Autoerotismo y masturbación
—¡Hola! ¿Cómo están mis oyentes preferidos? No saben el sabroso programa que tenemos hoy. Ajá. Hoy vamos a querernos, a consentirnos, pero sobre todo, a conocernos. Para ello, le damos la bienvenida a nuestros ya conocidos expertos. Doctor Foster.
—¡Hola!
—Doctora Méndez.
—¿Qué tal? Gracias por la invitación.
—Doctora, estamos pensando seriamente dejarla fija en el programa.
—¡Ay! Yo encantada, pero justo se me complica bastante venir a grabar, por eso no estoy en todos los programas.
—Bueno, no te preocupes, nos vamos acomodando. ¿Qué te parece si presentas nuestro tema de hoy?
—Sí, hoy vamos a hablar de mi tema preferido: El autoerotismo, que no es solamente masturbación.
—También es uno de mis temas preferidos —interviene Foster— y creo justo que empecemos precisamente por esa diferencia. A ver, cuando pensamos en masturbación, ¿qué nos imaginamos?
—Chicos tomando el pene en sus manos y haciendo movimientos hasta eyacular, y chicas metiendo la mano dentro de la ropa interior y haciendo movimientos hasta llegar al orgasmo —responde la doctora—. Pero el concepto que queremos rescatar es que la sexualidad propia, la que es de uno con uno mismo, no sólo se circunscribe a tocar los genitales.
—Exacto, y ahí es donde entra el autoerotimo. Se trata de un concepto desarrollado, en principio, por aquel señor barbudo llamado Freud que habla del comportamiento sexual en el cual el sujeto obtiene satisfacción recurriendo únicamente a su propio cuerpo. Ni siquiera tiene como fin último el orgasmo. Lo importante es la auto-satisfacción. Entonces, nosotros los sexólogos nos ponemos una camiseta que dice “autoerotismo” en mayúsculas y negritas, porque no sólo estamos hablando de orgasmos, estamos hablando de auto-conocimiento, de auto-respeto, de autoestima, y una forma de auto-honrarse.
—Sí, estamos hablando de un comportamiento natural y saludable —explica Méndez—. Es una conducta que no se debe suprimir, sino que se debe realizar en contextos privados e íntimos. Tampoco importa la edad. Si cada persona explora, conoce, disfruta, honra y estima su cuerpo, o como decía un profesor que tenía, su isla, cuando llega un explorador externo, ese encuentro va a ser muy rico e intenso. Es importante conocer qué nos gusta, qué no, dónde esta bien un toque intenso, donde está bien un toque delicado, en qué momento de la meseta sexual, etcétera. Ahora, si una persona no ha explorado su propia isla, y espera a que Cristóbal Colón haga todo el trabajo, está dando una responsabilidad que no le corresponde al externo, y quizás goce durante el acto, pero quizás no. ¿Se entiende?
—Se entiende perfecto.
—Por algún motivo, el ser humano tiene un enfermizo temor al disfrute intenso —continúa la doctora—. Es por ello que por mucho tiempo se ha satanizado la masturbación y, por ende, la sexualidad, sobre todo la femenina. Es un tema oscuro, secreto, del que casi no se habla y del que se sabe muy poco, pero que está presente, y muchas veces con algún grado de culpabilidad o auto reproche. Todavía hay mujeres que se masturban semi dormidas, para tratar de vencer el tema de la culpa. Ahora, yo digo, si la intención de la naturaleza fuera exclusivamente la reproducción, el clítoris estaría a la entrada del útero, ¿no?
—No olvidemos que es pecado para la religión, inmoral para la ética hasta no hace mucho y patológico para las ciencias médicas hasta hace algunas décadas —interviene Foster— ¿Sabías que en el siglo XIX se pensaba que la tuberculosis de la médula espinal estaba ocasionada por la masturbación? ¿También la esquizofrenia?
—¿En serio?
—Ajá, y todo esto repercute en la ausencia de la práctica en algunas personas, pero no olvidemos que la masturbación es salud. Algunos de los beneficios son un mejor funcionamiento del sistema inmune, prevención de infecciones en la próstata, e incluso, prevenir el cáncer en esta zona del cuerpo, reducir los malestares premenstruales y funciona como un sedante natural —completa el doctor.
