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45.

Es increíble como a veces el tiempo nos lleva por delante, y sin darnos cuenta, aquello que creíamos tan lejano, se cumple.

Deja de ser un futuro incierto, para convertirse en un claro presente.

Deja de ser una fantasía, para convertirse en realidad.

Y ahí es cuando nos aterramos y entramos en alerta.

Al final, el tiempo siempre te alcanza, y como bien dice el dicho... Las mentiras tienen patas cortas.

(...)

—Muy bien chicos, para cerrar con el programa les dejamos el Mash Up del 2016 realizado por Robin Skouteris, tengan bonito día y recuerden, el que no se atreve no gana—Harry finalizó la emisión y salió de la cabina apresurado.

—Styles, ¿a dónde vas? —preguntó su amigo deteniendo su paso en el marco de la puerta. —Prometiste ayudarme con algunos separadores.

—Ohh, rayos—hizo una mueca. Lo había olvidado. —Necesito hacer algo importante.

—¿Pipi? Aquí hay un baño, úsalo—el rizado rodó los ojos.

—No, Joshua, hay otra cosa que debo hacer.

—Está bien, pero antes de que te vayas necesito que conversemos.

La seriedad con la que le habló, le hizo ver que era algo verdaderamente importante, y eso lo ponía nervioso. Entre que no sabía nada de Emma desde hacía una semana ya que ella había estado muy esquiva, él junto a Hayley lidiando solos en la radio y Joshua quedándose en aquella ciudad más tiempo de lo que había prometido, se sentía fuera de sus cabales.

Harry finalmente asintió.

—¡Winnie Pooh, ven aquí!

—¿Winnie qué? —Josh se encogió de hombros.

—Es rubia, y en estos días descubrí que le gustan mucho esas galletitas con miel—Hayley hizo acto de presencia y golpeó la cabeza del pelinegro para luego detenerse junto a Harry. —¡Oye!

—Winnie Pooh tu trasero.

—¿Estás insinuando que es gordo?

—Lo estoy afirmando.

—No se cómo sentirme al respecto—murmuró colocando una mano debajo de su barbilla. El ojiverde rodó los ojos.

—Joshua, en serio, ¿podrías decirnos qué sucede? Me tienes con los nervios de punta—gruñó.

—Oh, sí—respondió saliendo de sus innecesarios pensamientos para luego dirigirse a la pequeña sala de juntas con sus dos compañeros siguiéndolo. Tomó una carpeta que se encontraba sobre la mesa y se sentó en la cabecera. —Vamos chicos siéntense, esto no les va a gustar—hizo una mueca.

Ambos amigos se alertaron y procedieron a tomar asiento rápidamente.

—¿Qué sucede, Josh? —éste suspiró y luego de revisar la carpeta le entregó a ambos unos papeles.

—Perdimos a cuatro de nuestros patrocinadores fijos.

—¿Qué? —la pregunta de Harry salió en un murmuro ahogado.

—Pe-pero hemos subido en el ranking estos últimos tres meses—comentó Hayley. —Somos más conocidos que antes, ¿por qué no querrían renovar el contrato justo ahora?

—No sé cómo o por qué pero la maldita compañía de Roller Coaster logró engatusarlos y hacerlos firmar con ellos.

El modesto salón se quedó en un silencio sepulcral por varios segundos hasta que el rizado decidió hablar.

—Esto no es todo, que más tienes que decirnos.

—¿Hay más?

Joshua suspiró recostando los codos sobre la mesa para luego masajear sus sienes.

—Hace unos meses atrás le pedí a Harry que ayudará a los chicos que tienen programas en la tarde a conseguir patrocinadores, ¿recuerdas? —señaló al ojiverde el cual asintió. —No han conseguido a muchos sin embargo, y eso me está dejando sin opciones—suspiró con pesar. —Si no conseguimos patrocinadores pronto estaremos en la quiebra—a pesar del nudo que se formaba en su garganta, prosiguió. —Chicos, este podría ser el final de Radio Curly.

—¡¿Pero qué dices, Josh?! —exclamó la rubia aturdida. —¿El final? ¿Cómo va a ser el final? ¿No se supone que tienes suficiente dinero para mantener la emisora a flote? ¿Cómo hacías en un principio cuando no tenías a nadie que se interesará en la radio?

