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Capítulo 3°: Sobre las revoluciones de las esferas celestes

Sobre las revoluciones de las esferas celestes

La teoría del caos se desmoronaba ante la perfecta maquinaria de fatalidades que regía su vida, nada es casual, se decía, por más que agite el puzzle, todas las piezas vuelven a encajar con demoledora exactitud en el mapa de mi fracaso

Ray Loriga

Seokjin no me ha mirado desde que logramos entrar de nuevo en la casa de mi abuela. Ha hecho muecas desde que sus pies descalzos han salido lastimados por los cúmulos de tierra y materiales de pared que se han mezclado en la madera del piso.

Mi celular se ha arruinado y por poco pierdo las llaves de mi departamento, pero sigo paralizado en medio de la sala mientras él observa todo a su alrededor.

¿De verdad lo estoy considerando?

Él no ha querido hablarme ni mirarme luego de que pasamos muchos minutos alegando sobre su estado de realidad y yo no quiero preguntarme por qué parece que está diciendo la verdad y que el frío de mi cuerpo es cierto al igual que el agotamiento de mis músculos.

No quiero creer que he estado enloqueciendo por vivir tantos días bajo presión, pero tampoco quiero creer en él. No quiero creer que de verdad hay un chico, que bien puede ser menor de edad, total e inapropiadamente desnudo que ha caído desde el cielo y dice ser una estrella justo frente de mí.

Una enana azul, casi puedo escuchar su irritante voz en mi cabeza y ahora no sé cómo proceder.

—Tengo frío, Gi —Espabilo de mi letargo y me doy cuenta de que él ha estado mirándome, y probablemente hablándome, desde hace un rato. Tiene el ceño graciosamente fruncido y una especie de mohín involuntario mientras la confusión se tinta en su cara.

—La habitación de mi abuelo está al final del pasillo, debe haber unas cuantas cosas que nos queden a los dos para no pescar un resfriado o algo —Seokjin asiente —Ven conmigo.

—A donde quieras —Y comienza a caminar mientras suspiro de cansancio por sus jodidas respuestas de listillo.

¿En dónde carajo aprende una estrella a responder?

Dejo el frasco en la mesita de café que está en medio de la sala y no me detengo a observar nada a mi alrededor. No quiero observar los estantes con vinilos viejos que la abuela no se quiso llevar, ni quiero observar las fotografías que aún están en la pared.

La habitación de mi abuelo está cerrada y me toma varios suspiros armarme de valor para girar la perilla y abrir la puerta.

El polvo sale volando y Seokjin comienza a estornudar agitando la cabeza y cerrando sus ojos para luego abrirlos en sorpresa y pienso, sí, debe ser su primer estornudo.

No quiero enfocarme en nada así que camino directamente hacia las cajas que sé que están sobre la cama. Seokjin es quien hace que las luces de la habitación se prendan y me estremezco, porque la casa no ha tenido electricidad por muchos años.

Lo miro con una ceja elevada y él se encoje de hombros con una media sonrisa.

—Cuando vives mucho tiempo con la oscuridad de fondo y de repente conoces la luz, ya no quieres volver a ello.

No lo dice, pero sé que me distrae mientras camina hacia un punto en específico y sé que ha intentado tapar con su cuerpo la fotografía de mi abuelo que siempre estuvo de ese lado de la pared.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —digo y él asiente despacio. Tengo muchas preguntas, pero son tantas que se revuelven como los ingredientes de una sopa y no puedo atrapar ninguna en específico. Y después de todo, se siente como hacerme preguntas a mí mismo desde que esto es un sueño extraño —¿Q-Qué tanto sabes sobre mí?

—Lo suficiente —responde simplemente y siento que no me dirá nada más. Yo estoy demasiado agotado como para insistir.

Encuentro unos pantalones de tela oscuros que puede que le queden solo un poco grandes porque mi abuelo era igual de delgado que yo, un suéter con el cuello ya demasiado estirado color crema y unos zapatos azules que parecen pantuflas.

Tan peculiar como él.

—Y... -comienzo, pero no estoy seguro de cómo preguntar. No es que me importe, solo que siento curiosidad y decido, ¡Qué demonios! —¿Qué harás a partir de ahora? ¿Dónde te quedarás?

No lo he mirado, sigo revisando las cajas cuando ya le he pasado la ropa, pero puedo sentir la intensidad de sus ojos sobre mí.

—¿Qué no es obvio? —El tono de su voz es irritante —Me quedaré contigo, tengo un deseo que cumplir.

