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Capítulo 14

Se tele transportaron con las rocas y llegaron directamente a Nueva York. Katheryn cayó de bruces sobre el asqueroso asfalto mientras que Owen gimoteaba arriba de un poste de luz.

-¡Por qué tengo que aparecer en sitios peligrosos!—se quejó desde arriba. Katheryn resopló.

-No está muy alto. Puedes deslizarte poco a poco—le dijo mientras escrutaba todo a su alrededor. El sol aún estaba ocultándose y necesitaba encontrar a Thorsten.

-De acuerdo—masculló el rubio y comenzó a descender—si me parto el cuello, será tú culpa.

Katheryn no le hizo caso y siguió viendo en su entorno.

-Sé que no debo decírtelo porque Thorsten me asesinará pero…

Ella se dio la vuelta bruscamente.

-¿De qué hablas?

-Thorsten no quiere tenerte cerca. No quiere verte—le soltó abruptamente el rubio mientras llegaba sano y salvo al suelo—no quiere que estés cerca de él por el momento; según tengo entendido, él te buscará dentro de unos días y debes esperar…

-¿Thorsten se ha comunicado contigo?—de pronto, sintió que su garganta se cerraba, impidiéndole respirar. Su amigo hizo una mueca— ¡Responde!

-Sí. Pero fue telepáticamente—mintió—si de verdad lo amas, confía en su palabra y regresemos a California o a donde sea, menos al paradero de Thor.

-Pero necesito hablar con él. No puedo seguir con esta incertidumbre

-Entonces llámalo por teléfono.

-Es lo que he intentado cientos de veces, créeme. Pero da la casualidad que está apagado.

Aburrido y agobiado, Owen la fulminó con la mirada y luego bostezó.

-¿Sabes qué? Debes afrontar las condiciones de tu novio. Si él dice que necesita tiempo, dáselo. Supongo que te ama, ¿no?—ella asintió— ¿y tú lo amas también, cierto?—ella volvió a asentir pero ahora más ruborizada—ahora dime, ¿Por qué te cuesta tanto esperar unos días para verlo?

-No entiendes nada, Kennedy—le espetó, de mal humor—siento que voy a perderlo para siempre. No quiero sufrir una vez más. No soportaría sentir otra desilusión.

-El susodicho, Shay, ¿no se supone que lo enviará de vuelta a su planeta? ¿Eso no significa que de todas maneras lo perderás para siempre?

Katheryn sintió que le hervía la sangre. Owen tenía razón y quiso golpearlo por ello, pero en vez de eso, se mordió los labios para no llorar.

Alejó las lágrimas y cogió al rubio de un brazo.

-Tienes razón. No pierdo nada con esperar unos días más para verlo.

-¿Quieres decir que regresaremos a…?

-Quisiera ir a México. Allá están mis cosas.

-De acuerdo—se inclinó a coger su pequeño equipaje—ya es tiempo de volver a verles las horrorosas caras de todos.

Katheryn rodó los ojos y sonrió.

-Vamos, mi rubio lindo.

-Vamos, mi Katheryn.

-Ni una sola palabra de lo que ha pasado, ¿okey?

-Ni una palabra—repitió él, imitando cerrar un cierre invisible en sus labios.

***

Heidi se encontraba sentada en el porche. El sol se estaba ocultando entre las montaña, se sentía aburrida y preocupada por Katheryn. Desde el día anterior desapareció sin dejar rastro del parque de diversiones y hasta la mañana de ese día, se le ocurrió decir donde estaba.

-¡La mataré!—mascullaba ella entre dientes.

-Hola, Heidi—la saludó Ethan desde la calle de enfrente, acababa de llegar con Sam en el Matiz.

-¿Qué hay?—le respondió con indiferencia y fijó los ojos en Sam, quién se aproximó a cogerle la mano a Ethan. Heidi puso los ojos en blanco.

-Hola, Heidi…

-¿A qué se debe tan inesperada visita? No tiene mucho que nos vimos… de hecho ayer pasamos todo el día juntos—dijo Heidi con una sonrisita sarcástica.

-Necesito hablar con Luke—respondió Ethan tajantemente—no vinimos a verte a ti.

-Ay, lo siento—resopló la pelirroja—Luke está en la terraza con los chicos.

-Gracias—le siseó y entró, con Sam pisándole los talones.

Heidi volvió a fijar la vista en sus pies y cuando estaba iniciando un grato bostezo, Katheryn apareció frente a ella con Owen Kennedy cogido de la mano.

La manera en la que Katheryn la saludó fue fría y apagada, en cambio, el rubio sonrió de oreja a oreja y se aproximó a abrazarla, algo perturbado por verle el cabello rojo.

-Así que eres pelirroja—observó él, y Heidi parpadeó incrédula.

-¿Cómo rayos aparecieron?—preguntó la pelirroja con el ceño fruncido y miró a todos lados— ¿Dónde está Staggs?

-¿Por qué preguntas por él?—la voz de Katheryn apenas era audible. Se dirigía hacia la puerta, intentando sin éxito poder pasar sin ser interrogada por su amiga.

-Porque la única manera de haberte largado así de Six Flags fue tele transportándote.

-Hablé con Luke, ¿acaso no te dijo dónde estaba?—arrugó la frente, molesta. Owen le palmeó el antebrazo para tranquilizarla.

-Sí. Pero…

-Será mejor que dejes de interrogarla—interpuso Owen con seriedad—Katheryn no está de humor ahora.

-¿Cuándo lo ha estado?—espetó la pelirroja poniendo las manos a cada lado de su cintura, provocándola.

Katheryn tuvo que reprimir las ganas de abofetearla. Ya había tenido suficiente con la psicópata de Clara y no estaba dispuesta a descargar su furia en Heidi, ya que su manera de ser siempre la desesperaba pero se debía a que su amiga la quería mucho y su manera de protegerla era agobiante.

Sacudiendo la cabeza, Katheryn se deslizó al interior de la casa con Owen a sus espaldas, Heidi se quedó fuera con los ojos achicados.

En la sala, se encontraba Sam Blair hablando animadamente con Ben y Brenton, y los tres volvieron el rostro al ver a Katheryn entrar con Owen.

