Despertar Sexual y Virginidad
—¡Hola muchachitos y muchachitas! Hoy tenemos un programa dedicado a esos pubertos que abundan en Wattpad y que están descubriéndose como seres sexuados. Para eso, tenemos aquí a nuestro querido Doctor Foster...
—Hola, ¿qué tal?
—Y a nuestra querida doctora Méndez.
—Hola. Gracias de nuevo por la invitación.
—Bueno, empecemos con una pregunta básica. ¿Cuando es normal que todo esto del sexo empiece?
—Odio la palabra normal. ¿Podríamos hablar mejor de común o promedio?
—Es así —completa el doctor con un tono más dulce— porque en sexología no hay cosas anormales. Hay tantas opciones como personas en la faz de la Tierra. Pero, contestando tu pregunta, somos seres sexuales desde muy temprana edad. Los niños a los dos o tres años, cuando descubren que tienen un pene, juegan con él, lo tocan y sienten placer. Es casi universal.
—¿A los dos años ya se siente placer?
—Desde que naces sientes placer. Cuando descargas la vejiga sientes placer, cuando te acarician el rostro sientes placer. Y tocarse ahí es bastante común, lo que pasa es que entran en juego las normas sociales y los padres reprimen esas conductas.
—Bueno es que a los dos años es muy chiquito para estar con eso.
—No, sólo que tiene otro significado. La cultura ha hecho que demonicemos el placer y lo veamos todo desde el lado sexual, pero en realidad, un niño tocándose no le está haciendo daño a nadie.
—¿O sea, que deberían dejarlos tocarse?
—Eso depende de los padres. Si no le dices nada, el niño lo va a hacer en cualquier circunstancia, incluso en momentos no aceptados socialmente, como en medio de una fiesta de cumpleaños por ejemplo, y puede asustar a otros niños o molestar a otros padres. Pero si lo regañas como si fuese lo peor del mundo, le estás enseñando que tocarse es malo y es cuando empiezan los problemas con la propia sexualidad.
—Entiendo, pero eso son sólo los varones, ¿no?
—A esa edad, sí. Pasa que los varones tenemos un juguetito ahí afuera, las niñas tardan más en descubrir ese tipo de placer.
—Pero no pienses que tardamos mucho. Cuando descubrimos que nuestro cuerpo es diferente al masculino, empieza la investigación. Eso pasa a los seis o siete años. De hecho, en esa edad, sobre todo las niñas, ya sienten algún tipo de atracción o curiosidad hacia sus compañeritos varones. Pero quizás el despertar como individuo sexual que siente placer al tocarse conscientemente de lo que está haciendo, pasa cuando entramos a la pubertad, por los once a trece años.
—¿A esa edad ya se es consciente de lo que se está haciendo? Guau, yo a esas edad jugaba con muñecas.
—Yo también, jugué hasta los catorce porque tenía una hermana pequeña, pero mi primer orgasmo lo tuve a los once —el doctor ríe.
—¿Te acuerdas bien?
—Me acuerdo perfectamente, ya sabía que un hombre y una mujer tenían sexo para procrear y porque era placentero. No sabía cómo era el asunto exactamente, pero un día entré al cuarto de mi primo, que tenía catorce, y prendí la tele. Había dejado en pausa una porno que estaba viendo en el VHS. Sí, no me calculen la edad —se ríe—. Se veía el pene dentro del canal vaginal pero la imagen estaba movida y me costaba entender, así que le di play y me asusté con el sonido. Lo volví a pausar y apague la tele rápido para que no me descubrieran, pero esos segundos bastaron para entender cómo era que pasaba el asunto. Esa noche, acostadita en mi cama, me explore y metí un dedo, luego dos, pero no sentí nada. Ahora, cuando los saqué y rocé el clítoris sin querer, ¡boom! No pude parar de tocar porque cada vez la sensación se hizo más intensa hasta que me corrí. De los once a los... catorce, más o menos, me tocaba casi todas las noches. Cuando menstrué por primera vez, dejé de hacerlo tan seguido y dejé de jugar con muñecas también.
—Estoy en shock.
—¿No te masturbaste de niña?
—¡No! La primera vez que me toque tenía más de veinte. Yo pensaba, en ese momento, que eso sólo lo hacían los varones.
—Pues, ya ves que no —asegura el doctor— yo no recuerdo mi primer orgasmo muy bien, pero sé que tenía unos ocho años. Otro niño me dijo cómo se masturbaba y yo lo intenté.
—¿Y que me dicen de la primera vez con otra persona?
—Me encanta que no hayas dicho "perder la virginidad" —celebra la doctora.
—Bueno, es que ya aprendí tanto con ustedes —se ríe.
