Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22. Cuestión de respeto (Layla)

22. Cuestión de respeto (Layla)

¿Pero de qué iba esa chica? ¿Para esto nos habíamos asegurado de llegar a la hora? Manda narices. Al menos esta vez Wes ha practicado; ya le tocaba, aprovechado.

—¿Dónde diablos se ha metido? —pregunté a Pietro. ¡Hasta él había llegado puntual! ¡Partiendo del mismo sitio! Hay que verse... No esperaba este descaro de ella, para nada.

—Lo desconozco —me contestó, igual de confundido que yo (a molestia le ganaba, pero a confusión empatábamos)—. La duquesita no estaba en su cuarto cuando fui por la mañana temprano; pensaba que estaría aquí, con ustedes. —De repente, su respiración se volvió más agitada; por lo que añadió, acababa de ponerse en modo pesimista—. ¿Le habrá sucedido algo? ¿Un accidente? ¿Y si está herida?

Se preocupaba, en serio se preocupaba por ella (de una manera un tanto contraproducente). Eso era... ¿tierno? Yo que sé qué adjetivo es el adecuado para esto. Eso sí, tenía claro que su relación no era nada fuera de la amistad (repito por si no os ha quedado claro: no voy a montarme teorías raras otra vez, ya aprendí la lección).

—Layla, ¿podrías usar eso del lazo para encontrarla? —cuestionó mi hermano—. Que tarde tanto no es normal. Si algo me ha quedado claro de ella es que tiene al respeto en un pedestal; no es su estilo hacer esperar.

"Bueno, por intentarlo no se pierde nada", pensé, "Después de todo, no es mala idea. ¡Ya era hora de una buena sugerencia, Wes!".

Cerré mis ojos para concentrarme y, ya inmersa en la negrura de mis párpados, una cinta de color amarillo canario se materializó. Así, sin tener que gritarle ni nada parecido: un extremo en mi estomago, el otro a saber dónde. Su tensión comenzó a tirar de mí en dirección a ese otro lado.

—¡Por aquí! —llamé al resto. Ese era el único pequeño gran problema de mis poderes: eran invisibles para cualquier ojo excepto para estos que están incrustados en mi cara. Si no dijera nada, no tendrían ni idea de lo que estaba haciendo y moriría ignorada. ¿No había un botón de "compartir archivo" o algo, como en el Drive? Espero que lo haya; una misión sigilosa puede verse estropeada por esta necesidad de señalar.

Aunque me estoy yendo del tema; no es momento ni lugar para hablar de los inconvenientes de mi magia. Sin más demora, empezamos a seguir la ruta marcada en mi cabeza.

A ser honestos, fue más un sprint que una carrera larga, pues la meta no estaba muy lejos; Joshy (me pasé un rato largo buscándole un apodo decente a la chica; creo que lo logré) salía en ese momento de una casa ubicada unas calles más allá. Al vernos, el color abandonó su rostro. Razones no le faltaban; yo al menos (no puedo hablar por los demás; no estaba prestándoles atención) venía hecha un basilisco.

—¿Qué diablos estabas haciendo? —inquirí, echando humo por las orejas—. ¿Sabes que te esperamos desde hace más de una hora? ¡Responde cuando te hablo, maldita sea! ¿Parece que te ha comido la lengua el gato!

—¿Gato? —murmuró, sin saber a lo que me refería. En respuesta, siseé como lo hacen las ascuas encendidas. Ella se encogió en su sitio; si hubiera podido, creo que se hubiese hecho una bolita allí mismo—. Mil perdones, Layla —se disculpó, bajando la cabeza; creí ver una lagrimita bajando por su barbilla—. Es sabido que es de muy mala educación irse de una vivienda sin despedirse del anfitrión. Los Kellogg se acaban de despertar, así que no he podido salir hasta ahora. Discúlpenme, estaba en un dilema. No se enfade, ¡se lo ruego! Ya tuve suficiente.

Vale, una excusa protocolaria (que, al parecer, eran las únicas aceptables aquí) bastante buena y una frase final intrigante. Sin embargo, mi mente no hizo hincapié en eso precisamente.

—¿Kellogg? ¿Cómo los cereales? —lo siento, tenía que sacarlo a relucir, se me hacía hilarante. ¿A quién no le ha pasado esto de quedarse con el detalle más estúpido del monologo? Me declaro culpable de esta idiotez; por lo menos ya no estaba enojada. No obstante, las caras de los nativos me dejaron claro que no podía hacer referencia a nada sin parecer ridícula ante ellos, lo que frenó mi repentina risa—. No importa, yo me entiendo.

Pietro sacudió la cabeza, como si la confusión que mis acciones le produjeron fuera una nube de mosquitos que intentaba espantar al estilo elefante, e hizo una pregunta más práctica.