—¡Yo no te he pedido nada!

—Claro que sí, sino no estaría aquí.

—Antes no habías venido, ¡¿Por qué?!

—Reglas, Gi, no tienes que saberlo todo —Me volteo hacia él y todavía sostiene las ropas entre sus manos con el rostro curioso, observando los orificios de las prendas con total fascinación.

—¡¿De verdad esperas irte conmigo?! ¡Ni siquiera te conozco!

—¡Claro que sí! —Alza la voz casi tanto como yo y luce desafiante nuevamente —sabes mi nombre, qué soy y mis intenciones, ya me conoces y yo te conozco, ¿Qué esperas? ¿Que me ponga a flotar por ahí? ¿Aún me sigues confundiendo con una luciérnaga?

Me siento ofendido y mi temperamento se viene arriba cuando lo oigo refunfuñar como un niño regañado: —Igual sé dónde vives así que no puedes esconderte.

—¡Eres un maldito loco!

Y yo debo serlo más al estarle gritando a algo que no existe.

No dice nada mientras me acerco y estoy demasiado irritado para ver lo que hago cuando ya he tomado los pantalones entre sus manos y los he colocado al derecho, gritándole nuevamente: —¡Alza esa pierna! —el ardor en mi garganta se siente real mientras me agacho a sus pies y él se sostiene de mi camiseta para hacer lo que le digo.

Lo he ayudado a ponerse el pantalón. Me levanto con él y subo la tela por sus muslos hasta la cintura donde lucho con el botón para no tocar su piel que se ha enrojecido. No quiero que se sienta incómodo, pero, de nuevo, no se supone que me importe.

Tengo razón, el pantalón le queda algo flojo.

—Eres un dolor en el culo, Seokjin estrella enana-

—Solo enana.

—Solo enana azul, que ni siquiera sabes cómo ponerte unos putos pantalones y ¡Dame la camiseta! no puedo creer que tengas conocimientos sobre cuerpos estelares y no las reglas básicas de convivencia social ¡Si te digo que no, es que no!

No sé cómo me las arreglo para pasar el material por sus brazos sin tocarlo y cuando su cabeza sale a la luz me doy cuenta de que he desordenado todo su cabello y le da un aspecto pecaminoso que lo hace ver mayor. Frunzo el ceño porque Seokjin es tan atractivo como irritante. Pero es una belleza diferente, que se ve frágil, pero es desafiante, y parece inocente pero salvaje.

Seokjin es algo así como algo etéreo.

Sonrío ante mi desesperación porque no sé qué hacer con él. Y lo pienso porque ahora lo siento como mi responsabilidad.

Me alejo unos pasos cuándo él comienza a mirar su cuerpo cubierto como quien ve una nueva atracción de feria, con sus ojos abiertos y brillantes, mostrando más galaxias que las que Copérnico pudo haber imaginado y su boca formando una minúscula o mientras se da la vuelta para mirar cada centímetro que sus orbes alcanzan a captar.

—Voy a buscar unos lentes para ti, deberías ayudarme.

—¿Lentes? ¿Para qué? —Lo miro con la ceja elevada y el rostro estoico y hace un mohín de nuevo, como si no le gustara mi rostro.

—¿En serio? ¿Acaso nunca te has visto en un esp-... ¿Sabes algo? Olvídalo, solo busca unos malditos lentes ¿Quieres? No me importa, no eres real, probablemente la gente de mi sueño tampoco lo sea, pero me estoy permitiendo actuar como un maldito loco y tus ojos son demasiado extraños como para andar por ahí exhibiéndolos. Causarás caos si te ven y seguro te llevarán a hacerte un montón de estudios preguntándote si eres un alíen que, por cierto... ¿Existen?

Se ha dado la vuelta para mirar alrededor de la habitación y lo único que escucho de él es un: —Reglas, Gi. —y no digo nada más hasta unos minutos después cuando escucho una especie de grito emocionado y me giro hacia él —¿Qué te parecen? ¿Estos servirán?

Y me rompo de nuevo a la mitad en una carcajada sonora porque Seokjin ha encontrado las gafas de lectura que pertenecían a mi abuelo y luce como un pequeño hámster de ojos enormes, potenciados por el aumento de los lentes y su rostro infantil.

—Pero no puedo ver muy bien, me marean —sigue diciendo en lo que yo intento controlar mi ataque de risa y me acerco a él con cautela. Se queda callado y yo llevo mis manos a su rostro hasta que deslizo los lentes fuera de él. Parpadea con fuerza algunas veces hasta que puede enfocarme y yo sigo teniendo pequeños espasmos de risa.