—Sí, eso es un tema que ya habíamos discutido. La virginidad es un concepto social, no biológico —comienza el doctor.
—¿Cómo que no es biológico? ¿Y el himen?
—Un momento. Vayamos a lo básico. La virginidad es una construcción social, no una condición médica. Se ha construido bajo normas culturales y creencias increíblemente viejas que no tienen un respaldo científico. Algunos la consideran un distintivo de pureza, mientras que para otros sólo es una señal de una persona que todavía no ha tenido coito.
—Según el diccionario —interviene Mendez— son las personas que no han tenido relaciones sexuales, hombre o mujer. Y como ya sabemos, sexo es más que coito. Así que la virginidad se pierde con esa primera experiencia con otra persona, haya penetración o no.
—Saber eso, me parece que le quita un poco de la presión a la primera vez, refiriéndome al coito.
—Exacto —afirma el doctor— ¿Qué le vas a estar teniendo miedo al cuero si ya mataste al tigre? ¿No se dieron besos en todos lados y se tocaron cada centímetro? Ya está, avanzaste más del ochenta por ciento en la escala de intimidad —ambas mujeres ríen.
—Es verdad.
—Yo he tenido besos que son más íntimos e intensos que cualquier penetración —explica la doctora.
—Totalmente.
—Ahora, hablemos del bendito himen —continúa Foster—. Es una pielcita, muy muy finita y elástica en la entrada de la vagina. Que además tiene un agujero, o varios, que permiten la salida del sangrado menstrual. Lo que muchas personas no saben es que hay muchas chicas que llegan con el himen rasgado o parcialmente roto al primer coito.
—No es un sello al vacío, se puede romper manejando bicicleta, o introduciendo un tampón, o con un movimiento brusco al bailar reggeatón.
—¿En serio?
—Sí, sí. Y no es como muchos piensan que es como una barrera que hace "pop" como cuando abres un paquete de galletas —estallan en carcajadas.
—Pero duele como eso...
—¿Te dolió? —pregunta el doctor.
—Sí, en el momento y después también durante todo el día. Incluso para hacer pipí, no fue agradable.
—Para mí tampoco. No me dolió tanto, pero no fue agradable, de hecho fue medio asqueroso.
—Y quién diría que ibas a terminar como sexóloga...
—Justamente, mi trabajo es que la gente no tenga que pasarlo mal. Mira, la cosa es simple, lo que duele no es el himen, lo que duele es la intrusión en el canal vaginal. ¿Recuerdas que dije que la vagina la constituyen paredes musculares que están pegaditas? Bueno, si estamos nerviosas y ansiosas, esa musculatura se mantiene tensa y el galán va a tener que hacer mucha presión para poder entrar. Lo más común es que duela porque lo más común es sentirte insegura en ese momento, por eso es importante llegar a ese punto con la mente clara y conociendo bien a tu pareja.
—Sí, el problema de los adolescentes y pubertos que quieren experimentar, es que no lo hacen en las mejores condiciones ni físicas ni psicológicas —completa Foster.
—¿Cómo así?
—Por ejemplo, mi caso. Ya conté que era bastante activa en cuando a mi propia sexualidad porque me masturbaba seguido, y tengo que decirlo, me consideraba a mí misma una pervertida. Fantaseaba un montón. Mi primera vez fue con un chico con el que estuve saliendo algunos meses, y él empezó a presionarme muy inconscientemente, haciendo lo que hace un chico: tocando un poco demás, besando un poco más intenso, buscando la forma de encontrarnos a solas. Yo empecé a cuestionarme si ya era el momento y buscaba una señal divina. Le pregunté a mis amigas y de cinco sólo dos éramos inexpertas. Me preguntaban si lo amaba porque supuestamente así era cómo iba a saber. Yo creía que sí, me gustaba mucho, pero me daba miedo. Creo que hasta aquí estoy narrando la primera vez de la mayoría de la población femenina de occidente.
»La cosa pasó en su casa mientras "veíamos" una película. Cabe destacar que su mamá estaba en la cocina y su hermano en la habitación que compartían. Nosotros, en el sofá. Empezó con toqueteos sobre la ropa, después debajo de la ropa. Besos después ¡pum!, un pene erecto en mis narices. Nervios mal, empecé a temblar y a cuestionarme: ¿Era el momento? ¿Él era el indicado? Pensé que estábamos por cumplir tres meses, así que me justifiqué diciéndome que era un buen regalo. A partir de ahí, todo pasó muy rápido, imaginate, estábamos en medio de la sala. Un dedo, despues otro, y en un minuto de mete y saca, pene. El dolor no lo puedo describir, mordí un almohadón. Yo lo sentía nervioso, sin embargo tengo que decir que fue despacio y considerado, y sólo se movía de a poco. Mete saca, mete saca, acabó. Debió durar unos cinco minutos todo el martirio. Yo corrí al baño y me dió mucho asco ver mis muslos empapados de semen. Porque claro, lo hicimos sin condón y él salió antes de correrse, pero bueno, me ensució toda.
