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Sour Candy

- ¿Sabes qué eres?

Malditas las piernas de esa mujer. La más pequeña admira mucho la variedad en todos los aspectos de la palabra. Pero es un poquito injusto tener que trotar cada vez que personas como Tomoe tienen sus arranques de pasos extremos.

El abrigo largo ondeaba tras las piernas enfundadas en vaqueros azules; todo un espectáculo, un hermoso león de roja melena corriendo a escaparse de la jaula. La cuestión es que la que pronto sería la víctima estaba demasiado encantada para reaccionar a la mirada filosa sobre ella.

- Eres una jodida pelusa rosada; una molesta pelusita en mi ropa negra. Te sacudo, te exprimo, intento sacarte del camino de mil maneras pero simplemente no lo captas.

Siempre que sonreía unos dientecitos irregulares robaban la atención; hermosas y arrebatadoras imperfecciones que Himari apreciaba.

Justo ahora la supuestamente delicada mandíbula de la pequeña bestia se encuentra fuertemente apretada. Tras detener abruptamente el paso, la pelirosa estuvo cercana a tomar aire, aliviada por un supuesto descanso en su trote. Pero fue un sueño tonto, aguantar la mirada fría de Tomoe encima suyo requiere de mucho más aire que correr una maratón.

- Eres una molesta pelusa ¿Puedes irte a volar y dejarme en paz de una puta vez?

No retrocedió, Himari. Se quedó en su sitio con el recipiente con chocolate fuertemente sostenido sobre el pecho; si aumentaba un poco más el agarre, el líquido explotaría entre sus dedos.

- Deberías verte esos cambios de humor...

- ¿No te gustan? - Lo preguntó tan amenazante como pudo, Tomoe necesitaba urgentemente de una excusa para quitarse a esa enana de encima. Su autocontrol tiene un límite. - Ya que te molestan tanto ¿Por qué simplemente no te...?

- Me gustan.

Eran un mutuo misterio.

Una pelirroja certera y complicada en compañía de una pelirosa directa e insistente. Ambas son el Yin y el Yang de una bola de caos emocional.

Y mientras una quería control, la otra luchaba por hacer esa bomba hormonal explotar.

- No me vengas con cuentos ¿Cómo te puede gustar que te traten mal?

- Claro que no me gusta que me traten mal; es lindo ponerte en tu lugar cuando te lo mereces. Libero más tensión contigo de la que tú conmigo, Tomoe. Pero lo disimulo muy bien.

Con la mano algo temblorosa pero el tono de voz estable, Himari le tiende el vaso de chocolate.

- Te escuché quejarte antes por el "frío de mierda" Así que pensé en...

Sin ganas de continuar una conversación que estaba destinada a perder, Tomoe le quitó el vaso y le pegó un buche a la bebida ya tibia sin mirar la sonrisa victoriosa de su pelusita rosa.

Lamió sus labios y comenzó a andar de nuevo seguida por el taptaptap de los zapatos de Himari. La compañía de un lindo perrito callejero la venía siguiendo sin descanso desde hace par de semanas.

Pero Tomoe no se permitirá caer, no de nuevo.

El ambiente era turbio, aire pesado y música a volúmenes ensordecedores. Se respiraban los sudores y empalagosos perfumes. Todo en la estancia era un cúmulo de adolescentes restregándose entre sí, pero Himari no sentía nada del típico ambiente. Ella tenía un espectáculo más importante que atender.

- ¿No querías que te pusiera a prueba? Pues aquí estamos, pequeña Himari. -Estaba a un paso del precipicio, veía la oscuridad de lo desconocido tan cercana a devorarla que Tomoe solo quería terminar lo que tiene miedo a empezar. - ¿Hablaste sobre aceptar todas las partes de mí, cierto? Pues adelante- Palmeó el único muslo que le quedaba libre, pues el otro estaba bajo el peso de una chica, para Himari desconocida. -Toma asiento.

El volúmen de la música era estratégico para esto, Himari escuchaba claramente cada palabra dicha por Tomoe, en varios tonos más altos pero adecuado.

Entonces estaba la pelirosa mordiéndose la lengua; caricias en la cintura de la otra chica y la sonrisa más odiosa que Tomoe se había atrevido a usar nunca.

- No planeo ser tu puta, Tomoe.

- Es lo único que recibirás ¿Puedes irte?

- ¿Por qué...? - Golpeaba su inseguridad como nadie - ¿Por qué piensas que solo sirvo para eso?

