Anoche tuve un sueño.

Recuerdo el ruido de mis pasos rebotando en las paredes como si estuviese ocurriendo ahora mismo; y en lugar de procesar el paisaje desarrollándose frente a mis ojos, justo del otro lado de la ventana, rememoro el oscuro sitio de mi sueño.

O pesadilla.

No lo sé, es parte de mi realidad, así que considero triste llamarlo pesadilla.

Mejor llamémoslo un mal sueño, de esos que pasan rápido y después se olvidan.

En ese sueño, ante mí había una persona con voz plana cuyo sexo no podía determinar. Esta tenía todo cubierto menos la grabadora sobre la mesa y seriamente me pregunté si lo que diría en ese momento, resonaría sin descanso en mi mente después. Estos pensamientos son prueba acertada de mi hipótesis.

Podía verme en el sueño, y realmente estaba horrible. Mi cabello muy opaco, la piel llena de marcas rojas y mis ojos apagados.

Muy, muy muertos, aburridos e indiferentes.

La persona comenzó a hablar y la conversación se desarrolló sin yo poder evitarlo.

—Estamos en una prueba para determinar el destino de tu siguiente vida.

Sin expresión pregunté—: ¿Mi siguiente vida?

—Estás muerta.

—Ah... Ya veo.

La figura se removió en el asiento y comenzó las indicaciones.

—Te daré a escoger entre dos cualidades y tú me contestarás cuál se asemeja más a ti.

—¿Y si miento?

—Las almas no pueden mentir.

Con un asentimiento le pedí que continuase.

—¿Débil o fuerte?

—Débil.

Ni me inmuté por la rapidez con que las respuestas brotaban de mis labios rotos.

—¿Manipuladora o manipulable?

—Manipulable.

—¿Flexible o determinada?

—Determinada.

—Eso es... Algo contradictorio; las personas determinadas no creo que puedan ser fácilmente manipuladas.

—Así es conmigo—. Respondí sin dar apertura a más explicación.

—¿Qué prefieres entre proteger y ser protegida?

Ello me tomó más tiempo contestar, pero luego de titubear, dije—: Escogería sin dudas proteger, pero rogando en secreto ser protegida.

—Interesante, sí. Ahora dime, ¿eres dependiente?

—Sí.

—¿Quieres cambiar?

—Sí.

—¿Qué quieres cambiar?

—Todo.

—Vaya... ¿No hay ninguna cualidad de ti que quieras salvar?

—Ni una sola.

—¿Y en qué no te quieres convertir?

—En mi padre.

—¿A quién admiras más que a nadie?

—A mi padre.

—Pero no quieres ser como él—. Cuestionó afirmando.

—No.

—¿Qué prefieres entre ser como él y ser como tú?

—Aún hoy, no tengo esa respuesta.

—Muy bien, eso es válido —la figura inclinó su cabeza de forma pensativa y atacó con otra pregunta—. ¿Has considerado suicidarte?

—Muchas veces.

—¿Por qué?

—En la muerte no hay problemas ni preguntas, no hay responsabilidades ni cargo de conciencia, tan simple como eso.

—¿Y por qué no lo has hecho?

—Porque por mucho que quiera fingir que no está, en mi interior hay una pequeña esperanza de que esté escuchando al bando que se equivoca.

—Mhm... ¿Qué dice el bando que quieres que esté equivocado?

—Que se vive basado en la lógica y no en los sentimientos; que soy una vergüenza por mi debilidad, por mi vulnerabilidad, por mi fragilidad, por mi sentimentalismo. Ese bando me tiene como una mariposa en una caja de cristal.

—Tu esperanza es que alguien la rompa.

—Ese es también mi miedo.

—¿Porque si alguien la rompe...?

—Si no se tarda mucho en romperla, encontrará una mariposa que nunca aprendió a volar. Pero si llega muy tarde, encontrará una mariposa muerta.

—¿Por qué no la rompes tú?