-Hola—saludó Sam sin dirigirse a nadie en particular. Owen le correspondió al saludo con un movimiento de cabeza.

-Hola—respondió Katheryn sin verla si quiera—Owen, acompáñame a mi habitación.

Los dos subieron trotando las escaleras y al término de esta, colapsaron con la espalda de alguien y se vinieron abajo sin miramientos.

Rodaron como balones de soccer hasta el piso inferior. Katheryn sintió las extremidades de Owen y de la otra persona encima de su espalda.

-¡Ay!—gritó Owen, tratando de ayudarla— ¿Estás bien, Katheryn?

-Eso creo—murmuró ella al encontrarse con los ojos verdes esmeraldas de Ethan a solo un centímetro de distancia de su rostro—Ethan.

-Hola, Katheryn—le dijo él riéndose—vaya forma de saludarnos, ¿no?

-De hecho—ella esbozó una sonrisa y con ayuda de él, se puso de pie.

Owen se levantó un segundo después y se plantó detrás de ella.

-Hola, Kennedy—gruñó Ethan, estirando la mano derecha en su dirección.

-Hola, Quin—contestó Owen, estrechándole la mano.

Luke bajó corriendo las escaleras con el rostro alarmado. Sam, Ben y Brenton se reunieron un segundo después para saber lo que estaba pasando.

-¿Qué ha pasado?—preguntó Luke.

-Caímos—objetó Owen en un gruñido.

-¡Katheryn, Owen!—exclamó Luke, sorprendido. Abrazó primero a Katheryn y luego abrazó al rubio juguetonamente— ¿No se lastimaron?

Katheryn negó con la cabeza.

-No. Fue un milagro—exageró Owen, sonriendo—vamos a estar arriba.

-¿Por qué van a subir?—Ethan quiso saber.

-Necesitamos charlar de algunas cosas, Ethan—le informó ella sin entrar en detalles—bajaremos en un rato.

-Voy a preparar algo delicioso para cenar—farfulló Brenton—es una buena ocasión para cenar en familia—miró al reloj de pared—en un par de horas regresará Toni y ustedes dos— miró a Katheryn y a Owen, ambos ladearon la cabeza—tienen que bajar cuando yo les grite, ¿okey?

-Bien.

-¿Qué prepararás?—el rubio sonrió ampliamente, haciendo que su lunar se estirase lo suficiente para desaparecer.

-Es sorpresa.

Katheryn le echó una mirada a Ethan antes de subir las escaleras con Owen.

-Katheryn—le oyó decir a Ethan. Ella se detuvo y se volvió para verlo—he dejado un obsequio para ti sobre tu cama. Espero sea de tu agrado.

Asintiendo, abrió la puerta de su habitación con Owen pegado a su espalda y se encontró con una cajita envuelta con papel de regalo.

-Quiero pensar que son imaginaciones mías pero…—agregó el rubio y se sentó para apreciar la cajita de cerca pero Katheryn se lo arrebató de las manos—ay, lo siento, no voy a robártelo.

-¿Qué será?—se preguntó ella en voz baja.

-Lo sabrás si lo abres.

Comenzó a desenvolverlo y una caja aterciopelada salió a relucir. Frunciendo el ceño, la abrió.

-¿Qué es?—quiso saber su amigo desde atrás.

-Es un… brazalete de oro—susurró.

-¿Un brazalete?

Él se inclinó a ver por encima de la cabeza de Katheryn y abrió los ojos como platos.

-Si antes seguía pensando que Ethan todavía te amaba, ahora retiro lo dicho.

El brazalete que se encontraba dentro de la cajita, donde ambos pensaban encontrar algún tipo de mensaje de amor o insinuación por parte de Ethan, se llevaron la sorpresa de ver las iniciales T y K labradas a manuscrita y encerradas en un corazón.

Thorsten y Katheryn.

 

-Ethan está ebrio. Sí, debe ser eso—dijo ella, cerrando la cajita.

-No lo creo. Quizá ya te ha superado y quiso obsequiarte este brazalete.

-¿En serio lo crees?—se le erizó la piel de solo pensar que Ethan Quin ya no la quería—él dijo que jamás dejaría de amarme.

-¿Qué diablos, Katheryn?—le espetó el rubio sulfurado—se supone que lo dejaste de amar porque ahora amas a Thorsten, ¿no?—ella asintió ruborizada—entonces, ¿Por qué te cuesta trabajo asimilar que Ethan decidió olvidarte?

-¡No es eso! Él me juro que me amaría para siempre y…

-…y pensaste que él seguiría a tus pies cada que tú necesitaras de su apoyo.

Mirándolo bruscamente, Katheryn le arrojó la cajita al rostro, dejándolo aturdido.

-¿Y sabes qué más pensé?—le espetó, furiosa.

-¿Qué?—se levantó violentamente de la cama y se paró frente a ella, su nariz rozaba con la frente de Katheryn.

-¡Pensé que teniéndote cerca me sentiría mejor pero es todo lo contrario!—lo empujó con todas sus fuerzas pero él no se movió. Ahora que ya no era una Elegida, era débil. Patética.

Pero él en vez de darse la vuelta y dejarla sola, la abrazó cálidamente a pesar de que ella forcejeó para liberarse pero no la dejó ir. La abrazó por un largo minuto hasta que ella se tranquilizó.

-No quería herirte de esa manera. Lo único que deseo es que aclares tus sentimientos—le susurró Owen mientras le acariciaba el cabello—no juegues con el corazón de Ethan ni con el de Thorsten. Eres muy valiosa para todos; más para ese par de hombres, así que sé prudente y sensata. Recuerda que más de uno puede resultar herido.

Pero Katheryn se mantuvo en silencio absoluto. Se limitó a seguir agazapada en los brazos de su amigo y escuchar la verdad de sus labios.

Owen siguió abrazándola y acariciándole el cabello con delicadeza.

-Perdóname—balbuceó ella y su voz apenas sonó como un quejido.

-¿Por qué debería de perdonarte?

-Porque te he golpeado en la cara con el obsequio de Ethan—se apretujó más a su varonil cuerpo. Él sonrió sin que ella lo viera.

