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Capitulo 8: Estilo Bestia Dragón

PLANETA X-60

Volcan, por su parte, estaba asombrado por la transformación de Savage. Había visto muchas batallas a lo largo de los años, pero nunca había presenciado algo como esto. Se dio cuenta de que Savage no era un guerrero común; era un victoriano, una raza legendaria conocida por su valentía y habilidades excepcionales en la batalla.

—Así que eres un victoriano... —murmuró Volcan, su voz llena de sorpresa y respeto mientras observaba a Savage con nuevos ojos—. Esto cambia las cosas. Pero no importa cuán poderoso seas, yo aún soy el líder de los Gamma y no toleraré ninguna amenaza para nuestro dominio.

Savage, o más bien Raing Savage ahora, se mantuvo firme, su mirada fija en Volcan con una determinación inquebrantable.

—Yo soy el sucesor del estilo bestia, ¡con el puño dragón rojo! —respondió Raing Savage, su voz profunda y resonante, mientras el símbolo del dragón aparece detrás de el.

Volcan observó a Raing Savage con una mezcla de asombro y reconocimiento, dándose cuenta de que estaba frente a un adversario formidable, uno que no podía subestimar.

—Así que eres un victoriano, ¿verdad? Interesante... Parece que subestimé tu verdadero potencial. Pero incluso un victoriano como tú no puede enfrentarse solo a mí y a mis fuerzas —dijo Volcan, su voz llena de determinación mientras se preparaba para desatar todo su poder contra Raing Savage.

Raing Savage no dijo nada en respuesta, pero su expresión determinada hablaba por sí misma. Estaba listo para enfrentarse a Volcan y proteger a su pueblo, sin importar el costo. La batalla que se avecinaba sería una prueba de fuego para ambos guerreros, una prueba de fuerza, ​​determinación y valentía en la que solo uno saldría victorioso.

La batalla entre Raing Savage y Volcan alcanzó su punto álgido mientras los dos guerreros intercambiaban golpes feroces y poderosos. Cada golpe resonaba en el aire con una fuerza abrumadora, mientras los dos luchadores se lanzaban hacia adelante con una determinación feroz.

—¡Tu tiempo ha llegado a su fin, Volcan! —exclamó Raing Savage con un rugido de furia mientras lanzaba un puñetazo cargado de fuego hacia su enemigo.

Volcan apenas tuvo tiempo de reaccionar mientras el golpe de fuego impactaba contra su armadura, enviando chispas y fragmentos metálicos volando en todas direcciones. La armadura de Volcan se resquebrajó bajo el impacto, revelando su forma verdadera debajo.

—¡Imposible! ¿Cómo... cómo has logrado esto? —gritó Volcan con asombro y horror mientras miraba hacia abajo, su armadura destrozada y su poder disminuido.

Mientras tanto, en la distancia, Lira observaba la batalla con asombro y admiración. Había visto a Raing Savage enfrentarse a la oscuridad con valentía, pero nunca antes lo había visto desatar su verdadero poder de esta manera.

—¡Increíble! ¡Savage ha controlado el estilo bestia! —exclamó Lira con asombro, su voz llena de admiración mientras observaba la transformación de su amigo desde la distancia.

Raing Savage se mantuvo firme ante Volcan, su mirada llena de furia mientras se preparaba para enfrentar a su enemigo una vez más. Había demostrado su valía como guerrero y protector de su pueblo, y ahora estaba listo para llevar la batalla hasta el final, sin importar el costo. La victoria estaba al alcance de su mano, y no dejaría que nada ni nadie se interpusiera en su camino hacia ella.

Con un rugido de furia, Raing Savage lanzó bolas de fuego hacia Volcan, quien recibió los impactos con un gruñido de dolor. El líder alienígena fue enviado volando por la fuerza del ataque, su cuerpo herido y maltrecho chocando contra el suelo con un estruendo sordo.

