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Estoy aqui

Un día paso desde el debut de Rae en la arena, la opinión de la gente sobre él era la misma, verlo combatir era entretenido, pero él y su hermano debían de morir, pero por alguna razón el rey insistía en mantenerlos con vida, como a todos al hijo del rey le molestaba este asunto y quería encontrar una razón para las acciones de su padre. Temprano por la mañana en el desayuno aprovecho que su padre estaba sentado frente a él en un comedor bastante amplio sin nadie más que ellos y los sirvientes para preguntarle.

—Padre tenemos que hablar— Miró de forma seria, mientras hacia gesto a los sirvientes para que se retiraran.

—Espero que no sea nada referente al pequeño del coliseo.

—De hecho si, se trata de eso— El rey hizo notar su disgusto dando un quejido malhumorado —No podías escoger otro tema del que hablar— Dijo tomando una copa que estaba a su lado.

—Lo siento...

—Ah, ya lo que sea pregunta— El rey se reclinó sobre su asiento de la forma más perezosa que encontró. —Quiero saber por qué estamos prolongando tanto la ejecución de esos dos, deberíamos hacerlo mientras estén a nuestra merced y no traten de escapar.

Su padre ladeó la cabeza de lado a lado, no dándole mucha importancia, miró a su hijo con aburrimiento, parecía muy poco interesado en el tema, tanto a si que se puso a juguetear con su copa moviéndola en círculos —La gente no sabe lo que quiere, si le preguntara a mi pueblo que es lo que quisiera, donde está el coliseo ahora habría una zona residencial, ellos solo ven por lo que les importa en ese momento, no ven en el futuro— Se fijo en el rostro confuso de su hijo, se tomó una ligera pausa para agarrar un bocado de su comida y continuar.

—Y cual es mi intención dejando a esos dos vivir, te preguntarás — Su hijo asiente con interés — Bien con el....pequeño, estoy planeando algo grande, has visto la fuerza que tiene esa criatura, la gente por mucho que lo odie se fascina viendo al enano derrotando a gigantes, lo convertiré en la atracción principal de este coliseo, una bestia imparable, el próximo campeón, y ahí es donde entra el otro, será tarde o temprano ejecutado, pero su presencia es necesaria para asegurarnos que el otro peleará.

—¿Entonces mantendrás vivo al otro hasta que pierda?

Soltando una carcajada su tono de voz cambió de un momento a otro en una forma siniestra—No claro que no, simplemente lo tengo como un pequeño incentivo para el. Lo moldearé como yo quiero, tal vez no lo hayas notado, pero yo sé identificar a los guerreros, ese pequeño diablo ama batallar, le daré lo que quiere, desafíos, gloria, amara el coliseo, se sentirá como en casa, y una vez hecho eso, si comete un solo error por mas mínimo que sea, puede ser castigado con la pérdida, sin nada más en su vida, no será difícil convencerlo de nada.

Con la misma sonrisa que su padre el joven mantispa pregunto —¿Y crees que eso va ha funcionar?

—No lo haría si no supiera que funciona de antemano— Ambos Mantispas se rieron a carcajadas, para después terminar su comida.

Como un día normal las cosas les habían salido de maravilla, los combates esta vez abrieron con otra serie de retos para Rae, más intensos que la última vez, esta vez empezaron a ponerlo a combatir contra gladiadores en vez de bestias, quisiera decir que sus combates fueron un desafío y sus oponentes guerreros capaces y letales dignos de usar en ellos las técnicas de combate que Dalia le había enseñado, pero por desgracia no fue así, se notaba que todavía estaba en prueba pues lo "gladiadores, con los que combatió no eran más que esclavos, que claramente no estaban ni bien entrenados, ni bien alimentados, todas sus batallas se podían resumir en presentarse atacar a los ojos o a las articulaciones, ganar, ser abucheado y repetir. Por lo menos no era del todo malo, lo poco retador de las batallas le permitía mantener la cabeza fresca para pensar en su misión.

De hecho el día anterior él y Asher habían acordado que vigilarían a los guardias y las puertas del coliseo, vigilarán los movimientos de sus captores y encontrarían una oportunidad para escapar, un buen plan pero desafortunadamente no tenían mucho que notar, Asher cuando no estaba en una celda estaba en otra y Rae solo podía ver por tiempos pequeños otras partes que no fueran su celda o la arena, lo máximo que sabía era que había guardias en cada puerta, y estos se movían cada cierto tiempo dejando su puesto sin vigilancia.

Todo apuntaba a que debían hacer algo mientras todo se estuvieran acomodando, pero antes tenían que arreglar el problema de la distancia que los separaba, si bien sabían dónde estaban, Rae estaba bastante alejado de Asher, estando este en una sección aparte en la otra esquina del coliseo, que además era la más vigilada, con guardián vigilándolo en todo momento.

Además tenían el problema de que fuera de la arena siempre tenían grilletes puestos, a no ser que Rae pudiera romperlos no iba a ser capaz de pelear de forma eficiente. La cabeza no le llegaba a Rae para todo eso, ya agobiado le propuso a su hermano escapar rompiéndolo todo y quemando el coliseo, y no era tan mal plan, si no fuera por qué si trataba de escaparse directamente se irían contra Asher.

Inevitablemente desde que fue atrapado estaba tratando de perfeccionar sus hechizos guardando alma al final de los combates, no para perfeccionar su hechizo, estaba tratando de experimentar para crear algo el solo, iba bastante bien, su practicas diarias de antes le permitieron tener un buen manejo de su flujo de alma, aunque de momento solo era capaz de generar brillo concentrando alma en una parte de su cuerpo, no era mucho pero estaba progresando, quizá luego podría segar a alguien con eso.

Después de su combate, él pensaba que se se avecinaba otro día en su celda pero fue sorprendido con otra cosa, al cruzar la puerta de inmediato los guardias le quitaron sus grilletes y lo dejaron enfrente del hijo de el rey.

—Gran combate pequeño, has dado un espectáculo muy grato a la gente— Aunque siempre terminaban abucheándolo— Y por tu gran trabajo, tu gran, bondadoso y querido rey a decidido recompensarte— la sonrisa del Mantispa no le daba mucha confianza a Rae.

Llegados a ese punto sabía que cualquier cosa ofrecida por las Mantispa iba probablemente a agravar su situación y la de Asher, quizá más horas de combate, o quizás un traslado de celda a un lugar más alejado, se esperaba ya que lo pusieran a limpiar —"No muchas gracias.— Rae móvil sus manos negando cualquier regalo.

—Oye como de que no, ni siquiera te e dicho cual es tu recompensa— Rae volvió a negar con más ganas que antes. —¡Oye déjame terminar!

—Ejem, como te decía hoy es tu día de suerte, el rey a decidido nombrarte oficialmente gladiador del coliseo.

—"...."— La cara de Rae mostraba absoluta indiferencia a lo que eso significará.

—Vamos no pongas esa cara, alégrate, eso significa que no dormirás nunca más en tu celda, gracias a esto podrás desbloquear las verdaderas comodidades del coliseo, ¡Genial ¿no?— Esto ya era demasiado raro, en verdad le estaban dando una recompensa, algo mal tenían que tener esas comodidades, como por ejemplo, ser más incómodas que dormir sobre una piedra, o estar llenas de tierra, o oler a escarabajo estercolero, aunque esa última no era tan mala para Rae, realmente no le daba mucha importancia al olor, quizás la comida iba a ser peor que la de la cárcel, bueno eso no tenia mucho sentido.

Pero esto no podía ser, por primera vez tenía miedo de las intensiones de un individuo no le daba confianza la alegría y amabilidad que tenía el Mantispa hacia él en estos momentos, era muy sospechoso.

—Bien no perdamos más el tiempo déjame mostrarte tu nueva vida— Aunque trato por todos sus modos negarse, con señas y gestos, se vio obligado a seguir a su captor a una celda más grande.

No literalmente, caminaron hasta otro portón, al abrirlo de inmediato se cruzaron con varios Mantispas riendo y dándose de puñetazos entre ellos como un juego, varios voltearon a ver a Rae con una mezcla entre desprecio y curiosidad, pero al ver al próximo gobernante todos realizaron un rápido saludo con respeto, después de pasar frente a ellos muchos se ponían a chismear entre ellos sobre el contenedor. Bajaron por unas escaleras de prueba y al doblar a la derecha después de bajarlas se encontraron en un gran comedor lleno de Mantispas hasta donde alcanzaba la vista, muchos con piezas de armadura sobre sus cuerpos, estos deberían ser sus verdaderos gladiadores, la mayoría se veían muy seguros de si, de hecho muchos estaban reunidos en bola jugando a las fuercitas y mostrando su hombría, un festival de testosterona y fuerza bruta. Aunque todos se dieron su tiempo en mostrar sus respetos a su gobernante y despreciar a Rae con la mirada.

Tras atravesar aquel incómodo lugar para Rae llegaron a una nueva sección de pasillos con múltiples puertas enumeradas.

—Este mi amigo es el paraíso de nuestros gladiadores, aquí es donde los más valientes y fuertes viven, hay comodidades de todo tipo, tenemos baños calientes, habitaciones propias y un comedor con lo mejor que podemos ofrecer, y por supuesto un agradable ambiente de cooperación y hermandad— Había mucha sarcasmo en su tono de voz, su celda no parecía tan mala ahora, al menos no había tantos gritos y personas que probablemente se morían de ganas por arrancarle un cuerno.

Se cruzaron con un par de guardias y gladiadores más por la zona antes de llegar a una puerta de madera, el Mantispa giró la perilla de la puerta, el interior era una habitación amplia para alguien del tamaño de Rae con una cama que desde luego se veía cómoda, una mesa y alguna que otra decoración extra, un tapete, que cubría la mayor parte del piso. Rae entró con desconfianza, esperando en cualquier momento que algo se incendiara o que algo le cayera encima o a lo mejor un ataque sorpresa.

—Ahí tienes todo tuyo, los comedores están abiertos antes y después de cada combate, puedes andar por todo este lugar con total libertad, hasta que den el toque de queda, después de eso, tienes que estar en tu habitación obligatoriamente, ¿genial no?— La sonrisa de el Mantispa le causaba una comezón cada vez más grande.

—No olvides que aquí todos somos amigos y nos apoyamos entre nosotros, disfruta este lugar tanto como quieras— La ironía era tan grande que se le escurría con cada palabra que decía.

El mantispa empezó a dar un discurso sobre la belleza de su coliseo, como de hogareño y lindo era, pero Rae no se iba a tragar ese discurso tan fácilmente y menos si con cada palabra que decía ponía esa cara burlona y demasiado exagerada como para ser creída, o realmente no lo estaba intentando disimular o se le daba pésimo, el caso es que con sus últimas palabras le dio una razón más fuerte para no creer en toda su palabrería —¿Y sabes que es lo mejor? Podrías disfrutar de todo eso para siempre, una vida de lujos y gloria interminable, y solo tienes que dejar ir a tu amigo— Lo último fue en un tono más bajo pero aun así Rae lo escucho y de inmediato salto en negación.

—Tranquilo chico, si ahora te niegas es que todavía no conoces la verdadera cara del coliseo, pero espera y verás— Con esas palabras el Mantispa se retiró, serrando la puerta tras de sí, dejando a Rae dentro de una celda más grande y cómoda.

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Tras varios días buscando incansablemente a su pequeño, Dalia por fin tenía una corazonada, las huellas le decían claramente como estos seres habían estado acechando a Rae y a quien sea que iba con el. Su compañero también estaba convencido de ello y ambos entraron a la aldea de las Mantispas sin previo aviso.

—¡Alto ahí, ustedes no tiene permitido entrar aquí!— Tres guardias aparecieron enfrente de sus narices portando lanzas.

Dalia hizo un lado la lanza con la que le apuntaban de un golpe y tomó por el cuello al guardia poniéndolo contra una pared, ver a Dalia molesta no era algo que nadie en su sano juicio quisiera ver, y menos cuando llevaba días aguantando las ganas de partirle la cara a alguien, para el pobre individuo que tenía ahorcado la angustia de no poder respirar era tan solo superado por el asombro de que la hembra pudiera sostenerlo sobre su cabeza con solo una garra.

—¡D-Deténte!— Los otros dos guardias intentaron intervenir y salvar al pobre Mantispa de su destino atroz, pero si había algo que les intimidaba más que la hembra era el macho que estaba con ella, interponiéndose entre ellos y su compañero, a Jade le bastaba pararse frente a ellos y mirarlos fríamente para que los guardias se hicieran para atrás temblando.

—¿¡Donde lo tiene!?— Le grito Dalia al guardia aflojando su agarre, para que el guardia pudiera aunque sea hablar —¿Q-que?— Dalia apretó nuevamente su cuello y con más fuerza todavía.

—Sabemos que está aquí a si que será mejor que me digas dónde está— Dalia zarandeo al Mantispa repetidas veces hasta que Jade se vio obligado a intervenir en el asunto —Dalia ya suéltalo es obvio que él no tiene ni idea de lo que hablas— El Lord casi estaba suplicando que Dalia no hiciera nada estupido, ser la voz de la razón no es que fuera algo que se le diera bien.

Por suerte Dalia recuperó la cordura y soltó al pobre guardia que casi se desmayaba. Mirando a los otros dos y hablado con tono autoritario los mando a buscar a su rey, sin cuestionárselo los dos guardias corrieron del sitio a buscarlo.

El otro guardia después de recuperar el aliento se fue casi gateando del lugar. Y cuando finalmente llegó el rey Jade pudo notar como venía dando grandes zancadas, daba la impresión de que quería parecer un rey intimidante, pero desde el momento en que se fijó en quienes habían llegado su andar cambió de forma radical, andando de una manera más normal, en definitiva parecía que quizo hacer de tipo duro, pero en el momento en el que se fijó en que a sus intrusos no podría asustarlos solo siendo muy irritable se hecho para atrás.

Hasta que no estuvieron frente a frente el rey no recobró su actitud altanera, aunque Jade le llevaba al menos cuatro cabezas, el Mantispa todavía se dio el lujo para comportarse como si hablara con uno más del montón. — Y bien a qué se debe esta invasión en nuestro territorio, largaos ya o se las verán con nostros.

Dalia estaba a punto de lanzarse contra el viejo pero Jade la detuvo justo a tiempo —No te rebajes a su nivel, ya me encargo yo— Le dijo para luego tomar al rey por el cuello como antes Dalia hizo con el guardia, cundió el pánico entre las tropas que intentaron salvar a su rey, pero nada podían hacer frente al aura intimidatoria que Jade desprendía, sus patas temblaban y lo único que podían hacer era hacerse para atrás, sentían sobre su cuerpo una tensión muy rara, era como si cada uno de sus músculos les gritaran que corrieran. El brillo de un Lord que normalmente podía ser usado para que los insectos más débiles le siguieran, Jade sabía usarlo perfectamente para atemorizar a todos sus enemigos.

Únicamente Dalia estaba fascinada viendo el poderío y fuerza de su hombre, él aura que espantaba a los guardias para ella como una aura mística que hacía ver a Jade cien veces más apuesto de lo normal, ya era demasiado para su cuerpo soportarlo, tenía que apartar la mirada para no caer víctima de los encantos de Jade y no quedar hipnotizada por sus músculos y figura imponente.

—Eres muy valiente, para sólo ser un tonto sin poder— Las palabras de jade sonaron con mucho desprecio mientras dejaba caer al Rey de las Mantispas, apenas pudiendo soportar la humillación que esa matis le estaba haciendo pasar, para un orgulloso rey ese castigo era peor que la muerte, con dificultades se levantó para encarar a Jade, si algo era mayor que su miedo era su terquedad, entonces abrió los ojos dudoso, esa duda se volvió sorpresa al darse cuenta de quien tenía enfrente suyo, casi le saca una sonrisa saber de quien se trataba —Pero miren quien a vuelto, El líder de aquella tribu de insectos débiles y el campeón del coliseo, Jade, Diría que tú presencia es bien recibida pero te estaría mintiendo.

—Ya, yo tampoco quería ver tu patética cara de nuevo— El rey dejó salir un gruñido de rabia, a su ves hacía señas a sus hombres para que bajaran las armas —Eres muy valiente en aparecerte aquí, si quisiera te podría mandar a cortar la cabeza aquí mismo.

—Cuida tu boca payaso si no quieres que te la arranque y se la de comer a las asquerosas larvas de tu especie— Las amenazas de Jade sonaban terriblemente convincentes, la autoridad del rey estaba siendo puesta a prueba en frente de sus súbditos.

Jade era muy diferente de como lo recordaba si no fuera por sus icónicos tatuajes en el rostro nunca lo hubiera reconocido, antes Jade era ya testarudo y arrogante, pero el que tenía el poder absoluto en ese tiempo era el Rey, y como tal Jade tenía que obedecerlo y aguantar sus órdenes, se divirtió con él haciéndolo un esclavo y exhibiéndole en su coliseo como una atracción, algo que inevitablemente le hizo ganarse el título de campeón, fueron tiempos muy gloriosos para el viejo rey, en los que era joven y todos le temían, pero ahora que estaba viejo y su fuerza mermaba, ahora que vivía en el ocaso de su vida, Jade volvía glorioso, no solo que ahora era más poderoso si no que también estaba cientos de escalones encima del decrépito Mantispa. Decir que estaba celoso era decir poco, y decir que estaba frustrado también era decir poco.

—Agh, ¿Y bueno que es lo que quieres?, y rápido que estoy muy ocupado— Dijo cruzando sus brazos

—Estamos buscando a alguien, un niño de este alto, su cuerpo es totalmente negro, su cabeza es blanca y sus cuernos asemejan al de un escarabajo cornudo, pero cuenta con tres cuernos más al frente de su cabeza como una corona— La descripción de Jade calzaba a la perfección con la de su nueva atracción. A si que de eso se trataba, venían a quitarle su trofeo, veían a humillarlo y a reírse de él, pues no no iba a ceder tan fácilmente, si creían que podían desafiarlo en su reino estaban muy equivocados —Je no tengo ni idea de lo que hablan, nunca e visto a un ser con tales características— Dijo tan fácilmente y casi lo quizo dejar ahí e irse.

—Hazte el tonto, sabemos que está aquí.

—Puff, Te lo repito lo que sea que estás buscando lo se encuentra aquí.

—Muéstranos tu coliseo, si es cierto que no lo tienes, entonces no te importará que echemos un vistazo ¿verdad?— El Rey estaba a punto de reclamar algo pero Jade lo mandó a callar de inmediato —Aún si te rehusas iremos a comprobar, a si que has esto por las buenas o yo lo haré por las malas— Jade hizo tronar sus muñecas, un gesto claramente alarmante.

—Está bien— Dijo casi agachando la cabeza —Bien sígueme tu y tu....e quien es la hembra que te acompaña— Señalando a Dalia.

—Eso no es de tu incumbencia viejo metiche— Era claro que Dalia no le agradaba ni un pelo el Rey y de hecho llevaba tiempo mirándolo con desprecio.

—Hembra insolente, voy a castigarte por tal falta de respeto— Dijo acercándose a Dalia, Dalia se estaba preparada para arrancarle la cabeza, por suerte Jade terminó la pelea haciendo uso de sus sutiles amenazas de muerte hacia el rey.

—Agh vale, solo síganme— Es que acaso no podían dejar de pisotear su autoridad por un maldito segundo.

El rey los acompañó por toda su ciudad hasta el coliseo, en realidad no estaba del todo preocupado, su hijo que siempre estaba con el, se había ocultado detrás de una casa, estaba seguro de que había escuchado esa conversación y probablemente ya estaba en camino de hacer el trabajo sucio. Por otro lado había indicado que sus guardias dejarán de seguirlo, no podía permitir que sus súbditos vieran como era subordinado por los dos invasores.

Al entrar al coliseo Jade le exigió over primero las celdas, tal parecía que desde su estancia ahí el coliseo no había cambiado mucho, aunque habían más puertas de lo que recordaba, todo parecía estar igual que lo dejó, a excepción de una pintura suya en una de las paredes. Dalia se lanzó rápidamente a revisar cada celda en busca de su pequeño, el Rey notó ese detalle de la mujer extremadamente angustiada y ansiosa por dar con su esclavo.

Mientras tanto, como teorizaba su padre, su hijo se metió dentro del los cuartos de los gladiadores, entrando al cuarto de Rae de golpe, este lo sorprendió practicando su hechizo de luminiscencia, Rae dio un pequeño salto de sorpresa y trató de ocultar el brillo de su mano tras su espalda, si no fuera por la prisa que tenía su captor se hubiera preguntado aquello, pero por las prisas sólo alcanzó a llevarlo a otra habitación idéntica a la suya, con la diferencia es qué haciendo un lado la cama y retirando el tapete había una trampilla, sin pensarlo dos veces el Mantispa arrojó a Rae dentro de ese oscuro lugar debajo de la cama, para después cerrar la trampilla y poner todo de nuevo en su lugar.

Terminó su acción desplomándose en la cama, y suspirando aliviado, se levantó poco después y salió de la habitación satisfecho con su trabajo. Salió de él recinto de los gladiadores advirtiendo que aquel que cuente algo sobre el contenedor a una Mantis iba a ser colgado, luego se lo contó a un par de guardias más para finalmente unirse a su padre.

Dalia llevaba un buen rato buscando por todas las celdas del coliseo, atravesando todas las puertas que veía, fueran celdas o no, su instinto materno la estaba volviendo loca, sentía que su pequeño estaba cerca, tenía que estarlo, si no por que su intinti materno le estaba provocando tantas molestias. El rey ya lo había captado por completo, el por qué querían a su prisionero, ese pequeño era algo así como la cría de esa Mantis, no había nada que disfrutara más que ver la desesperación de la Mantis que buscaba frenética a su pequeño, se tiraría al suelo a reír de no ser por qué Jade estaba ahí amenazándolo, pero ganas de burlarse no le faltaban.

Dalia le dio casi toda la vuelta al coliseo y tras abrir una de las puertas a mitad del coliseo entró en un pasillo amplio, que llevaba a unas escalarlas y finalmente a una puerta enorme protegida por dos Mantispas con armadura, la reacción de los guardias fue inmediata y sin mediar palabras se abalanzaron contra Dalia, con un movimiento rápido y elegante Dalia se hizo a un lado para después patear a los guardias con tanta fuerza que ambos terminaron chocando contra la pared, se quisieron poner de pie pero Dalia tiró a uno por las escaleras y al otro lo agarró para hacerle una llave sostenido uno de sus brazos, el guardia se quejaba de dolor, gritaba y suplicaba que se detuviera.

El rey, su hijo y Jade llegaron a las escaleras encontrándose con el cuerpo golpeado del guardia que seguía quejándose —Tontos, no puede ser que no puedan hacer nada contra una Mantis desarmada, vergüenza les debería dar— Dijo el rey pasando por encima de su súbdito.

Otros guardias salieron a ver el escándalo y por poco cometen el mismo error que los sus compañeros, de no ser por qué el Rey los detuvo, los cuatro individuos entraron a una sala cúbica muy amplia y llenando ese enorme espacio habían jaulas enormes colgando del techo y también por el suelo, aquello era el lugar donde el coliseo ponía a sus bestias más peligrosas  horripilantes, todas parecían calmadas hasta que ellos entraron a la sala, sus aullidos y bramidos ocupaban toda la atmósfera del lugar, no había más que eso. Dalia siguió buscando, sin éxito alguno, revisó por todas las esquinas que había, estaba a punto de rendirse de buscar en ese lugar pero vio algo curioso colgando del techo, una jaula como las demás que se movía suavemente y cuyo prisionero llamaba mucho la atención por lo inusual de su cornamenta.

El corazón de Dalia se detuvo por un momento creyendo haber encontrado lo que buscaba, salto sobre las paredes para poder ver al contenedor enjaulado, sin embargo, un amargo sabor inundó su corazón al ver que no era quien buscaba, el contenedor que tenía en frente tenía una cornamenta más extravagante, era más grande que Rae y portaba una harapienta capa grisácea, además de que su rostro era más afilado y atemorizante que el delicado e inocente rostro de Rae.

Aunque estaba decepcionada, esa decepción se volvió curiosidad que no tardó en manifestar —¿Hey que hace eso ahí? —Señalando a Asher.

—¿Eso? Ah lo has visto, ese de ahí es el asechador pálido— Dijo en tono dramático —Un monstruo con cara de Niño que asecha en el bosque atrayendo a sus víctimas a una trampa para después comérselas

—Eso suena a un cuento hecho por una larva recién nacida. Y ese aspecto....— Era demasiado parecido a Rae.

—Puede que sea una historia algo exagerada pero no mentimos, ese pequeño monstruo fue encontrado alimentándose de uno de los nuestro y además provocó la muerte de uno más. Lo capturamos mientras andaba por nuestro territorio.

Dalia miró al Rey no muy convencida, de hecho, ya tenía sus sospechas y se le agitaba la paciencia —Ya deje de jugar "Rey mantispa"— Dijo con tono irónico —Dígame donde lo tiene o haré que arrepienta estar vivo.

—Hey mas respeto Mantis insolente— Intervino el hijo del Rey

—Y tu más cuidado de cómo te refieres a ella— Salto en defensa Jade —Dato curioso, ella es la única persona que me a ganado en un combate— Dalia miró a los dos Mantispa de forma amenazante cubriendo su boca y riendo de forma traviesa.

A los dos les recorrió un sentimiento de angustia, sabiendo que esa Mantis también era capaz de matarlos si quisiera. —Si, y ahora me dirás, donde lo tienes— Y aún con su miedo los Mantispas se resistían en contar la verdad.

—Una vez más ¡Nosotros no tenemos a quien buscas—

Dalia soltó un gruñido cansada —Cuando lo encontré te arrancaré la cabeza— El rey trago saliva.

A la Mantis le hubiera gustado seguir ahí y quizás hablar con el contenedor dentro de la celda, pero encontrar a su hijo era lo primordial, le dio algo de lastima y mientras se iba casi que podía sentir algo de remordimiento por no haber hecho nada más. Y mientras Asher quien había presenciado todo, estaba algo confuso, esa Mantis entró buscando a alguien parecido, ¿A Rae? Que querrán esas Mantis con el, no sabía que a su hermano también lo perseguían.

Mientras, la búsqueda continuaba, cada vez más apresurada Dalia revisaba las últimas puertas que le quedaban, al fin dio con una que parecía continuar hacia sun sótano, la impresión de Jade por ver esa parte que no recordaba de su estancia era casi tan grande como la de los gladiadores al ver entrar a una Mantis no muy alegre, para luego aparecer detrás tanto el rey como su hijo, como un Mantis bastante alto e intimidante con una cornamenta y aura todavía más imponente.

Dalia andaba por los pasillos como si conociera el lugar de toda la vida, los tres machos que la seguían estaban impresionados, al menos Jade lo estaba, los otros dos iban sintiendo el peligro acercándose cada vez más. Dalia finalmente se detuvo en una puerta en especial, esa era, su instinto maternal se lo estaba gritando, giró la perilla y entró a la habitación.

Miró confundida y angustiada de lado a lado, en la habitación no había nada, pero su instinto seguía golpeando su cabeza como un martillo, quizá estaba demasiado ansiosa, pero no se rindió, su corazón la llevó por otro camino y terminó llegando a otra habitación, ahora si, esa sensación de un instinto primitivo latía con más fuerza, detrás de esa puerta debía estar Rae, por fin podría verlo depues de tanto tiempo, por fin podría abrazar a su pequeño, hablar con el, ver de nuevo su cara tierna y llena de vida.

—¡Rae!— gritó sin pensar entrando en el cuarto, y una vez más, el mundo parecía estar jugando con sus sentimientos de una manera cruel, dentro de aquella habitación no había nada, solo las esperanzas de Dalia por encontrar a Rae lentamente desapareciendo y dispersándose, dando paso a la tristeza y desesperación. No lo entendía, su instinto le decía que él estaba ahí, ¿en que momento se equivocó?, ¿en que momento falló?. Fue por estar anhelado u reencuentro, acaso ese deseo le hizo tomar decisiones equivocadas, no podía ser eso, lo que sintió fue real, pero aún así....

La tristeza que llevaba arrastrando desde hace días finalmente se avanlanzo sobre ella —No lo entiendo...él debía estar aquí...yo lo sentía, él no...— Su voz se iba entrecortando, trataba de contenerse pero llegados a ese punto no era capaz de reprimirse más.

—Te lo dijimos, aquí no hay nadie— Dijo con despreció el rey, ellos eran los únicos dos que estaban disfrutando internamente del sufrimiento de la Mantis, no se veían ni lo más mínimamente conmovidos, al contrario lo disfrutaban como si no hubiera un mañana.

Jade tuvo que intervenir nuevamente, entró al cuarto y les cerró la puerta en sus caras a esos idiotas, sin pensarlo dos veces acudió a tranquilizar el llanto de su amada, la sujetó fuertemente entre sus brazos y trató de consolarla, inútilmente trató de animarla, pero Dalia ya estaba perdida, continuó llorando durante una hora, sin darse cuenta de que su llanto amargo estaba haciendo llorar a otra persona.

Debajo de sus pies un pobre contenedor lloraba partes de él como lágrimas de vacío, acompañando a su querida madre, Rae no tenía forma de comunicarse con ella, ni llamar su atención de ninguna forma, si tan solo viera debajo de ellas, si tan solo no se rindiera tan cerca del final, con tristeza lo único que podía hacer es tratar de gritar con todas sus fuerzas, tratando d provocar el más mínimo ruido.

—"Mamá....no te rindas...yo...yo estoy aquí."

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El mundo de los sueños había cambiado mucho desde la primera vez que estuvo ahí, empezó siendo un lugar frío y desolado, y ahora era un lugar brillante y rodeado de nubes y una presencia intimidante que lo vigilaba con ojos de halcón, ya sabía de cómo de manipuladora era, y cada vez que dormía tenía a esa maldita diosa intentando comerle la cabeza con promesas vacías.

Esta vez la diosa se presentó ante el de forma sutil y discreta, su tono también era diferente, esta vez era sereno, muy sereno y compasivo —"El mayor temor de una madre es criar a tus hijos con amor, tratar de darles siempre lo mejor y tratar de alejarlos de todo mal, para que un día ellos tengan que irse"

—Ver a un hijo partir a veces es devastador...mis hijos me traicionaron, y aún después de tantos años sigo esperando a que vuelvan a mi lado, los perdonaría sin dudar, pues eso es lo que hace una madre, no importa que haya pasado, no importa como te hayan lastimado, el amor a un hijo es incondicional...hijo mío, prometo cuidarte con todo mi amor y darte una vida feliz bajo la protección de mi bella luz.

Las palabras de la Diosa esta vez parecían caer con peso sobre el contenedor, parecía que por fin había sembrado duda en el, pero como todas las noches en ese brillante lugar el contenedor y la diosa se batieron a duelo por el control hasta la salida del sol y el despertar del contenedor.

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Hey!

Las cosas no fueron bien al final, la luz cada vez es más brillante y las sobras retroceden cada vez más rápido, que pasará después?, solo quien lo vivieron lo sabrán.

Espero que les gustara el capítulo, me a gustado mucho escribirlo, igual es muy dramático, pero quería hacer algo así desde hace tiempo, y aunque ya rompí mi promesa de no alargar esto, eh de decir que queda poco, muy muy poco.

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