-Fue solo un rasguño.

Katheryn se apartó para verle el rostro.

-¡Te está sangrando la mejilla, Owen!—chilló alarmada—debo limpiarte eso.

-Estaré bien—le aseguró.

La curación duró aproximadamente quince minutos. Tiempo en el que anocheció completamente y fueron interrumpidos por Brenton, quién aporreó a la puerta gritando a todo pulmón: La cena está lista.

-Deberíamos bajar. Sigo teniéndoles miedo a tus amigos.

-¿Bromeas?—vaciló sonriendo, y guardó el alcohol en una de sus maletas.

Owen se rascó el cuello y se frotó donde Katheryn le había puesto una gasa.

-En serio. Son aterradores, en especial Luke.

-Luke es el más tierno de todos—se inclinó al suelo y recogió la cajita, se irguió para ponerla sobre la cama y sintió que el suelo se movía en todas direcciones—Owen…

-¿Qué ocurre?—la miró preocupado.

-No me siento bien…

Y vio todo negro. Sintió que caía desde un abismo y se perdía en la oscuridad. Lo único que alcanzó a escuchar fue su nombre saliendo de los labios de su amigo.

El olor a alcohol llegó a sus fosas nasales de golpe.

Sintió que se asfixiaba con el penetrante olor. Sintió arcadas y se precipitó para abrir los ojos de golpe. Pero la luz la aturdió, obligándola a cerrarlos de nuevo.

¿Dónde estaba?

Oía voces preocupadas. Todos decían su nombre.

Reconoció la voz angustiada de Ethan y reaccionó al instante.

Intentó abrir los ojos una vez más y lo logró. Sus retinas se fueron adaptando a aquella luz, incluso sintió lagrimillas escurriendo por sus sienes.

-¡Está despertando!—aulló Owen y ella esbozó una mueca.

Llevándose las manos al rostro, Katheryn se sentó bruscamente y tuvo se sujetarse a un brazo.

-Tranquila—era Ben—todo está bien. No te apresures a levantarte.

-¿Qué pasó?—preguntó por fin. No había podido encontrar su voz.

-Al parecer te desmayaste—le informó Heidi.

-¿Por qué?

-No lo sabemos—argumentó Luke, su rostro estaba serio y preocupado como el de los demás—pero lo vamos a averiguar.

-¿Te sientes bien?—reconociendo al dueño de la voz, asintió sin verlo y Ethan le dio una palmada en el antebrazo, muestra de apoyo— ¿No sabes por qué se desvaneció, Kennedy? Tú estabas con ella.

-Sí, pero ella de repente me dijo “Owen, no me siento bien” y ahí fue donde cayó al suelo—musitó el rubio—yo no tuve nada que ver.

-¿Y por qué estás lastimado de la cara?—lo acusó.

-¿Y no será a causa de tu estúpido obsequio, eh?—bramó Owen enfadado.

-Yo lo golpee por accidente—interpuso Katheryn—estoy bien. Tal vez es porque no he comido a mis horas, tranquilos.

-Katheryn, ¿estás segura que te sientes bien?—le preguntó Ben, intentando ayudarla a levantarse de la cama.

Luke se sentó de inmediato a su lado y la rodeó con un brazo por encima de sus hombros.

-Absolutamente.

-Pues no te ves bien—añadió Sam entre dientes, y Katheryn hasta en ese instante se percató de su presencia—pareciera si estuvieras…no, no es posible, ¿o sí?

-¿De qué hablas?—siseó Ethan.

-Sí, ¿de qué hablas?—terció Katheryn con el ceño fruncido.

-Es como si estuvieras embarazada—rio con sorna y todos la miraron con los labios entreabiertos—pero sé que eso es una locura, ¿no?

-Sam, si no vas a decir algo coherente e inteligente, será mejor que cierres la boca—masculló Brenton.

Pero Katheryn permaneció inmóvil, con los ojos puestos en la nada. Su respiración se fue acelerando y sintió que de nuevo todo le daba vueltas. Enfocó la vista a Sam y palideció.

¿Y si Sam tenía razón y ella estaba embarazada de…Thorsten?

No podía ser posible.

¿O sí?

-Katheryn no puede estar embarazada—contraatacó Sam—solo fue un chiste.

-¡Pues tu chiste no tiene gracia!—vociferó Ethan—ahora vámonos.

Arrastró a Sam fuera de la habitación y no se fue sin antes enviarle una mirada llena de incertidumbre a Katheryn.

Cuando se fueron, la habitación se inundó de silencio fúnebre.

-La cena ya está fría—dijo Brenton, con el fin de romper el silencio—Toni se quedó abajo cenando. ¿Vamos?

Todos los chicos bajaron enseguida, quedando Heidi y Katheryn solas en la habitación, con la excusa de retocarse el maquillaje, aunque bien, ninguna de las dos estaba maquillada.

-Katheryn…

-¿Qué pasó?—Katheryn se hizo de la desentendida y comenzó a ordenar su cama.

-Lo que dijo Sam…-tragó saliva, temerosa—no puede ser posible, ¿verdad? Digo, cuando éramos elegidos sabíamos de antemano que aquello del embarazo era ilógico pero ahora que ya no lo somos…

-¿A dónde quieres llegar?

-Quiero saber si te has acostado con Thor. Porque si es así, es probable que estés esperando un hijo suyo.

-Ay, por favor. No seas paranoica—le tembló la voz.

-Tuviste relaciones con Thor, ¿sí o no?—repitió la pelirroja con el rostro serio.

-Sí—dijo, sintiendo que su cara hervía de vergüenza y de temor—pero no creo que yo esté embarazada. Es una tontería.

-¡Por todos los cielos!—chilló Heidi y se agarró el cabello— ¿Qué pasaría sí llegaras a estarlo?

Pasmada, Katheryn se llevó las manos al vientre y suspiró pensando en Thorsten.

-Si yo estuviera esperando un hijo de Thor, sería la chica más feliz del mundo.

-¿Habías tenido otro mareo o malestar?

