Harry se había despertado hacía dos horas, pero no quería levantarse de la cama. Emma le había colgado ayer. ¡Le había colgado para luego apagar su celular! Él no sabía si sentirse afligido, molesto o reírse porque se la había descobrado cuando él le cortó la llamada por Skype.
Colocó un brazo sobre sus ojos mientras resoplaba con fastidio.
—Que voy a hacer contigo.
—No sé qué harás conmigo, pero vas a alimentar a Elmo porque no para de repetir el nombre de Harry Potter—comentó su hermana mientras se acostaba sobre él. El ojiverde rió.
—Eres muy pesada, bájate.
—No quiero, tengo flojera—él acarició su cabello mientras reía suavemente.
—¿Y mamá?
—Fue al hospital.
—Se supone que hoy era su día libre—murmuró Harry haciendo una mueca.
—Dijo que quería trabajar hoy para ganar dinero extra.
—Ya veo...
—Oye Harry.
—Dime—la pequeña levantó su cabeza y comenzó a jugar con el cabello de su hermano.
—¿Y la chica bonita? No pude conocerla, pero su hermana me cayó bien.
—Apenas si hablaron—replicó mientras reía.
—Aun así.
—Bueno... Al parecer la chica bonita no quiere salir de su castillo para hablar conmigo—la pequeña lo golpeó en la cabeza con considerable fuerza a pesar de su pequeño puño. —¡¿Por qué hiciste eso, Sophie?!
—Esto no es una película de Disney, bobo—le sacó la lengua. —Por supuesto tienes que ir a buscarla.
—Mejor la llamo.
—Ir a verla es más mejor.
—Más mejor está mal dicho.
—Cállate, Harry.
(...)
—¿Desde cuándo me controlas, Eliot?
—Desde nunca, solo quiero que me digas a dónde vas.
—No es de tu incumbencia.
—Eres mi hermana—Emma no aguantó más tiempo el descaro de su hermano así se volteó y lo señaló con molestia.
—Basta con eso, no era tu hermana cuando te fuiste del estado después de ese estúpido festival dejándonos a mamá, a Elena y a mí para hacerte el millonario y andar con todos tus amiguitos—el chico tensó la mandíbula y ella soltó un suspiro, eso sería suficiente para que la dejara de interrogar.
Luego de haber tomado su celular y las llaves de la casa, decidió dar un pequeño paseo. Pero nada parecía distraerla de recordar la voz de Harry llamándola ayer por la noche. Apostaba lo que sea a que Josh le había dado su número de teléfono, pero ¿qué importancia tenía ya? Ella misma había lanzado la soga al cuello y ahora solo le quedaba afrontar la situación por más dolorosa que pudiera llegar a ser.
Marcó el número del rizado y se sentó en una banca sin poder detener el ritmo de sus piernas por el nerviosismo que recorría su cuerpo en ese momento.
—¿E-Emma?
—¿Quieres venir a verme a la cafetería que se encuentra cerca de la emisora? —preguntó la chica sin dar tantos rodeos observando a la gente que caminaba frente a ella. —Creo que te debo una disculpa.
—Me debes explicaciones.
—Prometo ser lo más sincera que pueda, después de todo, no quiero que me termines odiando.
Harry frunció el ceño ante aquella declaración.
—¿Por qué dices eso?
—Solo ven, te estaré esperando.
Y sin perder más tiempo, el chico salió de la casa como alma que lleva el diablo.
Por fin hablaría con ella.
Por fin la vería como se suponía.
Pero no podía detener el sentimiento de angustia que lo acaparaba.
(...)
Cuando la campana del local sonó, ni Emma ni Harry se sintieron preparados para ese momento. Fue como si sus miradas se hubieran congelado en ese instante en que chocaron.
El chico, y siendo inusual en él, decidió tomar la iniciativa y se acercó a ella. Le parecía una ilusión aun sabiendo que ahora sí estaba ahí. Pudo captar un fresco aroma a frutas en cuanto la tuvo frente a él y una sonrisa de bobo (un bobo increíblemente nervioso) apareció en su rostro.
—Esto es...
—Irreal—completó ella con los sentimientos y recuerdos a flor de piel.
¿Cómo era posible que aún no le reprochara? ¿Acaso no se daba cuenta? ¿De verdad no la recordaba para nada?
—¿Cómo has estado? —preguntó Harry con una emoción que ni él mismo sabía cómo explicar. Sonreí tanto que sentía sus mejillas al límite.
Emma mordió su labio, debido a los nervios, para luego asentir.
—¿Cómo estás tú, Harry?
—Ahora que compruebo que no eres un hombre, te complacerá saber que estoy de maravilla—la chica rió levemente mientras él soltaba una risa intentando liberar sus nervios.
Las pocas personas que se habían fijado en ambos chicos de pie, no sabrían descifrar cuál de los dos era más tierno... o estaba más nervioso.
