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Día 2

Participando en la Semana RadioHuskerDust 2024, organizado por ValentinaM_Art (twitter)

Día 2: Pijamada/Curiosidad

Advertencias: Divergencia del canon, no beteado (todavía), Ooc-ish (intenté proyectar al Angel Dust del piloto, pero las cosas se salieron de control), ligera angustia

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Pijamada

Angel Dust tararea bajo para sí mismo preparando su habitación para su gran evento, convencido de que nada podrá arruinar su buen humor.

El día era perfecto, se había levantado a media mañana para prepararse e ir a trabajar, sólo para ser detenido, cuando estaba a punto de salir, por un mensaje de su jefe anunciando que se había presentado algo y debían cancelar la producción de ese día y los dos días siguientes. Tres días completos para sí mismo, ¿qué mejor noticia que esa? Claro, seguro Valentino lo haría trabajar como asno para recuperar las hipotéticas ganancias que ''perderían'', pero unos días de descanso son unos días de descanso y los aprovecharía hasta el último segundo. Así pues, con tan maravillosa noticia, decidió que es un día perfecto para tener una fiesta de pijamas, ¿y qué mejores invitados que sus parejas?

Termina lo que está escribiendo, doblando con mucho cuidado las cartas, de papel rosa pálido, las coloca en un sobre de un rosa un poco más oscuro y guarda estos en la pelusa de su pecho. Una rápida mirada al espejo de su tocador le indica que está perfectamente peinado y maquillado, por supuesto, y con una enorme sonrisa sale de su habitación en busca de Alastor y Husk, aunque está completamente seguro los encontrará en el bar.

Alastor probablemente está trabajando, piensa divertido caminando hacia las escaleras, obsesivo y perfeccionista como siempre, y Husk bebiendo su peso en alcohol barato, o limpiando por milésima vez la misma copa. Ah, muy aburrido seguro, ¿Qué harían esos dos sin su maravillosa presencia para alegrarles sus días en el infierno? Morir de aburrimiento seguro.

Riendo para sí mismo llega a la base de la escalera y sin perder el paso gira para ir al bar, tarareando al ritmo del clic-clac de sus tacones, asegurándose de forma inconsciente de anunciar su presencia de la forma más molesta posible, en caso de que Vaggie estuviera cerca. Siempre es divertido hacer enfadar a la mujer, quién parece tener una vendetta particular en contra de sus botas; ¿será porque ella no podía caminar con la misma fluidez que él en tacones? ¿o porque era tan pequeña que seguro se caería de cara nada más intentarlo? La imagen mental lo hace reír un poco más fuerte cuando entra al bar, cosa que le gana la atención de sus parejas mucho más que el ruido de sus tacones. Oh bueno, misión cumplida, aunque no de la forma que esperaba.

Una vez alcanza la barra se sienta cruzándose de piernas y con un fluido movimiento, dramático y premeditado, saca los sobres de su pecho deleitándose con la atenta mirada de Husk. Coloca los sobres en la barra, uno frente a cada uno y enlaza sus cuatro manos apoyándolas en sus rodillas observando con cuidado sus reacciones. Suprime una risita cuando las orejas de Husk se mueven en confusión y Alastor ladea ligeramente la cabeza analizando el sobre frente a él; el tiempo pasa lentamente sin que ninguno haga un movimiento o sonido, pero Angel se siente particularmente paciente esa encantadora tarde.

—¿Qué es esto, querido? —finalmente Alastor es el primero en ceder a la presión del silencio, toca con la punta de una de sus garras el sobre tratando de no mirarlo directamente, probablemente la intensidad del rosa lastimando sus ojos.

Angel tiene un segundo para sentirse mal por su elección, antes de recordarse que la intención era que fuera llamativo, no delicado, por lo que se encoje de hombros sacudiendo esa sensación residual de culpa, sonriéndole ampliamente al ciervo.

—Una invitación, por supuesto, ¿qué más podría ser? —responde, conteniendo lo mejor posible su emoción. Cuando ninguno de los dos hace ningún ademan de abrir los sobres, suspira con algo de irritación apoyando sus manos derechas en la barra, a muy poco de tamborilear sus dedos—. No los va a morder... al menos que quieren que lo haga —agrega lo último alzando sus cejas de forma sugestiva, riendo por el gruñido fastidiado de Husk.

—¿No puedes simplemente decirnos de que se trata? —intenta Husk alzando el sobre hasta la altura de sus ojos, analizándolo críticamente como si fuera a explotar en cualquier momento.