—Creo que probaremos con algo más. No encuentro sus lentes de sol por aquí, así que...

Dejo morir mis palabras porque no estoy seguro de cómo continuar y me estoy pateando el culo mentalmente porque de verdad estoy considerando llevármelo a casa como si fuera un jodido cachorro que me encontré en la calle.

No sé cómo se supone que tengo que lidiar con esto y tengo la leve impresión de qué, de no haber venido a la granja esta noche, habría encontrado la manera de llegar a mí porque Las reglas del cielo, Gi.

Salimos de la casa y pueden ser alrededor de las seis de la mañana, el sol ya ha salido completamente de este lado del mundo, pero no hace el suficiente calor con mis ropas recién secas. He envuelto mi frasco en mi camisa amarilla y reviso que mi tarjeta del transporte público no se haya dañado como la mayoría de mi dinero que tengo que buscar la manera de secar cuando llegue a casa.

Le he explicado a Seokjin que es domingo y que no tendré que salir a ninguna parte y supongo que eso nos dará tiempo de discutir qué hacer a continuación porque no logro recordar qué he deseado y él no está dispuesto a decirme.

Oh, si, Min Yoongi estás considerándolo ahora.

—Bien, ya que no tenemos lentes oscuros y tus ojos son demasiado notorios... contando también tu estilo de vagabundo sofisticado-

—¿Vagabundo sofisticado?

—¡No me cortes! tienes esa mala costumbre —tuerce los ojos y creo que lo aprendió de mí —Teniendo en cuenta eso, irás con los ojos cerrados, ¿De acuerdo? No los abrirás por nada del mundo y, si tenemos suerte, pensarán que eres ciego, así nos evitaremos preguntas incómodas

—¿Cómo es que eso es una solución?

—Temporal —Suelto el aliento, agarrando el frasco con mayor fuerza —Ahora, como supongo que no eres un ser mágico con todo y lo de tu súper energía estelar, creo que no podrás ver a través de tus párpados, así que irás agarrando mi mano ¿Te parece?

Silencio, y es algo incómodo. Él me mira, y observa la mano que tengo libre y luego otra vez vuelve a mi rostro. Parece un ciervo deslumbrado.

—¿Confías en mí? —Pregunto sin intención y él sólo responde: —Con toda mi existencia.

★ ★★

Las cosas de la tierra me resultan fascinantes. Aún tengo que acostumbrarme a mover mis músculos al caminar, pero siento que las expresiones faciales me han quedado bien, también tengo que recordarme respirar a menudo hasta que se vuelva automático porque yo no soy humano y mi cuerpo tiene que aprender a actuar como tal, es como una especie de disfraz nuevo.

Me doy cuenta de que sé muchas cosas, pero me ha gustado descubrir cómo llegar a esos conocimientos, como, por ejemplo, que sé lo que significa el enojo pero que debo estar expuesto a un estímulo molesto para experimentarlo y reconocer que eso es estar enojado, o que sé, en teoría, las características elementales de la madera, pero cuando la he visto y la he tocado con mis pies desnudos es que de verdad la he conocido.

Los conocimientos están ahí, pero tengo que encontrarlos.

Yoongi me ha dicho que iremos a la estación de buses que está cercana a la granja y que allí tomaremos un transporte hacia su apartamento al otro lado de la ciudad, me ha dicho cuánto dura el trayecto y cómo son las dimensiones del lugar, me dice que pagará ambos pasajes con una tarjeta especial porque su dinero físico se ha estropeado y se ha tomado varios minutos para explicarme como es el sistema económico en general.

Creo que quiere que le responda algo, pero no estoy seguro de qué quiere que le diga, así que opto por quedarme callado en lo que atravesamos toda la extensión de la granja.

He descubierto que Yoongi habla mucho y muy rápido, y eso es de verdad algo nuevo, porque por lo general se muestra como un hombre de muy pocas palabras.

Me agrada, es amable, pero no estoy seguro de que lo sepa.

También he descubierto que él cree que soy estúpido, porque sé cómo funciona el sistema económico y político de los países.

—Bueno, una vez atravesemos este portón estarás expuesto al mundo real, así que vas a tomar mi mano y cerrarás los ojos, ¿Estás de acuerdo con eso?