—Sí, el autoconocimiento erótico tiene diversos beneficios: Lo que hablamos sobre el mapeo de reflejos eróticos, básicos en la comunicación de los estímulos efectivos en pareja. También, la parte de salud física y biológica. Pero además, en varios estudios se ha demostrado que las personas que se autoerotizan de tres a cinco veces al mes alcanzan un cuarenta por ciento más en el ratio de niveles en salud mental y emocional. En esos estudios los resultados fueron medidos por respuestas a situaciones de estrés, autoimagen, apertura a situaciones placenteras, capacidad y visión creativa, búsqueda de oportunidades y resolución de tareas. Los sujetos que, por el contrario, nunca se autosatisfacen ni reconocen la masturbación como una práctica sexual necesaria, sí señores, ne-ce-sa-ria, revelan niveles inferiores así como dificultades para expresarse sexualmente y obvio, llegar al orgasmo.
—Pero sin presiones, ¿eh? —afirma el doctor—. Si nunca lo has hecho, no porque te digamos que es bueno, o tus amigos lo hagan, debes sentirte presionado o presionada para hacerlo. Entendemos que es un tema personal y de relación con uno mismo. Prueba cuando te sientas listo o lista para hacerlo. Ahora, si la culpa o incomodidad superan a la curiosidad, está bien buscar ayuda con un terapeuta porque no deberías sentir vergüenza de conocer tu cuerpo.
—Sí, y cuando lo hagan o si ya lo hacen, hay que tener en cuenta algunas cosas.
—Empecemos con los chicos —comienza Foster—. A nivel anatómico, nos perdemos de mucho si sólo se toma el pene con la mano, se jala y se dan tirones hasta que a base de esta fuerza se produzca una eyaculación con cierta sensación placentera. Realmente quienes conocen el orgasmo sólo desde esa perspectiva se están perdiendo del verdadero potencial de un clímax. Tienen mini espasmos placenteros pero juran que, bueno, se dieron el éxtasis de su vida, cuando en realidad muy de a poco están haciendo que la zona pierda sensibilidad. Por ejemplo, si con tu dedo índice frotas una misma área de tu brazo, todos los días a toda hora, va a llegar un momento donde esa zona ya no siente tanto porque se bloquean las terminales nerviosas.
—Sí, lo complejo de este tema, es que ya mapeamos la masturbación de cierto modo en nuestra cabeza, y tenemos que romper con ese modelo. Tampoco se tiene que seguir viendo la masturbación como un simulacro del coito o como un sustituto.
—O, a la inversa, ver el coito como la masturbación dentro de la vagina o el ano.
—Con las chicas, pasa diferente por temas culturales —explica Méndez—. Hay mujeres que sienten placer acariciando el glande del clítoris directamente con un dedo, otras encuentran esta estimulación demasiado intensa, ya que es una zona muy sensible, y prefieren una estimulación más indirecta como acariciar el clítoris con toda la mano extendida, o con la ropa interior puesta, o frotando esta zona con una almohada, o de forma más indirecta aún, por ejemplo, apretando los muslos.
—Lo más increíble es que el erotismo femenino se encuentra más repartido por todo el cuerpo, de hecho, por toda la superficie de la piel. Cuando la mujer está realmente excitada, puede tener orgasmos prácticamente a partir de cualquier punto del cuerpo.
—El hombre también, Foster. Es cuestión de re-significar la masturbación y sobre todo, de práctica. El hombre promedio no concibe un encuentro erótico si no está presente de algún modo la estimulación de su zona genital, y nada más lejos de la realidad. El hombre puede ser bombardeado con imágenes, sonidos, olores, sabores y dejar por último la parte más táctil, sin tocar el área genital hasta el último segundo, y te puedo jurar que va a tener el orgasmo más intenso de su vida.
