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𝟬𝟯. ❛ A STRANGE BEHAVIOR ❜






↷⋅⋅⋅ ♡! 🥀 ⌇CAPÍTULO 03. . .
❪ un comportamiento extraño ❫

𖤐𖤐

❴ 𝔄𝔳𝔢𝔯𝔶 ❵

PERMANECÍ EN LA MESA CON MARCUS MÁS TIEMPO DEL QUE ME HUBIERA QUEDADO DE HABER ESTADO SOLA.

No quería llegar tarde a mis clases el primer día por lo que me levanté de la mesa y fuí hasta mi prima. Una de las nuevas amigas de Bella, que si mal no recuerdo se llama Angela, tenía, como nosotras, clase de segundo de Biología a la hora siguiente. Nos dirigimos juntas al aula en silencio. Yo no era mucho de hablar con personas que no conozco, y Bella simplemente era muy tímida como para comenzar una conversación.

Nada más entrar en clase, Angela fue a sentarse a una mesa con dos sillas y un tablero de laboratorio con la parte superior de color negro, exactamente igual a las de Phoenix. Tal parece que ya compartía la mesa con otro estudiante. De hecho, todas las mesas estaban ocupadas, salvo dos. Reconocí a Edward Cullen, que estaba sentado cerca del pasillo central junto a una silla vacía. Detrás de él estaba otra silla sola junto a un chico de cabello rubio.

El chico Cullen levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los míos. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Me había dado cuenta de que tenía los ojos negros como carbón.

Pude darme cuenta que justo cuando Bella estaba pasando, él se puso rígido. Lo observé fijamente con el ceño fruncido, la expresión de su rostro era de lo más extraña, hostil, airada. Al parecer Bella también se dió cuenta, pues se sonrojo y tropezó con un libro que había en el suelo, se tuvo que aferrar al borde de una mesa. La chica que se sentaba allí soltó una risita.

Mire a la chica fijamente con una expresión no muy amistosa, y ella dejó de reír.

El señor Banner nos firmó el comprobante y nos entregó un libro a cada una, ahorrándose toda esa tontería de la presentación. Supe que íbamos a caernos bien. Por supuesto, no le quedaba otro remedio que mandarnos a las únicas sillas vacías en el centro del aula. Con pesar fuí y me senté al lado del rubio, mientras que Bella mantuvo la mirada fija en el suelo mientras iba a sentarse junto al chico Cullen.

Miré hacia el asiento del frente, frunciendo el ceño confundida cuando Edward se inclinó en la dirección opuesta a mi prima, sentándose al borde de la silla. Apartó el rostro como si algo apestara. Bella olió su pelo con «disimulo». Pero era inútil, desde aquí percibía el aroma de su champú de fresa. La única conclusión es que Edward Cullen era un idiota que no sabía tratar con mujeres.

La clase trató sobre la anatomía celular, un tema que ya había estudiado. De todos modos, tomé apuntes con cuidado.

De vez en cuando echaba un vistazo al asiento del frente mirando a mi prima, que estaba totalmente incomoda, y al extraño chico que tenía a su lado. Éste no relajó aquella postura envarada y siguió sentado al borde de la silla, lo más lejos posible de Bella durante toda la clase. Continuó sentado, tan inmóvil que parecía no respirar.

¿Qué diablos le pasaba a este chico? No podía tener nada que ver con Bella. No la conocía de nada.

Me atreví a mirarle a hurtadillas una vez más. La estaba mirando otra vez con esos ojos negros llenos de repugnancia.

«Si las miradas mataran...»

El chico se dio la vuelta, como si hubiera leído mi mente. Me miró con una sonrisa divertida, pero yo no le correspondí, no pensaba hacerlo después de como esta tratando a Bella.

Él, al ver que no le sonreí, dirigió su vista nuevamente al frente y siguió con su actitud de «aléjate que apestas» hasta que el timbre sonó, que fue cuando se levantó y salió del aula como alma que lleva el diablo, antes de que nadie se hubiera levantado de su silla.