Lo ha preguntado demasiadas veces y ya estoy cansado de asentir, pero creo que no quiere incomodarme y eso es adorable también, sé que muchos humanos no están cómodos con el contacto físico, pero no lo he experimentado como para decidir si hago parte del colectivo o no.

Está la parte del lago, pero estaba demasiado asustado como para recordar cómo fue su contacto físico.

Gi extiende su mano libre hacia mí y tengo que esforzarme en recordar cómo se supone que se toma una mano para no avergonzarme más a mí mismo, así que extiendo los dedos con lentitud hasta que las yemas de estos sienten la calidez del toque de Yoongi.

Un milímetro más cerca cada vez hasta que toco su palma y retrocedo de inmediato, llevando mi mano a mi pecho y soltando un jadeo patético.

—¿Lo has sentido? —Me pregunta, y parece encandilado mirando su propia palma, luego gira hacia mí y parece confundido. Espero que no le haya dolido —Dijiste que eres energía, ¿Tu toque va a electrocutarme?

Descubro que no lo sé. El contacto físico con otro ser humano es extraño, es una sensación diferente sobre mi piel, no es como tocar la madera o el roce de la ropa sobre las partes más extensas de mi cuerpo.

Es diferente, todo es nuevo.

Gi vuelve a extender su mano hacia mi cuerpo confundido y me parece una especie de muestra de confianza, pero me niego contundentemente con un movimiento brusco de mi cabeza. No quiero hacerle daño. Y no sé si mi tacto sea malo para su piel, pero Gi no me hace caso.

Yoongi chasquea la lengua y agarra mi mano con la suya y suelto un grito estrangulado, cerrando mis ojos con fuerza sin poder evitarlo.

Es una corriente.

Pero el dolor que se siente no es malo. No es como el frío devastador del lago, o como las astillas de madera en mis pies; es como energía que fluye sin interrupción y se vuelve cálido, su toque es cálido en mi mano, y la sensación se extiende por todo mi cuerpo de forma agradable.

Otra cosa que sé ahora es que me gusta el contacto físico de Gi. Es agradable.

¿Es así todo el contacto físico?

—De verdad eres energía —su voz es diferente y eso me hace abrir los ojos hacia él, luce impresionado y eso es una expresión nueva —se siente como si sostuviera... —busca una palabra, pero no la encuentra y deja morir la frase. Antes de que me dé cuenta, he entrelazado sus dedos con los míos porque es más cómodo y cierro mis ojos porque observarlo a él directamente me está poniendo nervioso.

★ ★★

Así se siente sostener una estrella.

Es diferente y no puedo decidir si me gusta o no porque es desconocido, pero pienso que fue una buena excusa. Si lo agarro de la mano no corro el riesgo de que se me escape, y si la gente cree que es ciego, no tendrá que escuchar los comentarios hirientes propios de quienes ven a dos hombres agarrados de las manos.

Nunca había sostenido la mano de alguien más con tanta delicadeza y a la vez con tanta firmeza, pero la sensación me recuerda que está allí, caminando a mi lado, y que es real, no he enloquecido.

Si soy sincero conmigo he de admitir que siento demasiada curiosidad y, realmente, es lo más extravagante e interesante que me ha sucedido en todos mis años de vida. Solo por eso. Y porque aún tengo la sensación de que estoy soñando.

El sol está cada vez más en la cumbre, pero a esta hora en fin de semana la mayoría de las personas están durmiendo, así que no me preocupo y le digo que puede mirar hasta que lleguemos a la estación. Seokjin me hace caso, pero no suelta mi mano, aprieta sus dedos alrededor con mayor fuerza a medida que se van adaptando a la luz y recorre con ellos hasta dónde puede llegar su vista.

—Los colores son incluso más vivos de lo que imaginaba y-

Nos detenemos por un sonido que parece escandaloso en medio de la calle pacífica. Seokjin hace una mueca extraña, como si sintiera dolor y sus dedos me aprietan con más fuerza.

No puedo dejar de notar que el frasco se ha puesto caliente y la temperatura traspasa mi camisa amarilla.

—¿Qué ha sido eso? ¡Ha venido de ti! —digo y Seokjin se ríe, siento que se está burlando de mí y lo miro con desconfianza, dispuesto a alejarme, pero no me deja, su agarre es fuerte.

—Creo que vino de mi estómago -me responde -supongo que así se siente el hambre

—¿Ham...bre? Tú... ¿También comes? —Tuerce los ojos una vez más y decido que ahora odio eso, no volveré hacerlo jamás, es la expresión más horrible y exasperante que puede existir.

