𝟭𝟰. ❛ I CAN'T FEEL YOU ANYMORE ❜
↷⋅⋅⋅ ♡! 🥀 ⌇CAPÍTULO 14. . .
❪ ya no puedo sentirte ❫
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❴ 𝔄𝔳𝔢𝔯𝔶 ❵
CUANDO ENTRÉ A CASA DE EDWARD ACOMPAÑADO DE ÉL Y EMMETT, MI VISTA FUE INMEDIATAMENTE A LAURENT.
Mis ojos cambiaron a un color escarlata y mis manos se iluminaron del mismo color.
—¡Espera Avery! —me detuvo Carlisle cuando mis manos se movieron y Laurent se levantó unos centímetros del piso envuelto en una bruma del color de mis manos—. Está bien, bájalo.
Lo miré con los ojos entrecerrados, desconfiada.
—Vino a advertirnos, sobre James —dijo Carlisle suavemente. Lo miré a él y luego poco a poco bajé mis manos, las cuales dejaron de brillar y Laurent volvió al piso.
—No tengo nada que ver en esto —Laurent dijo con cautela—. Estoy harto de sus juegos. Pero sus sentidos son inigualables, totalmente letales. Nunca había visto a alguien como él en mis trescientos años —miró a Edward y después a mi—. Y la mujer, Victoria, no la subestimen.
Y con esto dicho, camino hacia nosotros para salir de la casa. Edward me alejó cuando pasó por nuestro lado.
Carlisle nos llevó después al garage, donde los demás ya estaban. Dijo que lo mejor sería que fuera con Alice y Jasper. Le entregaron una chaqueta mía a Esme y otra Rosalie para que se las pusieran y así despistar a James. Rosalie pareció disgustada pero al final accedió.
—Todo estará bien, bonita —Edward susurró, inclinándose y besando mi frente. Cerré los ojos, suspirando. Mentiría si dijera que no estaba asustada—. Cuando esto acabe iré a buscarte.
—Mis padres...
—Estarán bien —me tranquilizó—. Y tú también.
—Okey.
Juntó su frente con la mía durante un momento, respirando profundamente.
—Te quiero —dijo—. Es una excusa muy pobre para todo lo que te hago pasar, pero es la verdad.
—También te quiero —respondí suavemente.
Beso mi frente una última vez, acariciando mi mejilla en el proceso. Se enderezó, retrocediendo sin quitar su vista de mi. Jasper encendió el auto y yo seguí viéndolo mientras nos alejábamos.
🥀
ME DESPERTÉ DE GOLPE, CON SUDOR CORRIENDO POR MI FRENTE Y LA RESPIRACIÓN AGITADA.
Mis pensamientos eran inconexos y se perdían entre sueños y pesadillas. Me llevó más tiempo de lo habitual darme cuenta de dónde me hallaba, en la habitación de hotel donde nos habíamos hospedado en la noche. Revisé el reloj al lado de la cama, que indicaba que no pasaban de las tres de la mañana.
Había pasado toda la noche con raras imágenes repitiéndose una y otra vez en mi cabeza. Trataba de convencerme de que era sólo mi mente jugándome sucio. Pero tenía un mal presentimiento.
—¿Jasper? —miré a mi alrededor, pero no lo vi. Tampoco a Alice.
Me levanté de la cama con lentitud y salí de la habitación del hotel donde había estado durmiendo. En la sala no había nadie, pero algo llamó mi atención: un dibujo.
Pasé un dedo por la hoja, notando como este se quedaba manchado de la tinta, indicando que hacía poco que habían hecho el dibujo. Lo tomé y lo examiné con atención, notando que era el dibujo de un estudio de ballet, muy parecido al estudio en el que Bella fue cuando éramos niñas.
Mi teléfono sonó, haciéndome dar un salto. Corrí a la habitación y lo tomé de la mesita de noche, contestando rápidamente al ver el nombre de Bella en la pantalla.
—¿Bella? ¿Estás bien? ¿Qué pasó? —pregunté nerviosamente.
—Avy... Avery, ¿donde estas?
—En... N-no lo sé. ¿Qué pasó? —balbuceé nerviosamente ante su inesperada llamada—. ¿Sucedió algo?
—Avery no lo escuches, no le hagas caso.
—¿De que hablas? ¿No hacerle caso a quien?
—¡No lo escuches Avery! ¡No-
—¿Bella? —pregunté preocupada al no escucharla más. Su voz se apagó y se escuchó el sonido de algo al caer.
—La comida y el postre, ¿uh? —dijo una voz rasposa. Me tensé al instante—. No te mentiré, estoy tentado a acabar con ellos de una vez por todas.