—No-ope —niega alargando la silaba hasta que hace un pequeño ''pop'' al final, como si estuviera reventando una burbuja de chicle.

—¿Cuál es la ocasión? —cuestiona Alastor ladeando la cabeza.

—Lo sabrán cuando abran sus invitaciones —responde crípticamente, su sonrisa ampliándose un poco más por las idénticas miradas de fastidio que comparten sus parejas.

Observa como ambos se miran con cierta cautela, casi vibrando de emoción cuando finalmente Alastor sostiene el sobre con sus garras, suprimiendo una carcajada por el cuidado con que lo abre. En el fondo entiende el aire de desconfianza conque el ciervo abre el sobre, porque la última vez que repartió unos similares por todo el hotel habían terminado limpiando escarcha por semanas; en su defensa, esa era la versión más amigable de la broma que había planeado. El hecho de que confiscaron los botes restantes del brillante polvillo, que tenía almacenado en su habitación, había valido totalmente la pena.

Sus recuerdos de los brillos rosas, que cubrieron a sus parejas por semanas, se ven interrumpidos cuando la suave música que siempre se desprende de Alastor se interrumpe de golpe. Parpadea mirando con curiosidad como el hombre examina el contenido de la invitación que hizo, Husk haciendo lo mismo con la suya, y su sonrisa empieza a decaer poco a poco cuando no ve... bueno, no esperaba que se emocionaran, pero tampoco se esperaba la expresión de indiferencia que lo recibe al examinar mejor sus facciones.

—¿Qué dicen? —pregunta forzando su voz a sonar tan confiada como un momento antes, teniendo un segundo para recomponerse antes de que ambos vuelvan a dirigir su mirada a su persona—. Será divertido, puedo maquillarlos y pintar sus garras, ¡oh! Y podemos hacer mascarillas con Nuggsie y...

—Querido, apuesto a que todo eso es... emocionante —la sonrisa de Alastor se torna dudosa, no es una imagen que le sienta bien y solo logra retorcer un poco más su estómago, el inminente rechazo colgando sobre su cabeza—, sin embargo, no es...

—Es una idea ridícula —interrumpe Husk dejando la invitación en la barra con más fuerza de la necesaria, sobresaltándolo.

Ok, es probable que sí haya algo que puede arruinar su buen humor, piensa sintiendo su sonrisa desvanecerse a pesar de que le ordena a su boca a permanecer quieta. Tenía toda la noche planeada ya, pensando en los tres compartiendo un buen momento de relajación contando historias de sus vidas cuando eran humanos, que está seguro tienen mucho en común considerando que habían vivido por la misma época. Demonios, incluso las mórbidas historias de Alastor durante el inicio de la Gran Depresión serían bienvenidas. Lo que no tenía planeado es que hacer en caso de que sucediera lo que acaba de suceder: que su invitación fuera rechazada.

—Estoy seguro de que tu amiga... ¿Cherri? Podría acompañarte —ofrece Alastor guardando su invitación, tratando de suavizar la situación, probablemente haciendo todo su esfuerzo para no hacerlo sentir mal.

Eso solo empeora la tormenta que se desata en su interior y, pese a su mejor esfuerzo, siente sus ojos humedecerse.

—Maldición, Angel... —Husk alarga una mano tratando de tomar una de las suyas, pero retira ambas antes de que pueda tocarlo, pasando las principales por su rostro, acomodando su cabello y con ello eliminando cualquier rastro de lágrimas, mientras las secundarias se apoyan en su cadera.

—Ustedes se lo pierden —dice en su lugar, poniéndose en pie.

Mon ange[1]... —llama Alastor, frunciendo el ceño, su sonrisa disminuyendo hasta convertirse en una línea curveada y, ¡con un demonio!, se está empezando a sentir mal por hacerlos sentir mal. ¡No es justo! él es quién tiene que estar molesto por esta situación.

—Fat Nuggets y yo nos divertiremos en grande —continua, como si no lo hubiera escuchado. Pasa sus manos inferiores por su chaqueta alisando las inexistentes arrugas.

—Angel, espera un momento... —Husk se desliza fuera de la barra intentando sostener una de sus manos nuevamente, pero haciendo uso de sus largas piernas con dos pasos se ha apartado de la barra.

—¡Nos vemos mañana! —sin mirarlos, y luchando por mantener su paso tan casual como le es posible, se apresura a subir las escaleras para ir a su habitación.

