—¿Qué pasó? —preguntó Bucky mientras Sam colgaba el teléfono con su hermana.

—Karli llamó a Sarah —respondió Sam—. Amenazó a mis sobrinos.

—Tendrá que pasar por mí antes de llegar a esos chicos —dijo Freya.

En el tiempo que había pasado con Sam después del Blip, Freya había llegado a conocer a su familia. Ella y Sarah se llevaban muy bien, y a los dos sobrinos de Sam les encantaba el hecho de tener una Vengadora a la que no le importaba jugar a los superhéroes con ellos. Resultó que Freya era realmente buena con los niños, e incluso Sam encontró notable que una ex asesina convertida en espía convertida en Vengadora pudiera tener tanta paciencia con los niños cuando su adrenalina siempre parecía estar ridículamente alta.

—Karli quiere verme —dijo Sam—. Le dejó un teléfono —su teléfono vibró y revisó el mensaje—. Dijo que vaya solo.

—Bueno, eso no va a pasar —dijo Freya.

—Iremos contigo —dijo Bucky.

Freya miró a Sam—. ¿Hora de vestirse?

—Hora de vestirse —dijo Sam.

Cambiaron su ropa de civil por su equipo de combate, y con el familiar cinturón utilitario alrededor de su cintura, Freya se sintió mucho más normal. También tenía sus armas, atadas a sus muslos mientras seguía a Sam al lugar donde Karli le dijo que la encontrara.

—¡Karli! —gritó Sam, al verla en el segundo piso, esperándolos. Subieron las escaleras y Sam dijo—: ¿Llamaste a mi hermana? ¿Quieres jugar así?

—Sam, nunca la lastimaría —dijo Karli—. Solo quería entenderte mejor. Veo que no viniste solo.

—Debes acabar con esto —dijo Sam.

—No quiero herirte —respondió Karli—. Sirves a los regímenes que quiero destruir. No te escondes tras un escudo. No tendría sentido que te matara. Iba a pedirte que te unas, o ayuda al mundo y déjame ir.

—Hola, Sam —dijo Sharon a través de las comunicaciones—. El nuevo Cap se mueve, parece que los encontró... o ellos lo encontraron a él.

—Es Walker —dijo Freya.

Bucky saltó sobre la barandilla y bajó a la planta baja, pero mientras lo hacía, Karli se estrelló contra él y lo tiró contra la pared. Freya saltó y se colocó al lado de Bucky, ayudándolo a ponerse de pie mientras Sam pateaba a Karli hacia atrás.

—Les mandaré su ubicación —dijo Sam—, ¡vayan!

—Freya, sígueme —dijo Bucky.

Freya agarró el brazo de Bucky antes de que pudiera correr, y ella dijo—: ¿Confías en mí?

—¿Qué? Sí —respondió Bucky.

—Entonces aférrate —respondió Freya, tomando la mano de Bucky mientras los dos volaban por los aires.

Bucky dejó escapar un grito estrangulado mientras se elevaban hacia el cielo—. Por favor, no me dejes caer.

—No lo haré —respondió Freya—. E incluso si lo hago, te atraparé.

—Eso no es exactamente tranquilizador.

Llegaron a la ubicación de Walker y Freya aterrizó afuera con Bucky. Sacó un arma cuando entraron en las instalaciones, flexionando el hombro mientras avanzaban. Le dolía dolorosamente cuando ella y Bucky entraron al edificio, y él lo notó.

—Quédate atrás —dijo Bucky—. Cúbreme.

—Sí, claro.

—Lo digo en serio —dijo Bucky, mientras subían corriendo un tramo de escaleras.

Freya no vio al supersoldado hasta que fue demasiado tarde y su cuerpo se estrelló contra el de ella y salió volando hacia la pared. Lo golpeó con tanta fuerza que las piernas de él cedieron debajo de ella y cayó de espaldas por las escaleras mientras Bucky gritaba su nombre y el supersoldado envolvía sus brazos alrededor de su garganta.

Empujándose contra la pared, Bucky logró golpear al supersoldado contra el pilar detrás de ellos y se liberó, golpeándolo una vez antes de patearlo por las escaleras. Saltó por encima de la barandilla y caminó hacia el supersoldado. Mientras intentaba levantarse, Bucky le dio una patada en el pecho y el hombre se estrelló contra una pared de ladrillos.

—Quédate ahí —dijo Bucky.

Freya soltó una carcajada mientras se ponía de pie—. Está inconsciente. No creo que vaya a ninguna parte.

—¿Estás bien? —preguntó Bucky.

Freya asintió—. Estoy bien.