—Qué desastre.
—Bueno, después lo hablé con mis amigas y fue más o menos similar para ellas. Variaciones de lugar y otras cosas, pero nunca nunca placentero. Se volvió algo bueno después de la cuarta o quinta vez.
—¿Para ti también? —pregunta Foster a la conductora.
—En mi caso, no usó los dedos, fue directo y yo sí lloré.
—Bueno, analicemos la historia para ver dónde están los errores.
—Número uno —comienza el doctor—, no hay una señal divina para saber con quién y cuándo en es el momento. Tener sexo implica un montón de responsabilidad y sólo se debe hacer si uno es lo suficientemente maduro para asumirla. Aunque tu cuerpo este preparado, aunque tengas las hormonas a mil y sientas un deseo y una curiosidad insaciables, e incluso sientas que estas enamorado de esa persona hasta los huesos, es posible que tu mente todavía no esté lista para dar ese paso.
»Cuando te sientes cómodo con tu pareja para darle respuestas a preguntas como: ¿Me estoy o se está tomando la píldora? ¿Quién traerá los condones? ¿Dónde podemos encontrar un espacio privado e íntimo para hacerlo? ¿Lo estoy haciendo porque quiero o porque me siento presionado o presionada? Las respuestas a estas preguntas no tienen que ver con el género, la preferencia sexual, la edad, ni con la calidad de relación que tienes. Ni siquiera con el sentimiento que te produce la otra persona. En ningún lugar está escrito que tienes que tener tu primera vez a los dieciséis, con tu novio de cinco años en una cama de rosas con Ed Sheeran sonando al fondo. Y los chicos, no tienen que apurarse para llegar una meta inexistente ni tienen que tener sexo con todas las chicas que se les crucen porque los hacen ver más machos. Cada persona es única y tiene relaciones únicas.
—Sí, eso de tener un lindo recuerdo es cualquier excusa que nos decían nuestros padres, tengo una amiga que lo hizo en el asiento de atrás de un auto en un estacionamiento con un tipo que era diez años mayor que ella. Lo recuerda como una cosa excelente porque tuvo dos orgasmos.
—Claro, seguramente el tipo supo hacer las cosas. Pero eso no quiere decir que tienes que estar con alguien que tenga experiencia, simplemente hay que informarse bien. Hoy en día hay muchísima información en internet. Lee.
—Segundo error —sigue Mendez— la primera vez no es un regalo. No es algo que se entrega. No es un premio por buen comportamiento, ni un detalle por el día de los enamorados, ni un tesorito, ni una flor preciada, como decía mi mamá. Tampoco es algo que se quita o se pierde.
—A lo mejor esto suene como lo menos romántico del mundo y vaya en contra a todos guiones de comedias románticas y películas juveniles, pero el sexo hay que planificarlo, sobre todo si eres menor de edad y vives con tus padres —completa Foster— ¿Dónde lo vas a hacer? Tiene que ser un lugar donde ambos se sientan cómodos y tengan tiempo de relajarse sin que tengan esa constante paranoia de que los van a atrapar. Eso es excitante, pero contraproducente para la primera vez. El chico no va a lograr una erección completa y la chica va a estar tensa y apretada.
—Sí, ya están nerviosos por lo que va a pasar, no hay que echarle más leña al fuego.
—Exacto —sigue la doctora—. Después, el juego previo es fundamental. Cómo dije, lo que duele es la intrusión y si el canal no tiene suficiente lubricación, hay roce y hay dolor.
—Incluso para los chicos. Es incómodo hacerlo sin suficiente lubricación.
—A esa etapa hay que darle su tiempo y entender, esto más que nada para los chicos, entender que las mujeres tenemos tiempos distintos de excitación.
—¿Es verdad eso de que los hombres son como microondas y las mujeres como hornos?
—Es exactamente así —explica Foster—. Los hombres tenemos una curva de excitación que parece un pene. Sube muy rápido y baja de golpe. Las mujeres tienen una curva que parece un pecho, sube lento, dura mucho más y baja lento.
—Por eso es importante mucho toqueteo, besos, incluso pueden ir un poco hacia el sexo oral. Es excelente que incluso la chica tenga un orgasmo antes de la penetración, asegura una buena lubricación, que ella esté más relajada y además ya tuvo algo de placer.
