29 | no un soldado perfecto
—No tengo nada —dijo Bucky mientras regresaban al apartamento de Zemo—. Nadie habla de Donya.
—Eso es porque Karli es la única que lucha por ellos —dijo Sam—. Y no se equivoca.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Bucky.
—Durante cinco años, los recibieron en países que los dejaban afuera con alambre de púas —respondió Sam—. Tenían casas y trabajos. La gente estaba feliz de que los ayuden a reconstruir. No era solo una comunidad que se unía, era el mundo entero. Y luego, ¡bum! Así como así, todo volvió a ser como antes. Karli al menos hace algo por ellos.
—¿En serio crees que su fin justifican sus medios? —preguntó Bucky, mirando a Zemo—. No es diferente a él o a cualquiera que combatimos.
—Ella es diferente —dijo Sam—. No la motivan las mismas cosas.
—Ella voló un edificio, Sam —le recordó Freya—. Fue responsable de matar a tres personas.
—Esa niña —le dijo Bucky a Zemo—, ¿qué te dijo?
—El funeral es esta tarde —respondió Zemo.
—Sabes que las Dora vendrán por ti —dijo Freya—. De hecho, quizá ya estan al acecho afuera. Sigue hablando.
—Así me entregan cuando encuentren a Karli —dijo Zemo—. Prefiero conservar mi ventaja.
Bucky se puso de pie y, antes de que Freya pudiera reaccionar, le quitó el vaso de las manos a Zemo y lo arrojó al otro lado de la habitación. Se hizo añicos contra la pared cuando Bucky se acercó a Zemo—. ¿Quieres ver lo que alguien puede hacer con ventaja?
Freya se puso de pie en un instante, empujando entre Bucky y Zemo—. Tómalo con calma. No le des pie.
—Tiene razón, Bucky —dijo Sam—. Te extorsionará y hará su juego mental contigo. Voy a hacer una llamada.
Freya empujó a Zemo hacia atrás—. Quédate ahí.
—¿Quieres un té de flores de cerezo? —preguntó Zemo.
—No, tómalo tú —respondió Bucky, alejándose.
Freya se volvió hacia Zemo y lo señaló con el dedo—. Será mejor que sepas lo que estás haciendo, o habrá dos balas en tus rótulas y las Dora Milaje pueden tenerte.
Zemo se rió entre dientes—. Esa es la Freya Daniels sobre la que recuerdo haber leído. La pequeña prodigio de HYDRA. La próxima Soldado del Invierno.
Bucky, desde el otro lado de la habitación, había escuchado la conversación de Zemo y Freya y vio a Freya cerrar los puños. Miró a Zemo—. ¿Quieres seguir hablando? Veamos cómo termina para ti.
—Oye, Freya —intervino Bucky, alejándola de Zemo—. ¿Qué estás haciendo?
—Bueno, estaba tratando de decidir si golpearlo en la cara o patearlo en las bolas —respondió Freya—. Ambas parecían opciones viables.
—No puedes dejar que se meta con tu cabeza —dijo Bucky—. Sabe cómo meterse con la gente.
—Soy muy consciente —respondió Freya—. Pero nadie puede hablarme así.
—Lo sé, pero tienes que ignorarlo —dijo Bucky—. HYDRA se ha ido, Frey. Estamos libres de ellos.
Ella respiró hondo y asintió—. Tienes razón. Lo siento, acabo de perder los estribos por un segundo.
En retrospectiva, deseó haber golpeado a Zemo cuando tuvo la oportunidad, porque su día estaba a punto de empeorar mucho.
—
—Karli Morgenthau es demasiado peligrosa como para que hagan esto.
Freya gimió—. Genial.
—¿Cómo nos encontraste? —preguntó Bucky, mientras John Walker y Lemar Hoskins caminaban hacia ellos.
—Vamos, ¿crees que tres Vengadores pueden andar por aquí sin ser notados? —preguntó Hoskins.
—Basta de ocultarnos cosas —dijo Walker—. Podrían empezar diciéndonos por qué lo sacaron de prisión.
—Salió solo, técnicamente —replicó Bucky.
—Mejor que sea una explicación increí...
—Cálmate antes de que se ponga feo —espetó Sam, empujando a Walker hacia atrás.
—Sé dónde está Karli —dijo Zemo.
Cuando hizo ademán de pasar junto a Walker, lo detuvieron—. ¿Dónde?
—Solo sabemos es que es un funeral —respondió Sam—. La interceptaremos ahí.
—Eso significa civiles —dijo Hoskins—. Alto riesgo de víctimas.
—Bien —respondió Walker—. Actuaremos rápido, la tomaremos por sorpresa.
—No, esa es una idea tonta —dijo Freya.
—Quiero hablarle a solas —dijo Sam.
—No la perderé otra vez —respondió Walker.
—Mira, la persona más cercana a ella murió —dijo Sam—. Está vulnerable. Es el momento para razonar con ella.
—¿Qué? ¡No, esperen! ¡No! Paren. Esperen —intervino Walker, empujando a Freya para bloquear su camino—. Ya pasó el momento de razonar con ella, salvo que olviden que voló un edificio con gente adentro.
—Sam, si entras desarmado, podría matarte —dijo Hoskins.
—Y si entro a los tiros y sale mal, morirá más gente —dijo Sam.