—No seas tonto, Gi, soy un ente estelar, pero tengo un cuerpo humano ahora, así que sí —me dice con ese tono desafiante y superior que me descoloca —Tengo que comer, dormir, ducharme, cumplir con las necesidades básicas de mi cuerpo y cuidarlo porque también puede enfermar —hace una pausa y solo entonces noto que nos hemos detenido en medio de la calle —ahora que lo pienso, es posible que aún me falten cosas por descubrir sobre mi humanidad, me pregunto cuándo aparecerán las características propias de la motivación y las aspiraciones que-

—Cállate, tomaremos el bus y desayunaremos en mi casa —Sé que refunfuño, y hacía demasiado tiempo que no me sentía tan fuera de mi control que no estoy seguro de cómo dejar de reaccionar de forma infantil —Ahora no solo tengo que pensar en mi supervivencia sino en la tuya también, maldito ser mágico que no puede hacer aparecer sus propias cosas.

Lo miro con la que, espero, sea mi peor mirada de púdrete, pero él está sonriendo. Una sonrisa cómplice.

—Espera... ¿Puedes hacerlo? ¿Puedes autosostenerte o algo así? —él abre la boca, divertido, y ya puedo escuchar su respuesta —Reglas, Gi, ya lo sé, no lo digas o voy a golpearte.

—Y romperás mi mandíbula como a ese hombre veinte centímetros más alto que tú, ya lo pillo.

Ah, que imbécil es esta cosa.

Llegamos a la estación y no tengo que decirle cuando ya ha cerrado sus ojos. Seokjin se pega más a mí para que me sea más fácil guiarlo y espero que nadie más tenga la necesidad de tocarlo porque no sé qué diría si mi amigo el ciego le pasa corriente a alguien.

Pero en definitiva lo que más me preocupa es que resulte que yo soy el único que pueda verlo. No es hasta que observo a la poca gente que transita por el lugar mirándolo con curiosidad que me doy cuenta de que estoy siendo muy paranoico.

Seokjin está tranquilo, como si no temiera que lo lanzara a la carretera en cualquier momento y pienso que quizá las personas no están observando que estamos agarrados de manos, o su extraña combinación de ropa o que sea una posible persona ciega.

Lo miran y sonríen porque Seokjin es apuesto y está sonriendo y su sonrisa es amable y llama mucho la atención.

Ugh, presumida también es la cosa esta.

Y el pensamiento que me golpea después de eso me deja con la boca abierta y sin aliento, me giro hacia él con brusquedad mientras esperamos el bus y él tiene una sonrisa de comemierda que no me puedo creer.

Está tranquilo. Demasiado tranquilo.

—Antes de que lo preguntes, no, no puedo ver con los ojos cerrados, pero puedo sentir las energías a mi alrededor y eso cumple la misma función.

—¡Ah, ya lo decía! Estabas caminando con demasiada facilidad.

Seokjin se encoge de hombros y yo disimulo una sonrisa justo cuando el bus ha llegado.

No es sino hasta que estamos en los últimos asientos del bus que le digo que puede abrir los ojos y lo hace. Sigue sin soltar mi mano y decido que ya no vale la pena intentar zafarme. Pienso en que es un mundo nuevo para él y muy seguramente quiere sentir algún tipo de seguridad y puedo comprenderlo, yo he sentido esa necesidad alguna vez.

Él lo mira todo con ojos curiosos y siento el peso de sus ojos puestos sobre mí cuando despego la vista de la ventana y lo descubro observando nuestros dedos entrelazados.

Mi piel es solo un poco más clara que la suya, pero sus dedos son más delgados y su palma más pequeña. Es extraño cuando levanta su otra mano y casi como si me temiera, desliza una de las yemas de sus dedos por el primero de mis nudillos y sigue la línea de una de mis venas hasta llegar al hueso de mi muñeca. Tiene una expresión concentrada y yo me quedo muy quieto.

No me gusta el contacto físico, pero dejo que me toque y es estúpido como todos mis "no me gusta" se han convertido en "no me importa" con él en unas pocas horas.

—Gi —dice y levanta la mirada con el ceño fruncido y un tanto curioso. Parpadea muchas veces y fija sus orbes peculiares en los míos.

—Dime, Jin —Sonríe por el apodo a pesar de que lo he dicho con el propósito de ofenderlo. Niego con la cabeza mientras dejo salir el aliento y, claro, como no, Seokjin lanza otro de sus comentarios que no entiendo.

—Tienes manos bonitas

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