—¿Ves alguna lógica en que una mariposa pueda romper desde dentro un cristal?

—Ya veo... Vives por lógica en esa caja, pero tus sentimientos quieren que esa caja sea destruida por alguien en quien confiar.

—Sí.

—¿Tienes esperanzas a cambiar?

—Ninguna, la única esperanza que me queda, no está en mis manos.

—¿Quisieras enamorarte otra vez?

—Prefiero morir.

—Muy bien, suficientes preguntas.

—Bien.

Lo gracioso es que justo antes de despertar, la figura se puso de pie y la capucha dejó ver la parte inferior de su rostro. La figura estaba sonriendo.

—¿Quién eres? —. Pregunté.

—La esperanza que te queda, visitándote en sueños, recordándote que sigo aquí.

Esa esperanza tenía hoyuelos en los cachetes, hermosos hoyuelos en tiernos cachetes.

Y ahora despierta, estoy con los ojos secos ante un papel.

Estoy escribiendo una carta junto a mi ventana, el mundo es un desastre afuera pero mi casa está tranquila; el mundo es un desastre adentro pero mi casa está tranquila. Ahí donde el mundo es el exterior y mi casa es mi familia; y ahí donde el exterior es mi cuerpo y mi casa es mi interior.

Así que escribo al destinatario anónimo y mi mano se mueve libre al deslizarse por el papel culminando en un mensaje de auxilio.

Dieciséis de febrero del 2021
Mi casa.

Querida esperanza:
Lo siento amor pero lo que traigo no son buenas noticias. Estoy donde querías que no estuviese, estoy de donde quisiste salir por mí, con tal que no conociera ese lugar. Ya sé... Ya sé dónde queda la oscuridad; y lo que antes era un futuro contigo, ahora es puro negro. Te solté la mano de tal manera que caíste ciega en un rincón y yo sorda en el otro, de forma en que tú no puedes verme y yo no puedo escucharte. Estamos perdidas en la oscuridad. Estoy escondida donde te costará demasiado encontrarme.

Te manipula
                       Te manipula
                                                te manipula                  
                       Te manipula                       Te manipula
                         Te manipula 
                                                 Te manipula
                       Te manipula
        
—QUE NO LO VES?? ERES ESTÚPIDA?

Te manipula te manipula te manipula Te manipula te manipula te manipula Te manipula te manipula te manipula Te manipula te manipula te manipula ABRE TUS OJOS, HIMARI, TE ESTÁ UTILIZANDO Te manipula te manipula te manipula Te manipula te manipula te manipula Te manipula te manipula te manipula.

Mi corazón está lleno de espinas también, y cada espina nueva me mata un poco más. Si me encuentras, ¿te cortarías con mis dolores? Si me encuentras, ¿sufrirías conmigo? Si me encuentras, esperanza, si me encuentras, ¿me demostrarías que nada de esto es verdad?

—TE MANIPULA, ERES DEPENDIENTE, ERES UN PERRO ESPERANDO A QUE SU AMO LLEGUE A GUIARLE DE LA CORREA.

Tengo miedo.

»—¿Por qué es tan imposible que me ame de verdad?«

Tengo miedo, esperanza.

»Ah... Ya entiendo, porque soy una persona manipulable... Y las personas manipulables están hechas para ser manipuladas. Sí, ese es el problema «

Vive bien, esperanza, llega a iluminarme cuando ya no esté esperando por ti.

»Yo soy el problema«

Te amo.

«—Es increíble lo mucho que has de denigrarte por esa... Esa desconocida ¡Mírate!

—Ella... Ella no es...

—Sabes que sí lo es.

—No, no lo es.

—¿Segura?»

                  ¿Segura?                  ¿Segura?                  ¿Segura?                  ¿Segura?                   ¿Segura?           ¿Segura?                                         ¿Segura?                           ¿Segura?
                      ¿Segura?

Si nos encontramos en la oscuridad, espero poder escucharte de nuevo.

Atte:

No pude decir quién soy.