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15. Dotes de actor (Wes)

15. Dotes de actor (Wes)

No lograba comprender como Layla se había adecuado tan rápido a escuchar y ver doble. Es decir, ella había necesitado apenas cuatro minutos para entender lo que Shauna le decía (o eso creo; yo solo oía un zumbido en ese momento); mientras, a mí me seguía costando discernir las palabras si no estaba al cien por cien atento incluso ahora, siete horas y nueve minutos después de la conexión.

La mano de Layla se posó en mi hombro, obligándome a prestar atención. A saber lo que habían estado diciendo esas dos durante mi abstracción (no pienso preguntar).

—A ver, ¿recuerdas quién se supone que eres? —cuestionó.

—Mi nombre es Víctor Abernathy, condesito de Adar, hijo mediano de los ilustres Gael y Samanda Abernathy —recité, tal y como habíamos estado ensayando la tarde entera.

—Se te pasó "prometido de Camelia Houston, baronesita de Lore" —leyó ella (no me engañaba; veía sus ojos en el manuscrito).

Solté un bufido. Como para no olvidarse de algo entre tantos datos innecesarios. ¿En serio se presentaban de esa manera tan absurda? Obsesión con los títulos es poco en su caso. Pero qué le vamos a hacer; es su cultura, no la nuestra.

—¿Estamos seguros de que los verdaderos condes Abernathy no aparecerán por la fiesta? —pregunté, hecho un manojo de nervios; no tenía claro que escoger verdaderos nobles a los que suplantar hubiera sido un buen movimiento por nuestra parte.

Shauna me echó una mirada fulminante. ¿O ese era el campo de visión de Layla? Lo de compartir vista era un mareo, sin lugar a dudas.

Por lo menos Layla había prometido mantener los ojos cerrados para no estorbar. No sabía que hubiese hecho de tener imágenes también desconcentrándome; ya tenía más que suficiente con el zumbido.

—Como te he repetido unas trescientas veces ya, no —respondió Shauna, dejando ver que la mirada iba dedicada a mí; que mi capacidad de atención hubiera bajado la enfurecía—; no hay posibilidad alguna de que asistan. Mandaron una carta confirmando que no aparecerían; por "suerte" para nosotros, el documento acabó en la chimenea. Ya está, no quiero escuchar ni una pregunta repetitiva más, ¿entendido?

Asentí mientras Layla rodaba los ojos. Shauna, si así lo deseaba, imponía; se notaba que Aura y ella se habían criado bajo el mismo techo.

No obstante, enmudecerme no impidió que me preguntara cómo había sucedido la incineración; su forma de recalcar la palabra "suerte" sugería que no había sido cosa del azar. En fin, habría que esperar a que se calmasen las aguas para averiguarlo.

Las puertas de la mansión se abrían, demostrando al mundo que la hora había llegado. Respiré hondo, así el libro y me encaminé hacia allí.

Me resultó bastante sencillo mezclarme entre la multitud de nobles que bajaban de sus carrozas, incluso estando medio ciego. No sé por qué, pero creía que sería mucho más complicado; supongo que lo difícil vendrá dentro, poniendo a prueba mis dotes de actor (¿tengo yo de eso?).

—Señorito —me llamó uno de los mayordomos de la entrada. Me sorprendí al oírlo tan claramente; al estar escuchando ambientes distintos, el zumbido había desaparecido. Embobado por mi descubrimiento, el empleado tuvo que volver a llamarme—. Señorito, debe darme el abrigo; la duquesa se ofenderá si le ve con él puesto. Puede dar a entender que cree que su casa no está lo suficientemente caldeada, lo que sería una grave falta de respeto. Créame, lo último que quiere usted es ofender la la duquesa Corlan.

—Lo siento, ahora te la doy —me disculpé a toda prisa (se me escapó un tuteo; en mi defensa, estaba más concentrado en buscar una excusa decente)—. Emmm... estaba admirando la exquisita decoración y se me fue el santo al cielo. Un recibidor sublime, mis elogios al artista.

¿Qué? Ni que a vosotros se os hubiera ocurrido nada mejor (y, si me equivoco, decidme que hubierais dicho para la próxima; nunca se sabe).