—¿Tu hombro? —preguntó Bucky.

Freya sonrió ante lo preocupado que estaba—. Estoy bien, Buck.

—Tienes la costumbre de lastimarte —dijo Bucky—. No puedes culparme por ser cauteloso.

—Sí, bueno, siempre me vuelvo a levantar —respondió Freya—. Podría hacer esto todo el día, ¿sabes?

Bucky sonrió, recordando a Steve cuando solía ser golpeado en los callejones y siempre hacía todo lo posible para defenderse. Podía ver por qué él y Freya se llevaban tan bien y trabajaban tan bien como equipo; eran similares en mentalidad.

—Vamos —dijo Bucky—. Tenemos que encontrar a Sam.

—Sam tiene un problema —les dijo Sam—. Gran problema, muchachos. Walker puso sus manos en el suero. Ahora es un supersoldado.

—Mierda —siseó Freya—. Estamos en camino, Sam.

Cuando Freya y Bucky entraron corriendo a la habitación donde Sam y Walker luchaban contra dos supersoldados, la mano de Bucky arremetió y atrapó un cuchillo en el aire, cuya punta estaba a centímetros de la nariz de Freya.

—Mierda, gracias —dijo Freya.

—De nada —respondió Bucky, antes de empujar a Freya a un lado—. Fuera del camino.

Un supersoldado se abalanzó sobre Bucky con un cuchillo, pero Freya fue más rápida. Cuando el supersoldado trató de apuñalar a Bucky, Freya usó sus poderes para levantarlo, perdiendo su impulso antes de que lo estrellara contra el suelo. Bucky volteó el cuchillo que sostenía antes de arrojárselo al supersoldado, perforando el suelo justo al lado de su cabeza.

Con Sam de espaldas, un supersoldado aprovechó el momento de debilidad para intentar atacar, pero Bucky fue más rápido. Le dio un puñetazo al supersoldado para alejarlo de Sam, quien se giró cuando Bucky dijo—: De nada.

Freya observó cómo un supersoldado agarraba a Walker por la espalda y Karli se deslizaba sobre la mesa con un cuchillo en la mano. Sin embargo, antes de que apuñalara a Walker, Hoskins corrió hacia la escena y derribó a Karli hacia el suelo. Se puso en pie y, antes de que Hoskins pudiera tomar represalias, Karli le dio un puñetazo tan fuerte que lo tiró hacia atrás, se estrelló contra un pilar de piedra y cayó al suelo inmóvil.

Los ojos de Freya se abrieron con horror. Ella se recuperó más rápido, lanzando a los supersoldados hacia atrás con sus poderes antes de correr para arrodillarse junto a Hoskins, tomándole el pulso con cuidado. Su corazón se encogió cuando no pudo encontrar uno.

Walker jadeaba cuando se acercó a su amigo—. Oye, oye, oye —dijo—. Lemar, Lemar, vamos.

—Walker, está...

—¡Aléjate de él! —gritó Walker, su mano azotó y golpeó el pecho de Freya.

La fuerza del golpe la envió volando hacia atrás, y apenas logró sujetarse con sus poderes cuando golpeó la pared detrás de ella, suavizando el golpe ligeramente. Luchó por respirar mientras Walker la había dejado sin aliento. Escuchó a Bucky y Sam soltar una serie de protestas antes de que Bucky apareciera al lado de Freya.

—Estás bien —susurró Bucky—. Estás bien.

Freya asintió mientras él la ayudaba a ponerse de pie, resollando levemente—. Estoy bien.

Persiguieron a Karli, quien corrió hacia la salida mientras todos estaban distraídos, y Freya tomó nota mental de golpear a Walker nuevamente cuando tuviera la oportunidad. Supersoldado o no, nadie le decía qué hacer, especialmente cuando había estado tratando de ayudar.

Mientras salían corriendo del edificio, Freya vio una multitud reunida en la esquina y tiró de Bucky en esa dirección. Karli se había ido hace mucho tiempo, pero parecía que Walker había encontrado otro supersoldado. Freya se abrió paso entre la multitud y vio a Walker de pie junto al cuerpo del supersoldado que había perseguido.

Se le cortó la respiración cuando vio la sangre en el escudo, salpicada sobre el vibranio, y la sangre que goteaba de los escalones donde yacía el cuerpo del supersoldado. Retrocedió y se estrelló contra Bucky, cuyo brazo salió para estabilizarla mientras miraban la escena con horror.

Freya sabía que John Walker no era Steve Rogers, pero no se dio cuenta de que el hombre que ahora portaba el escudo era capaz de asesinar.