—Supongo que tienes muchas preguntas—Harry asintió. —Prometo responderte lo que pueda, pero antes de comenzar a decir cualquier cosa quería pregun...—sus palabras quedaron a medio terminar al sentir los brazos del rizado a su alrededor.
—No puedo creer que esté abrazando a mi Curly oyente favorita—susurró en su oído. —Por favor, no les digas a las fanáticas que dije eso.
Como Emma no sabía si reír o llorar. Prefirió abrazar al chico con una fuerza que ni ella misma sabía que tenía.
—Y yo no puedo creer que esté abrazando a ricitos de caca en persona—eso hizo que el ojiverde soltara una carcajada.
—No puedo creer que hayas dicho eso—Em se encogió de hombros sin poder retener su sonrisa.
—En verdad... ¿Es la primera vez que me ves? —Harry frunció el ceño ante su pregunta.
—Bueno... Te había visto como Elena, tema el cual espero y zanjemos.
—Esa es la disculpa monumental—musitó separándose de sus brazos para luego dirigirse a una mesa y tomar asiento. Él la imitó sentándose frente a ella. —Estaba muy nerviosa ese día que chocaste conmigo en la calle.
—Algo raro en ti, por teléfono eres muy atrevida.
—Sí, bueno, yo... —frotó su brazo. —Por teléfono nadie sabe quién eres, y si nadie lo sabe, nadie va a criticarte o lastimarte, no sé... sentía más libertad de esa manera.
—Ya veo—Harry recostó su barbilla sobre la palma de una de sus manos sin apartar la vista de la chica. —Eres más bonita de lo que pensaba ahora que me fijo.
—Y tú tienes el cabello más largo de lo que creía—musitó ella con las mejillas coloradas. El ojiverde sonrió.
—¿Qué pasará ahora? —esa pregunta la tomó desprevenida. —Digo, ya sé quién eres, pero... No sé cómo comportarme contigo.
—Yo... en realidad, creí que ya no querrías volver a verme—Harry bufó.
—Eres insistente con eso, la pregunta es, ¿por qué? —sus nervios se dispararon y sus manos se crisparon. —¿Qué es lo que escondes?
Su corazón se aceleró con miedo al escucharlo preguntar aquello. Claramente él no la recordaba, pero ¿qué pasaría si algún día lo hacía? Vivir con ese temor no la dejaría respirar.
—No creo que estar juntos, así sea como sea—ni ella misma sabía lo que decía. —Es la mejor opción, deberíamos... deberíamos...—Harry tomó sus temblorosas manos entre las suyas que eran firmes y cálidas. —Algo entre nosotros sería un desastre, yo soy un desastre, Harry—pronunciar su nombre frente a él era algo a lo que no estaba acostumbrada, pero la hacía sentir tan bien. —He hecho cosas de las que no estoy orgullosa, cosas que no te permitirían pensar bien de mí, yo solo sé que...—"te hice daño", pensó azorada. —Serías un completo... tonto si me dejaras entrar, sé que te voy a defraudar.
Harry solo se mantuvo observándola. Estaba convencido de que lo que sea que ocultara no era tan malo... algo dentro de él le decía, que ella no era tan monstruosa como se hacía ver.
—¿Escuchas la canción que está sonando? —soltó sus manos con parsimonia y sacó un lapicero de su abrigo, tomó una de las servilletas que se encontraban sobre la mesa y comenzó a redactar algo sin que la chica lo pudiera ver. Cuando terminó de escribir, le tendió el trozo de papel a Emma.
Only fools fall for you, only fools. Only fools do what I do, only fools fall.
(Solo los tontos se enamoran de ti, solo los tontos. Solo los tontos hacen lo que yo hago, solo los tontos se enamoran)
—Me gusta esa canción—apuntó él mientras no dejaba de admirar cada una de las reacciones de Em ni por un segundo. —Por ti podría ser ese tonto—buscó su mirada y en cuanto ambos orbes verdes se conectaron, él lo dejó ir. —Porque quiero dejarte entrar.
Los ojos de Emma se cristalizaron al escuchar sus palabras mientras comenzaba a negar con su cabeza.
Harry era la clase de chico de los que ya no había. Y comprender eso, hizo que su corazón doliera aún más. ¿Cómo pudo dejarse manipular? ¿Cómo?
—No lo entiendes, Harry—se limitó a decir.
—¿Y por qué no me lo explicas? —murmuró él con voz suave volviendo a tomar sus manos.
—Porque vas a terminar odiándome.
*******
J U E G O: ¿Con quién te casas, a quién coges y a cual matas? Opciones; Harry Styles, Ian Somerhalder, Chris Hemsworth.
Me caso con Harry.
Tengo chucu chucu con Ian
Y lamentablemente mato al sexy hermoso de Chris :(
Gracias por su infinito apoyo para/con esta novela♥
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