Hechizos
Se sentía terrible, parte de su vista estaba teñida del color de su sangre, estaba al borde del desmayo, pudo haber pedido ayuda pero no podía rebajarse a eso, no podía tolerar que insectos mas débiles cuidaran de él, eso sería una deshonra, ya había pasado una vez y juro que nunca volvería a pasar eso, los demás tenían que verlo como alguien invencible no podía mostrar ningún signo de debilidad.
Se paró frente a su trono apoyándose en el, se recargó firmemente y solo vio a los demás retirarse de la sala, se veían alegres, los patéticos bichos de su pueblo estaban realmente animado, platicando entre ellos, sobre la pelea y lo que les había parecido. Solo el, su hermana, Tiberius que lentamente se estaba recuperando se encontraban todavía ahí. Ya quedaban pocos, pero el ya no podía más y empezó a caer al suelo.
Pero antes de que su cuerpo se topara con el suelo, una mano gentil lo sostuvo, al mirar a los lados vio su hermana viéndolo seriamente, "no otra vez" pensó, recordó esa mirada, la misma mirada que vio la última vez que fue salvado...¿cuanto tiempo había pasado desde eso?, eso ocurrió incluso antes de formar la tribu, las cosas habían cambiado un montón desde entonces, parecía un sueño muy lejano el recuerdo de escapar de su vieja tribu arrastrando a ese primer grupo de mantis que decidieron seguir a su hermana. Le invadió un sentimiento de nostalgia, dejaría que su hermana lo cuidara, solo esta vez.
—Eres un idiota— Su hermana empezó a caminar junto a él a un lugar en donde pudiera sanar sus heridas.
—Y es gracias a este idiota que te mantienes pura, de nada—
—¿Se supone que eso es bueno?...—suspiro. —Te lo agradesco, pero te lo agradecería más si la próxima no te matan.—
—Si me matan es por que fui debil...— Jade tropezó, su estado estaba del asco en verdad y su terquedad antes le había empeorado el estado, tenían suerte de que en esos combates nadie moría —Y dale con lo mismo...—
Mientras caminaban Salvia se detuvo y observó a las otras dos personas que todavía no se marchaban, Dalia y Rae seguían ahí, Rae esperaba a que Tiberius se recuperara lo suficiente y Dalia, ella solo miraba con impaciencia.
—Dalia, ven para acá necesito hablar contigo— Dalia miro a Salvia para luego dar la vuelta para ver a Rae. —No te preocupes déjalo que hable con Tiberius no le pasará nada en cuanto se levante— Dalia miro no muy confiada al pequeño y a albóndiga, sentía que no era buena idea dejarlos solos, aunque sabía que el criterio de Salvia era sabio a si que decidió hacerle caso.
Dalia siguió a sus líderes hasta un pequeño túnel detrás de los tronos, el túnel hacía una bajada no muy pronunciada adentrándose en la tierra, este terminó en una gran sala subterránea donde una gran raíz blanca atravesaba las paredes de piedra, la raíz se extendía por la sala hasta llegar al suelo donde tocaba un gran manantial de agua pura, no se sabía si la raíz se nutría del manantial o el manantial era así por causa de la raíz, lo único claro era que esas aguas puras eran tan limpias que portaban con ciertas propiedades mágicas, que curaban cualquier herida o impureza en el cuerpo además de ser excelentes aguas termales, de hecho era esta misma agua la que Dalia poseía en su baño, eran un verdadero lujo esas aguas, pero esta vez lo usarían para asuntos medicinales.
Dalia estaba muy callada, aunque en una situación normal aprovecharía para provocar a Jade la verdad es que el combate le había quitado las ganas, cierto que pensaba que se merecía una paliza y por una parte del combate estuvo riendo de los golpes que el pobre recibía, pero ni siquiera ella era capaz de molestar a un sujetó tan al borde como lo estaba jade, además tenía que admitir que durante el combate Jade se comportó de forma admirable con solo decir que en el último momento del combate cuando todo parecía perdido para el Lord y este se alzó para terminar con su adversario hizo que su corazón casi se le saliera del pecho, en realidad ahora que pensaba en ello no podía evitar ponerse roja y frustrarse al mismo tiempo, se golpeó varias veces para dejar de pensar en eso, no podía pensar en ello.