—¡Espera! ¡No los toques! —dije alterada—. ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué es...
—Tú prima se ve tan asustada —suspiró—. Huelo su miedo. Y tú hermano... Bueno, no te mentiré, no sé si aún respira.
—Eres un-
—No, no —me interrumpió—. ¿Te parece bien un intercambio? En el estudio de ballet. Llega pronto, no me gusta la impuntualidad.
—No los toques —pero él había colgado ya—. ¡No, maldición!
Grité frustrada, lanzando mi teléfono al sofá. Tomé una sudadera que estaba en el sofá y me dirigí al balcón. Extendí mis manos, las cuales se iluminaron con una luz escarlata. Enseguida comencé a flotar poco a poco. Jamás había hecho esto pero ahora no me importaba. Debía llegar rápido.
Empuje mis manos hacia abajo y me elevé más en el aire.
🥀
CUANDO LLEGUÉ AL ESTUDIO DE BALLET, ME DETUVE EN LA ENTRADA, PRESA DEL MIEDO.
Respire hondo y me repetí que todo iría bien. Hice un movimiento con las manos y una luz escarlata fue directamente a la puerta, alumbrando esta y abriéndola de golpe.
El oscuro vestíbulo estaba vacío y su temperatura era fresca. Se podía oír el zumbido del aire acondicionado. Las sillas de plástico estaban apiladas contra la pared y la alfombra olía a champú. El aula de danza orientada al oeste estaba a oscuras y podía verla a través de una ventana abierta con vistas a esa sala. El aula que daba al este, la habitación más grande, estaba iluminada a pesar de tener las persianas echadas.
—Eso fue más rápido de lo que pensé —tarareó una voz profunda a mis espaldas. No me di la vuelta, manteniéndome quieta en mi lugar—. Bienvenida, Avery.
—¿Donde están? —pregunté sin quitar mi vista de la habitación iluminada.
—A salvo, por ahora —estaba segura de que sonreía. En un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba frente a mi—. Lo lamento, Avery. Habría sido mejor que ellos no estuvieran implicados en esto.
Nos miramos el uno al otro en silencio por un momento y entonces sonrió. Empezó a acercarse a mi con paso tranquilo. No me moví, sin embrago, y pronto se encontraba cerca de mí, con los brazos cruzados, mirándome con curiosidad. Ni el rostro ni la postura de James mostraban el menor indicio de amenaza. Tenía un aspecto muy corriente, no había nada destacable en sus facciones ni en su cuerpo, salvo la piel pálida y los ojos ojerosos a los que ya me había acostumbrado. Vestía una camiseta azul claro de manga larga y unos vaqueros desgastados. A simple vista parecía una persona normal, no un vampiro sádico que quería asesinarme.
—Supongo que ahora vas a decirme que tú novio te vengará —dijo suavemente, aunque la burla se notaba claramente debajo de su tono tranquilo.
—Supongo que crees que vas a matarme.
—Tienes mucha confianza en ti misma —rió—. Pero lamento romper tu burbuja. Solo una vez se me escapó una presa, y créeme que no volverá a pasar.
—No me interesa tu estúpida historia —gruñí harta—. ¿Donde está mi hermano? ¿Donde está Bella?
—¿Quieres verlos? —rió, haciéndose a un lado, dejándome libre el camino a la habitación iluminada—. Adelante.
Me giré a verlo, con sospecha. No pareció que iba a hacer algún movimiento, así que di el primer paso sin quitar mi vista de él. Después comencé a caminar más rápido y al llegar a la habitación abrí de golpe. En una esquina de la habitación, Bella estaba amarrada y amordazada, temblando y sollozando. Marcus estaba a su lado en el piso.
—Bella —susurré corriendo a ella. Me arrodillé a su lado y le destapé la boca—. ¿Qué pasó? ¿Marcus?
—Él está vivo —James rió detrás de mi. No hizo nada por detenerme cuando comencé a desamarrar a Bella—. Pero no por mucho tiempo.
Desaté a Bella y ella inmediatamente se arrastró hasta Marcus, moviéndolo para despertarlo. Me giré a James, que me miraba con una sonrisa amable.
—Están bien, ¿lo ves? —suspiró—. En fin, creo que deberíamos continuar. Luego llamaré a tu noviecito para decirle donde puede encontrarte. Si todo va bien tal vez los deje con vida —señaló a Marcus y Bella con la cabeza. Apreté los dientes, tensa.
Entonces, se echó hacia atrás y se agazapó en una postura que reconocí de inmediato. Su amable sonrisa se ensanchó, y creció hasta dejar de ser una sonrisa y convertirse en un amasijo de dientes visibles y relucientes.
