Capítulo 14°: De los días buenos, de los días diferentes
De los días buenos, de los días diferentes
Una vez que has entregado el espíritu, todo se sigue con absoluta certeza, aun en medio del caos.
—Henry Miller
Me estoy quedando sin aire.
En algún momento entre la madrugada y el amanecer, Gi se ha movido por toda la extensión de la cama creyendo que también hago parte del colchón, porque de un momento a otro tengo todo el peso de su cuerpo sobre mí y su pecho presionado contra mi espalda.
Puedo sentir sus brazos aferrándose a mi pecho y sus labios rozando con suavidad algún punto de mi nuca con la fuerza de su respiración acompasada. Oigo sus murmullos roncos y pienso que, quizá, está soñando, porque los seres humanos suelen hacer eso muy a menudo.
Los sueños son algo muy curioso y, tal vez, si yo pudiese soñar de la manera en que ellos lo hacen, podría comprenderlo con mayor facilidad. Pero no lo hago. Sé que los sueños se experimentan como una realidad despierta, y son fascinantes porque traspasan barreras como la consideración temporal y espacial, la presencia de personas, de rostros aparentemente desconocidos, o de recuerdos que, se jura, haber borrado. Es curioso como priman emociones más fuertes que otras, y que la intensidad de su presencia puede, incluso, causar el estado de alerta, alejar la bruma de la inconsciencia, despertarte.
Me gustaría saber si yo puedo soñar, si mis sueños pueden ser a blanco y negro o a color, si puedo verlo todo, si puedo controlarlo. Pero, tengo el presentimiento de que la mayoría de mis gustaría, solo se quedarán en eso, en ser deseos.
La ironía de la vida, también es curiosa.
No quiero moverme, aunque siento que me estoy ahogando, porque nunca había sentido a Gi dormir tan profundamente y pienso que lo necesita, así que agarro el aire con fuerza para hacer que algo de ello entre en mis pulmones y así no morir por falta de oxígeno.
Yoongi se remueve un poco y siento algo presionando contra la parte trasera de uno de mis muslos y me tenso porque no puedo identificar qué parte del cuerpo de mi humano es esa mientras él se aferra a mí con más fuerza.
—Mhpm...tan bueno —susurra entre sueños y su respiración hace flotar los cabellos tras mi oreja, poniendo mi piel de gallina. Recuerdo entonces la noche anterior y la manera en la que Yoongi me había besado, con tanta necesidad y emoción que me había quedado sin aliento y vuelvo a sentir la extraña calidez en la parte baja de mi vientre que me hace sentir todo rojo y avergonzado sin razón aparente.
He aprendido que hay cosas locas en los humanos y una de ellas es la contradicción que puede existir dentro de las emociones de un mismo momento. Puedo estar avergonzado por esa calidez y deseando experimentarla por más tiempo a la vez.
Los humanos son...somos...seres muy complejos.
—Ji...n —Gi suelta un pequeño jadeo y enloquezco solo un poco, porque el sonido provoca que mi estomago se retuerza, mi bajo vientre se sobrecaliente y mi corazón se desboque y no sé si sigo avergonzado o si he adquirido un virus, así que no puedo evitar dar un respingo, haciendo que Yoongi se despierte con un sobresalto.
Gi salta de mi cuerpo, aun con la bruma del sueño nublando sus ojos y me doy la vuelta para encararlo. Todo sucede en los mismo 3,87 segundos y cuando Yoongi me reconoce, retrocede sin medir la distancia. Cae en el piso sobre su trasero, con las piernas aun sobre la cama y la parte superior de su cuerpo retorcida hacia un lado. Dejo salir un grito ahogado por la sorpresa y me apresuro a asomarme por la esquina de la cama.
Con la caída se ha subido su camiseta y puedo ver que la piel de su abdomen, su cuello y todo su rostro está completamente rojo mientras me mira con un expresión que conozco: también se siente avergonzado. Pero toda la situación es tan diferente para mí que eso es lo único que sé, que ambos estamos avergonzados, pero no entiendo qué ha sucedido.