Por fortuna, el joven trabajador pareció tragarse lo de que me gustaba toda aquella parafernalia de estilo barroco y continuó hablando del tema.

—Desde luego, ha sido un digno trabajo, le haré llegar sus halagos. ¿De parte de quién?

—De Víctor Abernathy, condesito de Adar, hijo mediano de los ilustres Gael y Samanda Abernathy —repetí. Casi olvido la otra parte; sin embargo, Layla se encargó de abrir los ojos para coger el folio cuadriculado y señalarme la frase faltante (le tengo que dar las gracias)—, prometido de Camelia Houston, baronesita de Lore. ¿A quién me dirijo, si puedo preguntar?

—Pietro Tocci, condesito —contestó él, de manera simple (he de suponer que no poseía títulos de los que alardear), para después añadir—. ¿Por qué iba a ser molestia su pregunta? Usted es el noble y yo, un simple sirviente; siendo usted de mayor rango, tiene derecho a interrogarme incluso sobre lo más insignificante.

A ver, no iba a negar lo evidente, estaba claro que me había calado; se había dado cuenta de que no era nativo. ¿Por qué si no iba a aconsejarme sobre comportamiento? Aún así, el chico me estaba echando una mano; no sabía muy bien que pensar de él.

No merecía la pena seguir quemándose el cerebro con eso ahora; por más que quisiera descubrir las motivaciones de ese mayordomo, la misión iba primero. Era Denbora, después de todo; si algo me decía que habría tiempo después para discutirlo, sería verdad.

Fuera por donde fuese, todo era excesivo y recargado: filigranas doradas, lámparas de cristal enormes... En ese instante agradecía solo poder ver la mitad; si no, tanta decoración me habría mareado (otra vez).

Llegué al salón, decorado de forma similar pero a mayor escala, justo a tiempo para ver a la protagonista de la noche bajar las escaleras. Bajita, enormes ojos verdes, pecas y facciones infantiles. Saludaba a todo el mundo con una postura regia y una sonrisa en el rostro; iba más repeinada y con un vestido más pomposo. No obstante, era la chica del callejón, sin duda alguna; era la giltz nativa.

"Es una sonrisa falsa; no se divierte para nada", escuché a Layla decir. Fijándome más, vi a lo que se refería; sus músculos estaban tensos, el gesto ni le llegaba a los ojos. ¿Estaría nerviosa? Quizá no estaba acostumbrada a ser el centro de atención.

Esperé hasta que los invitados se dispersaran para acercarme a hablar con ella. Para mi desesperación, eso no ocurrió hasta el quinto baile; media dimensión parecía querer felicitarla por los dieciséis. Por fin, el último trajeado se fue a bailar mientras ella pedía un vaso de agua a un empleado (que, menos mal, no era el mismo de la chaqueta); era mi oportunidad.

—¿Podría charlar con usted un momento, duquesita? —cuestioné, intentando que mi voz sonase lo más formal posible (creo que al final lo de actuar no se me da tan mal, ¿no?).

—Por supuesto. ¿A quién me dirijo? —no necesitáis leer mi titulación "prestada" de nuevo, ¿no? Seguro que ya os cansa, como a mí—. Un placer, condesito Abernathy —dijo, efectuando una pequeña reverencia.

—Sé que no es lo habitual, pero quería entregarle mi regalo en mano —dije, sacando el ejemplar de detrás de mi espalda. En realidad, no tenía ni la menor idea sobre la cantidad de veces que ocurría esta escena; solo seguía las indicaciones de Shauna.

Aunque mantuvo el porte y la sonrisa amable intactos, pude leer el terror en su mirada; había reconocido la cubierta.

—Gracias por su consideración. Sin embargo, desconozco de qué me va a servir; yo nunca aprendí a leer, solo soy una señorita —entrelazaba y soltaba sus dedos una y otra vez, inquieta; sus ojos iban de un lado a otro, fijándose en la gente que se reunía a nuestro alrededor.