-¿Recuerdas la vez que Thorsten me llevó a un viaje sorpresa justo antes de regresar con ustedes acá?

La pelirroja asintió, muy atenta.

-Bueno, pues, ese día que no llegamos a dormir, pasamos la noche juntos—se acomodó el cabello en una cebolla, sintiendo la mirada de su amiga—y al regresar a Transilvania, cuando estabas en mi habitación y Luke llegó solo a preguntar por unos tocinos del refrigerador, pues… me dolió el vientre y sentí un breve mareo pero no le tomé importancia. No creo que sea síntomas de embarazo.

-Ajá, ¿y usaron protección?

Katheryn sintió como si le hubiera caído un balde de agua helada en la cabeza.

Negando con la cabeza, se sentó a los pies de la cama y aspiró profundamente.

-Heidi, ¿Qué debo hacer para saber si estoy embarazada? Me siento aturdida.

-¿Qué te parece si después de cenar, vamos juntas a una farmacia por una prueba de embarazo?

-¿Vamos en mi auto?—y hasta en ese segundo recordó que ya no había utilizado su Jetta, a decir verdad, cada que estaba en algún sitio con sus amigos, ella no tenía necesidad de usarlo.

-Supongo que sí.

Al cabo de veinte minutos, bajaron.

Los cuatro chicos—incluido Toni y exceptuando a Ethan y a Sam—se encontraban esperándolas.

-¿Por qué tardaron tanto?—les interrogó Luke con las cejas juntas.

-Estábamos hablando de algunas cosillas de chicas.

-A veces he llegado a creer que Sam está verdaderamente demente—susurró Luke, levantándose y ayudándole a Heidi a sentarse en la silla.

Toni le envió una sonrisa a Katheryn sin dar crédito a las palabras de Luke.

Katheryn le devolvió el gesto.

-Sam siempre ha estado loca, no lo dudes—replicó Heidi, sirviéndose de la estupenda cena de Brenton, que constaba de espaguetis con queso y con bolitas de carne encima.

-Güerita—dijo Toni, mirando a Katheryn—hoy tuve un estupendo día en el crucero, vi estoy y pensé en usted.

De sus bolsillos, extrajo un pequeño llavero en forma de rayo, era de color negro y era parecido al tatuaje de Thorsten.

-Oh, Toni—le dijo con dulzura, el chico se lo depositó en la palma de su mano—gracias.

-No hay de qué. Cuando lo vi, supe que debía comprártelo.

Horas después, cuando se cercioraron de que todos estaban dormidos, Heidi y Katheryn salieron a hurtadillas de la casa, caminando cuidadosamente para no despertar a Toni, quién dormía en el sofá.

Cogiendo las llaves del Jetta, se deslizaron fuera del departamento y se montaron dentro del auto en dirección a una farmacia más cercana.

-¿Estás segura que encontraremos ese aparato en una farmacia, siendo la una de la mañana?—siseó Katheryn entre dientes, mientras se incorporaba a las calles.

-¡Por el amor de Dios! Claro que sí—objetó su amiga a la defensiva—además, es necesario salir de dudas.

-Es una locura, ¡Una locura!—haciendo énfasis en la última palabra, dobló a la izquierda y divisó a lo lejos una farmacia llamada “Ahorro”.

-Aparca aquí. Yo iré por la prueba para que no entres en pánico, ¿de acuerdo?

Katheryn simplemente asintió y recargó la frente en el volante en lo que Heidi bajaba y echaba a correr a la farmacia. Dejó el llavero de Toni en el maletero y suspiró.

Pero de pronto, comenzó a sentir la boca seca, que ni si quiera logró pasar saliva sin sentir rasposa su garganta. Le temblaban las manos y estaba pálida, pero tan pálida que la nieve quedaba negra comparada con ella.

-Lamento darte esta noticia.

Sobresaltada, giró el rostro bruscamente hacia el asiento del copiloto y se encontró con unos ojos amarillos, viéndola sorprendido.

-¿Qué haces aquí, Leonard?

-Estás embarazada de Thorsten—le soltó seriamente—oh Dios… no pensé que fuera posible. Es un tipo de milagro.

-¿Qué?—las aletas de su nariz se abrieron y cerraron rápidamente, y sintiendo que su corazón latía a mil por hora, sujetó a Leonard del brazo— ¿en serio lo estoy? ¿Y si es solo cansancio?

El rubio bajó la mirada y la postró sobre su vientre.

-Justamente estoy viendo a tu pequeño hijo dentro de ti—le dijo en un balbuceo—es apenas una semilla de diámetro.

-¿Crees que Thorsten tome bien la noticia?—involuntariamente comenzó a acariciarse el vientre.

-Te ama con locura y se pondrá feliz, perplejo y horrorizado al respecto.

Y cuando Katheryn abría la boca para defender a su amado, el rubio desapareció y una cabellera pelirroja se asomó a la puerta.

-Aquí lo tengo, ¿Preparada?—ni bien había entrado y le lanzó la caja de plástico rectangular a las piernas.

-Sí—le respondió, sumida en sus pensamientos.

Llegaron al departamento y emplearon el mismo proceso de no hacer el menor ruido y lo lograron.

Cerraron con seguro la puerta y Katheryn entró al sanitario con la prueba en las manos, aunque bien, se encontraba tranquila. Leonard le había confirmado lo que ese aparato le confirmaría en unos momentos.

Pasando un determinado tiempo, decidió esperar el resultado ella sola y luego salir a hablar con su amiga.

Y sí, la prueba dio positivo y una felicidad inexplicable surgió dentro de su ser.

Ahogó un gritito y salió del sanitario.

Heidi la miró sobresaltada.

-¡Positivo!—chilló Katheryn y estiró los brazos hacia su amiga.

-¡Oh Dios!—Heidi le correspondió el abrazo y gritaron mudamente.

-Dio positivo. Dio positivo—repitió Katheryn numerosamente—voy a tener un hijo de Thorsten.

-¿Qué vas a hacer? ¿Cómo crees que él tome la noticia?

-¡No sé! Pero estoy segura que se va a poner feliz y sorprendido.

-¿Cuándo le daremos la noticia a los chicos?

