, en algún momento que, entre más dijese aquello, menos dolería, entre más me hiciese a la idea, menos me destruiría, incluso cuando pensé que habría una posibilidad de que nuestro lazo si se hubiese creado. Pero mi pecado es ser un humano bastante ignorante de sus reglas. El corazón está hecho para romperse.
—¿No me escuchas, muchacho? Es un lazo erróneo. Siempre lo fue. Condenó a mi Yoongi y era tan obvio que dolía. Él habría estado destinado a vivir con su alma incompleta, no entiendo por qué unieron su vida a la de alguien que estaba destinado a otra persona. ¡Mi pobre Yoonie! Su corazón vivía encerrado dentro de una coraza y tú podías notarlo detrás de todas sus sonrisas -porque él siempre sonreía- pero no había sentimientos demasiado reales allí, demasiado profundos. ¡Ah, era tan doloroso de ver!
» Yoongi siempre creyó que él estaba roto, pero era todo lo contrario, su corazón se convirtió en una fortaleza debido a ese lazo que rechazaba y el que le fue arrebatado. Fue como si se cerrara a cualquier emoción intensa, como si no tuviese permitido sentirlo... Es por eso por lo que cuando llegaste a su vida fue como si se saliera todo de control. Como si todos los sentimientos que habían estado encapsulados encontrasen una grieta por la cual intentar salir al mismo tiempo. Por eso cuando te mira es tan intenso y tan desbordado que pienso que en cualquier momento correrá, superado, sin saber manejarlo.
» Cuando supe que habías caído, creí que el cielo había dado a sus almas una nueva oportunidad de volver al equilibrio. Y de verdad lo espero. No creo que el universo pueda manejar cuatro corazones rotos.
El mío, el de Yoongi, el de Hyo-Joo y su alma incompleta.
—No creo que yo pueda manejar todo esto —la mano en mi rostro vuelve a acariciarme y ella se inclina, con toda la rapidez que sus músculos le permiten, dejando un pequeño beso en mi frente.
—Has hecho cosas imposibles, Seokjin. Tienes más fuerza de la que crees —tararea, como estando de acuerdo consigo misma —Y con respecto a tu familia...No los hagas esperar demasiado.
Pero no puedo. No aún.
★★★
Me duelen los pies de tanto caminar, pero no puedo dejar de sonreír.
Pasando toda la mañana con mi padre, yendo de un lugar a otro, cargando su auto con una cantidad estúpida de materiales que, algunos de ellos, ni siquiera necesitaba pero que de alguna manera habían ido a parar a la canasta.
Papá ha cambiado mucho con los años, ahora es mucho más relajado, más tranquilo, con sonrisas suaves que casi logran ocultar los ojos tristes. También es más espontaneo, cantando las canciones de la radio de grupos pop un poco demasiado diferentes al tipo de música que solía escuchar.
—¡A brand new day! —grita por encima del volumen del estéreo mientras sostiene en alto el vaso de avena que se ha comprado y hace pequeños movimientos de baile desincronizados cuando nos detenemos en el semáforo que está a una cuadra de su casa.
—Me sorprende que, de las seis canciones aleatorias que han sonado, te sepas las letras completas y no recordaras tu número de identificación cuando hemos estado en la tienda.
—¿Qué quieres de mí? Mi cerebro tiene prioridades.
—¿Es algo así como una crisis de la mediana edad? Por favor, no sabría cómo manejar que salieras con chicas de mi edad. O chicos, ya que estamos, sabes que no te juzgaría.
—Mi vida sexual está más muerta que las puntas de tu cabello, no es un tema para hablar un domingo por la mañana.
Me río solo un poco y antes de darme cuenta, ya hemos llegado, con el sol sobre nuestras cabezas y el olor de algún tipo de almuerzo de alguna casa aledaña. La ansiedad crece dentro de mí como un nivel más alto de anticipación que revolotea en mi pecho y casi no controlo la pequeña sonrisa que amenaza con explotar en mi rostro solo con ver las ventanas abiertas de la casa y el conocimiento de que mi Jin y mi abuela están dentro de ella.