Sabe que Alastor fácilmente podría detenerlo, o moverse entre las sombras y cortar su camino, y no puede evitar agradecer mentalmente que no haga ninguna de las dos, pues nada más cerrar la puerta de su habitación no puede evitar dejar caer las lágrimas que había estado conteniendo. Patético, ridículo incluso, ¿Por qué le afectaba tanto? En lo más profundo de su ser sabía que a ninguno le agradaría la idea. Ok, sí, han pasado algunas noches juntos, mayormente cuando llegaba más allá de su toque de queda luego del trabajo, ya sea compartiendo una copa en el bar o sentados cómodamente frente a la chimenea, nunca en la privacidad de su habitación.

Fat Nuggets se acerca a él, probablemente percibiendo su agobio, olfateando sus botas bufando ligeramente. Sorbiendo su nariz se agacha para cargar a su cerdito con sus manos inferiores, limpiando furiosamente las lágrimas de su rostro con las principales.

—Nos vamos a divertir mucho tú y yo solos, Nuggsie —dice frotando su mejilla contra el hocico del cerdito, sonriendo cuando este emite sonidos de felicidad—. Lo único que desearía es que Cherri pudiera venir.

Desgraciadamente Vaggie les había prohibido pasar tiempo juntos sin supervisión, porque la última vez que invitó a Cherri a una pijamada ambos habían terminado increíblemente borrachos, hasta casi rayar en un coma etílico, y en su estado intoxicado se les ocurrió que sería una excelente idea hacer una Molotov... la cual lanzaron accidentalmente contra una pared haciéndola estallar. El recuerdo le hace reír suavemente, aunque la amargura no se desvanece por completo.

Negándose a que el resto de su día se vea arruinado, camina hacia su armario para sacar lo que Fat Nuggets y él necesitaran esa noche.

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Husk masculla entre dientes limpiando agresivamente una copa, maldiciendo a Angel por lo bajo, por hacerle sentirse como se siente, a Alastor por no haberlo detenido antes de arruinar las cosas y a sí mismo por su gran bocota. No había podido evitarlo, ¿ok? Vio los resultados de la última pijamada de la araña con la ciclope piromaníaca que llama mejor amiga y no tiene ni el más mínimo interés en participar en algo así. Tampoco tiene edad para seguirle el paso a Angel, quién podía ser una verdadera amenaza cuándo decidía poner su mente y energía en causar problemas.

Sin embargo, se detiene bufando ligeramente, debe admitir que el chico se había esmerado con la invitación. Mira de reojo el papel, desplegado en la parte baja de la barra, solo para sus ojos, sonriendo ligeramente al encontrarse con la curvilínea caligrafía de Angel, su nombre escrito con tanto esmero que casi puede sentir oleadas de afecto desprenderse de la tinta seca, de un negro brillante que le haría sospechar logró contrabandear más escarcha sino la hubiera tocado para comprobar que no era más del infernal polvillo. El resto de la invitación está escrito de forma similar con tinta rosa, igual de brillante, indicando la hora en que esperaba se unieran a su pijamada.

Maldice nuevamente dejando caer su cabeza contra la barra, ignorando como el movimiento hace que las copas que ya había limpiado choquen entre ellas. Angel no había bajado a cenar y cuando la princesa fue a ver si todo estaba bien, la araña la había echado de la habitación; por lo que escuchó de la conversación entre Charlie y Vaggie al respecto, Angel parecía molesto y acongojado.

La imagen mental de su pareja todo esponjado, las marcas en su pelaje brillando tenuemente y sus ojos enrojecidos por lágrimas contenidas hacen que su estómago se retuerza. En otro momento le habría importado muy poco ser la causa de su estrés, pero el cariño que se ha arraigado en su interior por el molesto demonio pica sus costados, como espinas, empeorando su estado de ánimo.

—¡Animo, Husker querido! —la voz de Alastor contra su oreja lo hace sobresaltar, maldiciendo en cada idioma que conoce, lanzándole una mirada mordaz cuando el ciervo deja escapar una carcajada por su reacción.

—Esto es tu culpa también, maldito imbécil —gruñe agitando sus alas.

—Hmm, no tengo ni idea de que hablas —niega el ciervo entrecerrando los ojos en advertencia.

—De igual forma voy a culparte —señala, mirando hacia las escaleras, en la dirección que sabe lleva a la habitación de su pareja. —¿Crees que deberíamos...?

—Él estará bien, se le pasará el berrinche —capta por el rabillo del ojo el gesto de desinterés que hace con la mano, pero el nivel de interferencia de la estática en su voz es mínimo. Sabe que, si mirara al demonio en ese momento, notaría la preocupación en sus ojos que su eterna sonrisa no logra cubrir, pero lo conoce lo suficiente para no mirarlo directamente, dándole una instancia de privacidad.