-Primero quiero decírselo a Thor y ya después veremos. Ethan no quiero que se entere, no todavía.

Heidi chasqueó la lengua y estuvo de acuerdo.

Canturreando de felicidad, Katheryn se cambió de ropa y se despidió de su amiga, preparándose para dormir, aunque bien, sabía de antemano que no pegaría el ojo en toda la noche.

Quería ver a Thorsten cuando antes. Quería decirle que había una personita que lo uniría para siempre y quizá el tal Nelid lo dejaría quedarse con el fin de cuidar a su hijo. Era absurdo de solo pensarlo.

Una semilla. Le había dicho Leonard. Su bebé era del tamaño de una semilla.

La semilla que estaba germinando para ser un bebé hermosísimo.

Nunca antes había pensado en la posibilidad de ser mamá pero viéndolo ahora de otra manera; se dispuso a pensar en el posible nombre de su nene o nena.

-Si es niño quisiera que se llamara… ay… ¡No sé! Lo elegiremos juntos, sí, los dos. —Sonrió delicadamente, con la vista fija en el techo—y si es niña… uhm—se mordió los labios—si es niña, yo elegiré el nombre. Por supuesto.

Pensando en el futuro nombre de su hijo, se quedó profundamente dormida.

***

El aire fresco de Canadá le llegaba de lleno al rostro mientras sobrevolaba por el cielo. Era de noche y aquello le hacía querer ir a buscar a Katheryn y decirle cuanto la necesitaba. Pero aún faltaba una semana para ir a verla y no debía precipitarse. Tenía que estar fuerte antes de regresar a Krosper con Shay.

-¡Idiota!

Oyó una voz que se fue distorsionando por el aire. Thorsten parpadeó perplejo y levitó estático en el cielo estrellado; intentando aguzar el oído.

-¡Idiota!

La misma voz se escuchó a poca distancia. Enseguida reconoció a la persona de esa voz y gruñó.

-¿Qué infiernos quieres, imbécil?—le gritó a Leonard de vuelta.

-¡Necesitas ir a ver a tu noviecita!—le gritó de vuelta. Y cuando estuvieron frente a frente, el frío les impidió hablar con la voz normal.

-¿Por qué?

-No quiero arruinarte la sorpresa, pero tienes que ir a buscarla antes de lo previsto. La fecha del plazo está más cerca y sé que desearás que se alargue el límite pero no será posible, así que ve a por ella cuanto antes.

-A ver, ¿Por qué estás diciéndome eso? ¿Le pasó algo a Katheryn?—se sobresaltó. E intentó sin éxito leerle los pensamientos al rubio pero se encontró con un muro de concreto.

-Le ha pasado algo inimaginable.

-¡Dime que le ha pasado!—lo embistió con rudeza y lo sujetó de las solapas de su playera. Leonard curvó los labios hacia arriba y elevó los ojos al cielo.

-Ya te dije que vayas a verla. Katheryn está en perfecto estado pero tienes que saber la sorpresa que te espera.

Thorsten, reuniendo todo el autocontrol posible, lo soltó y se apartó unos metros de él.

-¿La has visto?

-Sí, he hablado con ella en estos días.

-¿Qué planeas? ¿Qué clase de enfermizo plan estás tejiendo en tu asquerosa cabeza de estúpido?

Entonces, Leonard soltó una sonora carcajada que lo irritó.

-Solo te estoy regalando días de felicidad. Aprovéchalos, querido amigo.

Y desapareció.

Pero Thorsten Staggs en vez de tomarle la palabra a Leonard, se tele transportó a Transilvania.

***

~Días después, a un día de la visita de Thorsten~

Katheryn no podía aguantar las ganas de volver a verlo. Quería echarle los brazos encima en tan solo tenerlo cerca.

Tanto Heidi y ella, se la pasaron cuchicheando entre los posibles nombres que le quedarían perfectamente al bebé.

El único—aparte de ellas dos—que se enteró del embarazo, fue Owen. A Katheryn le fue imposible ocultárselo y se lo confesó dos días después de saberlo.

Owen apenas pudo respirar e hiperventiló dos horas seguidas.

-¡Qué!—gritó cuando Katheryn terminó de decírselo— ¡Embarazada!

-¡Cállate!—ella le tapó la boca de golpe y lo arrastró dentro de su habitación—nadie debe saberlo, Owen. Prométeme que no abrirás la boca.

-¿Estás loca? Todos deben saberlo.

-Pero a su debido tiempo.

Terminó sobornándolo con una barra de chocolate y el rubio aceptó gustosamente.

Ahora que se encontraba a solo 24 horas de volver a sentirlo cerca, no podía pensar con claridad. Había estado practicando números discursos para darle la noticia.

Katheryn tuvo suerte al saber que Ethan y Sam se habían ido de paseo a Durango sin fecha de regreso. Aprovechó a guardar el brazalete entre sus cosas y a guardar la calma. Lo que menos quería era problemas.

Toni, por su parte, pidió permiso de irse por dos meses a cuidar a un amigo suyo que había tenido un accidente y que encontraba en el hospital. Todos lo apoyaron.

Y en lo que refiere a Jack y a Charlie, ellos ni si quiera se dignaban a coger el teléfono cuando ella les llamaba.

-Mañana tendremos a Thorsten Staggs merodeando esta humilde morada—musitó Brenton de mal humor—intenten no hacer basura. La buena impresión es importante.

-Amor, a nadie le interesa si al estúpido de Thor le agrada o no nuestro departamento—replicó Ben sulfurado—pero de todas maneras estará limpio. No te preocupes.

-¿Por qué no simplemente cierran la boca los dos?

La pareja enmudeció ante la soberna voz de Thorsten Staggs. Él se encontraba de pie en el umbral de la puerta con el rostro inexpresivo pero aterrador, y con su cicatriz que abarcaba parte de su mejilla y mentón. Estaba vestido casual; pantalón negro, botas de montaña, una playera lila y una camisa beige encima con los botones desabrochados.

-¿Dónde está Katheryn?—preguntó fríamente.

-No está. Salió hace un rato con Luke y con Heidi—respondió Brenton, con temor—si gustas puedes sentarte y esperarlo.