Pienso, al tiempo, que debería preocuparme por todas las veces que Yoongi se ha golpeado el trasero, pero, la cama no está tan alejada del suelo así que no creo que se haya causado un daño muy grave.
—Buenos días, Gi —Mis ojos comienzan a bajar por su pecho y no han pasado de la zona donde su respiración se hace evidente cuando Yoongi se remueve y toma la sabana enredada entre sus pies con una sola mano y se cubre hasta el mentón con un solo movimiento.
—B-Buenos días, cariño... — Sus ojos están tan abiertos que hasta resulta hilarante y parece preocupado, así que me esfuerzo por darle una sonrisa porque no me gusta que esté nervioso.
Yoongi no se mueve de su posición y el cabello rubio oscuro está desparramado por la alfombra, dejándome ver su frente y sus ojos dubitativos que recorren mi rostro. Apoyo mi cabeza en sus piernas que siguen en el colchón bajo y lo miro fijamente solo porque me gusta mirarlo. La expresión facial de Yoongi se suaviza y sonríe con lentitud hacia mí, soltando una risita leve.
Yo lo tomo como una invitación.
Me levanto sobre mis manos y gateo mientras se ríe hasta que mis manos están apoyadas a cada lado de su cadera y me es más fácil arrastrarme hasta él. No me detengo cuando llego a su abdomen y sigo subiendo hasta que mi rostro y el suyo están a solo pulgadas de distancia y lo siento suspirar. Nunca habíamos estado en esta posición y se siente como una clase diferente de poder.
Yoongi se encoge un poco debajo de la sabana hasta que solo puedo mirar sus ojos que bailan por todas partes menos en mí y yo siento una clase distinta de energía cuando mis brazos se apoyan a cada lado de su cabeza y mis piernas entre las suyas flexionadas sin tocarnos en ningún punto.
—¿Nervioso, Gi? —Me río y el reto en mi voz hace que Yoongi destape su rostro con los labios separados en consternación, lanzando la sabana lejos de su cuerpo con una patada, ofendido.
—¡¿De qué rayos hablas?! Ya te lo he dicho, esa palabra no existe en mi diccionario, ¡Min Yoongi no conoce-
Me río y su ofensa crece.
Yoongi me besa para callarme y yo no lo detengo, solo porque no puedo dejar de hacerlo y el mismo impulso de la electricidad que se dispara con el contacto de sus labios entre los míos me derriba.
Dejo caer todo mi cuerpo sobre el suyo, con mis brazos acunando su cabeza, presionando con fuerza, y cuando la parte inferior de nuestros cuerpos choca es que todo se nubla en la habitación.
Es una corriente diferente la que recorre mi cuerpo y las manos de Yoongi han ido a parar a mi cintura, apretándome hacia él cuando flexiona sus rodillas para presionar mi cadera con sus muslos. La boca de Yoongi se abre a la mía casi en simultaneo y me estremezco cuando siento su lengua en mi labio, como una caricia minúscula que me toma por sorpresa, igual que la noche anterior, y hace que mi espalda se arqueé hacia él como una especie de espasmo incontrolable.
Yoongi hace esos pequeños sonidos contra mi boca y yo solo me siento derretido ante el movimiento de sus labios, el roce de sus caderas contra las mías, el toque de sus dedos que recorren mis costillas, mis omóplatos, mis bíceps, mis hombros, mi cuello y, finalmente, mi rostro. Yoongi domina mi cuerpo como si fuese una herramienta que conoce de memoria como utilizar y los movimientos suaves entre nuestras piernas están eliminando cada pensamiento en mi cabeza.
Las yemas de sus dedos tocan mi piel sin ningún tipo de presión y es tan distinto y tan suave que mi aliento se escapa. La fricción entre nuestros cuerpos ocasiona que mi camiseta también se levante y cuando la piel de Gi toca la mía es caótico y se desatan guerras en mi interior que me explota las venas.
Todo con Yoongi es distinto. Yoongi es diferente.