—No es demasiado tarde para unirnos a él —murmura por lo bajo agitando su cola, sus alas moviéndose ligeramente al frente como intentando cubrirlo, un gesto de reconfortarse a si mismo que queda a medias.

—Y se saltó la cena, ¿qué clase de pareja seriamos si dejamos a nuestra querida araña morir de inanición? —asiente el ciervo mirando también hacia las escaleras. Aunque su elección de palabras es un poco dramática, Husk no puede evitar sonreír ligeramente al saberse en la misma página.

Tomando eso como señal de que realmente irán a remendar las cosas con su pareja, sale de detrás de la barra apagando las luces del bar y asegurándose que todo está en su lugar. Se gira hacia Alastor, quién le ofrece la mano sin mediar palabra; bufa por lo bajo, divertido, tomándola y dejándose guiar hacia las escaleras. Por el rabillo del ojo ve la sombra de Alastor deslizarse hacia la cocina, seguro de que se encargaría de llevar una bandeja con comida, un problema menos entonces.

Más rápido de lo que esperan llegan frente a la habitación de Angel y Alastor toca la puerta con suavidad con su mano libre, pasándola rápidamente por su chaqueta para alisarla y, totalmente, no para dispersar la oleada de nervios que lo arremete, claro que no. El gato alado rueda los ojos tratando de no reírse, especialmente cuando su cola se agita nerviosamente a su espalda. Sus orejas se mueven al captar movimiento dentro de la habitación, toma una respiración profunda y se endereza lo mejor posible cuando la puerta se abre.

—¿Qué quieren? —la irritación en la voz de Angel le toma por sorpresa, así como el notar que no ha abierto la puerta por completo, solo lo suficiente para ver quién había tocado.

Querido, esa no es forma... —empieza Alastor, pero Husk golpea su costado con suavidad interrumpiéndolo. Mal camino, piensa entrecerrando sus ojos por la mirada molesta que le dedica, el ciervo rueda los ojos y aclara su garganta mirando hacia la araña, quién los mira con cautela—. No reaccionamos de la forma más... adecuada a tu invitación.

—No me digas —Angel abre un poco más la puerta, lo suficiente para asomar su rostro, probablemente con la total intención de dejarlos ver la extensión de su molestia escrita por toda su cara.

Pero el efecto se pierde un poco cuando notan los pequeños rolos[2] asegurados firmemente en su cabello, algunas manchas bajo sus ojos de lo que solo pueden asumir es una mascarilla que se estaba poniendo o terminando de retirar cuando tocaron a la puerta.

—Angel, escucha —Husk se adelanta apretando la mano de Alastor, que aún sostiene, armándose de valor—, fue desproporcionada, y grosera, y tal vez un poco cruel...

—¿Qué haya planeado pasar mi día libre con mis parejas y se rieran en mi cara? —el gato quiere señalar que en ningún momento se rieron, un poco exagerado de su parte pensar que harían tal cosa, pero Angel continua antes de que pueda interrumpirlo. —¿O la parte donde prácticamente dijeron que no querían pasar tiempo conmigo?

Mon ange, eso no es lo que...

—Ok, sí, lo que digas —Husk niega alargando su mano libre—. Nos disculpamos, ¿ok? Suena... bueno, ahora no suena tan mal acompañarte a tu... a tu pijamada.

La araña entrecierra los ojos, mirando del uno al otro por un largo minuto en que ninguno se mueve. Finalmente, una enorme sonrisa se extiende por todo su rostro y sus ojos se iluminan, y joder su corazón se acelera al ver la pura alegría en el gesto. Una rápida mirada a Alastor le confirma que está tan impactado como él, las estaciones de radio, que conforman el ruido de fondo de su presencia, cambiando rápidamente hasta detenerse en una canción de jazz, como siempre, pero una jodidamente romántica más cercana a la época en que murió él que a los 30.

Cursi, piensa riendo bajo.

—¡No se queden ahí! Llegan justo a tiempo, Nuggsie y yo nos estábamos poniendo mascarillas —cargado de la misma energía que esa tarde, Angel termina de abrir la puerta haciéndose a un lado y apresurándolos a entrar.