-No, gracias. Volveré después—y salió con paso decidido por donde había entrado, pero antes de si quiera pasar un segundo, regresó a la sala con la mandíbula apretada, asustándolos—si Katheryn regresa, quiero que cierren la boca y no le digan que he venido.

La pareja asintió mecánicamente y dejaron escapar el aire de sus pulmones cuando por fin el dios del trueno salió de la casa.

Owen, que venía descendiendo de las escaleras con una leve sonrisa, dejó de sonreír al notar la incertidumbre vagando por toda la sala.

-Vaya. Venía a contarles que vi algo estupendo mientras me duchaba pero al verles el rostro fúnebre, mejor me lo guardo—dijo.

-Thorsten estuvo aquí hace unos segundos—le informó Ben, temblando. Le había dicho “estúpido” a Thor en el segundo que apareció y se moría de terror.

La palidez llegó al rostro del chico que aún no bajaba por completo las escaleras. Owen entornó los ojos, estupefacto y ahogó una exclamación.

-¿Qué quería? ¿Dónde está?

-Obviamente buscaba a Katheryn—le respondió Brenton con ironía—pero cuando le dijimos que no estaba, dijo que vendría después y que no comentáramos nada a Katheryn de su visita, supongo que quiere darle una sorpresa, ¿no?, porque mañana debió haber venido.

-¿Y a donde fue Katheryn?—inquirió Owen.

-Salió muy deprisa con la parejita.

-Le enviaré un texto…-soltó una risita idiota—que tonto, Katheryn ya no usa su teléfono.

Media hora después, Katheryn, Luke y Heidi ya estaban de regreso. Los tres habían ido de compras y traían las manos repletas de bolsas. Owen corrió a auxiliar a Katheryn.

-Gracias, guapo—le agradeció ella y se dejó caer al sofá.

Se limpió la frente sudorosa, rebuscó entre sus bolsillos y sacó una tableta de chocolate. La desenvolvió y comenzó a devorársela en un santiamén.

Sin embargo, Owen no dejaba de moverse y sujetando a Heidi y a Luke de los antebrazos, los arrastró hacia la cocina para hablar de lo sucedido. Ben se unió a ellos, dejando a Brenton con Katheryn.

-¿Qué les pasa, idiotas?—le riñó Luke, había estado deseoso de beber su malteada envasada desde la tienda.

-Oh, nada, simplemente que Thorsten Staggs ha estado aquí hace unos treinta minutos—le espetó Ben.

Heidi, de no tener la mandíbula inferior pegada a la cara, esta hubiese salido despedida al suelo.

Y Luke dejó caer su malteada al suelo.

-¿Qué les dijo?

-Nada interesante. Vino a buscarla—le respondió Owen encogiéndose de hombros—pero como ella no estaba, dijo que regresaría después y nos dejó en claro que no dijéramos nada de su visita.

-Mañana se suponía que vendría—susurró Heidi.

-Escuchen—dijo Ben—tenemos que guardar la calma. Thor no nos hará daño si Katheryn se encuentra sana y salva. Así que tranquilícense. Ha venido a verla y nosotros somos punto y aparte.

-Entonces iré a practicar mi mejor sonrisa Colgate al espejo—añadió Owen, el cual fue motivo de risas. Incluso Luke soltó una estruendosa carcajada.

—Esa misma noche—

Preparada para tumbarse en la cama, Katheryn echó un vistazo en la ventana y se dio a la tarea de recostarse a los pies de la cama con el obsequio de Ethan en sus manos. Le alegraba saber que él ya no tenía ningún motivo para odiar a Thorsten, ya que aquel brazalete significaba que aceptaba su noviazgo.

Suspiró emocionada y se lo puso en la muñeca izquierda. Y con la otra mano comenzó a acariciar su vientre plano, en el que, en unos meses más, estaría gigantesco.

Calculó que tal vez tendría cerca de 3 semanas o un mes de embarazo.

De repente, un aire frío le revolvió el cabello, dejándola sorprendida, ya que recordaba haber cerrado la ventana.

-No te asustes, Honey, soy yo.

Escuchar esa voz era lo que había deseado desde semanas atrás. De un salto, se levantó y le echó los brazos alrededor del cuello. Él la abrazó fuertemente hasta llegar al grado de levantarla por los aires.

Sin apartarse, Katheryn le besó el cuello y luego la mejilla donde se encontraba su cicatriz. Él se estremeció.

-¿Por qué no permitías que yo te buscara? ¿Por qué no me llamaste? Yo intenté llamarte y jamás cogiste el teléfono.

-Te aclaré que debías quedarte aquí con tus amigos y que yo vendría a verte.

-Entonces, ¿Por qué has venido antes?

-¿No te alegra verme?—la desafió con una ceja levantada.

Y Katheryn perdió la cabeza.

Se puso de puntillas y lo besó deliberadamente. Él le correspondió el beso y ambos se fundieron en un mágico instante.

-¿Qué si me alegre verte? ¡Desde luego que sí! Sentí que iba a absorberme un abismo negro si no te miraba una vez más.

-Nunca dejaría que cayeras en ese abismo—le besó la frente y un nanosegundo después, clavó sus ojos grises en la muñeca de Katheryn donde descansaba el brazalete— ¿y eso?—lo rozó con sus dedos y resopló—uhm, con que Quin te lo ha dado.

-Recuerdo cuando prometiste no leerme la mente—observó ella.

-Lo siento. Solo quiero saber la razón por la cual te la obsequió.

-No tengo idea. Pero tiene nuestras iniciales grabadas, mira.

Se lo quitó y Thorsten se sorprendió al ver las letras grabadas en el brazalete. Hizo una mueca y se lo puso a Katheryn.

-Que interesante—dijo por fin y sus ojos brillaron de algo parecido a la tranquilidad pero enseguida se nublaron de preocupación— ¿te has sentido bien últimamente?

-¿Por qué preguntas?—tensa, se sentó a los pies de la cama y él la imitó. No quería que le leyera la mente y supiera lo de su embarazo. Ella quería darle la noticia.