—Estoy totalmente de acuerdo, Su. Estás justamente demostrando mi punto. Y esto se debe a varios factores, pero el principal es la educación sexual pobre y diferencial a la que somos expuestos desde chicos. A las niñas no se les enseña a conocer y amar sus genitales, y a los niños no se les enseña a valorar el contacto físico no genital, o por lo menos no en la misma medida que a las niñas. En mi consultorio he visto muchos casos de hombres que fueron criados a punta de palmadas en la espalda a modo de felicitaciones o abrazos torpes en momentos emocionales. Entonces, los momentos de contacto en zonas no genitales se perciben como muestras de afecto o cariño, más que como contactos eróticos.
—Sí, esa estupidez de que si eres macho no te toca otro hombre.
—Porque si te tocan, eres homosexual o “poco hombre”, o alguna tontería así. Imagínate lo que significa entonces tocarse así a sí mismo. ¿Qué pasa si te digo que, como especialista, te recomiendo que pases tus manos por tu pecho, tu abdomen o por tus muslos, o que hagas algún tipo de masaje en tu escroto antes de llegar al punto de rozar siquiera tu pene? Las zonas erógenas no son universales, todos somos un mapa de posibilidades eróticas infinitas, por esto es muy probable que la manera en la que a ti te guste ser estimulado no me agrade a mí, o viceversa.
—Es todo un cambio de paradigma. Pero chicos, creanme, vale la pena. El hecho de cambiar la forma en la que disfrutamos de nuestro cuerpo, de todo nuestro cuerpo, nos lleva directamente a orgasmos más intensos y más interesantes. También notarán que no necesitan hacer ese mismo movimiento de mete-saca salvaje dentro de la vagina o el ano de su pareja para llegar a un orgasmo placentero.
—Ampliemos eso que me pareció interesante —interviene la conductora— ¿Cómo recomiendan que sea la masturbación de un chico? Digo, porque también es bueno que, como chicas, sepamos qué hacer, ¿no?
—Como chica o chico que quiere complacer a otro chico, hay varias técnicas interesantes que les podemos contar para que investiguen, pero este programa es sobre cómo hacérselo a uno mismo.
—Es verdad, tiene razón, Doctor.
—Entonces, chicos, necesitan darse tiempo y por supuesto un espacio donde se sientan cómodos y sin el estrés de que los van a atrapar con las manos en la masa —explica la doctora—. Pueden utilizar un lubricante con base de agua o hasta aceite ya que no usarán condón, que pudiera degradarse y romperse. Y lo más importante, están solos. De preferencia que el pene aún no esté erecto con el fin de llevarlo de cero a cien. Pueden usar sólo la yema de los dedos y después la mano completa. La idea es que aprendan a reconocer, de forma consciente, las áreas que más sensibilidad tienen. Retrasen lo más que puedan la presión y la velocidad. No hagan sólo movimientos ascendentes y descendentes, pueden hacer espirales. Tómense su tiempo, es su momento consigo mismos. Y, cuando sientan que están en ese punto inminente, frenen el estímulo y cámbienlo, enfocándose en otras zonas, disminuyan la intensidad y promuevan que el tren eyaculatorio baje el ritmo. Recomiencen y repitan un par de veces hasta permitirse eyacular. De ese modo, su cerebro, también se re-entrenará permitiendo ampliar sus tiempos eyaculatorios, además de intensificar la sensación orgásmica cuando llegue.
—En mi experiencia personal, ya no hago uso del porno, uso mi cerebro. Si me provoca hacerlo pensando en alguien o alguna escena particular, la imagino. Pero también he aprendido con el tiempo a tener mis momentos narcisos y ver lo que estoy haciendo con mi propio cuerpo. Es excitante ver lo que tú mismo eres capaz de producir en ti.
—Perdón, pero te imaginé frente a un espejo —confiesa la conductora y se ríe.
—Ajá, y en la ducha, en la cama, en mi escritorio. Un par de veces lo hice en la ventana con las cortinas abiertas. Eran las tres de la mañana y tenía las luces apagadas, dudo que haya ofendido a algún vecino, pero en el momento me pareció excitante.
—Jesús bendito —suspira la conductora y Méndez se ríe.