—Hayley, cálmate—pidió el aludido con voz suave. —Al principio tenía suficiente dinero para invertir aquí, pero los patrocinadores ahora son fundamentales, no sólo cancelo los servicios fundamentales como la luz y el agua, también le pago a Harry por las veces que me ayuda con trabajos extras en la edición, a las personas que vienen a grabar de vez en cuando por ser las voces oficiales de la emisora, a los técnicos, a los de limpieza, incluso a la chica que nos ayuda con la publicidad de la emisora.

—Pero...

—Pronto tú dejarás de ser una simple pasante y deberás trabajar como se debe porque serás una profesional, y si quieres continuar aquí, ¿cómo crees que voy a pagarte? Sé bien que puedes conseguir patrocinadores si lo que deseas es tener tu propio espacio, pero si te quedas en la parte de edición y montaje, ¿cómo voy a hacerlo?

—No es necesario que me pagues—susurró.

—Sabes que sí—aseguró con una pequeña sonrisa. —No sólo es necesario, también es lo correcto.

Ella negó lentamente.

—Harry, di algo.

El rizado simplemente se encontraba en silencio. No sabía que decir, ni siquiera sabía que pensar u opinar al respecto.

—No quiero que tengas que cerrar Radio Curly, este se ha convertido en mi hogar—dijo la chica al ver que Harry no decía ni una sola palabra. Su voz sonó completamente triste. Sin embargo, esos sentimientos se esfumaron para abrirle paso a la furia al pensar en los culpables. —Y mucho menos por culpa de unos ineptos como lo son los que trabajan en esa estúpida emisora—negó efusiva. —Debe haber alguna forma, encontraremos una salida.

Josh tomó su mano que se encontraba sobre la mesa y le dio un leve apretón. Una diminuta sonrisa, algo afligida, adornaba su rostro.

—Ya verás que saldremos de esta.

(...)

Harry caminaba sin ánimos por la calle. Personas apuradas por llegar a sus destinos golpeaban y empujaban sus hombros, pero a él realmente no le importaba.

¿El final de Radio Curly?

Eso era lo único que resonaba y hacía eco una y otra vez en su mente.

¿Quién sería Harry Styles sin Radio Curly? Él amaba ese lugar, no podían simplemente desecharlo y dejarlo en el olvido. Sería como estar quitándole una parte de su personalidad. Ese sitio formaba parte de él, de Joshua e incluso de Hayley.

¿De qué trabajaría? Porque con el trabajo como mesonero por las tardes no le sería suficiente. ¿Cómo ayudaría a su madre con los gastos que se tenían en casa? Ya que conseguir que otra emisora lo recibiera no era tan sencillo.

El chico soltó un suspiro pesado intentando retener sus lágrimas. Odiaba ser tan emocional como lo era, pero en ese momento era algo que no podía evitar. Querían quitarle una parte de su vida y eso lo estaba ahogando.

—¿Harry? —alzó la vista y se enfocó en su linda pelirroja. —¿Estás bien? —el tono de voz tan suave y preocupado que utilizó hizo que respondiera con una negación. —Hey, ¿qué sucede? —preguntó Em con cariño acercándose aún más para poder acariciar su espalda.

—Ven al parque conmigo, por favor—pidió mirando sus ojos verdes intentando transmitirle lo mucho que la necesitaba en ese momento. —Necesito hablar con alguien—ella asintió rápidamente y ambos emprendieron el camino al parque que se encontraba a una cuadra de donde estaban.

Al llegar ahí, se sentaron en una de las bancas que se encontraban algo apartadas y Harry recostó su cabeza sobre el hombro de la chica. Pasaron varios minutos sin que ninguno se inmutara, donde Emma le acariciaba cabello, y él suspiraba agradeciendo internamente las caricias que le regalaba.

—Harry... dime algo por favor, no me gusta verte así, estás muy callado y triste.

—Hoy ha sido un mal día, Em—comentó al rato.

El ojiverde acarició el cuello de la chica con su nariz, causándole cosquillas a esta.

—Basta Harry, no me dejas ser seria—el leve tono burlón que usó lo hizo sonreír un poco. —¿Qué sucedió?

—Mhm... Oye, ahora que lo pienso—Harry se acomodó en su puesto para mirarla. —¿Por qué me ignoraste todo esta semana? —ella parpadeó rápidamente por el cambio brusco de conversación.

—No lo hice.

—Sí lo hiciste, no fuiste ni un solo día a la emisora y tampoco quisiste salir conmigo.

—Lo siento, estaba ocupada con mi madre, tuve que lidiar con algunos problemas que tenía en casa, además de la universidad...—Harry levantó sus cejas con comprensión.