-Verás—prosiguió él, acariciándole las manos con ternura y con los ojos puestos en los de ella—cabe la posibilidad de que has hablado con Leonard, ¿no es así?—ella no dijo nada—no lo niegues porque sé que sí hablaste con él hace unos días.

-No entiendo a dónde quieres llegar—y sí sabía a donde quería llegar.

-Leonard me sugirió venir a verte cuanto antes porque supuestamente, yo después voy a desear tener mucho más tiempo para disfrutarte—dijo y se acercó lo suficiente a ella para besarle la frente—no quiero hurgar en tu mente, Honey, quiero que me digas que sucede.

Katheryn se puso de pie, le dio la espalda y se abrazó a sí misma. Él frunció el ceño sin comprender y se colocó detrás de ella para rodearla entre sus brazos.

-¿Honey?—le susurró en la oreja. Ella sintió que todo le daba vueltas.

-Se me hace más fácil que esta vez uses tu poder de leer la mente porque yo no encuentro las palabras adecuadas para decírtelo.

-Estás asustándome, Honey—él le dio la vuelta con rapidez y ambos se miraron a los ojos— ¿Qué pasa? ¿Es algo grave?

-Depende de cómo lo veas tú.

-Entonces, ¿Por qué no quieres decírmelo tú misma?

-Porque no sé cómo expresarme.

-¿Estás segura de qué quieres que hurgue en tus pensamientos, hermosa?—preguntó con cautela.

-Segura. Hazlo.

Thorsten tardó aproximadamente cinco minutos. Entre más pasaban los segundos, su rostro se fue poniendo pálido y duro; llegando al grado de juntar las cejas y convertir sus labios en una fina línea recta. Katheryn pensó que quizá no había sido una buena idea.

Al término de su escrutinio en la cabeza de su amada, Thorsten retrocedió unos pasos de Katheryn y se sentó en la cama con la mirada perdida.

-¿T-Thorsten?—murmuró Katheryn en un hilo de voz, sin tener el valor suficiente para acercarse a él, por miedo a que perdiera el control y le hiciera daño.

-¿Estás esperando un hijo mío?—balbuceó él con voz ronca. Ella asintió.

-¿No es broma? ¿Hablas en serio?—buscó la mirada de Katheryn y ella apartó la suya.

-Yo jamás mentiría con algo así—se sintió indefensa.

-¿Acaso eso es posible?—arrugó la frente, un poco desorientado. Katheryn deseó golpearlo.

-Thorsten, solo sé que estoy embarazada y él único posible responsable eres tú.

La cuestión era que ella esperaba un abrazo y un beso lleno de alegría por parte de él. Pero nunca sucedió. Él se quedó estático en la cama, reflexionando.

El silencio sepulcral reinó por lo menos quince minutos. Y ninguno de los dos se atrevió a abrir la boca. Ella se mantuvo serena al otro extremo de la cama pero por dentro su corazón lloraba.

¿Quieres que entre y haga entrar en razón al idiota?

 

Dio un saltito de sorpresa al sentir la presencia de Leonard en su cabeza. Y era una ironía de la vida que precisamente ese sujeto ahora intentaba ayudarla.

No, pero te lo agradezco, Leonard. Este asunto lo solucionaré yo.

 

Bien.

 

De nuevo hubo silencio. Sabía que Leonard ya no le hablaría pero aún seguía presente.

-Si estás pensando en una tonelada de posibles teorías contradictorias acerca de lo que acabo de decirte, déjame expresarte unas palabras, Thorsten—argumentó ella, irritada. Él la volteó a ver bruscamente— ¡Vas a ser padre, carajo! ¿Por qué te cuesta tanto trabajo creerlo? ¿Piensas que este bebé no es tuyo? ¿Piensas que es de Ethan o qué? Por si no lo sabes, con el único hombre que he estado todos estos meses es contigo.

Las palabras le salieron atropelladamente, dejando a Thorsten boquiabierto.

-Por supuesto que sé que ese bebé es mío. Confió en ti como para pensar que Ethan tiene algo que ver—replicó él, alterado—yo no estoy así por eso, de hecho estoy feliz y emocionado, pero a la vez me siento desalentado, furioso, abrumado y nervioso.

-¿Desalentado, furioso, abrumado y nervioso? ¿Por qué?

Él se levantó violentamente, se acercó a la ventana y se agarró la cabeza.

-Lamento decirte esto, pero fue un error haber hecho el amor contigo, Katheryn, en serio, lo siento. No quería involucrarte más a mi mundo pero ahora con ese bebé, te he condenado a morir.

-¿Qué? ¿De qué hablas?—sintió que algo frío le recorría su espalda.

-Cuando yo regrese a Krosper, mi padre leerá y verá todos mis recuerdos—dijo—y todos mis recuerdos son acerca de ti y verá este momento.

-¿Y qué tendría de malo?

-¡Tú no entiendes!

-Entendería si me lo explicas.

-Cuando éramos niños, Terry y yo, nos dijo un día que sí algún día uno de los dos tenía un hijo primero, ese niño se nos sería arrebatado brutalmente y sería criado bajo su tutela, haciéndolo a su imagen y semejanza para no equivocarse, así como se equivocó con nosotros—hizo una pausa y se volvió para verla—Terry se ha salvado ya de esa maldición pero yo no y por desgracia, tú tampoco. Lo siento. Lo siento.

-P-Pero él no podrá venir por nuestro hijo.

-Sí, sí podrá. Sí se entera vendrá por ti y por el bebé.

Y una vez más, Katheryn sintió que el mundo se caía en pedazos sobre ella y que el alma le descendía a los pies.

-¿Y qué vamos a hacer, Thorsten?—le preguntó, a punto de llorar—yo no quiero que ese estúpido le ponga las manos encima a mi bebé.

-Y no lo hará—gruñó él—no los va a poder encontrar jamás, de eso me encargaré yo.

Y el abrazo y el beso que Katheryn había anhelado por fin llegó.

Él se puso de rodillas ante ella y la abrazó por la cintura, dejando su oreja derecha pegada a su abdomen.

-Bebé—dijo él en un susurro—no dejaré que nadie te haga daño. Ni a ti ni a tu madre.