Me levanté de un salto, pero de inmediato un golpe en el pecho me envió hacia atrás. Escuché el grito asustado de Bella justo cuando choqué contra los espejos, sintiendo el crujido del cristal al romperse cuando mi cabeza se estrelló contra este. El cristal se agrietó y los trozos se hicieron añicos al caer al suelo, a mi lado.
Me levanté con dificultad, respirando agitadamente. James sonreía complacido, aún viéndome a la distancia. Se abalanzó sobre mi, pero antes de que pudiera si quiera tocarme fue expulsado hacia atrás por una luz escarlata que salió de mis manos. Chocó contra una ventana, yendo directamente hacia afuera.
Corrí hacia Bella y Marcus, este último ya estaba despertando.
—Estas sangrando —Bella gimió asustada.
—Estoy bien —dije al contrario, mareada—. Vamos, hay que salir de aquí.
Tomé a Marcus del brazo y lo ayudé a ponerse de pie. Bella lo tomó del otro brazo. Pero apenas dimos tres pasos cuando otra ventana se rompió y James entró nuevamente. Me alejé y me puse frente a Marcus y Bella, extendiendo mis manos. Pero James fue más rápido y se abalanzó sobre mi justo cuando una bruma escarlata golpeaba su pecho, enviándonos a ambos hacia atrás.
—Es inútil —se burló, levantándose de un salto.
Lo vi desde el piso, apoyándome en mis codos con dificultad, sintiendo los cristales rotos raspar estos.
—Tú eres inútil —escupí con odio. Pero poco le importó mi insulto y acercó su pie para golpear mi brazo izquierdo, aplastando mi mano con fuerza.
No quise gritar, sin embargo oí el espantoso chasquido antes de sentirlo, pero luego lo sentí y no pude reprimir el grito de dolor. Me había roto la muñeca.
—¿Te gustaría reconsiderar tu última petición? —me preguntó con amabilidad.
Me golpeó la mano rota con el pie. Gemí de dolor, alejándome un poco como pude.
—¿Sigues sin querer que Edward intente encontrarme? —me acució.
Entonces algo me impactó en la cara y me arrojo de nuevo contra los espejos. No podía hacer nada, estaba demasiado mareada y adolorida como para defenderme.
Por encima del dolor del brazo, sentí el filo cortante del cristal rasgarme el cuero cabelludo. En ese momento, un líquido caliente y húmedo empezó a extenderse por mi pelo a una velocidad alarmante. Noté cómo empapaba el hombro de mi sudadera y oí el goteo en la madera sobre la que me hallaba. Se me hizo un nudo en el estómago a causa del olor.
Levanté la mirada con dificultad. Los ojos de James, que poco antes sólo mostraban interés, ahora ardían con una incontrolable necesidad. La sangre, que extendía su color carmesí por la sudadera gris y empezaba a formar un pequeño charco rápidamente en el piso, lo estaba enloqueciendo a causa de su sed.
Oí un gruñido proveniente de él, y enseguida lo vi abalanzarse hacia mi. Pero no llegó. Pude notar una sombra pasar rápidamente hacia él y enseguida James se vio girando bruscamente en el piso de madera hasta chocar contra la pared.
—Arriba, vamos —reconocí a duras penas la voz de mi hermano, y enseguida sus brazos se envolvieron alrededor de mi, levantándome del piso.
—Mark —tosí, caminando con dificultad—. Vete... llévate a Bella.
—Nos iremos ahora, los tres —Marcus dijo rápidamente.
Pero me soltó bruscamente justo cuando James se lanzaba hacia él. Ambos rodaron por el piso y yo caí. Vi a James intentar morder a Marcus, pero antes de que lo hiciera moví mis manos envolviéndolo en una bruma escarlata que lo hizo chocar contra el techo y luego caer al piso.
James se puso de pie antes que Marcus, corriendo hacia mi. Se me hizo imposible verlo mientras se acercaba, y cuando me di cuenta ya me tenia del cuello. Mis ojos brillaron de color escarlata al igual que mis manos, pero antes de poder hacer cualquier cosa sentí un horrible ardor en mi brazo derecho que me hizo gritar de agonía. James se deleitaba de aquello, observándome sin separar su boca de mi brazo.
Me estaba mareando y sentía nauseas. Mi visión poco a poco se volvía borrosa y creía que me desmayaría en cualquier momento. Un golpe en la cabeza de James lo obligó a alejarse de mi y soltarme. Caí al piso, retorciéndome de dolor y sintiendo un ardor horrible en todo mi cuerpo, como si mi piel estuviera ardiendo y mi sangre quemara.