Sin embargo, para sorpresa de Raing Savage, Volcan se puso de pie con una determinación renovada, su mirada llena de odio y resentimiento. Con un gesto rápido, Volcan sacó una esfera metálica de su cinturón y la lanzó al aire, convocando a un robot mecánico de cuatro brazos.

El robot se materializó ante los ojos de Raing Savage, su presencia imponente y amenazante. Con cada uno de sus cuatro brazos equipados con armas mortales, representaba un desafío formidable para el joven guerrero.

—¡No puedes detenerme, Savage! Negocie con Gilvaris. ¡Este robot es invencible! —gritó Volcan con una risa malévola mientras observaba la batalla que se desarrollaba ante él.

Raing Savage se mantuvo firme, su mirada fija en el robot mecánico con determinación. Sabía que enfrentarse a esta nueva amenaza sería un desafío aún mayor, pero estaba decidido a proteger a su pueblo y poner fin a la tiranía de Volcan de una vez por todas.

Con un grito de guerra, Raing Savage se lanzó hacia adelante para enfrentarse al robot mecánico, su corazón lleno de valentía y su mente lista para enfrentar cualquier desafío que se le presentara en su búsqueda de la victoria. La batalla estaba lejos de haber terminado, y Raing Savage estaba listo para demostrar su valía una vez más en el campo de batalla.

Mientras Raing Savage luchaba valientemente contra el imponente robot mecánico, cada golpe y cada movimiento parecían desafiar sus habilidades al límite. El robot era ágil y poderoso, y sus múltiples brazos armados representaban una amenaza constante.

A medida que la batalla se intensificaba, Raing Savage comenzó a sentir la presión del combate. Cada vez más rodeado por los ataques del robot, sus movimientos se volvieron más difíciles de predecir y de contrarrestar.

En ese momento crítico, cuando parecía que la situación estaba volviéndose cada vez más desesperada para Raing Savage, una figura apareció de repente a su lado. Era Lira, su amiga y compañera de batalla, que había llegado para ayudarlo en su momento de necesidad.

—¡Savage, estoy aquí para ayudarte! ¡Juntos podemos vencer a este monstruo de metal! —exclamó Lira con determinación, su voz resonando con confianza mientras se preparaba para unirse a la batalla.

Raing Savage miró a Lira con gratitud. Sabía que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que se les presentara, y que con su amistad y trabajo en equipo, serían capaces de superar incluso al más formidable de los oponentes.

El campo de batalla se convirtió en un torbellino de acción y determinación cuando Raing Savage y Lira se enfrentaron al robot mecánico. Con movimientos rápidos y precisos, los dos guerreros se movieron en perfecta armonía, cada uno complementando los movimientos del otro mientras luchaban contra su formidable adversario.

Raing Savage se lanzó hacia adelante con su espada de fuego, cortando con precisión uno de los brazos del robot mecánico mientras evitaba sus ataques con agilidad felina. Mientras tanto, Lira desató una ráfaga de energía desde sus manos, desviando los ataques del robot y abriendo una brecha en su defensa.

Con movimientos coordinados, Raing Savage y Lira continuaron su asalto, cortando los brazos del robot uno a uno con habilidad y determinación. A medida que los brazos metálicos caían al suelo en una lluvia de chispas y fragmentos, el robot mecánico parecía tambalearse, su poder disminuyendo con cada golpe.

Viendo su oportunidad, Raing Savage y Lira se prepararon para el golpe final. Reuniendo sus poderes del estilo bestia, canalizaron su energía hacia el robot mecánico, rodeándolo con un aura brillante y resplandeciente.

Con un grito de guerra, los dos guerreros desataron una ráfaga de poder combinado, sus ataques convergiendo en una explosión de luz y energía que envolvió al robot mecánico por completo. El robot tembló y se sacudió mientras era consumido por el poder abrumador de los estilos bestia de Raing Savage y Lira, hasta que finalmente se derrumbó en una montaña de metal retorcido y humeante.