Katheryn esbozó una sonrisa en medio de las lágrimas.

-Apenas puedo sentir su presencia—le informó él, sonriendo.

-Ya quiero que crezca y sentirlo moverse.

-Y sé que crecerá y será fuerte como tú—Thorsten se puso de pie y le acunó el rostro entre sus manos—serás una gran madre. Desearía poder quedarme y conocerlo, verlo crecer y escuchar sus primeras palabras.

-Tú lo verás crecer. Serás su mundo—le tembló la voz.

-Si quiero que tenga una vida perfecta, tengo que irme a Krosper y bloquear este recuerdo, Honey—se inclinó a besarla.

-¡No! ¡Tienes que quedarte aquí conmigo!—se apretujó a él—este es tu hogar. Ahora tienes una razón más para quedarte.

-Es imposible. Leonard le dio su palabra a Nelid y si no la cumple, nos matará a todos.

-¡Ya le dije que tampoco él se vaya! Además, él se ha enamorado de una chica.

-¿En serio?—la incredulidad adornaba su bello rostro.

-Sí.

-Sabes demasiado de Leonard—arrugó el entrecejo— ¿a qué se debe?

-No es tan malvado. El amor lo ha cambiado.

-Por supuesto que no. Él…

-La verdad, con lo que acabo de escuchar, me han hecho saltar casi las lágrimas.

Thorsten dio un salto a la defensiva, poniendo a Katheryn detrás para protegerla.

-Amigo, tranquilízate—dijo el rubio de ojos amarillos—vengo en son de paz.

-Lárgate de aquí—le ladró Thorsten.

-Thor, tranquilo—le sugirió Katheryn, dando un paso adelante.

-¿Qué haces aquí? ¿Qué infiernos quieres?

-Vengo a apoyar a la palabra de Levis—se sentó con elegancia sobre el buró, con la mirada lacerante de Thor encima—me he enamorado de una chica y sinceramente no quiero irme. Nelid hará mierda nuestros recuerdos y vendrá por tu hijo en unos meses.

-¡Eso no es de tu interés!—le escupió, furioso—ese asunto es privado, rata estúpida.

-Da igual—hizo el además de darse aire con un abanico invisible—hace calor aquí.

-Vete ya—lo sentenció y el rubio negó con la cabeza—entonces te sacaré con gusto…

-Thorsten, alto. No lo lastimes—interpuso Katheryn y él se detuvo antes de agarrar al rubio y echarlo por la ventana— Leonard, ¿Qué haces aquí?

-Quiero hacer un trato con ustedes.

-Habla—le ordenó Thorsten, sujetando a Katheryn de la mano.

-Aunque no lo crean, me ha dado sentimiento todas sus palabras de amor y lo de su bebé. Así que les propongo esto: La semana que viene es el plazo para llevarte de vuelta, ¿no?

-Sí.

-Bueno, pues, iré a Krosper y hablaré con Nelid.

-¿Estás demente? Sabes bien que ese maldito no te dejará regresar…

-Déjame finalizar—lo fulminó con sus amenazantes ojos amarillos y Thorsten lo fulminó de vuelta—el punto es, que le inventaré la excusa de que has desaparecido temporalmente para aclarar tus ideas y que pronto regresaras por tu cuenta.

-Esa es la idea más estúpida y suicida que he oído, Shay.

-¿Quieres ver a tu hijo nacer, sí o no?—le espetó.

-Por supuesto.

-Entonces déjame intentarlo, Thor.

-¿Y qué hay de tu chica? No es justo que abandones su amor por el nuestro—se sintió cohibido y Katheryn le sonrió con ternura para darle ánimos.

La amistad entre Leonard y Thorsten era más fuerte que sus diferencias.

-A ambos les he mentido—confesó Leonard, ruborizado—la chica que amo no es de este mundo—miró a Katheryn y luego a su amigo—es Terry.

Thorsten ladeó la cabeza y sintió que la ira le subía a la cara.

-La amabas y  terminaste asesinándola.

-No. No la asesiné—sonrió con sorna—Terry está viva. Los dos vivimos en Argentina pero te hice creer que sí. En ese entonces todavía no conseguía perdonarte por haberme abandonado a manos de tu asqueroso padre pero con ayuda de Terry y de Katheryn, entendí que eres el hermano que nunca tuve.

-¡Te voy a matar!—vociferó Thorsten y Katheryn creyó que golpearía a Leonard, pero en vez de eso, lo abrazó fuertemente y así permanecieron por unos  segundos—quiero ver a mi hermana. Quiero verla.

-La verás pero ahora dime si estás de acuerdo con mi plan.

-Desde luego que sí; siempre y cuando tengas una buena excusa para que mi padre no te fría los testículos al verte.

Katheryn se cubrió la boca para no echarse a reír. Pero Leonard se adelantó y soltó una carcajada divertida. Thorsten sacudió la cabeza y sus labios se curvaron hacia arriba.

El plan de Leonard consistía en que, él regresaría a Krosper con la llave, haciéndole creer a Nelid que Thorsten se había ocultado y sabiendo que Nelid lo reprendería, le haría ver un recuerdo falso: Donde Thorsten le suplicaba a gritos que lo dejara vivir diez meses más porque quería disfrutar la tierra antes de morir.

Katheryn pensó en la escena de la película de la Saga Crepúsculo, en la última parte de Amanecer, donde Alice le muestra a Aro el futuro.  Aunque bien, Nelid y Aro no eran tan diferentes. Eran iguales; solo que Aro era ficticio y Nelid era real.

Thorsten hizo una mueca y apretó los puños al oír a Leonard sobre su recuerdo falso, donde él supuestamente le suplicaba.

-Es perfecto que esté mi Honey de testigo en este momento—agregó Thor, interrumpiendo a Leonard—para que tú no te convenzas de ese recuerdo. Jamás le he suplicado a nadie, ni si quiera a mi padre.

-¿Podrías cerrar la boca? No he finalizado—le rugió el rubio. Thorsten gruñó y Katheryn cogió su mano para tranquilizarlo y funcionó. Él se estremeció y le regaló una pequeña sonrisita.

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