Pude ver, a través del túnel en el que se había convertido mi visión, a Bella retrocediendo con rapidez, sosteniendo una tabla en sus manos mientras James se acercaba a ella a paso tranquilo.
Quise gritarle, quise ayudarla. Pero mi garganta quemaba y sentía que en cualquier momento iba a desmayarme. Me arrastré como pude por el piso, sintiendo los vidrios rotos rasgar mi piel. Y todo se volvió negro.
🥀
NO ME DI CUENTA EN QUE MOMENTO MIS OJOS SE CERRARON, PERO PUDE DARME CUENTA TAMBIÉN DE QUE NO PASÓ MUCHO TIEMPO.
Al despertar, seguía en el mismo lugar de antes y en el piso. Bella estaba a mi lado, moviéndome suavemente para hacerme reaccionar.
—Mark... —apenas pude pronunciar, sintiendo mi garganta arder.
—Te mordió, te mordió —repetía Bella una y otra vez, alterada—. Dios, ¿que haremos? Te mordió, esa cosa-
Marcus llegó en ese momento, tomándome en brazos y levantándome con facilidad. Pude divisar a James en una esquina mientras luchaba por mantenerme de pie.
Mi respiración era irregular y el ardor en mi piel no se iba. James me había mordido, ¿que se supone que pasaría después? No quería morir, tampoco ser un vampiro.
—¡Avery! —La voz de Bella se escuchó tan lejana a pesar de que ella estaba a mi lado—. ¡No cierres los ojos!
Intente respirar con normalidad, emitiendo pequeños gemidos de dolor mientras me aferraba a la madera para seguir de pie. Quería gritar, llorar, retorcerme en el piso.
No me di cuenta en el momento en que Marcus se alejó de nosotras hasta que, con mi visión borrosa, lo vi luchando por quitarse a James de encima.
Un sollozo escapó de mis labios mientras gruñía apretándome el brazo con fuerza como si eso fuera a aliviar el dolor. Bella, a mi lado, me veía asustada y sin saber que hacer.
Y entonces algo pasó.
En medio de aquella agonía en la que me encontraba, mi corazón se detuvo solo por una fracción de segundos, pero eso fue suficiente para hacerme sentir como mi pecho se apretaba dolorosamente y mi piel ardía aún más de lo que ya lo hacía.
Y sabía lo que eso significaba.
—¡MARK! —el grito aterrador de Bella resonó por todo el lugar.
Levante la cabeza temiendo lo peor. Enfoque mi visión lo mejor posible, y en medio de las lágrimas de dolor que inundaban mis ojos pude divisar una escena incluso más dolorosa de lo que me estaba pasando en este momento.
Marcus estaba allí, a los pies de James, con una mordida en su cuello y sangre corriendo de este. Su piel pálida y sus ojos carentes de brillo.
Mi mundo cayó echo pedazos.
Me sentí aún más débil, y sin poder evitarlo —tampoco es que lo hubiese intentado— caí de rodillas al piso. Los cristales se incrustaron en mi piel y no tarde en sentir como la sangre escurría de mis rodillas.
Apreté mi pecho con fuerza, desesperada por respirar mientras el dolor de la mordida en mi brazo pasaba a segundo plano. Un grito desgarrador salió de mis labios mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.
Sentí el ya conocido calor en la punta de mis dedos, el cual se expandió por mis manos y brazos hasta mi pecho.
—¡Avery, no!
Grité nuevamente. Sentí al magia expandirse por todo mi cuerpo, y de mis manos salieron dos explosiones de luz roja que fueron hacia todo el lugar. Los espejos se hicieron añicos, las ventanas se rompieron y las lámparas explotaron. Bella cayó al piso al igual que James, a quien pude notar aturdido.
En medio del dolor y la ira, me olvide completamente de mis heridas y cortes. Me levanté del piso con rapidez, empezando a caminar hacia James y arrojándole esferas de magia, una tras otra. El retrocedía con torpeza y apenas lograba esquivarlas. Hasta que una lo envió hacia atrás.
Pero entonces volví a caer de rodillas, al lado de mi hermano, sollozando y suplicando. Puse mi mano sobre su frente, rogando por poder sentir su corazón latiendo. Pero no pasó eso.
—Ya no te siento —sollocé, abrazándome a él.
Divise a lo lejos a James acercarse hacia donde estaba yo, con sus ojos resplandecientes de sed. Pero no me moví, no hice nada por defenderme. Me quedé en mi lugar, abrazando el cuerpo inerte de mi hermano. Y podía decir con certeza que, si este era mi final, estaba bien. Porque no creía poder seguir viviendo sin mi otra mitad. Entonces se me cerraron los ojos y me dejé ir.
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