Salvia depositó suavemente a su hermano sobre aquel manantial, lentamente su estado fue mejorando, pero por lo a gusto que se estaba en el agua se limitó a flotar en ella, la verdad se sentían tan en paz que no tenía ganas ni de hablar. Por último Salvia recubrió con vendaje y limpio aquellas partes de su cabeza que habían sido muy dañadas por el tremendo garrotazo que recibió.
Junto al enorme manantial había una tetera con un juego tazas de té y un mantel en el que Salvia solía sentarse en sus tiempos libres.
Ambas mujeres se sentaron una frente a la otra. Salvia tomó la tetera y le extendió una taza de té a su invitada para luego servirse una a ella.
—Y buena ¿Para que estoy aquí?— pregunto Dalia tomando la taza que le fue ofrecida —Yo creo que sabes muy bien por qué estás aquí— le da un sorbo a su té.
—Es por Rae ¿verdad?— Salvia asintió —También, hay que hablar sobre lo de Seek— Agregó Salvia.
Mientras esto ocurría, en la sala de los Lords el gran escarabajo había logrado recuperar la conciencia, aunque le tomó un par de minutos volver en todos sus sentidos, las mantis médicas hicieron un excelente trabajo curando sus heridas pero incluso así seguía sintiendo donde habían estado los cortes. Al mirar a sus lados veía que la sala estaba solo el, fue una batalla increíble, aunque al final perdió pero al menos tenía el consuelo de casi haber ganado.
De pronto sintió como algo tocaba su pierda derecha, al dirigir su mirada pudo ver como un pequeño....Niño y su mascota estaban apoyados en su pie mirándolo con ojos de estrella, se trataba de nada menos y nada más que Rae y albóndiga.
—Eh Niño, ¿Quieres un autógrafo cierto?—Sacudida frenética de cabeza. —Jaja me lo imaginaba, como no iba a querer el autógrafo del gran Tiberius— Pose dramática.
Empieza a hacer un autógrafo mientras habla. —Fue una buena batalla ¿no? Aunque al final perdí, a sido la mejor batalla que e tenido en décadas —Pausa para hacer pose todavía más dramática. —Pero no te preocupes pequeño amiguito, el siguiente año lo volveré a intentar y esta vez ¡Yo! ¡Tiberius Magnaticus, saldré victorioso Jaja!.
Rae oía cada palabra y miraba al escarabajo como si fuera una clase de súper héroe, y no era para menos, la actitud perseverante del escarabajo le provocaba admiración al pequeño, sobre todo, lo admiraba por el valor que tuvo al enfrentarse a Jade.
—Puedo ver que te gustan las batallas tanto como a mi, lo se no hay nada más satisfactorio que el placer de una buena lucha, sobre todo si tu vida está en riesgo...Si esas son mis favoritas y saborear la victoria al final, son gustos que no todos entienden, pero me alegra tener a alguien que opina lo mismo. — Termina el autógrafo y se lo da a Rae, este ilusionado lo acepta, no tenía idea de que era un autógrafo pero si se lo iban a dar gratis y aparte de alguien que admiraba, bien vendió sea. Apropósito, cuando Rae vio el autógrafo vio un dibujo del mismos Tiberius con los brazos alzados en señal de victoria y un sol saliendo detrás, era bastante imaginativo tenía que decir.
—Sabes es muy fácil hablar contigo, siento que las palabras me salen solas. Eres el nuevo ¿verdad?, e escuchado sobre ti, algunos dicen que eres un pequeño muy intrigante, y puedo ver que no se equivocaban, pero más que intrigante, puedo ver que eres un joven peleador, eso es lo que eres. Si algún día necesitas algún consejo para las batallas no dudes en buscarme, estaré encantado de compartirte mis conocimientos, quizás algún día llegues a ser tan grande como yo ¡jaja!. Bueno tengo que irme, y tú también deberías, no vaya a ser que alguien se moleste. Nos vemos amiguito— Tiberius se levantó lentamente con un poco de dificultad al principio pero luego de dar unos pasos logró tomar su garrote y salir de la sala.
