Había pasado la primera semana, y fue un poco más complicado de lo que pensé.

En primera, el desprecio de Christie hacia mí me complicó más el trabajo de llevarme bien con ellos, y aunque todos me dicen que debo de ignorarla porque es así con todos e incluso con ellos, eso no me hizo sentir mejor. Y eso fue a lo largo de toda la semana.

Luego, mi padre. A los pocos días de haber llevado a cabo mi trato con mi mamá, él se dio cuenta. Fue un jueves, pues recordaba que ese día a mi papá se le estaba haciendo tarde y mamá y y yo teníamos que salir igual con prisa, debíamos ser las primeras en salir.

Papá ya había salido, y yo me adelanté para abrir la valla cuando mamá sacara la camioneta. Mamá estaba saliendo lentamente conforme se levantaba la portezuela, pero mientras iba sacando la camioneta del garaje, papá volvió en su auto porque se le había olvidado su portafolios. Cuando me vio afuera abriendo la valla se quedó muy confundido.

Inmediatamente se bajó a verme y a preguntarme por qué había salido, ya que no tenía ninguna cita programada. Y al ver que mi papá había vuelto, mamá bajó de la camioneta para saber por qué había regresado. Al poco tiempo, terminamos por decirle lo que llevábamos haciendo durante la semana.

No fue tan malo como pensé, pues simplemente me dijo que no tenía por qué haberle mentido, que si salía para estar con esos chicos lo hiciera sin preocuparme; ya que después de pasar casi dos años sin tener amigos le dio mucha felicidad el verme de nuevo querer estar con personas nuevas y hacer amigos.

Después, el Sr. Peterson. El viernes, tuvo esa pequeña “plática” conmigo. No fue nada embarazoso ni nada de eso, a decir verdad me hizo sentir bien, pero si destaco esa charla fue porque pensé que jamás la tendría, pero finalmente la tuve. Por ahora no puedo decirles sobre qué fue, pero pronto lo haré. Muy pronto.