—¿De veras? —inquirí, presionándola aún más; no era la mejor táctica, pero fue lo único que se me ocurrió—. Pues ayer me crucé con una chica exacta a ti; chocó conmigo y se le cayó este libro. ¿Tiene usted una hermana gemela que sí domina el arte de las letras?

—Eso sí que es extraño, condesito Abernathy, porque yo no salí de casa en todo el día con los preparativos para la fiesta —respondió. ¿Guardaba las apariencias o tenía doble personalidad? Era difícil averiguarlo; a pesar de los nervios, mentía bastante bien—. Debería hablar con las autoridades sobre esa misteriosa joven; tiene que ser castigada por sus actos.

—Pero... —comencé yo, a punto de perder la compostura que fingía poseer.

—La duquesita ha confirmado que no es ella —sentenció un joven enraizado. Llevaba el cabello recogido en una coleta, lo que se me hacía raro para un varón, y parecía sacado de una foto en sepia por los colores que usaba—. Ahora, a menos que quiera ser el arrestado, será mejor que se aleje de mi prometida y disfrute de la celebración como el resto.

A regañadientes, salí del círculo formado alrededor de nosotros. No iba a conseguir nada hablando cara a cara con ella, no con todos los presentes pendientes.

"Hora del plan B", dictó Shauna desde los oídos de Layla. Supongo que mi gemela le había puesto al corriente; hacía rato que no prestaba atención a esa línea.

Asentí de forma inconsciente; no quedaba otra opción. Revisé la nota escrita en la cuarta página, comprobando que se entendiera la caligrafía de Shauna; aquel mensaje era nuestra última esperanza.

Cuando vi que la gente comenzaba a marcharse, coloqué el tomo entre sus múltiples regalos. Después, volví sobre mis pasos hasta la entrada, en la cual pedí mi chaqueta.

—Por supuesto, condesito —afirmó el tal Pietro, yendo a por ella. Al dármela, se acercó a mi oreja y susurró—. Salude a Shauna de mi parte, ¿quiere?

Tardé tres segundos en reaccionar. Por inercia, había seguido moviéndome durante el shock; estaba fuera de la casa cuando las piezas encajaron.

La boca de Layla estaba igual de abierta que la mía (ya que lo había oído tan claro como yo). Shauna nos miraba a los dos de manera alternativa, tratando de adivinar que habíamos descubierto.

¿Qué narices acababa de pasar?

¡Hola, aztierdis! Ya, ya, las once de la noche y todo eso, no tengo excusa con lo tarde que es. Pasemos a otra cosa.

¿Creen que Wes ha hecho bien su trabajo? ¿Qué demonios pasa con Shauna? ¿Alguien más se ha reído con la obvia referencia a "Alas de Papel" de mirerp27? ¿Qué pensáis de Pietro? Y sí, nombre italiano; que no se note que apareció en mi cabeza durante mi viaje, para nada.

Ok, demasiadas preguntas de una sentada, ya paro.
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¿O quizá no? Para quien no lo sepa aún, colourfulmechitas y yo vamos a celebrar un concurso invertido. Para qué engañaros, quería que ella subiera las bases primero porque seguro que me confundo en algo; sin embargo, su ordenador no colabora. En fin, Mechitas, corrigeme si me equivoco.

En este concurso, yo haré tres preguntas sobre su trilogía, "La Elegida", mientras que ella hará tres sobre la trilogía Denborazioa. Cada pregunta irá por separado, por lo que la primera respuesta correcta de cada una se llevará el derecho a preguntarnos cualquier cosa (incluso de respuesta elaborada) a Mechitas o a mí. Nos guardamos el derecho a descartar una pregunta. No vale chequear en busca de respuestas.

Y, sin más dilación, aquí vienen las preguntas sobre la trilogía "La Elegida":

1. ¿Cómo se llama la hermana mayor de Alette?

2. ¿De qué materia es profesor Marcus Courtois?

3. ¿Quiénes eran los jurados en las admisiones de equipos en el inicio de VILLANO?

Ejem, si esto cambia en algún momento, es porque he metido la pata en algún lado. Lo siento si eso ocurre.

¡Os leo en los comentarios, aztierdis!

Mireia

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