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Mis ojos se clavan en el cemento, mis pasos no me llevan a ninguna parte pero mis pensamientos insisten en llevarme siempre al mismo lugar, mi propia mente me tortura con cada paso que doy.
Siento todo mi cuerpo doler, el sabor característico de la sangre no parece querer abandonar mi boca, cada lugar que esas personas golpearon duele demasiado, pero lo merecía, tendrían que haberme matado porque todo sería más fácil de esa forma.
Quiero escapar de la vida desesperadamente pero soy tan cobarde que no me atrevo a hacerlo yo mismo.
La lluvia cae sobre mi sin piedad alguna, siento como si esta fuera capaz de incluso llegar a mis huesos y empaparlos por completo. El frío inunda cada partícula de mi cuerpo haciéndome temblar, y aún así no podría importarme menos.
Porque tal vez la lluvia pueda llevarse la tristeza que se niega a abandonarme hace años...o tal vez, el cielo derramando lagrimas logre hacerme sentir acompañado, significa que no soy el único llorando.
"Huir"
Cada vez que esa palabra invade mi cabeza me detengo a pensar, si, quiero huir pero ¿De qué? Tal vez simplemente quiero huir de todo.
Mi cuerpo me da señales de que no va a ser capaz de mantenerse de pie durante mucho tiempo más, el frio y los golpes no lo ayudan ni un poco, mi rostro se gira hacía un costado y observo el edificio a mi lado que parece estar abandonado, no se donde estoy, por ese motivo simplemente me rindo y dejo caer mi cuerpo sobre los escalones del edificio ubicado en esta calle desconocida.
¿Hace cuánto estoy caminando sin rumbo alguno bajo la lluvia? No tengo idea, en punto perdí la noción del tiempo y el único motivo por el cual seguí caminando fue porque era mejor que quedarse quieto y pensar.
Mi rostro se eleva por primera vez en varias horas, observo a mi alrededor con desgano y un alivio increíble recorre mi pecho en cuanto noto que no hay ni una sola persona cerca.
Solo somos yo, el silenció, la noche, y la lluvia que me acompaña con cada gota que cae sobre mi cuerpo.
¿Alguna vez sentiste que no tenías arreglo? Esa desesperación de saber que estar roto y no saber como repararte, que no haya nadie dispuesto a darte una mano y decirte por donde empezar.
Mis propios pensamientos logran abrumarme a tal punto que tomo mi cabeza entre mis dos manos, mi cuerpo se inclina hacía adelante y solo soy capaz de gritar en un patético intento de liberar aunque sea un poco de la presión asfixiante que siento en el pecho y de a ratos no me deja respirar.
Estoy viviendo una vida que se siente demasiado ajena a mi, una vida que sin duda alguna no me pertenece.
Quiero correr, huir, seguir corriendo y perderme por las calles de alguna ciudad que no conozco, ubicada en alguna parte del mundo que no me importa en lo absoluto siempre y cuando sea lejos, muy lejos. Se me hace demasiado irónico saber a la perfección que eso se sentiría mucho más familiar que lo que siento justo ahora, ajeno a absolutamente todo, incluso a mi mismo.
¿Pero qué es lo que puede hacer un niño de diecisiete años cuándo se siente de esta forma? Si cada vez que intento quejarme me repiten una y otra vez que disfrute, que estos son los mejores años de mi vida.
¿Qué es lo que puede hacer alguien a quien ni siquiera le dan la libertad de elegir amigos? Todas y cada una de las personas que conozco se acercaron a mi por conveniencia, después de todo les conviene llevarse bien con el único hijo y heredero del CEO de una de las empresas más grandes e influyentes del país.
¿Que se supone que puede hacer una persona que siente como sus propios pensamientos lo ahogan con cada respiro que da?
—Es un día hermoso ¿Verdad?
Por primera vez en mi vida siento como mis pensamientos son obligados a abandonar mi cabeza, cinco simples palabras provenientes de la voz más dulce y aterciopelada que escuche en toda mi vida llegan a mis oídos, la sensación de dejar de ser golpeado por la lluvia me recorre por completo.
