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Adios Quirrel

Frustrante era para Quirrel no poder reunir suficiente información, había viajado por todos sitios y conocido un montón de gente, pero la tribu de Salvia y Jade era uno de esos lugares interesantes pero que desgraciadamente ocultaban las cosas más importante con mucho recelo.

Por ejemplo la naturaleza de los Lord Jade y Salvia, estaba confirmado tanto por Dalia como por Salvia, que ninguno de los Lord de la aldea había nacido como uno, y que su transformación vino hasta que se formó la tribu, todo llevaba a pensar que había una tercera forma para convertirse en Lord, cosa qué tal vez parecía irrelevante pero los Lord se consideraban existencias totalmente fuera de lo normal para la mayoría de incectos, eran considerados la forma suprema de cada raza, habían miles de leyendas sobre los Lord que los posicionaban al nivel de un Dios. Aunque para la mayoría eran uno de los escalones que tenían las especies antes de convertirse en altos seres, criaturas que sobre pasaban la existencia misma de cualquier cosa y cuyo poder era digno de ser alabado, normalmente este escalón estaba representado por bestias milenarias como los Wyrm, y al igual que los Lord eran un escalón debajo de los altos seres estos eran un escalón por debajo de los Dioses.

Aunque dentro de lo raro Jade y Salvia eran de lo más común que había, la mayoría de los mitos sobre los Lord eran en su mayoría exageraciones de historias muy antiguas como para ser corroboradas, además de que no se conocía la existencia de ningún Lord que hubiera ascendido al nivel de un Dios.

Además de eso había otras dos cosas que se mantenían ocultas para el, eso era el gran árbol blanco que se alzaba sobre la montaña en donde se encontraba, deducía que los Lord sabían algo de ella pero por más que incistio Salvia se negó a hablar con él sobre eso.

Aunque ella no respondió a sus preguntas más jugosas al menos fue amable con el, incluso le regalo un postre típico de la tribu que consistía en una pasta de un color verde claro, un platillo muy interesante que al probarlo dejaba una sensación de frescura inigualable con un sabor dulce y fuerte a la vez, además de que después de comerlo dejaba con buen aliento.

Y finalmente el último misterio del lugar, Rae, el hijo adoptivo de Dalia, un viajero igual que el, cuyo origen era más intrigante que el de cualquier otro, el joven era muy expresivo incluso sin poder emitir le más mínimo ruido, cornamenta extravagante y una piel cuanto menos anormal, Quirrel le preguntó de su origen pero el pequeño no estaba dispuesto a contarle nada, noto en él la preocupación en su rostro cuando se lo preguntó, esto lo descoloco bastante, Rae era muy cercano, quizá demasiado, a solo tres días de conocerlo ya lo trataba como si se conocieran de toda la vida, pero todo eso cambiaba cuando hablaba de su pasado, no lo entendía pero Rae estaba decidido a guardar el secreto sobre su origen bajo llave.

—Por favor cuéntamelo!— Quirrel se arrodilló ante el pequeño.

Viendo de reojo a Quirrel agarró pluma y lápiz para escribir una simple palabra —No.

—¿Es que no te acuerdas o por qué no me quieres contar?

Rae lo miró con expresión decaída y volvió a escribir con un poco de dificultad —Malos recuerdo, Oscuro, peligro.

Fueron las palabras que el joven escribió, esperaba que el uso de conceptos abstractos disuadiera a Quirrel de seguir interrogándolo, pero por el contrario sólo hacía que su curiosidad se expandiera.

—¿Puedes decirme al menos de qué lugar vienes? Te ofreceré lo que quieras. ¡Ehhh! Más historias, comida, más conocimientos, una vez me dijeron que yo era buen maestro, quizá yo pueda ayudarte con tus dudas de cualquier cosa.

La actitud reservada de Rae se desvaneció cuando el contenedor escuchó las palabras clave "Comida" e "Historias", no le contaría de su origen pero no le hacía daño decir de donde venían.

