five years old
El pequeño simulaba jugar con sus carritos, los hacía chocar unos contra otros, pero eran golpes sordos pues tenía que ser cuidadoso en momentos como estos.
— ¡Perra inútil! —se escuchó por toda la habitación seguido de un fuerte estruendo y el grito de auxilio de una mujer.
El niño de tan solo 5 años, cogió con fuerza sus juguetes y volvió a chocarlos, parecía una verdadera tragedia de tránsito.
—Mi niño bonito, de ojos azules, corre por aquí... corre por allá -murmuró con la mirada fija en su carro rojo con marcas azules—. Siempre va repartiendo felicidad.
— ¿Dónde está ese mocoso? —un fuerte rugido sonó por los pasillos de esa horrible casa y el pequeño temió, en serio temió por su vida.
—Mi niño bonito, de ojos azules, corre por ahí, corre por allá, siempre va repartiendo su felicidad —volvió a murmurar, esta vez soltó su carro de juguete y se aferró a sus piernas dobladas.
—Maldito hijo de puta, ¿Fuiste tú? ¿Fuiste tú quien rompió mi botella de whisky?... ¡Responde! —el niño cerró los ojos al sentir el fuerte agarre en su brazo, le dolía mucho y lo que hizo fue llorar a mares.
Él en serio no quería romper esa botella, fue un accidente, solamente jugaba y ya.
— ¿Sabes lo que voy a hacer? -preguntó ese hombre con barba de días y mal aspecto—. Tu mami será quien pague por tus actos, ¿Quieres ver? Estoy seguro de que quieres.
El menor sintió su pecho ser comprimido, su mami no, por todo lo que había en el mundo, su mami era lo que más quería.
— ¡Maldita mujer, ven aquí! —gritó la bestia por la cual tenía como padre el pequeño—. Vamos a pasarla bien —susurró cerca del rostro del rubio. Este solamente tembló y sintió que pudo volver a respirar cuando su padre le soltó y lo dejó en el suelo.
—No hagas esto, no otra vez, él solamente es un niño, no sabe nada, es inocente —suplicó la mujer que apareció en el marco de la puerta, ella miró con ojos de amor a su hijo y él inmediato se sintió bien, su mami siempre le hacía sentir bien en momentos de pánico absoluto.
—Mami... —ahogó un llanto cuando presenció cómo su padre jalaba a su progenitora y la arrojaba a la cama con brusquedad.
—Ahora, pequeño Luke, verás lo que le pasa las zorras cuando no pueden controlar a parásitos como tú.
Lo siguiente que pasó fue casi indignante para aquella mujer, que ya no sentía nada más que no fuera agonía. Ver a su hijo presenciar esto, ver el rostro de un niño inocente ser arruinado, ella sintió rabia, mucha rabia.
— ¡Aléjate de mí! ¡Luke cubrete los ojos! —gritó desde lo más profundo de su garganta.
El pequeño no sabía qué hacer, esto ya había pasado antes, muchas veces se podría decir. Quería correr lejos y hacer cómo si nada de esto hubiese pasado, pero no podía, no quería dejar a su madre, podía dejar a todos sus juguetes favoritos atrás, a su mami nunca.
—Pequeño idiota... si te tepas los ojos, juro que la mataré —gruñó con fuerza su padre mientras comenzaba a golpear a la fémina de manera muy brusca.
Aquellas palabras helaron a Luke. No quería a su mamá muerta.
Pero ya era muy tarde, aquella mujer que en otros tiempo era hermosa, ahora estaba sin un aliento de vida. Todo había colisionado de una vez. Él no entendía lo que había sucedido. ¿Lo peor? Luke lo había visto. Había visto la mirada perdida de su mami, había visto su cuerpo flácido y sin ninguna señal.
Entonces él sintió rabia, toda la rabia retenida estaba apunto de salir, podía sentir sus manos picar por la adrenalina.
—Creo que mami acaba de tomar una siesta —musitó el hombre viendo el cuerpo de la mujer.
Luke se quedó sentado en el suelo, con miedo de ver el cuerpo de su madre, con miedo de comprobar lo que se suponía.
En ese momento supo lo que tenía qué hacer.
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