Mis labios se separan cuando intento rasgar el aire y siento como su lengua pide permiso para encontrarse con la mía y se lo concedo. La sensación es suficiente para que ambos lo perdamos todo, desatando nuestros cuerpos con nuestros ojos cerrados y las estrellas comienzan a volar sobre nuestras cabezas cuando apenas está amaneciendo.
La respiración de Yoongi es fuerte y rápida, casi tanto como la mía y sus ojos se han oscurecido como dos gemas de ónix enfocadas en mí. No hay punto en nuestros cuerpos que no esté directamente conectado y mi piel está tan sobre-estimulada que el mero movimiento de nuestros torsos me hace jadear en busca de aire.
—Es... definitivamente un buen día, cariño.
Son las ocho de la mañana cuando estamos desayunando y Yoongi vuelve a ponerse inquieto mientras habla sobre la reunión que tendrá pronto. Ambos nos hemos duchado con el sonido de la radio que he encendido haciendo eco por toda la casa y nos hemos vestido. El traje que ha elegido para hoy es color azul marino combinado con una camisa celeste, de nuevo sin corbata, y pienso que Yoongi se ve siempre como el dueño de una empresa importante, incluso cuando solo está vestido con vaqueros y camisetas y se queja de que la raíz oscura de su cabello ha crecido otro centímetro.
Estamos sentados uno en frente del otro en las sillas altas de la cocina con una de sus piernas entre las mías y estamos bebiendo el café que he preparado yo y que creo que ha quedado decente.
—Entonces ¿A dónde piensas ir? —Me pregunta mientras lleva el café a su boca, pero se lo piensa mejor y suelta una risa nerviosa cuando continúa —Quiero decir, no tengo manera de comunicarme contigo, así que me gustaría saber donde puedes estar para no preocuparme, no te estoy queriendo controlar ni nada de eso, no es como si fuese tu dueño y-
Yoongi habla mucho cuando está nervioso.
—Quiero conocer la ciudad. No me tomará mucho tiempo y, si pienso quedarme, necesito saber mis posibilidades dentro de la tierra —Yoongi sonríe y suelta el aire como si lo que le acabara de decir fuese la mejor noticia que le han dado en la vida.
—Sí, sí, sí, maravillosa idea, justo pensaba en eso ayer, sí, quedarte, sí... —sus ojos brillan y parece que estuviera luchando consigo mismo para evitar decir cualquier cosa que estuviese en su cabeza, así que continúo hablando, dejando ir uno de los temores que he albergado desde que llegué.
—Necesito saber si podré desempeñarme como un humano adulto, estudiar, tener un empleo y vivir por mi cuenta. Ya sabes aquel dicho que creo que es un dicho que dice que después de tres días el pescado y las visitas comienzan a apestar y, bueno, yo, bueno-
—¿Jin? —Yoongi sonríe con calidez hacia mí —No puedo concebir un tiempo en el que me moleste tenerte a mi lado.
★★★
Mi corazón se siente pleno a pesar del miedo.
¿No es demasiado pronto? Pero supongo que así son las cosas que están destinadas a suceder.
Me gusta Jin, me atrae, más que físicamente, cosa que no había pasado nunca en mi vida, y los sentimientos que comienzo a experimentar a su alrededor cada vez caen más profundo y en picada a la velocidad de un ahora mismo.
Mi mente se diluye en pensamientos inconexos sobre posibilidades que tengo miedo de creer, tengo miedo de entregarme a una vorágine de emociones que nunca había sentido antes y que desaparezcan tan deprisa como llegaron.
Sacudo mi cabeza y me deshago del torbellino que me arrastra mientras camino como si anduviera en una pasarela en Milán rumbo al piso veinticinco donde tengo una cita en, aproximadamente, quince minutos.
Llego temprano, siempre lo hago, pero esta vez no siento ganas de coquetear con la linda recepcionista ni mirar hacia mi competencia que me diseccionan con la mirada y, seguramente, no comprenden como alguien en su misma posición tiene el descaro de lucir un poco menos que perfecto.
—Buenos días, mi nombre es Min Yoongi, tengo una cita a las diez de la mañana con... —me quedo en silencio cuando noto que no tengo idea del nombre de mi-Jesucristo lo quiera-futuro jefe. No le toma más de unos segundos a la recepcionista observarme con una sonrisa radiante, reconociéndome y asintiendo con entusiasmo.