Con el robot mecánico destruido, Raing Savage y Lira se tomaron un momento para recuperar el aliento, sus corazones llenos de satisfacción por su victoria.

Con ojos llenos de furia, Volcan observó con impotencia cómo Raing Savage y Lira destruían al robot mecánico que había convocado para enfrentarlos. Su rostro se contorsionó en una expresión de rabia mientras observaba cómo sus planes se desmoronaban ante sus ojos.

—¡Malditos sean ustedes dos! —gritó Volcan, su voz llena de ira y desesperación. —¡No saben con quién se están enfrentando! ¡Les mostraré el verdadero poder de los aliens gamma!

Con un gesto rápido, Volcan convocó la energía venenosa que ardía en su interior, canalizando todo su poder en un último intento desesperado por derrotar a sus enemigos. Una aura oscura y malévola comenzó a rodearlo, su cuerpo temblando con la fuerza de su poder recién liberado.

—¡Si muero los llevare conmigo! ¡La técnica prohibida de la mano venenosa que acaba con la vida del usuario—gritó Volcan, sus ojos brillando con una luz roja intensa mientras liberaba toda la energía venenosa que había acumulado.

Una oleada de energía oscura y destructiva se extendió desde Volcan, envolviendo el campo de batalla en una tormenta de poder venenoso. El suelo tembló y los cielos se oscurecieron mientras la energía se arremolinaba a su alrededor, amenazando con consumir todo a su paso.

Raing Savage y Lira miraron con asombro el poder recién liberado de Volcan, conscientes del peligro que representaba. Aunque enfrentaban una prueba formidable, sabían que no podían retroceder ahora.

Con un grito de guerra, Volcan se abalanzó hacia Raing Savage con una velocidad impresionante, su cuerpo envuelto en energía venenosa. Raing Savage se preparó para el impacto, pero la fuerza del ataque de Volcan lo envió tambaleándose hacia atrás, luchando por mantenerse en pie bajo la abrumadora presión de su enemigo.

Viendo que la situación era desesperada, Lira tomó una decisión difícil. Conocía sus propias limitaciones y sabía que no podía igualar el poder de Volcan. Con un gesto de determinación, se apartó de la lucha, dejando a Raing Savage para enfrentarse solo al líder alienígena.

Raing Savage se encontró solo contra Volcan, enfrentando su furia y poder con valentía. Cada golpe y cada movimiento eran una lucha desesperada por mantenerse a flote contra la abrumadora fuerza de su enemigo. Sin embargo, a pesar de la adversidad, Raing Savage se mantuvo firme, su espíritu indomable ardiendo con la determinación de proteger a su pueblo y derrotar a Volcan de una vez por todas.

La batalla entre los dos guerreros se convirtió en un torbellino de acción y poder, con cada uno luchando con toda su fuerza y habilidad. A medida que la batalla se intensificaba, Raing Savage se dio cuenta de que esta sería una prueba de habilidad y resistencia como ninguna otra que había enfrentado antes. Con su pueblo y su amigo en juego, estaba decidido a salir victorioso, sin importar el costo.

La batalla entre Raing Savage y Volcan alcanzó un nuevo nivel de intensidad cuando ambos guerreros desataron todo su poder y habilidad en un enfrentamiento épico. Con cada movimiento y cada golpe, la tierra temblaba y los cielos retumbaban con la furia de su confrontación.

Raing Savage se encontró luchando contra las poderosas ráfagas de energía venenosa de Volcan, esquivando y contrarrestando cada uno de sus ataques con agilidad y determinación. Mientras tanto, Volcan avanzaba con una ferocidad implacable, su espada de luz brillando con una intensidad sobrenatural mientras buscaba perforar las defensas de su oponente.