—Toma esto — dice mi padre abriendo el maletero del auto donde están la mayoría de las cosas que hemos comprado —y yo llevaré el resto adentro, que sé que estás muriéndote por irrumpir en la casa.
Me voy antes de que cambie de opinión, subiendo los escalones, saltándome alguno y sin prestar demasiada atención al rebote incontrolable de la bolsa que llevo en mis manos o al hecho de que la puerta está abierta y los materiales de jardinería están fuera de lugar junto a la entrada.
Entro a la casa, dejando los materiales en los muebles de la sala, descubriendo el silencio que inunda toda la propiedad y que inunda mi pecho con alguna clase diferente de ansiedad.
No me gusta el silencio, no desde que me he acostumbrado al caos en casa, a escuchar las canciones que a Jin y a mí nos gustan por la mañana, o el sonido del televisor cuando pasan los programas de variedades que realmente no nos interesan, pero que nos hacen sentir más acompañados, a las visitas cada vez más frecuentes de mi hermano y mi mejor amigo, al ruido en el baño, en la cocina, a veces en el pasillo, cuando estamos en habitaciones separadas, a la distancia de unos pasos o en la misma cama.
No me gusta el silencio, porque el silencio ha dejado de ser solo la ausencia de sonido, significa la ausencia de Jin. Nunca hay silencio cuando él está, incluso cuando se queda callado y quieto, siempre puedo escuchar su respiración, sus latidos.
Camino por la casa cada vez más rápido, abrazando el miedo ya conocido cuando encuentro a la abuela, sola, sentada en su mecedora a las puertas del patio trasero, profundamente dormida.
Jin no está en ninguna habitación y solo es cuando vuelvo a salir al patio que decido mirar hacia arriba.
A lo lejos, a unos cuantos metros de distancia de la propiedad, una figura mira el cielo desde la orilla de la piscina comunitaria dándole la espalda, la que solía ser una piscina olímpica. Tan peligrosamente cerca del borde que el nivel de mi ritmo cardiaco aumenta la intensidad a una velocidad peligrosamente cerca de un ataque al corazón.
—Jin —murmuro, lo suficientemente bajo como para solo ser escuchado por mí mismo. Sin embargo, como si él pudiese sentir más que oír mi presencia, su rostro gira hacia mí, a lo lejos, moviendo su cabeza, no lo suficientemente fuerte como para que yo piense que es algún tipo de señal.
Los cabellos color sonrojo de Seokjin se mueven con gracia y su piel luce más perlada, más brillante, demasiado mágico para estar allí realmente, demasiado etéreo. Jin no luce solo como una estrella, él parece la representación bíblica de un ángel, como en las esculturas, como en los cuadros de exhibición, demasiado surrealista, demasiado inverosímil.
El tiempo avanza más lento y el viento se siente pesado cuando pasa por mi cuerpo. Doy solo un paso más cerca, uno diminuto, insignificante. Sin apartar mi mirada de él.
Pero, entonces, lo veo resbalar y caer.
No alcanzo a correr lo suficientemente rápido, su cuerpo se precipita hacia el agua casi en cámara lenta y yo solo puedo pensar en que no puedo perderlo, no puedo dejar que suceda. Pero la distancia es tan grande, temo no alcanzarlo, no voy a alcanzarlo, va a caer, Jin no sabe nadar.
Estiro mis manos, como si pudiese tocarlo más rápido y mis ojos se anegan en lágrimas... hasta que se detiene.
Sus ojos cerrados, su expresión tranquila, casi como si durmiera, su cuerpo cayendo, a solo unos milímetros de tocar el agua.
Detenido.
—Este es el momento en el que yo aparezco y te ayudo a salvar el día
—¿Ji-Hye noona?
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¿Cómo están siendo sus días?
#FunFact25: Casi siempre tengo una imagen o una canción para cada capítulo, incluso una lista de reproducción en youtube y otra en spotify...pero olvido colocarla olímpicamente.
Como sé que wattpad a veces es sensible y no deja ver, la que sale al inicio es Earth de Sleeping at last (Faltaba más).
¡Espero que estén teniendo días maravillosos!
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