Mis manos abandonan mi cabeza lentamente mientras elevo mi rostro con la curiosidad de conocer al dueño de esa voz carcomiendo mis ideas.
Un chico de más o menos mi edad se encuentra parado frente a mi, tiene una gran y amable sonrisa en sus labios, sus ojos me escanean con genuina curiosidad, su cabello rubio comienza a ser mojado por la lluvia debido a que su paraguas me esta cubriendo a mi, sus mejillas rosadas parecen querer ocultar esos brillantes y pequeños ojos color almendra. Ni siquiera lo conozco y aún así se encuentra dándome la sonrisa mas honesta que recibí en toda mi vida, logrando que una calidez extraña y ajena reclame un lugar en mi pecho.
—Te estas mojando.
Soy capaz de advertirle, pero parece no importarle en lo absoluto que su paraguas solo me esta cubriendo a mi y que la lluvia esta logrando alcanzar su cuerpo.
—Solo es agua.
Me responde mientras se encoje de hombros despreocupadamente, y antes de dejarme hacer o decir algo se sienta a mi lado, muy pegado a mi, como si nos conociéramos de toda una vida. Esta vez el paraguas logra cubrirnos a ambos por completo, y las gotas cayendo sobre este producen un sonido que logra relajarme.
El silenció vuelve a consumir el pequeño momento entre él y yo. Mis ojos vuelven a quedarse fijos en el suelo, pero esta vez no es porque no me interesa mirar, esta vez es porque no se como mirarlo a él.
Simplemente se queda quieto, su hombro pegado al mío esta completamente inmóvil , ni siquiera soy capaz de oír su respiración, y eso me aterra, porque significa que hay demasiado silenció, y entre tanto silenció tengo miedo de que pueda oír lo extrañamente rápido que mi corazón esta latiendo justo ahora.
—¿Quién sos?
Logro preguntarle antes de que la cobardía logre silenciarme por completo.
Siento como se remueve a mi lado, de reojo puedo advertir que su rostro se giro en mi dirección, y para mi mala suerte, por pura inercia mi rostro hace exactamente lo mismo, logrando que ambos quedemos enfrentados mirándonos a los ojos.
Él con una sonrisa que podría describirse como hermosa, yo con una expresión que no sabría como describir.
—Solo soy alguien ¿Y vos quién sos?
Su voz tan delicada acaricia mis oídos logrando que el nerviosismo se apodere más y más de mi, tanto así que tengo miedo de decir cualquier cosa o peor aún, decir nada.
─Solo alguien.
Le respondo a duras penas sin apartar mis ojos de los suyos. De alguna forma mis palabras tan patéticas logran que una pequeña y delicada risa se escape de sus labios pomposos y rosados y en cuanto sus mejillas dejan de ocultar sus ojos, estos vuelven a mirarme logrando dejarme sin habla.
─Entonces yo soy "Alguien #1" y vos sos "Alguien #2"
Con su pequeños dedos forma el número uno mientras se señala y luego el número dos para señalarme a mi, asiento sin tener idea alguna de como responder a esas palabras y simplemente vuelvo a girar mi rostro. Ahora si que no se que hacer o decir.
—Dicen que lo que pasa debajo de la lluvia se llama destino y es capaz de cambiar la vida de las personas.
Sus palabras me obligan a mirarlo nuevamente, él me sonríe débilmente, su rostro se eleva, su paraguas deja de cubrirnos y sus ojos se pegan en el cielo logrando que todo su rostro se empape por completo enseguida.
—¿Quién sabe? Tal vez nuestro encuentro nos cambie la vida para siempre, Alguien #2
Vuelve a incorporarse, su paraguas nos vuelve a cubrir a ambos. Busca algo en su mochila pero no soy capaz de despegar mis ojos de su rostro.