—¿Ya se solucionaron? ¿Estás bien? Dios, disculpa mi falta de delicadeza—Em sonrió débilmente. Él era la clase de persona que el mundo debía tener.

—No te preocupes por mí, todo está marchando bien ahora—le acarició su brazo para que se tranquilizara. —Más bien quiero que me cuentes que sucedió, ¿algún problema con los chicos?

—Problema, problema, problema... Quiero olvidarme de esa horrible palabra un rato.

—Pero si no me has dicho nada.

—Te diré algo ahora—dijo decidido volviendo a darle un giro a la conversación. Emma ladeó la cabeza observándolo con atención.

—Está bien...—dudó un poco. —¿Me dirás por qué estás así? —él negó.

—Verás, tenía planeado esto de una manera diferente, pero Joshua nos llamó a una junta y las cosas se tornaron horribles, luego te encuentro casualmente por la calle y con tan solo sonreír me haces sentir mejor—ella sonrió con cariño al escucharlo hablar así. —Así que continuaré con cumplir mi objetivo—hizo una mueca. —Aunque será menos bonito.

Harry se levantó de la banca escaneando el suelo hasta que encontró lo que necesitaba.

—¿Qué harás? —preguntó Emma riendo observando cómo le daba la vuelta a la banca quedando a sus espaldas.

—Quiero que mires al frente y no vayas a voltear, sería trampa.

—¿Por qué tengo que...? —la mirada de reproche que le ofreció el chico la hizo morder su labio para no reír. —Bueno, bueno—se volteó para darle la espalda y se mantuvo mirando al frente siguiendo sus indicaciones.

La pelirroja solo podía escuchar la pequeña rama, que previamente Harry había agarrado del suelo, siendo arrastrada sobre la tierra.

Varios minutos transcurrieron hasta que por fin habló.

—Bien, ahora levántate... Pero no vayas a voltear—ella hizo lo que le pidió para luego sentir como ese lindo chico tapaba su vista con sus manos.

—No entiendo nada—confesó soltando una risita nerviosa.

—Ya verás—susurró cerca de su oído y la guió hasta la parte trasera de la banca donde él había estado "jugando con la tierra". —Recuerda que te quiero, Em—esa declaración hizo que su corazón palpitara aún más rápido. Cuando le destapó los ojos, las ganas de llorar se hicieron presentes.

No sabía qué sentimientos pesaban más, si el de la felicidad y algarabía o el de traición y remordimiento.

—¿Qué dices a eso?

¿Te gustaría ser mi novia, mi querida Curly oyente?

Decía el escrito que Harry había hecho con la rama en la tierra.

Eventualmente, ella sabía que ese momento llegaría, pero nunca se imaginó que supiera tan amargo.

—No puedo—susurró ya sintiendo sus lágrimas caer.

—¿Qué? —perplejo preguntó nuevamente para ver si había escuchado bien.

—No puedo—repitió ella. —Vas a odiarme—esa declaración lo hizo enfurecer.

—¿Otra vez con esa mierda? —replicó rabioso causando el asombro de la chica. Nunca antes le había hablado así. —Estos últimos meses han sido geniales, todo lo que hemos compartido simplemente ha sido perfecto. ¿No te das cuenta? Hasta un ciego puede ver lo que sentimos, ¿por qué te niegas a esto? ¿Por qué insistes en que te odiaré? ¿Qué escondes?

"¿Cómo decirle la verdad? ¿Cómo?"

—Lo siento, Harry, no es que no desee estar contigo, es solo que yo...—enmudeció. No podía decirle. Simplemente no podía... no quería.

Por favor, háblame.

Sin embargo, no le contó. No se sentía lista, y sinceramente, comenzaba a creer que nunca lo estaría.

—Perdóname, pero no puedo—fue lo último que dijo ella antes de darse la vuelta y marcharse.

Tenía que solucionar las cosas cuanto antes.

Empezando por Eliot. 

****

PREGUNTASSSS: 

¿Dónde serían tus vacaciones ideales? Fácil, en un yate junto a Harry... ¿Qué? Ahí dice ideales no reales.

Aquí van unas muy interesantes: 

¿Por qué cuando se están agotando las baterías del control presionamos con más fuerza los botones?

Si la pizza es redonda... ¿por qué la caja es cuadrada?

¿Por qué cuando cerramos los ojos vemos puntitos?

Hiciste lo anterior, ¿a que sí?






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