—Eres malo, Feli.
—Le estoy dando material para que ponga en práctica más tarde lo que aprenda hoy —la conductora resopla— lo que me lleva a que retomemos con las chicas. Empecemos por la posición. Lo común es que las chicas estén acostadas y estiradas en la cama, pero pueden estar con las rodillas dobladas cerca del pecho, o con la cadera cerca del borde de la cama y con los pies apoyados en el piso.
—Una posición que a mí me gusta mucho es sentada sobre las pantorrillas. O acostada con los pies apoyados en la pared o el cabecero de la cama. Lo que nunca he podido hacer es masturbarme de pie. Siento que las piernas me fallan y voy a caer sentada, entonces me cuesta concentrarme —se ríe.
—Sí, y al igual que con los chicos, comiencen con caricias en otras zonas y acérquese de a poco a la zona genital. Hagan presión mínima y poca velocidad. Y vayan aumentando la intensidad. Ahora, en las chicas no hace falta entrenarse para retrasar el orgasmo, dado que en breve se recuperan para tener un segundo.
—También es un buen momento para fomentar tus fantasías —continúa Mendez—. Recuerda que la excitación comienza en tu mente, así que empieza a leer alguna historia erótica, algún video que despierte un fuerte deseo sexual, claro tratando de que sea verosímil. Aprovecha y haz realidad tus fantasías. No sé, puedes incluso tratar de reproducir alguna de esas escenas que lees. Lo importante es que no lo hagas siempre igual.
—Adicionalmente es importante saber que existen varios tipos de juguetes sexuales, de tamaños y formas variadas. Para chicos también. Pero para lograr una masturbación placentera debes de estar cómodo y seguro con lo que utilices para la estimulación de tus genitales. De hecho, hay estudios que señalan que sólo un muy pequeño porcentaje de mujeres se introduce un dedo o un objeto en el canal vaginal. Tienes que ir probando hasta que consigas qué es lo que más te gusta. Lo increíble es que hay tanto que probar que se te va a ir la vida probando —el se ríe.
—Un juguete que me parece muy divertido es un pequeño aparato en forma de cápsula que vibra en sincronía con la música reproducida por un iPod o un reproductor. Se pone por debajo de la ropa interior o dentro de la vagina y la intensidad de las vibraciones varía con el volumen de la música.
—¡Qué divertido! —la conductora ríe.
—Sí chicas, lo mejor es que la práctica les llevará a la perfección para aprender a controlar los músculos de su pared vaginal, respiración y respuesta orgásmica. Y, claro, mientras más control, confianza y conocimiento de sus genitales serán más capaces de tener orgasmos con o sin su pareja.
—Y, es bueno usar lubricación. Las chicas creemos que con la lubricación natural que produce el cuerpo es suficiente, pero a veces, si nos ayudamos con una buen lubricante con base de agua o algún aceite de masajes, las sensaciones se multiplican.
—Después, seas chico o chica, deja que tu cuerpo descanse y se recupere de toda esa explosión de sensaciones. Y obvio, recuerda que antes de iniciar la sesión, debes lavar tus manos para reducir el riesgo de desarrollar alguna infección —explica Foster.
—Como anécdota, les cuento que el mejor San Valentín que recuerdo fue un año que estaba soltera y me regale una sesión de autoerotismo de como tres horas. Puse música, pedí sushi, me di un baño de sales y me di la masturbación de mi vida. Tuve como seis orgasmos. Di-vi-no —se ríen.
—¡Ah! ¡Qué genial!
—Pero bueno, así como hablamos de la parte positiva, hablemos de lo negativo. Empecemos por el caso donde la masturbación se convierte en un conflicto —comienza Foster.
—Sí, a mi consulta llegan casos de personas que logran tal calidad de placer con su masturbación, que sobrepasa al placer que pueden obtener con una pareja. En ese caso, el consejo es compartir. Empezar por hacerlo uno delante del otro, después, hacérselo uno al otro y tomar esa experiencia como algo didáctico pero a la vez placentero y erótico. Mírenlo como un juego donde si le enseñas a tu pareja qué es lo que te gusta, de seguro usará esa información para la mejora de la relación.