Algo en mi me pide a gritos que no deje de mirarlo, y ese algo es lo más familiar que sentí en toda mi vida.
De su mochila saca otro paraguas perfectamente doblado y me lo da con una sonrisa tímida en el rostro y un potente rosado empieza a cubrir sus mejillas.
—Aunque dudo que en este punto te sea muy útil.
Es lo único que dice mientras yo tomo el paraguas entre mis manos.
Lo observo pararse, hacer una reverencia para mi, darme la espalda y empezar a caminar por la calle.
—¡¿Ya te vas?!
Le pregunto parándome de mi lugar para correr detrás suyo, sus pasos se detienen, suu cuerpo vuelve a girarse en mi dirección y esos ojos vuelven a fijarse en mi.
Esos ojos que por algún motivo se convirtieron en un nuevo miedo para mi, miedo a no ser capaz de verlos nunca más.
—Son las tres de la madrugada, Alguien #2. Hoy temprano tengo algo que hacer y aún tengo que visitar a una persona.
Me explica con una sonrisa triste. El paraguas que me dio sigue entre mis manos siendo apretado con fuerza, pero sigue estando cerrado, no soy capaz de abrirlo, no cuando estoy tan concentrado en él, no cuando siento que tal vez él pueda ser capaz de darme la respuesta que estoy buscando con tanta desesperación.
—¿Puedo preguntarte algo antes de que te vayas?
—Claro.
Me responde acercándose a mi a pasos lentos se detiene a solo centímetros de mi, centímetros que siento que sobran, que desearía que simplemente no existieran.
—¿Que se supone que haga cuando siento que estoy viviendo una vida que no es mia?
Le pregunto sintiendo como mis sentimientos amenazan con salir de mis ojos en forma de lágrimas, y él lo nota, él es capaz de darse cuenta de que no estoy entero, sabe perfectamente que estoy hecho pedazos, por ese motivo su mano suelta el paraguas que lo cubría logrando que este caiga al suelo, sus pequeñas y frias manos toman mis mejillas con delicadeza, sus pulgares limpian mis lagrimas logrando dejarme sin aliento...sus ojos... simplemente los siento como el hogar que tanto anhelo.
La lluvia nos recubre a ambos por completo, es demasiado fría pero se siente como si nos estuviese abrazando y eso me hace creer que tal vez él tiene razón, tal vez este encuentro realmente cambie nuestras vidas para siempre.
Sus manos se alejan de mi rostro, toman el paraguas que me dio y lo abren para mi.
Me lo devuelve y solo soy capaz de mirarlo completamente hipnotizado mientas vuelve a cubrirse con el suyo.
Vuelve a darme la espalda, camina lejos de mi hasta llegar a la mitad del cruce de la calle y yo sigo sin obtener mi respuesta. La lluvia se hace mucho más intensa, tan intensa que temo que si dice algo no voy a lograr escucharlo.
Pero entonces sus pasos se detienen, su cuerpo se gira una vez más en mi dirección, sus ojos vuelven a tenerme a mi como prioridad.
—Empezar a vivir y encontrarte en el proceso, eso es lo que tenes que hacer, Alguien #2.
Su respuesta es simple, tan simple que me resulta demasiado perfecta, lo se, lo entiendo de inmediato.
Alguien #1 acaba de darme la respuesta que estuve buscando durante toda mi vida.
Observo su espalda nuevamente. Sus pasos se reanudan y se a la perfección que esta vez no van a detenerse, y yo me quedo completamente quieto hasta que soy incapaz de verlo, hasta que desaparece de mi vista dejando un sabor demasiado amargo entre mis labios, junto a un nuevo vació que comienza a llenarse en mi pecho.
Voy a vivir, voy a vivir y voy a encontrarte, Alguien #1, va a ser entonces y solo entonces que te mire a los ojos una vez más mientras te doy las gracias por salvarme.
Tal vez no lo merezca, pero tus palabras son razón suficiente para intentarlo una vez más.
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1/4 👀
En unos minutos subo el siguiente 💛
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