—Señor Min, claro que sí —Señor, seguramente aquí nadie sabe mi edad o que realmente aun no me he graduado de la universidad, pero no permito que mi seguridad flaquee —puede sentarse por allá, le avisaré al joven Kim que ya está aquí.
Kim. Asiento y camino hasta los muebles individuales de color negro que decoran la antesala de las oficinas. No le había mentido a Jin, Kim es el apellido más común en el país e intentar encontrar a su antigua familia sería un reto completo si es que este quisiera hacerlo y si contamos con la suerte de que sigan aquí.
Suspiro y espero.
Escucho las conversaciones bajas de los hombres sentados a mis costados y capto cosas interesantes, como que el hijo mayor del señor Kim Sang-Joong ha rechazado su puesto en la empresa, también que quien va a entrevistarnos es el único sobrino del hombre, quien tampoco quería el puesto, pero no se ha negado a este.
Hablan del ambiente laboral y como todo parece demasiado perfecto alrededor de las empresas Kim, las cuales se dividen en industrias de textiles, una cadena de comidas rápidas y el edificio donde me encuentro ahora.
La mujer de recepción vuelve después de unos minutos y me relajo porque he sido el último en llegar de las personas que están sentadas conmigo, sin embargo, ella no piensa lo mismo y se dirige a mí con una sonrisita apenada: —¿Señor Min? El joven Kim Taehyung está listo para recibirlo.
Trago duro. Escucho un murmullo bajo general y no pierdo el tiempo en adoptar un rostro inexpresivo, intentando ocultar mi nerviosismo y mi inseguridad al ser llamado primero.
Soy, de todos los presentes, quien menos probabilidades tiene de ganar el puesto, así que lo primero que pienso mientras camino a la oficina de Kim detrás de la recepcionista es que se quiere deshacer de mí cuanto antes.
La mujer toca la puerta y escucho un adelante con voz profunda e intimidante antes de que ella gire el pomo y se haga a un lado, permitiéndome pasar.
El hombre detrás del escritorio es, fácilmente, unos quince centímetros más alto que yo y algunos años por encima. Su cabello es de un rubio casi cenizo y sus ojos miel son bastante profundos.
—Buenos días, Min ¿No es así? Adelante —dice y señala la silla que está frente suyo. Su oficina no es ni remotamente tan intimidante como la de su tío y se siente mucho más acogedora y personalizada. No me detengo a mirar los cuadros honoríficos ni las fotografías que cuelgan de las paredes cuando me siento y mi vista capta rápidamente algo en su escritorio mientras él se inclina a garabatear algo en su agenda.
Hay una fotografía en un marco pequeño y creo que es la misma foto de un niño que he visto en la oficina de Kim Sang-Joong y me estremezco.
El universo tiene formas muy graciosas de demostrar su punto y esta vez es el destino, es lo que tiene que suceder de la forma que tiene que pasar y creo que es posible que no sea una casualidad estar aquí.
Pero sacudo mi mente de nuevo, el niño de la foto no se parece en nada a Jin, o a como imagino que Jin sería de niño si Ji-Hye tenía razón al decir que era idéntico a mi estrella. El niño de la foto tiene el cabello rubio y una sonrisa muy pequeña cuando Jin se suponía que era moreno.
Alzo la mirada al tiempo que Kim Taehyung nota hacia donde estaba dirigida y no pierde tiempo al voltear la fotografía de manera que me hace imposible verla desde mi posición.
No dice nada y yo tampoco lo hago, pero esta vez si mi permito observar el resto de la oficina con mirada analítica.
¿Pueden ser parientes? Hay fotografías de el joven Kim con quien, imagino, es su madre y otro hombre que podría ser su padre. Hay algo en las fotografías que es extrañamente escalofriante y se siente forzado, como si intentaran replicar una calidez y una felicidad que no existe o que no conocen.
Frunzo el ceño cuando el carraspeo del joven Kim llama mi atención.