Rae se quedó a solas con albóndiga, la sala estaba completamente vacía, comenzó a dar vueltas de un lugar a otro esperando a Dalia para poder irse, días atrás Dalia le dijo que tenía que ser paciente, esta parecía la prueba perfecta para medir su paciencia, intentó quedarse totalmente quieto en un rincón por varios minutos, pero apenas pasó un minuto y ya empezó a desesperarse, era una tarea titánica eso de tener paciencia, el quería salir a explorar, ver algo nuevo, lo que fuese menos quedarse ahí quieto.
De pronto un ruido metálico alertó al pequeño de la presencia de alguien en la sala, observó a todos lados pero nadie estaba a su alrededor, su primera reacción fue ignorarlo pero entonces empezó a escuchar los pasos de una criatura que lo asechaba, de inmediato se puso en alerta. Dalia no le había regresado su agujón todavía pero a cambio le dio un pequeño cuchillo con el que poder defenderse, dirigió sus pasos a donde provenía el sonido listo para el combate. Por detrás de los tronos una criatura envuelta en sombras hizo acto de presencia, en seguida Rae cargo contra el y...nada, al mirar donde provenían los pasos no había nada.
—Pequeño...—El contenedor dio un salto para atrás, frente suyo estaba Seek el farolero, como no podía ser de otra el contenedor luego del susto miró con malos ojos al caracol.
—Oh disculpa...no tenía la intención de asustarte—
—.......— Dijo con una mirada seria y acusatoria.
—Si lo se, creo que nuestra presentación anterior no fue la adecuada así que vine aquí a disculparme...—
—......—Negó con las manos repetidamente
—Veo que no te fías de mi, es por eso que...me tome la molestia de traerte un regalo, estoy seguro que te resultará...jeje muy útil—
Seek comienza a agitar su bastón en círculos, la punta de su bastón se tornó de un color pálido mientras extrañas partículas blancas empezaban a reunirse en un solo punto sobre sus cabezas.
Los puntos hacen una pequeña explosión pálida dejando una figura parecida a un círculo con muchos picos (una corona de espinas).
—Este es mi regalo, es un hechizo de mi autoría...jeje ahora tómalo ¿Quieres?— La risa maliciosa del caracol no le daba confianza pero, dentro de su ingenuidad el pensaba que nadie que te regalara algo podría ser alguien malvado ¿no?. Tiberius le había regalado su autógrafo y él no era malo, así que todavía con los ojos bien clavados sobre el caracol dio un salto para tomar el hechizo.
Al tocarlo enseguida su cuerpo sintió una gran presión que de inmediato lo paralizó, de hecho estaba suspendido en el aire, mientras las partículas que antes habían formado la figura ahora se habían separado para luego volver a reunirse pero esta vez dentro del contenedor, una gran fuente de poder comenzó a invadir su cuerpo y su mente, tal cantidad de poder fue tanta para el pequeño que cuando las partículas se detuvieron el contenedor calló desmayado al suelo. Seek camino hacia él con una sonrisa de alegría inmensa, lo tomó entre sus manos con cuidado y se lo llevó fuera de la sala de tronos.
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Las horas habían pasado...en realidad el no tenía idea ni de cuánto había pasado desde que se desmayó, pero se sentía confundido, había pasado de una sala inmensa a un agujero lleno de tierra, la única luz visible era aquella que caía desde un hoyo en el techo el cual tenía barrotes. Y sobre esos barrotes apareció una sombra, nada menos y nada más que la del mismísimo Seek y en una de sus manos tenía una jaula en la que contenía a albóndiga.
—Oh, parece que has despertado, lo siento debí decirte que el poder del hechizo era muy grande.
—¡..........!— Maldijo al caracol por engañarle.
—Oye eso es duro, todavía que me quede aquí cuidando de ti y te traje a mi casa mientras dormías para que no te pasara nada...—sollozo— eres en verdad muy duro con este pobre viejo —Sollozo—
Rae no sabía si sentirse incómodo o apenarse.
—Como sea ya que fui tan amable de cuidarte y de regalarte un hechizo se me ocurrió que podrías ayudarme con un pequeño problemita. Verás últimamente se an colado vestías dentro de mi sótano y de verdad es molesto escuchar a cada rato sus gritos, y enserio que me están provocando una tremenda angustia. Mátalos y yo te devuelvo a tu mascota— Rae lo miro con enojo pero luego se resigno a seguir lo que el caracol le pedía, total su "lloro" parecía realmente convincente para el, quizá no era tan malo y solo era una pobre alma en desgracia más, aparte, no había de otra si quería salir.
—Ah y no olvides tu nuevo poder, quizá te sea útil. Ahora elimina a las bestias ¿Quieres?.—
Tras decir eso, un sonido parecido a una trampilla sonó por detrás de Rae, al voltear a ver qué era no vio nada, pero segundos después se hizo presente el peligro, un muro de ojos empezaron a abrirse en la oscuridad un sonido de alas batiéndose a toda potencia se apoderó de la sala, pero había un detalle que incomodaba hasta el extremo a Rae, los ojos de las criaturas que lo atacaban eran de un color anaranjado brillante.
Su instinto de pelea de inmediato se disparó y lo primero que hizo fue atacar con su cuchillo, pero el muro de ojos anaranjados retrocedió en conjunto para luego atacar todos juntos con disparos de un líquido naranjado muy corrosivo, el ataque fallo en conjunto pues Rae se movió ágilmente para esquivar todos los disparos pero uno logró golpear su cuerpo de lleno.
La bandada de insectos se dispersó y fue cuando uno se acercó a la luz que pudo ver con claridad a que se enfrentaba, eran insectos pequeños de cuatro alas, seis piernas y un añoren abdomen del mismo color que sus ojos(cazadores Aspid). Por alguna razón esos ojos le provocaba una ligera irritazon en todo su cuerpo, era como ver a una persona que odiaba que nunca antes había visto.
Los Aspid que en total eran diez comenzaron a atacar al contenedor con una lluvia de sus escupitajos anaranjados, el esquivar a los Aspid era todo un infierno, esos malditos bichos eran astutos cuando Rae atacaba ellos retrocedían para luego dispararle, un grupo de Aspids se encargaba de disparale mientras el otro grupo aguardaba que se moviera para tenderle una emboscada.
Como si no fuera suficiente, su arma apenas era más grande que su antebrazo por lo que tenía que acercarse mucho a los Aspid y arriesgarse a sufrir daños. No podía seguir así, tenía que usar su nuevo poder.
Se concentró en crearlo y tan rápido como lo pensó aparecieron. Un ataque hacia todos lados de enredaderas espinosas blancas salieron disparadas contra los Aspids eliminado a cinco de ellos, un de los bichos fue atrapado por una de estas plantas y exprimido hasta la muerte. Ahora sus enemigos se veían más furiosos, los Aspids volvieron a atacar pero ahora era más fácil esquivarlos, y por supuesto atacarlos, los Aspids cometieron grandes errores luego de haberse enojado que Rae no desaprovechó, uno por uno todos fueron cayendo, hasta que el último de ellos fue reventado desde su vientre hasta su cabeza.
Rae emergió victorioso de el sótano de Seek, su primera batalla en días, se sentía bien volver a la acción indudablemente y ahora con su nueva habilidad ¡sería invendible!. Quizá se le quedó algo de Tiberius por ahí rondando en su cabeza.
—¡Magnífico!—Seek aplaudió —Como se esperaba del vástago de nuestro señor, un perfecto luchador, frío y calculador, esto es tan hermoso que podría llorar.
Rae tomó a Albóndiga y se llevó no sin antes liberarla y dedicarle unas miras de desconfianza a Seek, no sabía cómo pero el caracol era un experto en aparentar normalidad a la vez que desprendía un aire sospechoso y eso para Rae que apenas tenía sentido común era muy confuso.
Al salir de la caza de Seek noto que su preocupaciones no habían acabado, el cielo estaba oscuro, cuando empezó la pelea de Jade y Tiberius era medio día. ¡Era tardísimo!, Dalia seguro iba a castigarlo tenía que apresurarse.
A Dalia no se le podía hacer esperar, hace dos días lo castigo dejándolo sin comer por qué acaparaba todo el baño para el solo, el pobre no tenía idea de que usar el baño nueve horas era antinatural, si se estaba bien a gusto como no podían permitirle estar nueve horas dentro.
Y ahora sería peor, desapareció sin decir nada a nadie por muchas horas, estaba preparándose para el regaño, seguro pasaría una eternidad sin poder comer nada. El pequeño siempre con su drama interno.
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Las horas pasaban y Rae seguía sin aparecer, miembros de la tribu se habían desperdigado por la aldea buscando al pequeño insecto, sabían que tenía que estar dentro de la aldea, tenía que estarlo, las murallas de esta estaban bien vigiladas por todos los lados, no podía haber salido...o si? Esas eran las inseguridades de Dalia, había armado un escándalo en todo el pueblo buscando a Rae, al principio paso unos minutos sin hacer nada de ruido pero conforme se acercaba la hora una sensación empezó a tomar control de sus emociones, aunque no le gustara mostrar sus sentimientos a los demás está ya no era una situación de orgullo, no le importaba si quedaba mal ante nadie, su pequeño se había perdido, su responsabilidad.
Un pequeño faro de esperanza se iluminó cuando vio a Alberto regresar con un grupo de hormigas. Pero sus pocas esperanzas se desvanecieron cuando más se acercaba.
—Yo— Pensó qué palabras usar —No lo encontramos...buscamos por todos lados, buscamos en el barrio de las hormigas, en las granjas e incluso preguntamos al Farolero pero...nada.
Una mezcla entre frustración y tristeza empezó a carcomer la por dentro y lo odiaba.
—Es suficiente de esto mierda, tenemos que empezar a buscar en las afueras de la tribu— Dijo Dalia tomando una lanza que reposaba sobre un banco.
—No encontraremos nada ahí— Dijo la voz de Salvia apareciendo entre los presentes. —Desde que hace horas Jade y su grupo an estado patrullando nuestro territorio sin ni una sola señal de Rae— El tono de Salvia era sereno como siempre pero su mirada también reflejaba cierta cantidad de frustración o tal vez era compasión por Dalia.
Dalia estaba por tirar la toalla, la impotencia estaba pidiendo con ella, es como si el pequeño solo hubiera desaparecido, volvió a dejar la lanza en su lugar cabizbaja.
Pero de la nada, un instinto, una señal, algo que iba más haya de su comprensión le indicaba que se moviera, y así hizo. Siguiendo esa sensación empezó a correr a través de la aldea entre calles y bifurcaciones llegó a su casa y no podía entenderlo por qué había hecho eso eso.
Pero entonces lo vio, cargando sobre sus cabeza a una albóndiga dormida venía corriendo el Rae, que se detuvo frente a Dalia.
—.........— Rae trató de disculpase con Dalia al verla pero esta lo agarro por sorpresa y solo lo tomó entre sus brazos —Tonto! No vuelvas a desaparecer de esa forma, te e buscado por todos lados y creí que...no vuelvas a hacerlo, lo tienes prohibido oíste!?—
La mantis por fin sentía alivio de esa horrible sensación, tanto era su alivio que su enojo no era suficiente como para tapar su felicidad de por fin haber encontrado a Rae.
Detrás de ellos llegó Salvia que quedó conmovida con la escena que estaban presenciando sus ojos, tal parece que no fue mala opción después de todo elegir a Salvia, no le podía echar la culpa de perder al contenedor puesto que fue ella misma quien le dijo a Dalia que todo estaría bien, de todos ella era la que peor se sentía al respecto, pero en ese momento no había tiempo para buscar culpables, al fin Rae había parecido, eso era lo importante.
Salvia se retiró a informar las buenas nuevas, la aldea descanso en paz y Rae no fue castigado. Todo fue paz otra vez...para casi todos
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Hey gente
Tengo algo que comentarles, algo que vi el otro día y que me causo mucha gracias.
Revisando mis notificaciones vi que alguien había guardado mi historia y dije "bien!" Pero cuando me di cuenta donde la guardo...
Pues si gente, tal parece que mi historia es un yaoi y yo ni enterado estaba(cosas que pasan), enserio cuando vi esto no pude parar de reír XD.
Así que nada, a colación de esto si quieren dejen en los comentarios parejas, yaoi, yuri o de lo que quieran juntando los personajes de esta historia entre sí o entre los de Hollow knight o ya de plano con sus propios personajes 😅
Yo empezaré...Hornet x Dalia
(Por que Hornet queda bien para todas)
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