—Exacto —continúa el doctor—. También está el problema del abuso en la práctica. La necesidad de múltiples sesiones masturbatorias sin control son síntoma de ansiedad y desbalance emocional. Todo en exceso es malo. En este caso, mientras no genere conflicto personal, o se convierta en una actividad de búsqueda imperiosa, o afecte otras áreas de la vida, o implique daños físicos, se considera una conducta normal. O sea, mientras no llegue a aislarte o afectarte en tu rutina diaria estudiantil, laboral, social y de pareja, no te agobies.
—¿Cuánto es mucho? —pregunta la conductora.
—Bueno, las opiniones están divididas. Para algunos especialistas mucho es más de tres masturbaciones al día, para otros dos o más al día. Pero no se trata de pensar en qué cantidad de veces es mucho sino de las causas de porqué se hace. Es decir, si encontraste en ello un satisfactor a tu ociosidad, soledad, aburrimiento, falta de autoestima y otros vacíos, por lo regular se relaciona con ansiedad, angustia, depresión y otros desórdenes emocionales. Y como parámetro puedo atreverme a decir que cuando necesitas medir qué tantas masturbaciones puedes ejecutar sin que te afecte, es porque ya de por sí, el tema te causa ansiedad.
—Bueno, ¿les parece si vamos a las preguntas?
—Adelante.
—¿Es común masturbarse antes de una cita?
—Muy común. Primero porque baja un poco el nivel de ansiedad, y segundo porque la primera erección suele ser muy potente y produce un efecto de “desesperación” por eyacular. De hecho, hacer esto suele mejorar el desempeño si después se llega al coito, incluso para las chicas. Pero no es una regla escrita en piedra.
—¿Es verdad que masturbarse con prisas genera eyaculación precoz?
—No hay estudios que lo prueben. Lo que sí se ha demostrado es que masturbarse con una técnica adecuada, reduce la tendencia a la eyaculación precoz y a la disfunción eréctil.
—¿Mientras más masturbación más placenteros los orgasmos?
—Mmm, depende. Si te estas masturbando bien, lo más posible es que sí. Pero si lo haces mal o en exceso, el resultado puede ser contrario.
—¿Son todos los lubricantes iguales?
—No. Los recomendables son los que tienen base de agua. Los que tienen base oleosa como los aceites o de petroleum, como la vaselina, no son recomendables porque pueden causar infecciones o pueden debilitar el material de los condones hasta el punto de ruptura. Pero también tengan en cuenta que la mayoría de los lubricantes no saben bien, por si están pensando practicar sexo oral. Lean bien las indicaciones antes de comprarlo y tengan claro qué uso le van a dar.
—¿Es mejor masturbarse vestido o desnudo?
—En realidad, creo que depende de la situación. Si estás solo en casa o en el baño y puedes permitirte quitarte toda la ropa, genial. Pero si lo vas a hacer con tus padres en la habitación de al lado y con altas posibilidades se genere una escena incómoda, mejor déjate la ropa. Eso sí, chicos y chicas, no nos masturbemos en la escuela, el trabajo o zonas públicas. Yo entiendo que da morbo, pero tengamos respeto por las otras personas y dejemos nuestra intimidad en lo íntimo.
—¿Ayuda a dormir?
—Ayuda, sí. El subidón que produce el erotismo, incluso si no terminamos en un orgasmo, produce la segregación de oxitocina, la cual es una hormona que funciona como neuromodulador del sistema nervioso central, inhibiendo la producción de cortisol, la hormona del estrés. Eso quiere decir, que después de un encuentro sexual, sea en pareja o de autoerotismo, estamos más relajados y podemos dormir mejor.
—Bueno, esas eran todas las preguntas, pero si tienes alguna duda que te haya quedado de lo que hablamos, o se te ocurrió algo de lo que no hablamos, ¡no te frenes y pregunta! Gracias doctores por acompañarnos, y a ustedes, nos escuchamos en el próximo programa. ¡Un beso!
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