—Veo que está muy interesado en mi familia, al parecer —su tono es amable pero inflexible y yo me muerdo el interior de mi mejilla.
—Lo lamento si lo he incomodado, solo me ha parecido familiar la fotografía de su escritorio —Kim asiente despacio, sacando lo que, supongo, es la carpeta con mi información.
—Soy yo de pequeño —dice con una sonrisa apenada —mi madre ha insistido en empapelar la ciudad con esa fotografía desde que la ha encontrado —se encoge de hombros y parece mucho más joven que hace unos minutos, más relajado. Kim Taehyung puede tener alrededor de treinta y tantos años, pero parece que su rostro es el típico que mantiene una expresión siempre infantil.
—Madres, siempre añoran lo que fue de nosotros cuando aún dependíamos de ellas —él asiente y comienza a hablar de lo mismo que se supone que hablan todos los entrevistadores y que esperan que mintamos lo suficientemente bien como para ser considerados.
Taehyung me ha comentado que realmente soy el único seleccionado para el puesto de maquetador y que, los hombres que se reunirán con él más tarde vienen para otros cargos.
—Entonces, eso quiere decir que...
—Quiere decir que, a partir de la semana que viene, comenzará tu periodo de inducción y prueba en el departamento que está a mi cargo. No me decepcione, señor Min, mi tío me lo ha recomendado mucho.
Asiento con el corazón en una caja de cristal bombeando tan fuerte que creo que va a quebrarse y mis manos y ojos y cuerpo entero temblando por la posibilidad.
El empleo es mío. Bueno, no aún, pero casi.
—Firmaremos el contrato el mismo lunes a primera hora, lo estaré esperando en el piso veinticuatro, solo tendrá que decirle su nombre a la recepcionista y ella lo guiará.
Asiento quizá diez veces más y estrecho su mano sin prestarle mucha atención a nada más. Salgo de su oficina desenfocado y con una sonrisa que me divide el rostro y solo quiero llegar a casa para abrazar a Jin y decirle que no soy un desempleado, aunque esté en periodo de prueba y que ya no tenemos que preocuparnos.
Una nueva realización me golpea cuando me doy cuenta de que mis preocupaciones han comenzado a incluir a Jin de un momento a otro y no sé cómo sentirme al respecto.
Esta vez mi carrera hacia el apartamento es mas lenta y la sonrisa en mi rostro es suave porque es poco más de medio día y el traje me hace sentir en medio del infierno, así que llevo más calma en mi camino cuando en la entrada vuelvo a encontrarme con Hyo.
Aprieto la mandíbula. Jin me ha contado que el día de ayer se disculpó con él y que lucía realmente sincera, pero mis resentimientos con la chica de cabello negro son más difíciles de lidiar. Carraspeo y giro la vista antes de continuar mi camino hacia la entrada donde ella parece haberse estancado y pienso en mi Jin, en nuestra charla del día anterior donde hablamos de todo y nada y de cómo me di cuenta de que sus sentimientos son más puros de lo que alguna vez serán los míos.
Jin es una galaxia distinta a mí y me gustaría ser lo suficientemente digno como para que el universo me de permiso de atravesar todas las capas externas de la tierra y llegar hasta él. Es por eso que sonrío y hago a un lado cualquier resentimiento hacia la mujer que alguna vez creí amar mientras llego hasta ella y muevo un poco la cabeza a modo de saludo.
—Vaya —exhala, y el tono de su voz hace que me detenga por lo extrañado que suena.
—Buen día, Hyo-Joo —soy amable mientras lo digo e intento retomar mi camino a casa, pero ella habla, como me lo suponía que haría.
—Vaya, solo... vaya, creo que jamás te había visto sonreír tanto en todos los años que llevamos de conocernos —ruedo los ojos y noto que ella está observando mi atuendo. Mi pecho se infla en orgullo porque sé que ella está acostumbrada a verme más desaliñado.