—¿Qué hacía usted en la casa de su prometido, duquesita?

Las mejillas de la aludida se encendieron como lamparitas. No, no podía ser; ella no tenía cara de ser así. Aún así, ¿no suelen decir que las calladitas suelen ser las más pícaras en secreto?

Alto ahí, cabecita malpensada; oigamos que tiene que decir antes de sacar conclusiones raras. En serio, creía que ya había superado esto de crearme películas mentales.

—Mi-mi madre me ha echado de casa —admitió, cabizbaja (a este paso, le va a dar una tortícolis que para qué), entre tartamudeos; esta vez sí, vi las perlas transparentes deslizarse hasta el enlosado. Todos dimos un respingo sincronizado al escucharlo; parecía ensayado y todo, pero la situación no era para menos. En serio, ¿cómo alguien puede ser tan cruel con su propia sangre? Su hija, ni más ni menos; está visto que a esa mujer le bombean sangre a distancia—. Roberto escuchó nuestra conversación, la de antes de venir al punto de encuentro; descubrió que la estaba deshonrando aún más que por el simple hecho de existir, así que estoy fuera del linaje. Además de ser buscada por los guardias para ser ejecutada, como corresponde a mi delito literario. He dormido en casa de Trevor esta noche por esa razón.

Aún si nosotros estábamos perdidísimos en su explicación (¿quién narices era Roberto?), Pietro asintió. Bueno, lo normal, teniendo en cuenta su participación en todos los sucesos narrados.

—¿Cómo pudimos olvidarnos de ese ispilu? —farfulló—. ¡Es el ojito derecho de la duquesa! Por supuesto que nos delató.

—Bueno, el pasado, pasado está; no podemos cambiarlo a nuestro antojo —busqué la mirada de Wes para constatar la validez de esa expresión. Él se encogió de hombros, dando a entender que no tenía ni idea. ¿Era en serio? Hermanito, yo te quiero, pero tienes que curiosear en tus poderes un poquito más. A saber que habilidades posee sin saberlo; igual incluso viaja en el tiempo de verdad.

En ese momento, la puerta por la que Joshy había salido chirrió, dando paso al chico sepia. Sí, el de la fiesta de cumpleaños de Josephine, su supuesto prometido, ¿o acaso olvidáis que yo también lo vi a través de los ojos de mi gemelo? En serio parecía haber salido de una fotografía con ese filtro, tanto entonces como ahora.

Al vernos allí, reunidos frente a su vivienda, esbozó una mueca de desconcierto. A ser francos, tenía sus motivos para extrañarse: conjunto enraizado aparte (sacado de mis dotes jantzirescas, claro; ¿cómo es que acabo hechizando yo siempre? ¡Shauna, que la veterana aquí eres tú!), estábamos bastante fuera del cuadro.

Todavía con ese gesto, se acercó a Joshy y le preguntó lo siguiente. Ojo, dije "preguntó" basándome en la entonación, puesto que el mensaje escapaba de mi comprensión.

Loretxo maitea, zeintzuk diz hauek?

Eso era arcaico, no lo dudaba; sin embargo, de poco me servía identificar el idioma si solo conocía palabras sueltas y frases hechas. Miré a Shauna, que negó con la cabeza.

—El dialecto enraizado no se me da —susurró. ¿Ahora también había dialectos? ¡Venga ya! Cada vez se complican todavía más la vida. Y luego empezaran con la sinonimia y los verbos irregulares, ¿no?

Me volví hacia Pietro. Si alguien iba a saber interpretar esto, tendría que ser un nativo.

—Tampoco ha dicho nada del otro mundo —repuso, levantando los hombros como si no importara que pasaran olímpicamente de nosotros—, solo preguntó quiénes sois.

Shauna suspiró.

—Ya me lo suponía, pero la manera en la que conjugáis me confunde; bien podría haber dicho "¿a quiénes tienen?" y no enterarme —soltó una risa con lo último; no venía a cuento, pero ¿quién era yo para cuestionar su sentido del humor?

Lo que sea, la conversación en arcaico siguió, ajena a nosotros como si fuéramos estatuas de museo:

Lagunak diz, Pinu ausarta, lasaitu zaitez. Ez al nizun esan jun ber nintzela? Haiek ezkutau ingo naute jagoleengandik —según la traducción de Pietro, lo que dijo Joshy sería algo como así: "Son amigos, Pino valiente", (¿en serio lo llamó así? Que mote más raro), "tranquilízate. ¿No te dije que tenía que irme? Ellos me esconderán de los guardias".

Benetan fidagarriak al diz? Ez diruite ba... Ez horixe, ez tzuez bakarrik pertsonai arraro hauekin —afirmó, asintiendo con fuerza. Que deciros, me cansé de pedir traducciones, así que tomé cartas en el asunto.