Compartiendo una rápida mirada, ambos demonios se encojen ligeramente de hombros e ingresan a la habitación de Angel, quién cierra la puerta rápidamente caminando por la habitación buscando algo donde se puedan sentar. Ninguno había estado dentro de la habitación antes; al menos no el tiempo suficiente como para apreciarla. Sin embargo, no les cabe ninguna duda que es el espacio de la araña, decorada con tantas cosas rosas y blancas que se siente algo saturado contra el rojo del papel tapiz que tienen todas las habitaciones del hotel.

—Al, caro[3], chaqueta fuera —la araña regresa arrastrando dos bolsas, o cojines gigantes, no lo tiene muy claro, que deja cerca de su tocador, haciendo señas con sus manos inferiores para que se sienten y las superiores las abre y cierra señalando varias veces la chaqueta de Alastor.

El ciervo suspira resignado retirándose la prenda y entregándosela. Al obtenerla, Angel la dobla con cuidado, depositándola en una silla cercana antes de moverse nuevamente hacia una puerta, que seguro daba al baño, mientras ambos toman asiento en los cojines.

—Joder —murmura entre dientes, sintiendo su cuerpo prácticamente derretirse contra la tela, —¿Dónde diablos consigue cosas tan suaves?

—Es... un asiento interesante —asiente Alastor tratando de encontrar una posición cómoda, acostumbrado a cosas más firmes.

Husk ríe bajo, tan disimulado como puede, observando alrededor una vez más hasta llegar al tocador de Angel, completamente cubierto con diversos cosméticos perfectamente colocados. Su atención se desvía al ruido de pezuñas a su lado, notando a Fat Nuggets deteniéndose a su lado olfateando suavemente sus piernas, su rostro cubierto por las mismas manchas que tenía la araña, lo que sabe ahora es una mascarilla.

—Hey —saluda acariciando con cuidado el lomo del cerdo, el cual gruñe suavemente alzándose en sus patas traseras para apoyar las delanteras contra el cojín, claramente encantado con los mimos.

—Awww, Nuggsie está feliz de verlos —Angel regresa con varias cosas en brazos, sonriéndoles con suavidad sentándose en el suelo frente a ambos. —¡Bien! ¿Quién quiere una mascarilla y quién que pinte sus garras?

Lo que sea que Husk se esperaba sucedería en la dichosa pijamada, ciertamente no es esto. Una vez la tensión en la habitación se aclaro un poco, Angel se lanzó de cabeza a una animada explicación del ''itinerario'' que había planeado, comentándoles que no se habían unido demasiado tarde porque estaba a punto de empezar a hacerle una manicura a Fat Nuggets. Poco a poco, tanto él como Alastor empiezan a relajarse, aportando a la conversación de vez en cuando, pero contentos de ver a Angel tan relajado. Es impresionante como podía trabajar en sus garras con sus manos secundarias mientras con las principales untaba la mascarilla casera en el rostro de Alastor, teniendo cuidado de no incomodarlo con el tacto.

En algún punto mientras sus garras se secan la sombra de Alastor se materializa dentro de la habitación cargando una bandeja llena hasta el tope de diversos aperitivos, aparte del plato de la cena que Charlie había guardado para Angel.

—Justo a tiempo, me muero de hambre —con una amplia sonrisa, la araña recibe la bandeja acariciando el cabello de la sombra, que encantada con la atención emite pequeños sonidos de estática antes de envolverse alrededor de los hombros de Angel, para el inmenso fastidio de su amo.

—No estés celoso, Al, tienes toda mi atención ahora —ríe depositando un rápido beso en su cabeza antes de sentarse para cenar.

Angel los observa con diversión, comiendo alegremente acercando a Fat Nuggets hacia el con sus manos inferiores para empezar a pintar sus pezuñas. Las suaves tonadas de una canción de Jazz llenan la habitación, Alastor hablando relajadamente con Husk mientras la araña está ocupado.

Está muy, muy feliz de que sus planes se hayan podido dar, aunque no de la forma en que lo planeo.

La próxima vez que haga una pijamada con sus parejas, piensa ofreciéndole un poco de comida a su cerdito, introducirá algunos juegos que impliquen tomar alcohol. Será increíble emborracharse a su lado. Tal vez pueda invitar a Cherri y jugarle algunas bromas a los demás con ayuda de Husk y Alastor.

Después de todo, con dos días más de descanso por delante, tiene tiempo para sacar de sus casillas a Vaggie. Por ahora, piensa, disfrutará de la calma.

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[1] Francés: Mi ángel

[2] Me acabo de dar cuenta que, probablemente, en otros países tengan un nombre diferente. A esto me refiero con rolos:

[3] Italiano: cariño


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