Con un grito de guerra, Raing Savage canalizó su energía en una poderosa manifestación de su estilo bestia. Una silueta majestuosa de un dragón apareció a su lado, su forma imponente y sus escamas brillando con un resplandor dorado. Con un rugido ensordecedor, el dragón se lanzó hacia Volcan, sus garras afiladas y su aliento de fuego convirtiendo el campo de batalla en un mar de llamas y destrucción.

Volcan respondió con un poder igualmente impresionante, liberando una espada de luz que brillaba con una intensidad deslumbrante. Con cada golpe de su espada, cortaba el aire con una fuerza abrumadora, desafiando a Raing Savage y su aliado dragón a cada paso del camino.

La batalla se convirtió en un duelo de titanes, con Raing Savage y su aliado dragón luchando con todas sus fuerzas contra Volcan y su espada de luz. Los dos lados intercambiaban golpes y contraataques con una ferocidad inigualable, cada uno determinado a salir victorioso en este enfrentamiento final por el destino del planeta.

El cielo se oscureció con nubes de tormenta mientras la batalla continuaba, la tierra temblando bajo el peso de la lucha épica que se libraba sobre ella.

El choque de poder entre Raing Savage y Volcan creó una explosión de energía que iluminó el campo de batalla con un resplandor deslumbrante. En medio de la tumultuosa confrontación, sus miradas se encontraron, chispas de determinación y rivalidad chispeando entre ellos.

—¡Tú... tú no eres de este mundo! ¡Victoriano!—gruñó Volcan, su voz llena de incredulidad mientras luchaba por contener la explosión de energía que ardía en su interior.

Raing Savage mantuvo su postura con firmeza, su rostro sereno pero decidido mientras enfrentaba a su adversario.

—Eso es correcto, Volcan. Soy Raing Savage, un guerrero de otro mundo enviado aquí para proteger a mi pueblo y detener tu malvado reinado —declaró con voz firme, su determinación ardiendo tan brillante como el fuego en sus ojos.

Antes de que Volcan pudiera responder, lanzó su último ataque desesperado, un rayo de energía que se estrelló contra Raing Savage con una fuerza abrumadora. El guerrero victoriano resistió el impacto, su cuerpo temblando bajo la presión del ataque, pero se mantuvo firme, su espíritu indomable ardiendo con la determinación de proteger a su pueblo y poner fin al reinado de terror de Volcan de una vez por todas.

Con un grito de guerra, Raing Savage convocó a su aliado dragón, canalizando todo su poder en un ataque final desgarrador. El dragón rugió con furia mientras se lanzaba hacia Volcan, su aliento de fuego y sus garras afiladas cortando a través de la defensa del líder alienígena con una ferocidad imparable.

Volcan ríe antes de que su cuerpo explote y Un estruendoso estruendo, por el poder combinado de Raing Savage y su aliado dragón, el cuerpo de volcán es envuelto en una explosión de energía mientras era consumido por el fuego y la fuerza del ataque.

La batalla finalmente terminada, Raing Savage miró hacia el cielo, su corazón lleno de gratitud y alivio. Habían triunfado sobre la oscuridad y habían salvado a su pueblo, pero sabía que la paz aún era frágil y que la lucha por la libertad y la justicia continuaba. Con su espíritu indomable y su determinación inquebrantable, estaba listo para enfrentar cualquier desafío que el destino le deparara en el futuro.

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El sol se ponía lentamente sobre el campo de batalla, tiñendo el cielo con tonos cálidos y dorados mientras Raing Savage se abría paso entre los escombros del palacio destruido. Su corazón aún latía con la emoción de la batalla recién terminada, pero también estaba lleno de un profundo sentido de alivio y gratitud por la victoria que habían logrado.

Mientras caminaba por el desolado paisaje, vio a lo lejos a Lira, la luz del atardecer bailando en su cabello y su rostro iluminado por una sonrisa radiante. Se acercó a ella con paso ligero, su corazón lleno de alegría al verla sana y salva después de la batalla.

—Lira... —murmuró Raing Savage, su voz llena de emoción mientras se detenía frente a ella.