Por fin algo de luz, Quirrel se sacudió la tierra de su caparazón, mientras Rae agarraba una nueva hoja para escribir.

Rae empezó a describir lugares y rutas que siguió para llegar ahí, acompañándolas con dibujos de vez en cuando, la letra de Rae todavía daba que desear pero al menos se entendía, aunque trataba de ser lo más específico posible con sus indicaciones. Por otra parte el dibujo se le daba mejor a Rae, era más preciso y comunicativo con sus ilustraciones que con sus letras.

Llenó varias hojas de papel, una detrás de otra hasta que en las últimas hojas escribió "Gran cueva, varios días de caminata, bestias, vientos constantes, seguir lumélulas, cueva de lumelulas, Hallownest" las hojas se terminaron con un dibujo final de Rae, era súmante intrigante y misterioso, de por sí el dibujo era detallado y desprendía un aire siniestro, se trataba de una extraña estructura esférica de color negro con tres mascaras dibujadas al frente, Quirrel estaría fascinado en preguntar por el dibujo de inmediato de no ser por qué su cerebro le estaba dando un severo dolor de cabeza.

Hallownest, por alguna razón ese nombre le sonaba muy familiar, demasiado, no había escuchado hablar de ese lugar pero aún así le sonaba que lo conocía, cada instrucción que Rae le dio, fue como si le estuviera dando las indicaciones para volver a su propia casa, ya se las sabía, pero no.

Quirrel tomó todos los papeles, actuaba como si hubiera descubierto algo increíble, ojeando los papeles uno detrás de otro con mucha fascinación, era como ver a un académico después de resolver un problema tras días de estudio.

—Rae esto es fantástico, t-todo lo que describes, es como si ya lo hubiera visto antes, quizá este lugar no solo conduzca a tus respuestas, quizá también responda a las mías. No lo se pero ciento que todo este tiempo trate de dirigirme a este mismo lugar.

Quirrel estaba feliz pero por otro lado a Rae le asustaba la actitud tan eufórica que había tomado su amigo de repente, trató de escribir algo pero ya se le había terminado el papel por lo que solo pudo hacer gestos muy raros para decirle que se calmará.

—No tengo tiempo que perder Rae, tengo que partir de inmediato— Tras esas palabras el contenedor bajo la cabeza, estaba feliz por la felicidad de su amigo, pero no quería que este se fuera, le caía muy bien —Oh...— Quirrel se dio cuenta de su aspecto decaído enseguida —Hey amiguito...no te pongas así, tengo que irme pero...te aseguro que volveremos a vernos, regresaré para contarte todo lo que haya descubierto en mi viaje está bien. Solo piénsalo, tendré más historias que contarte cuando regrese.

Esas palabras lograron animar a Rae, si su amigo se iba, luego él tendría más historias increíbles que contar, por qué sus historias actuales estaban bien pero sabía que se aburriría a la larga si todas fueran la misma.

Recuperando su habitual alegría de siempre hizo gestos señalando a su boca.

—.....!

—A claro por supuesto que te compraré algo de comer, ven vamos

Quirrel se llevó al pequeño de la mano al mercado local, llevar a Rae parecían la escusa perfecta para probar los bocadillos que todavía no había probado. Claro no lo haría si no fuera con previo permiso de Dalia quien inusualmente despertó con buen humor, tanto que no le importo dejar a Rae con el.

La mañana siguiente llegó y Quirrel ya tenía sus cosas empacadas y listas para partir, en realidad cargaba poco, su aguijón, su máscara y su estómago llenó, caminaba hacia la puerta para salir de la tribu, pero antes de salir fue interceptado por un grupo de personas que vinieron a despedirse de él. Claro estaba Rae, Dalia y Amber.

