Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24. Casi sin tiempo (Wes)

24. Casi sin tiempo (Wes)

Shauna estaba callada, agitada, enojada, pálida... podría listar más adjetivos terminados en "da", pero, ¿para qué? Ya veis por dónde van los tiros y mi adjetivación acabaría por aburriros.

Había sucedido algo gordo mientras discutíamos estrategia, lo vería hasta un ciego. La pregunta era, ¿qué? Ella no quería soltar prenda (desviaba la conversación cada vez que se aludía a su escapada) y no tenía ni una pista de lo que podía haber ocurrido. Ni un mísero hilo del que tirar, nada.

Cada vez se hacía más evidente la gran verdad: yo NO conocía a Shauna Collins. Apenas sabía nada de su vida pre-nosotros (¡no sé cómo llamar a esa línea divisoria, ¿vale?! ¡Ni tampoco si es importante comparándola con otras divisiones de su pasado! Solo es el único punto de referencia que tengo, no me fustiguéis), aparte de sus esporádicas confesiones, la paranoia de Gabe y su relación con nuestra prima. A cada tanto nos salía con otra anécdota tan relevante como un contacto por correspondencia; a saber qué más tenía bajo la manga. ¿Y sí ella jugaba el papel de espía que tanto se empeñaba en adjudicar al resto?

No, no, no... Frena, Wes, para el carro; ya me estoy emparanoiando yo también. La falta de información se está convirtiendo en una sospecha infundada y ese es un camino que no voy a recorrer. No voy a convertirme en lo que le estuve echando en cara, por lo que nos peleamos y comenzamos aquella apuesta (que todavía aseguraba poder ganar).

Aún así, la realidad sigue latente: solo nos conocemos de un mes y dos días, la montaña de lo que nos quedaba por descubrir era unas diez veces más alta que la de secretos desvelados. Por ahora, no estaba mal así. Algunos acontecimientos no deben ser apresurados, sería como tratar de zamparse una tarta de boda de un solo bocado. Sin pausa pero sin prisa, algún día llegaríamos al fondo del plato; entonces, ya saciados del pasado de ambos, nos encontraríamos con otra, horneada por lo vivido en compañía.

Ya... esto ha sonado muy cursi y la mar de raro, ¿verdad? Mejor borradlo de vuestras mentes, esta reflexión extraña no ha ocurrido. Ha sido vuestra imaginación, que os hacer ver cosas raras. ¿Para qué recordar algo que no ha pasado jamás de los jamases?

Volvamos al hilo, que me enredo solo (y estoy haciendo un ridículo de campeonato).

Dado el estado actual de Shauna, lo de hacerse pasar por una pareja joven que necesita un colgante para su prima, en estado crítico, quedó descartado; ella no estaba de humor para hacer de señorita de alta cuna infectada de titulitis. Sin más remedio, optamos por la segunda opción: colarnos, robar y ya.

Claro, el plan era mucho más elaborado que esas cuatro palabras. Nada exagerado, ni que fuéramos estrategas de profesión (según Shauna, ella lo fue una semana, pero tan pronto le dieron el puesto de becaria como la degradaron, así que no había acumulado demasiada experiencia que digamos), pero sí algo aceptable para alguien con una mínima noción de supervivencia. Básicamente, yo tenía que parar el tiempo mientras Pietro y Shauna buscaban entre todos los cachivaches chamánicos la remesa de alhajas. Genial, ¿verdad?

Dejadme confesaros una cosa: yo no sé parar el tiempo a propósito. Ni la menor idea; las veces que lo he hecho ha sido o por instinto o provocado por agentes externos, en ningún momento porque me diera la gana. Lo único que podía hacer siendo consciente de mis actos era ralentizarlo. Pues vaya broma de Denbora soy, ¿no?

Nos verán; pasando a la velocidad de la luz delante de sus narices, pero nos verán. Sonarán las alarmas (o lo que sea que tengan aquí) y nos pillarán. Nos encontraremos con una pared de guardias a la salida; no hacía falta ser vidente para ver venir que todo el plan se iría al garete por mi culpa. ¿Por qué no había practicado los poderes del tiempo como Layla dijo? Los había dejado abandonados en una esquina, sin encontrarles una utilidad precisa, y ahora que los necesitaba eran todavía renacuajos de magia en mi estanque mental; por los renacuajos, el plan iba a salir rana.

Exponer todo esto en la discusión de antes no había servido de nada, por lo que se ve. Que si, en una situación de presión, mis instintos tomarían las riendas, que si mi desempeño no es tan penoso como creía... Claro que aquí la variable era yo, que podría poner toda la ecuación en negativo y Pietro (Shauna ya se había perdido por aquel entonces) no le estaba dando la importancia que se merecía a aquel punto; ese chico confiaba demasiado en mí.