Lira levantó la vista al escuchar su nombre, y sus ojos se iluminaron al ver a Raing Savage acercarse.

—¡Raing Savage! —exclamó ella con alegría, corriendo hacia él y envolviéndolo en un cálido abrazo. —¡Lo logramos! ¡Derrotamos a Volcan y salvamos a nuestro pueblo!

Raing Savage devolvió el abrazo con gratitud y afecto, sintiendo el peso del mundo desvanecerse de sus hombros en ese momento de celebración compartida.

—Sí, lo hicimos —respondió, su voz llena de emoción contenida. —Pero no lo habría logrado sin tu valentía y tu fuerza, Lira. Has demostrado ser una verdadera guerrera, y estoy eternamente agradecido por tu amistad y tu apoyo.

Lira sonrió, sus ojos brillando con orgullo y satisfacción.

—Eres un victoriano, Raing Savage —dijo ella con suavidad. —¿ya recordaste como tu vida anterior?

—No, solo se que soy un victoriano—respondió él con sinceridad. —No se como llegue a este planeta en esta forma. Seguro estaba luchando contra alguien, solo. Por eso ningún otro victoriano vino aquí a buscarme.

—No importa, pero esta es la forma real de un victoriano. Sin embargo, con el tiempo y la necesidad de adaptarse al mundo material, los Victorianos desarrollaron la capacidad de cambiar de forma, adoptando apariencias más humanas para interactuar con otras razas y explorar el vasto universo —afirmó Lira, su voz llena de confianza en su amigo.

—Vaya, sabemos mucho de ellos.

Lira asintió, su curiosidad aún palpable en su expresión.

—Es fascinante... —murmuró ella, sus ojos brillando con intriga. —Me pregunto qué otros secretos guardas, Savage. Eres un misterio que estoy ansiosa por descubrir.

Mientras Lira y Raing Savage contemplaban el paisaje, la guerrera observó con gratitud y esperanza la escena que se desarrollaba ante sus ojos. A lo lejos, los zerecianos se unían a los humanos en los pueblos, ayudándolos a reconstruir lo que había sido destruido por la batalla. La solidaridad y la cooperación entre las diferentes razas y especies del planeta X60 llenaban su corazón de esperanza para el futuro.

Raing Savage sonrió, sintiendo un vínculo especial con su amiga mientras compartían este momento de asombro y descubrimiento juntos.

—Mira, Raing Savage —dijo Lira con un tono de admiración en su voz—. Los zerecianos están trabajando codo a codo con los humanos para reconstruir nuestros hogares y nuestras vidas. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza y solidaridad entre nosotros.

Raing Savage asintió con una sonrisa, sintiendo un profundo respeto por la determinación y la bondad que veía en las acciones de los zerecianos y los humanos por igual.

—Es inspirador ver cómo trabajan juntos para construir un futuro mejor —respondió él con admiración—. Creo que tienes razón, Lira. Es hora de dejar atrás el pasado y empezar de nuevo. Y qué mejor manera de hacerlo que reconstruir nuestro palacio.

Lira asintió, su determinación brillando en sus ojos mientras contemplaba el horizonte con renovada esperanza.

—Sí, Raing Savage —dijo ella—. Vamos a reconstruir el palacio desde cero. Se que el maestro y todos querrían eso. Empecemos de nuevo, juntos como uno solo. Con nuestra amistad como fundamento, podemos construir un futuro lleno de paz, prosperidad y armonía para todos los habitantes de X60.

—Estoy contigo en eso, Lira —respondió él con sincero aprecio. —Juntos, podemos superar cualquier desafío que se nos presente y construir un futuro mejor para nuestro mundo y para las generaciones futuras. No podemos dejar que estilo bestia muera.

Los dos guerreros se miraron el uno al otro con una mezcla de esperanza en sus corazones. Sabían que el camino por delante sería difícil y lleno de desafíos, pero también sabían que con su fuerza y su coraje unidos, podían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

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