—¿Podéis hablar en español, por favor? Algunos no entendemos ni media palabra de lo que decís —el tal Trevor me lanzó otra mirada extraña por el tuteo; sin embargo, eso poco me importaba.

Josephine se dio cuenta entonces de que, hablando de esa manera, nos estaban excluyendo. Me da que la tonalidad rojiza de su rostro debería ser añadida a la paleta de colores; desde mi punto de vista inexperto, nunca había visto un rojo tan intenso en mi vida.

—Perdón —se disculpó, casi atropellando su lengua en dos sílabas. Después, procedió a explicar con brevedad—. En resumidas cuentas, Trevor viene con nosotros.

Miré a Joshy, luego a Trevor, después a Joshy otra vez y vuelta a empezar. ¿En serio este tío se había autoinvitado a la fiesta? ¡Menudo descaro! ¿No era ésta la dimensión del respeto?

—¿Qué les sorprende, damas y caballeros? No dejaré a mi prometida sola; no, al menos, sin saber si me puedo fiar de ustedes —sentenció con una reverencia y una sonrisa desafiante. Al acercarse a Shauna (ya que estaba en la zona central, a donde aquel saludo formal iba dirigido), ésta estornudó—. Salud, señorita.

—¿Catarro? —cuestionó Wes, alcanzándole un pañuelo. Ella no respondió, solo aceptó el ofrecimiento y tragó una especie de caramelo que había sacado de su bolsillo, del interior de una cajita turquesa. Acto seguido, fulminó con la mirada al recién llegado.

—Bueno, ya nos hemos distraído bastante; vamos al lío, que nos quedamos sin día —corté; para algo nos habíamos reunido y no me iba a marchar sin hacerlo. Saqué el mapa (que, por si alguien se lo pregunta, dejé en un bolsillo interno de mi bolso la última vez; no me he acordado hasta por la mañana) y señalé dos puntos—. Wes, Shauna y Pietro, tendréis la misión gema. Mientras, Joshy —la aludida mostró sorpresa por el apodo (¿alguien se me había adelantado?)—, Trevor y yo iremos al árbol. ¿Así bien o alguien quiere proponer algún cambio en los equipos?

Rogué para que no fuera así. A ver, que organizar a la gente lleva su rato (salvo lo de Trevor; a él le he metido donde menos gente había) y esperaba que la gente estuviera conforme. Wes tenía que coger ese collar, así que tenía que estar en el primer grupo; Shauna tenía que estar con él (porque sí, porque son casi pareja a pesar de las discusiones y no pienso separarlos) y Pietro conoce el terreno. Josephine tenía que hablar con su guardián, Trevor quería estar con su prometida y yo... pues iba de tercera rueda acortacaminos otra vez; ese era el segundo grupo. Ayer estábamos los tres de acuerdo; esperaba que un integrante más y tres opiniones enraizadas no fastidiaran las cuentas.

Mala suerte, siempre hay alguien disconforme. En este caso, fue Shauna.

—No me hace gracia que estéis solas con el nuevo... —insinuó a mi oído. Me giré hacia ella; mis ojos denotaban fastidio. ¿De verdad iba a empezar con otra paranoia? Pensaba que, al irse Gabe, no habría más conspiraciones. Por lo visto, me equivocaba—. ¿Qué? Me da en la nariz que no es de fiar. Literalmente, en la nariz —repitió, señalándola.

No lo entendí, ni le di más vueltas. ¿Qué le iba a hacer? Una queja sin fundamentos, solo una corazonada basada en una primera impresión, no iba a desbaratarnos los esquemas.

Aun con un voto en contra, acabamos separándonos de esa forma, rumbo a distintas aventuras con un objetivo común.

Aura, estamos más cerca. ¿Qué cuántos kilómetros faltan? No puedo responder. ¡Es una metáfora, no una distancia real! Solo sé que hemos dado un paso en la dirección correcta.

¿7:00 AM? ¿Qué demonios hago publicando capítulo a las 7:00 AM un sábado de junio?

Veréis, durante el día de hoy estaré tomando el CAE (ya, por fin; que llevo preparándome dos añazos para el dichoso examen) y el capítulo tendría que ser adelantado o pospuesto. Como no quiero andar pensando "tengo que publicar" durante las pruebas, pues hala, aquí lo tenéis.

Bueno, hablemos del capítulo.

¿Largo? Largo.

¿Dialectos? Dialectos, PeruBasurto puede constatar que eso no es Batua (el vasco universal).

¿Trevor se une? Pues sí, eso ha dicho.

¿Estornudos? Estornudos.

Bueno, espero vuestros comentarios (aunque los leeré tras el examen, ¡deseadme suerte!).

Se despide,

Una Mireia que acaba de despertarse y está de los nervios

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro