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Desicion

La conversación iba bastante bien, a pesar de no poderse comunicar como los demás el contenedor había podido responder a todas las preguntas con aplausos o aveces haciendo gestos muy simples y fáciles de entender, como ladear la cabeza o agitarla frenéticamente de arriba a abajo.

La cría había logrado calmarse lo suficiente como para observar el lugar donde estaba, todavía estaba muy aferrada a él contenedor pero no estaba tan mal como antes.

—Bueno...creo que esas son todas las preguntas que tenía que hacer...—. Dijo Salvia con notado aburrimiento, no es que le emocionara preguntarle a la gente sobre su vida.

De la información que las mantis lograron sacar es de que el contenedor venía de un lugar lejano, la cría aferrada a él era su mascota, es un macho, no tenían idea de su edad pero suponían que era una cría, estaba solo, obviamente que era mudo, también Jade tenía un par de ideas más pero estas eran más teorías que otra cosa.

Era algo raro que una cría fuera capaz de hacer un viaje de días enteros solo acompañado de bestias sin sentir en algún momento ningún tipo de miedo, ya de por si era extraña su condición de ser mudo y la rara cornamenta que poseía, no conocían a ningún insecto que pudiera tener sus características.

El mundo era vasto y cada cuánto aparecía un insecto totalmente nuevo, de hecho era probable para ellos pensar que el contenedor fuese un mestizo entre escarabajo y...algo.

—......—. El contenedor aplaudió intentando llamar la atención y cuando tuvo la atención de todos comenzó a formular un pregunta con gestos lo más sencillos que podía. —.........?

—Eh...¿que está tratando de decir?—. Preguntó Jade a su hermana que entonces estaba a punto de preguntarle lo mismo.

—Creo que quiere saber que le pasará—. Respondió Dalia sin muchas esparzas de acertar. Pero se sorprendió cuando el contenedor asintió con la cabeza.

Los lideres se miraron, si bien ellos tenían claro que iban a hacer había un par de cosas que tenían qué planear antes de dar su veredicto. Ya habían manejado cosas así en el pasado y sin embargo ninguna de sus experiencias anteriores fueron tan problemáticas.

El hecho de que fuera una cría la llegada era en sí una razón para discutir, no podía hecharle y que se cuidara por su cuenta, eso sería demasiado extremo, tendrían que alojarlo aquí pero eso traía consigo ciertos problemas. ¿Donde viviría? ¿Quien lo cuidaría? ¿Quien le enseñaría la forma de vida de la tribu? Esas y otras preguntas se tenían que tomar en cuenta. Normalmente eran familias o insectos adultos quienes llegaban lo cual hacía mucho más fácil su integración.

—Necesitamos un tiempo para discutir, Dalia tu y el niño espérenos afuera en lo que discutimos un par de cosas—. Dijo Salvia

—Entendido —. Respondió Dalia dándole un pequeño y suave empujón por la espalda al contenedor para que saliera.

Ambos salieron de la sala dejando a los lideres a solas para que hablaran.

—Tu también lo notaste ¿verdad?.

—Si...ese niño es muy raro.

—El es alguna clase noble seguramente, la tela de su capa es de muy alta calidad. Incluso si parece ser solo una capa de entrenamiento está muy bien fabricada.

—Y su cornamenta solo recalca aún más su estatus— Mencionó Salvia. Por lo general aquellos de insectos de alta cuna solían nacer con cornamentas muy extravagantes.

Existían pocos insectos así pero de aquellos que se sabía que existían tenían cornamentas parecidas a coronas tan espléndidas que lograban que todos los insectos al rededor bajaran sus cabezas ante ellos (exceptuando por otros seres de casta alta), y ese pequeño chico, desprendía un Aura similar a la de un monarca en miniatura.

—¿Habrá llegado aquí solo...o tal vez su familia murió en el camino?—. Pensó Salvia para sí misma.

Las preguntas iban y venían, incluso con su interrogatorio anterior era muy difícil imaginarse en qué condiciones llegó hasta ahí esa extraña criatura, ellos sabían que el pueblo más cercano estaba a días de distancia, el pensar en las condiciones que tendría que soportar una cría incluso con alguien cuidándola eran inimaginables y se podría qué decir que imposibles de soportar para muchas.

Y en verdad que lo habían sido, el contenedor tuvo mucha suerte de haberse topado con la familia de bichos, ellos esquivaron la mayoría de peligros e hicieron el viaje muy ameno para el contenedor, si él hubiera tenido que hacer el camino solo, probablemente hubiera llegado siendo un desastre.

Mientras esto ocurría otras cosas ocurrían afuera de la sala de los Lords, el contenedor miraba perdido hacia donde antes estaba la gran hoguera con insectos bailarines que vio al entrar en la tribu, pero las horas habían pasado y ahora solo se veía un humo salir del mismo lugar y algunas casas con luces en su interior, qué pena, le hubiera gustado haber visto ese espectáculo una vez más, sentarse junto a los demás y disfrutar del show.

Comenzó a mover una pequeña roca que estaba a sus pies, decaído por no haber podido ver a esos insectos bailar.

Dalia que se encontraba recargada sobre la puerta mirando al mismo lugar que el contenedor pudo darse cuenta de la melancolía de esto o lo que parecía serlo.

—Eh pequeñín ¿Que ocurre, acaso querías ver esa danza? —. Dijo poniendo su garra sobre su hombro.

—........— Movió su cabeza afirmando para la sorpresa de la mantis.

Para Dalia la pequeña criatura que estaba frente suyo era aterradora, ella había visto la calma y frialdad de esta criatura con apariencia de niño, vio en sus ojos aquel torbellino de ira que acabó con la vida de un pequeño ciempiés.

Su silencio solo lo hacía más perturbador, era un asesino silencioso capaz de acercarse a ti sin provocar el más mínimo ruido para luego clavarte su aguijón por la espalda, era un asesino despiadado, del que se ríe a las espaldas de su víctima sin ningún tipo de remordimiento al cual nadie podría culpar si asesinara a alguien, pues quien sospecharía del chico pequeño callado y tímido. Es por eso que decidió someterlo después de salvarlo.

El que respondiera de tal manera tan inocente, tan infantil, casi como si fuera un niño normal, eso le creó un nudo en la garganta a Dalia, de hecho fue por la resignación del contenedor a ser comido que se dignó a salvarlo, no podía permitir que asesinaran a una cría estando ella presente. Esto le molestaba bastante, no poder saber si aquel que tenía delante era una cría o un monstruo en el cuerpo de una.

—No te preocupes seguramente lo verás nuevamente muy pronto—. Como no sabía qué pensar realmente se dejó llevar por la actitud que reflejó el contenedor en ese momento.

—¡..........!— Los ojos del contenedor se abrieron ilusionados y llenos de emoción al escuchar esas palabras.

Agitó levemente sus brazos, como un niño ilusionado, incluso aunque su expresión no parecía cambiar Dalia fue capaz de entender aquella reacción, podía leerlo en sus ojos, esos ojos negro que eran como un abismo que llegaba a reflejar emociones por momentos para luego volver a esa tranquilidad que resultaba cortante. La mantis estaba más confundida que antes, por que un asesino tan frío y despiadado podía reaccionar de manera tan infantil y eufórica sobre un simple ritual.

El momento de duda de Dalia fue interrumpido por la voz de Salvia que los mandaba a llamar desde dentro de la sala de tronos, Dalia estaba ansiosa por salir de esa situación e ir corriendo a su casa después de esto, pero las cosas no ocurrirían así, antes de que pudiera entrar una pequeña mano tomó la suya y la jalo ligeramente.

Por reacción lo que inmediatamente hizo fue darle un manotazo al pobre contenedor que saltó del susto que le dio la reacción de la mantis, tal fue su reacción que el pequeño bicho que acompañaba al contenedor estaba a punto de poner un pie fuera de la protección de su amigo cuando la mantis con su espontáneo ataque lo hizo correr de nuevo a la seguridad de la capa del contenedor.

—¡Oye qué estás tra—. Fue interrumpida al ver a el pobre contenedor decaído y sobando su mano a dolorida.

Que acababa de pasar, el pequeño tomó su mano y ahora estaba triste por haber recibido un manotazo. La confusión anterior de Dalia se hizo más grande al ver a aquel asesino capaz de matar sin sentir remordimientos triste ante eso.

—Oye yo lo—. Pero fue interrumpida otra vez.

—.......—. Realizó un par de gestos lo más concretos posibles señalándo a la mantis y a él para luego hacer una reverencia.

—Tu... ¿Me estás agradeciendo?—

—.......—. Volvió a contestar si, entusiasta.

—¿Por que?

—................

El pequeño realizó un par de gestos innentendibles pero que la mantis fue capaz de deducir haciendo algo de memoria, él quería agradecerle por salvarle la vida. ¡Perfecto lo que necesitaba, sentirse todavía más culpable y peor persona por haberle pegado a un inocente niño que solo quería darle las gracias a su salvadora!, y ella comportándose de esa manera tan dramática como si que le jalaran de la mano fuera un pecado.

Luego de hacer su reverencia rápidamente se metió dentro de la sala.

Dalia por su parte se quedó soportando el peso de la culpa por lo que hizo, que clase de monstruo era como para pegarle a un pobre niño.Vergüenza le debería de dar.

Pero espera ¿Realmente tenía que mortificarse por eso?, después de todo fue el pequeñín quien se arriesgó a que le diera un golpe tocándola sin permiso e invadiendo su espacio vital, si tu invades el espacio vital de una persona sin siquiera decir nada, lo mínimo que te puedes esperar es una patada en la cara, y el pequeño no dio ningún tipo de advertencia.

Pensó en una forma rápida de librarse de la culpa. Si al final de todo la culpa la tenía el pequeño por no haber avisado. Así Dalia se libró de todo tipo de remordimiento y entró a la sala.

Era claro lo que pasaría tanto para los Lord como para la mantis, el contenedor se hacía una idea básica de lo que pasaría, se imaginaba de que le dejarían alojarse en un lugar por un tiempo y tal vez después quien sabe, lo sacarían o lo dejarían estar ahí a cambio de que trabajara, aunque los lords se vieran muy agradables seguramente no les gustaría que él viera ahí gratis era algo bastante entendible.

Sin embargo lo que le esperaba sería muy diferente, ni siquiera Dalia estaba preparada para la carga que estaría a punto de caer en sus hombros.

—Hemos tomado una decisión—. Habló primero Salvia cuando ambos sujetos estuvieron a los pies de su trono.

—Dalia a partir de hoy en adelante este pequeño será tu responsabilidad—. Decreto Jade.

—¡Que!

El grito que soltó la mantis fue tan alto que fue capaz de despertar a más de media tribu, las madres rápido acudieron a calmar a sus crías que lloraban del susto, los ancianos se arrastraban a duras penas al exterior para poder respirar aire y los supersticiosos rezaban a todos los dioses que conocían pensando que había llegado el Apocalipsis.

Pero la peor parte se lo llevó la cría que estaba sujeta del contenedor, después del grito calló al suelo como una rama totalmente paralizada de susto, el contenedor rápido acudió en su ayuda tratando de echarle un brisa con sus manitas, inútilmente la abanicó muy preocupado.

Rápido al ver el escándalo que hizo retomó su postura seria y totalmente despreocupada.

—Es decir. ¿Que?

—Bueno tomando en cuenta de que lo salvaste tu, creemos que es mejor opción que te encargues tú de él, lo instruyas y eduques—. Mencionó Jade sosteniéndose a duras penas de su asiento para no caerse después de semejante grito.

—Enserio tengo que hacerme cargo yo, ¿No pueden darle a Bianca esta tarea?

—Oh qué pasó acaso la mujer más fuerte de la tribu (después de mi hermana) está intimidada por cuidar de un niño—. Dijo con tono burlón. —Ah bueno como quieras supongo que eso era demasiado para ti, entonces ¿Quieres que te ayude con eso de la maternidad querida?

La cara de burla de Jade le hirvió la sangre tanto a la mantis que el contenedor quien no había prestado atención desde que su amigo se desmayó solo vio un volcán a punto de hacer erupción, temía ahora por la salud mental de el bicho, a si que tomando sus precauciones tapó las orejas del insecto y se hizo bolita al rededor de él abrazándolo.

Dalia como orgullosa mantis que era no podía dejar que ese patan pisoteara su honor, ademas que fue lo último, ¿alguna clase de ligoteo extraño?. No esto no podía permanecer así, tenía que hacer que ese engreído se tragara sus palabras, se volvería la mejor instructora y cuidadora de todas, tan buena se volvería que pronto toda la aldea le pedirá que cuide a sus crías y ella obviamente lo haría solo para mostrarle a su líder que no tiene ningún problema en cuidar a un niño. Después de todo que tan difícil podría ser eso, solo hay que alimentarlo, bañarlo y darle alguna pelota para que corra tras de ella y la intente atrapar, eso una y otra y otra vez hasta que se canse, muy fácil.

—Por favor quien te crees que soy, por supuesto que puedo con esto, solo observa y verás cuidare de este niño tan bien que pronto será tan fuerte que te pateara el trasero Jade— Señaló varias veces a Jade antes de tomar al contenedor por la capa y llevarlo arrastrando asía la salida.

Mientras se alejaba todavía se le podía ver cómo trataba de reanimar a su compañero de viajes, que estaba con media alma afuera ya. Aunque estuvo lo suficientemente consciente como para despedirse de los Lord en el último segundo antes de salir de la sala agitando su manita.

Los lord en especial Salvia estaba preocupada por lo dicho, cuando Dalia se proponía algo podía llegar a ser necia y testaruda hasta lograr lo que quisiera, pero lo que les preocupaba no era que alguien la venciera, de hecho sería hasta interesante ver si Dalia podía entrenar al fin a alguien que diera una verdadera batalla, lo que le preocupaba era que por cumplir ese objetivo sobre explotara al pobre niño.

Los Lord no podía ver ni presentir la incomodidad y miedo que tenía Dalia sobre el contenedor y al no haber estado ahí suponían que lo de la muerte del ciempiés fue un acto de autodefensa guiado por el miedo. De hecho les importaba más el estatus político de ese insecto que tenía pinta de ser hijo de algún noble de algún reino vecino, eso si que podría llegar a ser peligroso y era claro motivo de preocupación. Una guerra no era desde ningún punto de vista una opción, aunque claro si había que ir, había que ir, y si un insecto llegaba con la más mínima intención de lucha, lucha abría.

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