Que no la mirase así, por Dios ¿Cuánto pueden aguantar las puertas cerradas de un corazón esa mirada? ¿Cuánto puede aguantar Tomoe los temblores contenidos de su pequeña pelusa?

No es justo, no quiere, tiene miedo.

Si lo último que pide es esto ¿Por qué llega Himari?

- Himari... Simplemente vete, por favor.

Pero no se fue.

Ya había entendido el mensaje de Tomoe, pero no lloraría. Si esas cuatro paredes sumidas en el gentío contendrían sus lágrimas, ahí se quedaría. Por ello le dió la espalda con un asentimiento de despedida y fue al centro de la concurrida pista de baile.

- ¿Por qué mi Soulmate tiene que tener una actitud tan mierdosa?

- Calla Kaoru... Calla.

La chica sobre el muslo de Tomoe servía muy bien de maniquí, una castañita de pelo corto pagando una deuda siendo partícipe del teatrillo.

- ¿Sabes? Himari baila muy bien.

Estaba tratando de esquivarla pero tras ese comentario su autocontrol había acabado.

No solo el suyo.

Las letras de la canción hicieron a Himari encontrar su mirada.

I'm harder in outside,
but if you give me time
then I could make time for your love.

I'm harder in outside,
but if you get inside...

Y así sucedió.

Himari no se vería reprimida por los miedos de Tomoe cuando no se limita por los suyos. No se estaba rebajando, y si lo hacía no lo aceptará por nada del mundo; rendirse, es aceptar esa barbaridad.

Por lo que suavemente enterró sus uñas en las palmas de sus manos y trazó con sus piernas el recorrido marcado por su contacto visual.

Era mutuo el deslumbrarse por los ojos de la contraria.

Hermosos ojos grandes.

Hermosos ojos pequeños.

Con un empujoncito Himari liberó el espacio personal de Tomoe y temblorosa, con el cerebro totalmente desconectado de sus movimientos, agarró a Tomoe por la larga cadena plateada.

- Yo decido quién es la puta de quién. - Su último susurro antes de tomar el beso que deseaba robar desde hace más de un mes.

Contrario a los de Tomoe, Himari tenía sus ojos fuertemente cerrados. Su cabeza no dejaba de gritar demasiado cerca pero su cuerpo se había quedado inmóvil.

Fascinada con los jadeos de su pelusa y la presión detenida de sus labios; simplemente aguardó, completamente relajada. Sentía el pequeño pero fuerte cuerpo entre sus manos temblar sin parar, lo comprendió; que Himari está tan aterrada como ella, que los siguientes pasos debían ser juntas. Este era el todo o nada de Uehara.

Por ello se separó lentamente y le sonrió.

- Pelusita ¿Me darías el gusto de sentarte sobre mi regazo?

Y lo que sucedió le sacó la sonrisa más grande que puede recordar.

- No es necesario que te sientes como una bebé ¿Sabías?

Se hizo con todo el espacio de los muslos de Tomoe, sentada de lado y con los brazos alrededor del cuello y torso de la mayor. Una niña chiquita con el rostro escondido en el pecho de la pelirroja.

- No seré tu puta...

- Ni yo la tuya.

Ignoraron el ritmo adrenalínico en la canción de fondo para disfrutar de la calma; Tomoe de la calidez de la contraria y Himari de sus caricias.

- Mi chica.

- ¿Mhm?

- No quiero que me llames tu puta... Pero cómo me llamarás es tu decisión. - El cerebro de Himari comenzó a despertar y el remordimiento por haber hecho algo tal vez equívoco ya le carcomía la consciencia.

La alivió, se aliviaron la una a la otra. Tomoe comenzó a acariciar la mejilla de Himari captando su atención y muy lentamente se ganó el primer beso.

- Odio a las personas que llegan contoneándose y no lo valen. Las presas son así, lucen deliciosas pero están regidas por la naturaleza que las hace huir, y con razón. - Se mantuvo acariciando la nariz de la pequeña. - Yo quería que huyeras antes de que fuera demasiado tarde, porque si te quieres ir, te dejaré ir.

- No eres una jaula, pero Tomoe -Los ojos verdes la miraban a través de las pestañas, depositó un tierno beso en la mandíbula de su mayor antes de decir. - Tengo la esperanza de que llegue el momento en que no quieras dejarme ir.

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N/A

#novolveréaescucharestacanciónenunbuentiempoahre

Sour Candy (Caramelo Ácido) Lady Gaga feat Black Pink.

Espero les haya gustado (◍•ᴗ•◍)❤

Lovelovelove

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