—Sí, y yo le recomiendo a los chicos masturbarse antes, así están más tranquilos. Pero no en el momento eh, unas horas antes. Y chicos, no me voy a cansar de repetir esto, el órgano sexual de la mujer no es la vagina, no importa cuán bien metan y saquen o si se dislocan la cadera en ello, para estimular a una mujer hay que tocar su clítoris y zonas aledañas. Si no la trabajas, no va a pasar. Recuerden que están ahí para disfrutar, no para cumplir un trámite.
—Después —sigue la doctora—, cuando ya están en eso, sin olvidar el condón, ir lento abriendo el camino. Saberse protegido es importante porque nos quita otro peso de encima porque no va a haber consecuencias. Para la penetración como tal, no es aconsejable ir en una sola dirección, hay que mover esas paredes y expandir el espacio. Ese grupo muscular está tenso y sin uso. La chica seguramente tiene mucha tensión emocional, y es por eso que tiene que estar cómoda, es una cosa entrando en su cuerpo, así que no hay que dejar de estimular mientras se penetra. Y respirar, ambos, tomarse su tiempo, no es una carrera. Si duele, paren un poco y dense besitos, y vuelvan a intentarlo. Si se pierde la erección, vuelvan al erotismo y a jugar un rato. Si molesta, usen un lubricante.
—Sí, y no es que las chicas se tienen que quedar inmóviles como muertas —asegura el doctor—. Está bien tocar, besar, sentir curiosidad por lo que siente el chico. Está bien hablar, por Dios. Son dos personas que se supone que se tienen confianza. Preguntar si está todo bien, si esto o aquello le gusta, eso es bueno. A mí me calentaban mucho los halagos en esa época, que me dijera que se sentía bien lo que estaba haciendo, que mis dedos eran buenos, que mi pene la estaba volviendo loca, y cosas por el estilo. A lo mejor a un adolescente escuchar esto le parece raro, pero pensemos que si tienes un nivel de intimidad con alguien tal que te está permitiendo ver y tocar su cuerpo, lo mejor es ser lo más sinceros, ¿no? Así que si no te gusta algo, es bueno decirlo también. Duele, me incomoda, ahí no. Más si es la primera vez de ambos y no tienen mucha idea de cómo vayan a salir las cosas.
—¿Cómo es la primera vez para los chicos?
—Creo que lo que más nos preocupa es no lograr una erección completa. Y lo peor, es que es realmente común porque también estamos tensos y estresados. Crecimos escuchando que es el hombre el que tiene que enseñar a la chica, es el que tiene que dar placer, es el que tiene que lucirse como el mejor de los amantes. Y la verdad es que no. No nacimos con un manual bajo el brazo y todo se resume a la práctica y a tener confianza en sí mismo. Sólo hay que tomarse las cosas con calma y relajarse. Somos mamíferos, si estamos asustados, toda la sangre se va a los pies para impulsarnos a correr, y en ese momento, la necesitamos en otro lado. Además, hay una creencia de que el coito es masturbarse dentro de una vagina o ano. Y no, el coito es mucho más que eso muchachos.
—Así es. Continuando, después viene el "después de" tan asustador. Porque sí, hay chicas que después se cuestionan si hicieron lo correcto o si el chico es el amor de su vida y debería pedir su mano ese día. O chicos que creen que ya está y pueden pasar a la siguiente conquista, o están tan perdidos que no saben ni cómo tratar a la chica. Es por eso que, al tomar la decisión, se supone que tienes la cabeza bien puesta con respecto a la persona con quién estás compartiendo el momento. Cuando lo hagas, asegúrate de tener claras las expectativas con tu pareja. Lo que él espera y lo que ella espera pueden ser puntos de vista muy diferentes. Ten en cuenta que el sexo no asegura ni enseria relaciones. Y si sientes que tener una conversación así con tu pareja es raro o te da vergüenza, significa que no estás listo o lista para esto.
—Sí, tener sexo una vez no implica que se abran las compuertas. Tanto para chicas como para chicos. Si no les gustó, no tienen que sentirse obligados a hacerlo otra vez. Si el chico no te trato bien y quieres dejarlo, chau, con respeto despídete, nadie te obliga a quedarte ahí. Si la chica no te transmitió nada profundo y no quieres seguir, con respeto, terminalo. No porque hayas sido su primera vez, estás obligado a casarte con ella. Insisto, con respeto. A ninguna persona le gusta sentirse usada o quedarse con la idea de que es mal amante.
—Perfecto. Bueno, vamos a dejarlo por aquí porque se nos acaba el tiempo, pero seguramente haremos una segunda parte porque este tema todavía tiene mucha tela que cortar. Gracias doctores, y a ustedes, gracias por sintonizarnos una vez más. ¡Hasta la próxima!
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