Suspiré rodando los ojos mientras me levantaba de mi asiento. Recogí mis cosas y me dirigí hasta Bella, que ahora estaba hablando con mi compañero de asiento, y si mal no escuché se llama Mike.

—Hola, Mike —escuché que dijo mi prima.

—Hola Mike. Adiós Mike —dije mientras pasaba al lado de Bella haciendole una seña de que nos veríamos después. Ella entendió y solo asintió con una pequeña sonrisa.



🥀



AL FIN SONÓ LA CAMPANA QUE INDICABA EL FINAL DE LAS CLASES.

Me dirigí lentamente a la oficina para entregar el comprobante con las firmas. Había dejado de llover, pero el viento era más frío y soplaba con fuerza. Me envolví con mis propios brazos para protegerme.

Al llegar a la oficina me encontré con Bella, que estaba apoyada contra la pared del fondo, supongo que esperando a que la recepcionista pudiera atenderla. Y, ¡Oh sorpresa! Edward Cullen también estaba aquí, parado frente al recibidor y discutiendo con la recepcionista para poder cambiar la clase de Biología de la sexta hora a otra hora, a cualquier otra.

Rodé los ojos mientras acomodaba la correa de mi mochila. Eso no podía ser por causa de Bella. Debió haber tenido un problema con alguien más y se está desquitando con mi prima.

La puerta se abrió de nuevo y una súbita corriente de viento helado hizo susurrar los papeles que había sobre la mesa y nos alborotó los cabellos sobre la cara a Bella y a mi. La recién llegada se limitó a andar hasta el escritorio, depositó una nota sobre el cesto de papeles y salió, pero Edward se enderezó y se giró para ver a Bella con unos ojos llenos de odio. Enseguida sentí el pánico de mi prima.

«¿Qué rayos le sucede?»

De nuevo, cómo si hubiera leído mis pensamientos, él volteó a mi dirección y todo rastro de odio en su mirada desapareció.

«Definitivamente este chico está loco»

Él frunció el ceño y sacudió la cabeza. Se giró hacia la recepcionista y rápidamente dijo con voz aterciopelada: —Bueno, no importa. Ya veo que es imposible. Muchas gracias por su ayuda.

Giró sobre si mismo y, dándome una última mirada, salió del lugar.

Solté un bufido mientras me encaminaba hasta mi prima, que estaba hablando con la recepcionista. Le entregué mi comprobante de asistencia con todas las firmas.

—¿Cómo te ha ido el primer día, cielo? —le preguntó la recepcionista a Bella de forma maternal.

—Bien —mintió.

Era obvio que lo hacía, pues su tono de voz la delataba, además de que Edward Cullen la había estado tratando como si apestara. La recepcionista no pareció muy convencida.

—¿Y a ti, linda? —me preguntó de la misma forma.

—Pues... Podría decirse que bien.



🥀




—¡MAMÁ, PAPÁ! ¡YA LLEGUÉ! —AVISÉ UNA VEZ QUE ENTRÉ A MI CASA.

Escuché unos pasos y vi a mamá salir de la cocina mientras se limpiaba las manos con el mantel que traía puesto.

Solté una risa cuando me di cuenta de que se parecía a una de esas escenas de las telenovelas que la tía Renée miraba.

—Hola, cielo —sonrió mientras dejaba un beso en mi mejilla—. ¿Cómo te fue en tu primer día?

—Bien... Dentro de lo que cabe —respondí y mamá me miró con una ceja alzada—. Me fue bien, mamá.

—Bueno —dijo con desconfianza—. Sube a cambiarte y después baja para que me ayudes. Tu padre llegará en un rato.

—Está bien —dije mientras me dirigía a las escaleras.

—Por cierto, Avy, ¿Dónde esta tu hermano? —preguntó, dándose cuenta de que Mark no estaba por ningún lado.

—Oh, dijo que iba a ir con no se quién a no se donde, pero que regresaba antes de la cena.

Mamá asintió para después darse la vuelta y regresar a la cocina. Yo subí las escaleras hasta mi habitación y cambié mi ropa por un pijama. Igual ya no pensaba salir a ningún lado.

❏ ▭ ❐ ▭ ❑ ▭ ❒

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