El primero en acercarse fue Rae, fue a darle un pequeño abrazo a su amigo que se iba, Quirrel muy feliz le regreso el gesto acaeciendo su cabeza, había pasado pocos días pero ya se había encariñado con el muchacho. Luego que acercó Amber con esa mirada de admiración hacia él cochinilla, no solo fueron sus historias sorprendentes y su heroísmo en las minas, Amber lo admiraba por tratarse de una cochinilla, una criatura débil y muy asustadiza, pero Quirrel era lo contrario, Amber lo sentía como todo un ejemplo a seguir, pues al igual que él se esperaba que fuera débil y temerario.

—Señor Quirrel le agradesco todo lo que hizo estos días, espero que le vaya bien en tus viajes— Amber le extendió la garra sobre la que tenía una bolsa pequeña —Es para sus viajes, un poco de comida por si lo necesita.

—Muchas gracias Amber— Le respondió sin soltar esa sonrisa cálida que tenía.

La sostuvo hasta que la última se le acercó, Dalia, hoy parecía un poco menos animada que ayer, quizá por el hecho de despertar temprano, no podía culparla. Quirrel estaba a punto de abrir la boca para decir algo pero entonces la mantis lo interrumpió.

—No soy buena con despedidas a si que solo dire...buen viaje Quirrel, asegúrate de volver algún día.

No necesitaba decir nada mas, esas palabras aunque frías denotaban cierto cariño hacia él por parte de la mantis, o al menos era lo que él sentía.

Todos vieron como ese simpático personaje se alejaba de la entrada encargándose en un viaje lleno de misterios e incertidumbre.

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Las horas pasaron y ya era totalmente de noche, Rae se encontraba sentado en un banco esperando que Dalia terminara la comida, todo era paz y armonía en su vida, pensaba en su antiguo hogar y se alegraba de no seguir ahí, era feliz y nada le podía quitar eso, ni los dioses, ni ningún monarca jamás le quitaría lo que tenía ahora.

Por alguna razón el tiempo a su alrededor parecía haberse detenido, por alguna razón tenía frío, en su vida había sentido tanto frío como estaba sintiendo ahora, se bajo de el banco para poner sus pies en las calles de piedra que usualmente estaban calientes a esa hora, pero tampoco, se sentía frías también, era muy extraño. Mientras se preguntaba qué pasaba vio al otro lado de la calle una figura etérea, una figura de un gusano espectral que se encontraba debajo de una farola.

El gusano veía de lado a lado, parecía perdido, la curiosidad de Rae lo llevó a caminar hacia el insecto etéreo, por alguna razón sentía que el ambiente se volvía más frío mientras más se acercaba, era un frío intenso que llegó a su climax cuando tuvo al sujeto enfrente suya.

Dio un pequeño salto al ver al hombre frente suyo, no lo noto hasta tenerlo en frente pero el gusano era de un color blanco puro, que emitía por sí solo una luz pálida muy hermosa, era él aura de todo un rey, acompañando su brillo tenía una postura recta impecable, a la par de una cornamenta en forma de corona que en conjunto con lo demás terminaba por volver al hombre en una figura de autoridad y poder absoluto. Pero había algo más, pues la túnica blanca que portaba el monarca estaba por encima del nivel del suelo, Rae agachó la cabeza para ver debajo pero no había nada, pues era evidente, este ser tan majestuoso se encontraba flotando.

El gran rey volteó a ver a Rae al darse cuenta de su presencia, sus ojos hicieron contactó, Rae cayó al suelo impactado, pero su miedo rápidamente se convirtió en ira, pues tenía frente suyo a el ser que más resentimiento en él mundo le tenia, su padre, el rey pálido.

Este hizo caso omiso de la expresión de su hijo y solo lo miró con expresión severa, la boca del monarca se abrió, para decir algo con una vos que resonó por todos lados pero este sonido solo fue escuchado por el contenedor.

—Regresa.

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Parece que va a ser necesario que lo diga, voy a aclarar para mi en Hollow knight cuando encontramos el aguijón de Quirrel en lago azul, muchos dicen que muere, pero para mi y para esta historia Quirrel no muere simplemente se deshace de su aguijón pues ya no lo necesita

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