—¿Se lo permitirán? —preguntó Walker, mirando a Freya y Bucky—. ¿Van a dejar que su compañero entre en una habitación con un supersoldado?
—Se enfrentó a cosas peores —dijo Freya.
—Y no es mi compañero —agregó Bucky.
—Solía ayudar a los soldados a lidiar con sus traumas —dijo Sam—. Es mi especialidad.
—Sí, lo sé —respondió Walker—. Conozco a esos soldados, por eso sé que es una mala idea.
—John, espera —dijo Hoskins—. Si puede convencerla, valdría la pena intentarlo.
—Incluso tu compañero está de acuerdo con nosotros —dijo Freya.
Walker se burló, señalando a Zemo—. Nos ocuparemos de ti más tarde.
—Seguro habrá una conclusión satisfactoria —respondió Zemo—. Mi asociada está ahí adelante —hizo un gesto a la niña que estaba en la misma calle que ellos, y Freya hizo que Bucky pasara junto a Walker y se dirigiera hacia ella. Zemo la saludó—. Hola, amiga. Esto es para tu familia —le entregó una suma considerable de dinero—. ¿Puedes mostrarnos el camino?
Les hizo señas para que la siguieran y Freya escuchó a Walker preguntar—: ¿Qué diablos?
La niña los llevó a un edificio y cuando entraron, desapareció por una puerta. Zemo dijo—: Karli está ahí.
Sam se dirigió a la puerta y Walker agarró a Zemo—. Oye. Tienes diez minutos.
—¿En serio? —preguntó Zemo, mientras Walker lo esposaba a una tubería.
—Y lo haremos a mi manera.
—Qué agresivo —comentó Zemo—. Pero lo entiendo.
Cuando Sam se fue, Freya se sentó en los escalones antes de la puerta para actuar como guardia en caso de que Walker intentara pasar. Mientras Bucky se apoyaba en la barandilla junto a ella, Freya se miró las manos. Si se concentraba lo suficiente, podía invocar diminutos agujeros negros en las palmas de sus manos, y el brillo púrpura que envolvía las yemas de sus dedos cuando lo hacía siempre era fascinante de ver. Para alguien con un poder tan grande, Freya realmente no tenía idea de lo que era capaz.
Podía ver a Walker cada vez más agitado mientras esperaban, pero Freya estaba más tranquila que nunca. Tenía toda la fe en la capacidad de Sam para llegar a Karli, y lo único que la preocupaba era la presencia de Walker. El hombre era impredecible, y cuanto más lo veía, más se daba cuenta de que no era como Steve.
Steve una vez le contó lo que el Doctor Erskine le había dicho el día antes de pasar por el proceso que lo convirtió en el Capitán América. Le había hecho prometer a Steve que, pasara lo que pasara, seguiría siendo quien era. No un soldado perfecto, pero sí un buen hombre. Walker era todo lo contrario. Se esforzaba tanto por ser el soldado perfecto que olvidaba lo que significaba ser un buen hombre.
Steve cometió errores en su tiempo, algunos con los que tuvo que vivir para siempre, pero eso nunca cambió su forma de ser. Siempre fue un buen hombre, desinteresado y valiente y actuando porque sabía que era lo correcto. Era como Sam en todos los aspectos, porque Sam también analizaba las situaciones y trazaba el mejor curso para disiparlas. Walker solo quería irrumpir, y disparar para salir de sus problemas.
Y eso no era lo que necesitaban en este momento.
—No, no, no —dijo Walker—. Es una mala idea.
—No pasaron diez minutos, John —dijo Bucky—. Siéntate.
—No hagas eso —espetó Walker—. No me subestimes.
—Sam sabe lo que hace —dijo Freya.
Walker miró el reloj de la pared y se volvió hacia Bucky y Freya—. Entraré.
—No lo creo —respondió Freya, mientras Bucky bloqueaba el camino de Walker.
—Todo esto es muy fácil para ti, ¿no? —preguntó Walker—. Con el suero que te corre por las venas —luego miró a Freya—. Y tú, con más poder del que deberías tener, toda esa mierda que te hizo Strucker... Barnes, Daniels, su compañero necesita refuerzos ahí dentro. ¿Quieren tener su sangre en las manos?
—Sam es perfectamente capaz de cuidarse a sí mismo y no necesitamos que nos hagas sentir culpable por pensar lo contrario —dijo Freya, con las yemas de los dedos chisporroteando con energía púrpura.
—Oh, vamos, sin tus poderes, ¿qué eres? —preguntó Walker—. Eres solo una chica tratando de ser una heroína.
La mandíbula de Bucky se apretó—. Deja de hablar ahora mismo.
—El hecho de que seas una mujer no significa que no te golpearé si te interpones en mi camino —le advirtió Walker.
—Veamos, ¿eh? —sugirió Freya—. Porque te garantizo que no te gustará lo que sucederá.
—No tengo tiempo para esto —dijo Walker, empujando a Freya tan fuerte que el tacón de su zapatilla se enganchó en el escalón detrás de ella y se cayó.
Cuando golpeó el suelo, se contuvo y sintió un dolor punzante recorrer su hombro, soltando una maldición—. Muy bien, eso es todo, le patearé el trasero.
Bucky la ayudó a ponerse de pie—. ¿Estás bien?
—Estoy enojada —dijo Freya, empujando a Bucky para seguir a Walker—. Y voy a golpearlo.
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