No me gusta comparar, las comparaciones son malas, pero mi mente no puede evitar mirar las diferencias y preguntarse cómo no lo había visto venir. Hoy Hyo-Joo me observa de la manera en la que Jin me mira todos los días, cada puto segundo, como si le gustase. Sin embargo, Jin me observa como si fuese capaz de sostener las estrellas de una galaxia completa solo para él, como si los suspiros no fuesen suficientes, como si sus sonrisas estuviesen diseñadas para mí.
Hyo me mira solo como si le gustase la manera en la que el traje me queda.
—No es justo que hables de mí como si fuese un amargado, Hyo-Joo —ella luce arrepentida de inmediato.
—No, Yoon, yo...—suspira, bajando la mirada —parece que soy una experta en hacer las cosas mal contigo.
Frunzo el ceño cuando le pregunto: —¿Qué quieres decir?
—Quiero decir —comienza con voz cantarina —que realmente te ves feliz ¿Sí? No creo haberte visto con sonrisas tan genuinas antes y... eso es bueno, realmente, realmente me alegro por ti... y por Jinnie, él parece que de verdad te quiere.
La sonrisa de Hyo es bonita cuando me dice aquello, porque parece querer decirlo cuando lo hace y mi corazón se siente tranquilo.
—¿Lo crees? —ella asiente.
—Ayer estuvo muchas horas en casa y en algún momento cuando fui a la cocina lo oí hablar de ti con mi hermana. No sé muy bien de qué hablaban, pero él parece no saber qué son entre ustedes cuando Hye preguntó, se puso verdaderamente nervioso —ella ríe —es un chico encantador, también, dijo que tú eras la persona más importante de su vida, y que era mejor amigo de tu hermano, parecía realmente feliz de decirlo.
Mi corazón se siente caliente ahora y siento como mi expresión se suaviza. Muerdo mi labio inferior para evitar sonreír y miro hacia otro lado.
—Él es realmente importante para mí también y, sí, Hyo, me hace feliz... espero de verdad que tú también lo seas ahora.
Ella asiente con un pequeño rubor en su rostro y se encoge de hombros.
—Quizá no fuimos lo mejor el uno para el otro, Yoon, pero aún así no me arrepiento de haberte conocido y, al igual que hice ayer con Jinnie, me gustaría disculparme por mi comportamiento del otro día y... realmente por todo.
Suelto un suspiro cuando Hyo extiende su mano hacia mí y yo hago lo mismo, le pido disculpas por no aprender a conocerla, por no saber amarla y por dejar que nuestra relación se perdiera cuando ni siquiera debimos haber iniciado una. Le pido disculpas por mi egoísmo y ella se disculpa por ser una perra conmigo.
Cuando llego al ascensor me siento mil libras mas liviano que esta mañana y mis ganas por llegar al doceavo piso me consumen y me hacen saltar en mi lugar como un niño pequeño cuando le dicen que va a ir al nuevo parque de diversiones que ha llegado a la ciudad.
Pienso en lo que me ha contado Hyo sobre la conversación entre Jin y su hermana y sonrío con más fuerza.
Jin es casi demasiado lindo para este mundo y solo puedo imaginarlo entrando en pánico al intentar responder qué somos.
¿Qué somos? ¿Cómo es posible que no lo sepamos?
Cuando las puertas del ascensor se abren me siento dispuesto a llegar y arreglar ese error.
Sin embargo, mis planes cambian cuando abro la puerta del apartamento y mi mirada se encuentra con el rostro estoico de mi padre, sentado en el sofá frente a mi Jin.
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N/A:
¿Cómo están? ¿Están teniendo días buenos?
Quiero hacer eso de dejarles frases bonitas y llenas de inspiración, pero no estoy segura de cómo hacerlo. Mientras, espero que tengan días maravillosos y que se detengan a mirar hoy las estrellas. Las noches son muy bonitas cuando realmente les das atención.
#FunFact6: Aunque no me crean, realmente utilizo un cronómetro para calcular el tiempo aproximado de las situaciones que Jin describe. Así que los segundos que se toman determinadas situaciones en suceder, son ciertos en su mayoría, ya que existen factores que no puedo calcular con facilidad así que hago una aproximación.
Nos vemos, figurativamente, en algún punto entre esta hora y el día martes.
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