Lo que sea, estaba a punto de verse; la teoría se acabó, hora de la práctica.

—¿Listo? —preguntó Shauna. La expresión de shock que antes dominaba su cara había desaparecido y sus mejillas habían recuperado algo de color; al menos ella estaba mejor.

Estuve tentado de negarlo, de repetir todos los fallos que le veía a aquella operación. Sin embargo, ¿para qué esforzarse? Ya lo había intentado y dar la matraca con el tema de nuevo solo serviría para acabar con mi garganta.

Asentí; debía reservar energías si quería una mínima posibilidad.

—Bien —confirmó ella. Una señal suya marcó el comienzo del plan.

Cerré los ojos, tal y como mi hermana lo hacía cuando usaba sus poderes espaciales. Sentí como los segundos se alargaban a minutos; el tiempo parecía un río helándose a mi alrededor.

Por un instante, por un glorioso instante, creí que lo había logrado, que por fin había detenido el reloj. Esa sensación solo duró eso, un momento. Después, abrí los ojos.

En apariencia, no se movía ni un alma (obviando a Shauna y Pietro, que dibujaban una sonrisa de orgullo en sus rostros). Apariencias, nada más. En realidad, todo estaba en movimiento; era una cadencia mucho más lenta, apenas una octava parte de lo normal, pero ahí estaba. Había fracasado.

—¿Ves? Sabía que podía —me felicitó el nativo; ninguno de los dos había percibido la inquietud de su entorno, supuestamente paralizado en el tiempo.

—Ya, ya, démonos prisa —traté de no sonar nervioso; otro intento fallido a la lista—; no sé cuánto durará esto.

Me hicieron caso, y menos mal. A cada segundo (¿podía ser denominado así en esta situación?) que pasaba estaba más intranquilo. Veía a los guardias cada vez más cerca, a velocidad tortuga, mientras el conjuro se desgastaba. Ni siquiera conocerían nuestra existencia si hubiese cumplido mi papel como es debido; gracias a mi incompetencia, estábamos muertos.

Además, que la totalidad de los objetos de la habitación donde se supone que estaría la provisión de colgantes se encontrara patas arriba no ayudaba en nada. Sumando eso a que debíamos cuidarnos de mover cualquier cosa inflamable, por si incendiábamos la sala, íbamos bastante lento. Y lo de tener que usar guantes (yo no podía tocar la joya sin desmayarme y romper así el hechizo) tampoco era útil que digamos.

Total, que el tiempo pasaba y seguíamos allí. Podía oír los pasos acercándose, ¿o era mi imaginación? Ahora no lo sé; solo recuerdo que eran muy espaciados entre sí y sonaban como truenos en plena tormenta.

Por eso mismo, cuando Shauna exclamó un "¡lo tengo!", solté un suspiro de alivio.

Nunca debí haber bajado la guardia. Me di cuenta cuando, a mitad del pasillo, un batallón de soldados nos cortó el paso. Entonces me di cuenta de que las manecillas volvían a girar; el conjuro se había roto en sincronía con mi relajación. Idiota se queda corto.

Con la de tentativas fracasadas que llevaba, ¿cómo creéis que terminó eso? Tres críos contra unos veinte tíos armados. O, mejor dicho, dos soldados (porque Shauna había recibido entrenamiento y presuponía que Pietro también) y yo, un novato cuyas energías estaban bastante bajas por manipular el tiempo, contra una veintena de guardias expertos y descansados.

Duramos diez minutos. Diez. Y creo que, dadas las circunstancias, lo hicimos bien. No obstante, un "bien" no sirve en estas situaciones.

—Quedan detenidos por allanamiento, robo y resistencia a la autoridad; su decapitación se llevará a cabo al alba —sentenciaron. Estábamos atados de pies y manos, echados en un rincón, hechos unos despojos humanos; el colgante se encontraba ahora en el bolsillo del guardia.

Miré a mis compañeros, pidiendo perdón con la mirada. ¡Ni legendario ni leches! Soy un burro, y siempre lo seré.

¿Vosotros qué creéis? ¿Culpable o no culpable? Porque fue un descuidado; tanto decirle a su hermana que estudiara, para luego no estudiar él. Es que es un caso.

Bueno, ¿cómo saldrán de ésta? Porque saldrán, ¿verdad? Emmm...

No spoilers.

Pronto caerá la noche en el multiverso Denborazioa. Sólo quiero informar que las horas de tortura normales de Nath son a estas alturas del día... sacad vuestras conclusiones.

¡Os leo en los comentarios, aztierdis!

Mireia

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro