0 | río de janeiro
CAPÍTULO 0
❝ RÍO DE JANEIRO ❞
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el capítulo 1
Su visita por una de las ciudades más famosas del mundo por sus distinguidos carnavales había empezado relativamente mal, empezando porque justo coincidió con sus exámenes finales del semestre universitario, obligando a la joven a llegar a diferentes acuerdos con sus profesores que iban desde exámenes de recomposición hasta ensayos donde debía sobreexplotar su lado poco talentoso de la escritura. Después de eso, una noche antes de dirigirse al aeropuerto, estuvo corriendo por toda su casa inundada en el pánico de no encontrar su pasaporte, pensando por un momento que lo había pérdido hasta que lo encontró en una de las gavetas de su escritorio; sin embargo, la poca suerte no pareció estar a favor de su compañero de trabajo que la acompañaría al viaje, debido a que no se había percatado de que estaba desactualizado desde hacía unos meses, por lo que la joven Seiren Miyazaki se vió en la obligación de ir sola a otro país, lejos del continente que la vió crecer en una ciudad que era un sitio completamente desconocido para ella. Pero la mala fortuna no quedaba ahí, la reserva del hotel tenía una fecha diferente a la que la empresa donde trabajaba ocupaba, error de ellos mismos, haciendo que la rubia tuviera que ir a otro hotel que le ofrecieran la estadía necesaria al buen precio.
Definitivamente, su viaje no era el esperado. Todo para recibir buenas ganancias en su trabajo.
—Look, Arthur, I know that Christ the Redeemer is a monument that captures the beauty of Brazil, but I think we can get the attention of British tourists if we take unpublished places from here. We must sell the idea that this place is out of this world.
Seiren sostenía con cuidado su teléfono mientras miraba a sus alrededores, así como protegía la cámara como si de su vida se tratara. Río de Janeiro era hermoso, pero las bellezas también poseían ciertos peligros escondidos y una ciudad con millones de turistas al año era el blanco perfecto para los asaltos. Cubrió su cámara con su cuerpo y la pared de un edificio, aprovechando para revisar algunas fotos que había tomado en el transcurso de la mañana. Lo típico de las fotos que traían de temática aquel país suramericano: El Cristo Redentor, las playas, la inmensa ciudad desde las montañas... Ninguno le generaba un gusto. El internet estaba inundado de esas fotos, y aunque ella no buscaba innovar en el mundo de la fotografía (bueno, en el fondo sí), sentía que aquella ciudad tenía más por mostrar.
—It is what the travel agency asks for, they want to promote that on their trips there they can also take you there and more —contestó su jefe, Arthur, sintiendo la necesidad de preguntarle si no estaba cobrando por llamar a otro país o si estaba usando una red WI-FI—. Oh, after that, you will have to go and take pictures to offer a tour of the Amazon.
Seiren cerró los ojos, contando mentalmente para no hacer un suspiro que delatara su frustración.
—Let me guess, take pictures from the river?
Arthur se rió, tenían la confianza para hablar con tanta tranquilidad.
—You can do it, Seiren —contestó su jefe—. Oh, William has not yet been able to fix his situation with the passport. Apart from the photos in the Patagonian you will also have to take from Buenos Aires...
Cierto, faltaba también fotografías de Argentina. Seiren lo había olvidado y algo en ella se estremeció de recordar también que debía viajar a Perú para el ya conocido Machu Pichu. Era claro que aquella responsabilidad era más grande de la que pensó cuando aceptó emprender el viaje sola. Prefirió contestar de manera positiva a su jefe antes de colgar, finalmente pudo soltar el suspiro de frustración que ya cargaba.
Era agotador, pero no tenía otra opción. No podía vivir de la viralidad que tenía su Instagram, de hecho, fue por su red social que aquella empresa la descubrió y contrató a pesar de que seguía en la universidad. La consideraron talentosa, alguien con un mensaje por transmitir a través de su arte, pero que por las peticiones de los clientes se veía limitada a mostrar su potencial.
Bueno, esa era la vida de un fotógrafo. Debía por lo menos agradecer que le daban buen salario.
Pero deseaba superar las expectativas de los clientes, no solamente con las típicas fotos de la ciudad. Río de Janeiro tenía más lugares que mostrar, es más, Seiren creía que la esencia de Brasil no se basaba en los monumentos turísticos, sino en la gente. Sonreía cada vez que veía a la gente pasear, ir de compras, jugar en la arena..., tenía la desventaja de que no se encontraba en época de carnavales, pero estaba segura de que podía plasmar la misma belleza brasileña con o sin festividades de momento.
Al menos podía compartir las fotos que quería en sus redes sociales.
—Com licença, você se importaria se eu tirasse algumas fotos para o meu Instagram?
Mientras caminaba por un barrio, notó un pequeño partido de voleibol entre unos jóvenes de primaria, probablemente haciendo apuestas entre los dos equipos para ver quienes iban a pagar los snacks después de aquella ronda de lanzar y golpear la pelota en lo que evitaban que esta cayera al suelo. Fue inevitable para ella recordar su adolescencia. Era un poco difícil no ver algo relacionado al deporte sin pensar en ellos, sobre todo él.
Los chicos la miraron. A pesar de que el nulo conocimiento de Seiren sobre el portugues (de hecho, tuvo que usar el traductor de su teléfono), ellos la comprendieron y asintieron sus cabezas con sonrisas plasmadas en sus rostros para que ella entendiera que tenían sus consentimientos. También volteó a uno de los padres de aquellos chicos, quien los estaba vigilando desde el asiento de la plaza, dándole su aprobación para que procediera con la sesión. Aquellos minutos fueron espectaculares para ella. El lente de su cámara enfocaba a la perfección la diversión y determinación que tenían los menores, esforzándose al máximo para que su equipo ganara a como diera lugar.
Esa pasión le hizo recordar cuando presenció aquel partido en su último año de Preparatoria. El equipo de la Preparatoria Karasuno contra su preparatoria, Aoba Johsai. Un caótico partido que había concluido con el resultado menos esperado por aquellos que ya se habían acostumbrado al gran talento de jugador que portaba el número 1 en su camiseta.
No era un recuerdo que le alegrará tener. Y no era por el resultado final de ese partido.
Para suerte de ella, una llamada inesperada la sacó de sus pensamientos. Bajando su cámara mientras sacudía su mano en forma de agradecimiento a los chicos por ser sus modelos improvisados.
—No me gusta Madrid —dictó su primo desde la otra línea. Juzgando por el número, era claro que la llamaba desde el teléfono del hotel donde se estaban hospedando.
—Pero pensaba que soñabas con conocer el Santiago Bernabéu —Seiren se rió en primera instancia, conociendo el gran amor que su primo tenía por el deporte futbolístico y las grandes ligas europeas.
—Lo soñaba, ahora no, no me emociona verlo —respondió Shota, mirando su cuarto de hotel— ¿Cuando vuelves a Inglaterra? ¿Aquí puedo tomar un tren para trasladarme allá?
La rubia se sentó frente al mar mientras hablaba por teléfono, dejando su cámara a lado suyo, aunque sin prestarle suficiente atención.
—Me temo que no iré tan rápido. Brasil es la primera parada de mi trabajo. Después de aquí partiré a Argentina, después a Perú, pasando por Colombia, Panamá y por último, Costa Rica.
—Pensé que solo ibas a estar en Sudamérica.
—Nop, ya mi jefe confirmó que necesitará mi talento en Centroamérica —una sonrisa, llena de sarcasmo, apareció en sus labios apenas vio la notificación del correo electrónico con el comprobante de los pagos para esos viajes. Creo que no podré estudiar todos los bloques completos de este semestre que viene—. Estarás bien, ve a mi casa en Manchester. Estoy segura que mamá estará feliz de verte y te llevará a ver partidos de fútbol en los bares para que sientas la experiencia británica.
—Qué horror... Oye, como consejo, trata de evitar mostrar ese orgullo británico que cargas cuando vayas a tierras argentinas. Al menos, claro, que quieras un par de sesiones de bullying gratuito por parte de la gente. Lo cual no me molestaría ver, sería un deleite ver como te restriegan en la cara la famosa Mano de Dios...
—¿Qué es la mano de Dios?
Shota alzó una ceja.
—Como se nota que los imperios solo robaron el oro para invertir en los reyes y no en la educación, que falta de cultura. Mereces que te molesten durante la estadía —contestó—. No importa. Pero te advierto que negaré que eres familiar mío si dices alguna estupidez. Como sea, te llamo a ti porque tengo la desgracia de que mi novio no toma el mismo vuelo que yo y ahora debe estar durmiendo por la diferencia de horario. Y estoy aburrido. Tengo que matar este aburrimiento antes de verle la cara al entrenador diciéndome que ni se me ocurra pedir postres como parte del servicio que ofrece el hotel... En fin, la verdad no me quejo, estos últimos partidos le ha ido bien al...
Las palabras de Shota provocaron que Seiren perdiera la concentración, dejando descuidada su cámara mientras prestaba atención a las anécdotas del chico. Grave error. Había olvidado lo fácil que era volverse ingenuo en una ciudad tan visitada como Río de Janeiro, donde algunas personas tomaban ventaja del asunto para hacer fechorías que le harían vivir un estrés enorme. Los gritos de advertencia de parte de los jóvenes anteriormente fotografiados alertaron a Seiren, notando que le hacían señas ante la falta de un canal comunicativo verbal, dándole a entender cosas como la cámara y una dirección hacía la calle. La rubia se puso tensa apenas tradujo la señal de la cámara, volteando solo para confirmar que ya no estaba y un joven, probablemente de su misma edad, se la llevaba con tanta tranquilidad en lo que se acercaba a la calle llena de autos.
—¡Hey! ¡Eso es mío! —gritó Seiren en su idioma natal, alertando desde el otro lado de la línea al pelinegro que no entendía la situación.
—Oye, maleducada, te estaba contando el momento que humille en plena cancha con ese excelente gol a...
—Shota, luego te llamo...
Y colgó.
El ladrón comenzó a correr apenas escuchó los gritos de desesperación de la japonesa en su idioma materno, restando importancia a la posibilidad de ser golpeado por un auto en movimiento. A Seiren tampoco le importó, su prioridad era conservar su trabajo y no perder esa cámara. La debía proteger como si fuera su propia vida, no existía otra opción. Así que aumentó su velocidad sin fijarse en los números de las avenidas ni en el nombre de las calles donde recorría, probablemente incluso se alejó del área donde estaba su hotel, pero nada de eso parecía que cruzaba por su mente. Solo deseaba conseguir esa cámara. Y si de algo debía estar orgullosa Seiren Miyazaki, es que había heredado una pequeña parte de la determinación que tanto caracterizaba a su familia por lado de su madre.
Al dar vuelta a una esquina, se abalanzó sobre el sujeto sin considerar que frente había unas extensas escaleras que conectaban con un barrio. Ambos cayeron, pero el ladrón usó su cuerpo para proteger que la cámara no sufriera daños; Seiren, por su lado, recibió más de un golpe contra el pavimento. Finalmente, los dos llegaron al suelo y el ladrón, adolorido, siguió corriendo como pudo. Seiren se quedó en el suelo, acariciando su tobillo que parecía haberse torcido, suplicándole a la persona que no se llevara su objeto más apreciado en ese momento.
Pero todo parecía que las cosas iban a salirle en su contra.
O tal vez se estaba adelantando a los hechos.
El ladrón empezó a hablar como si deseaba evitar un conflicto. Al parecer, había un grupo de jóvenes adultos caminando tranquilamente por el barrio hasta que fueron testigos de eso, acto que ninguno dudó en actuar para ayudar a la chica, rodeando al sujeto hasta obligarlo a entregar el objeto que robó. Finalmente, la pesadilla parecía haber concluido, al menos la persona se fue corriendo antes de que las amenazas de llamar a la policía se cumplieran y la joven pudo recuperar la tranquilidad de no haber pérdido días de trabajo, pero ahora tenía un nuevo problema.
Y no estaba segura si su jefe había pagado una póliza que aplicará para Brasil.
—Hey, ¿estás bien? —se acercó un chico a socorrerla, hablándole en su idioma materno debido a que a lo lejos la escuchó sacar expresiones japonesas, por lo que él dedujo que hablaban el mismo idioma. Lo cual, por raro que se escuchara, le generó un alivio sentir que alguien de su mismo país de origen estaba en Brasil—. Ven, dejame ayudarte.
—G-Gracias... No sé qué me pasó que olvide cuidar mis pertenencias, esto me pasa por andar atenta a lo que decía mi... —En el fondo, Seiren se sintió aliviada de escuchar a una persona hablando en japonés, incluso la pronunciación era perfecta que intuyó que era alguien también oriundo de Japón, lo que le llenó de paz, por lo que quisó mirarlo a los ojos para agradecerle a él y a sus amigos por la ayuda en aquel momento de tensión. Pero en cuanto lo miró, la avalancha de nostalgia la golpeó bruscamente—. T-Tooru...
El castaño tampoco lo podía creer. De todos los lugares que existían por el mundo, Oikawa jamás imaginó que la volvería a ver en Brasil. Tal vez era una coincidencia o tal vez una cruel broma del destino. Fuera lo que fuera, nunca pensó que sus ojos volverían a quedar posados mientras admiraban la belleza de la chica.
—Seiren...
⚘
continuará...
no sé, pero siempre me emociono cuando es hora de presentarles el prólogo de una de mis historias, y esta no es la excepción. tal vez es cortito, pero por lo menos les deja un poco plasmado el panorama donde nos encontramos: tooru y seiren ya son adultos que hicieron vidas en lugares diferentes, sin que nadie esperara lo que iba a pasar.
este es un childhood friends to lovers, y al ser haikyuu mi principal objetivo en cada capítulo es que no sufran porque prometí que este ff será terapéutico (eso digo siempre ojo). me alegra verlos porque prácticamente le están dando oportunidad a mis ideas que aparecen de la nada en mi cabeza y digo mmm ok let's do this.
espero que les guste y se los agradeceré bastante si le dan mucho apoyo a este apartado, ya que espero poder avanzar para traerles la segunda historia de la trilogía que tengo para haikyuu (así es, hay otros dos libros en borradores🤭).
nos vemos en el próximo capítulo, los quiero mucho🤍
con cariño, nicky🪼
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